Tapa Diciembre

Y sí señores, se termina lo que se daba… Con esta edición, la 104, llegamos al último
número de esta etapa de El Observador. Tal como lo habíamos anunciado, entramos en receso por tiempo indeterminado. De eso hallará especificaciones en las páginas centrales.

En el resto del periódico, encontrará todas las columnas temáticas en las que nuestros redactores aprovechan para despedirse. En el espacio dedicado a noticias, el Resumen Adyacente aparece orgulloso, una de las pocas secciones que atravesó como un eje los casi ocho años que estuvimos en la calle. También está el recolector de frases que hemos dado en llamar Quién lo dijo. No aparece la sección de Locales ni Regionales, ya que la cantidad de avisos por las Fiestas inminentes, se ha tragado muchos espacios. Y ahí nos detenemos para el cierre del editorial, porque este proyecto se sustentó principalmente, en la confianza que los anunciantes particulares han depositado en nosotros. La pauta oficial, cuando la tuvimos, nunca representó más que uno sólo de los más de doscientos privados que nos han acompañado. Eso nos permitió transitar con soltura, el camino de “prensa libre” que nos propusimos al comenzar. Gracias, por estar.

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El cómo del qué / La menta

LA MENTA

PROPIEDADES MEDICINALES

Por Romina Bianchini / Farmacéutica – Dra. en Cs. Químicas 

Las mentas ocupan un lugar destacado en la vida cotidiana debido a la gran variedad de usos tanto culinarios como medicinales o simplemente aromáticos. Este género se compone de unas 25 especies de menta, algunas un poco más populares que otras. En general, se trata de plantas perennes aromáticas que suelen tener los tallos y hojas velludas.
A los diferentes tipos de menta se le pueden adjudicar muchísimas propiedades medicinales, siendo una de las plantas más usadas en la gastronomía. También forma parte del herbolario tradicional de la medicina de nuestros ancestros.
De todas las mentas, las más populares son la menta piperita y la hierba buena (o menta spicata).
La menta piperita es un híbrido obtenido del cruce de la menta acuática y la hierba buena​ que ocasionalmente se produce espontáneamente en las regiones templadas de Europa. Por su riqueza en componentes aromáticos se cultiva artificialmente desde el siglo XVII. La menta piperita es muy apreciada por su aroma refrescante y utilizada en la gastronomía y en la industria de productos bucales y farmacéuticos. Procede de la zona de Asia Central y del Mediterráneo.
La hierba buena es muy buena para hacer infusiones refrescantes (en Marruecos es la bebida nacional), además de dar sabor a muchas recetas de cocina. Comparte propiedades medicinales con la menta piperita.

PROPIEDADES - MENTA PIPERITA
-Se emplea para tratar problemas del aparato digestivo; para aumentar el apetito, mejorar la digestión, para la distensión abdominal y la flatulencia.
-Ayuda a mejorar la sintomatología en el síndrome de colon irritable.
-En forma de tisana estimula la sudoración, por lo cual resulta útil para bajar la fiebre.
-Trata afecciones del aparato respiratorio: uno de sus componentes principales es el mentol, útil para tratar congestión nasal, resfríos, tos y catarro.
-El aceite esencial se aplica tópicamente para aliviar jaquecas y migrañas.
-Es antiséptica y antipruriginosa: la infusión puede aplicarse tópicamente para calmar infecciones, erupciones, picaduras de insectos y el acné.
-Las preparaciones tópicas de menta pueden ayudar a calmar dolores relacionados a las articulaciones y los músculos, como ser contracturas, artritis, distensiones, golpes, calambres, entre otros.
-La tisana de menta puede emplearse como colutorio para combatir el mal aliento. 
-Es tranquilizante, útil para los estados de ansiedad, estrés y nerviosismo.

PRECAUCIONES Y CONTRAINDICACIONES
La menta no es peligrosa para la salud cuando se consume en las dosis correctas; sin embargo el uso excesivo puede generar algunos problemas.
En el caso de la infusión no se aconseja su uso en niños menores de 5 años, tampoco en personas con acidez, reflujo o hernia de hiato, pacientes con cálculos renales o de vesícula, mujeres embarazadas o en período de lactancia.
El aceite esencial no debe ser ingerido y no se debe usar directamente sobre la piel, se debe mezclar con un aceite base. Podría provocar alergias en personas sensibles.

¿CÓMO UTILIZARLA?
Puede prepararse una tisana, ya sea para beber o para aplicar paños embebidos con la misma. También puede utilizarse externamente el aceite esencial de menta, diluido en un aceite portante como el aceite de almendras dulces, aceite de argán, aceite de oliva o incluso aceite de coco; o en crema base. 

Así llegamos al último artículo de esta etapa de El Observador. Gracias por estar ahí y acompañarnos. ¡Hasta siempre!


Cine y series

LA HERMOSURA DE LO SIMPLE

“PATERSON”

Por Lorena Bellesi / bellesi_lorena@hotmail.com 

Para los fanáticos de la adrenalina, de las tramas complejas o de las superproducciones con presupuestos obscenos, definitivamente, “Paterson” no es su película. Con una sutil belleza, como ya nos tiene acostumbrados, el director Jim Jarmush retrata siete días en la vida de un  introvertido chofer de colectivo urbano en la ciudad de Paterson, New Jersey. En ningún momento altera la rutina del protagonista con circunstancias forzadas o eventualidades insólitas, todo sigue el cauce de la intrascendente cotidianeidad. El lunes es muy parecido al martes, el sábado, no madruga. En este transcurrir no hay tedio ni hastío, la monotonía del despertar al lado de la mujer amada, quien le cuenta lo que soñó, es suficiente envión para arrancar la mañana. El cotizado actor Adam Driver le pone el cuerpo a este singular personaje llamado, no casualmente, Paterson. Su nombre se replica en las calles, en los ómnibus, en las paredes, como si fuera el anuncio rutilante de su insignificante presencia allí. El treintañero chofer no tiene celular, ni siquiera usa internet, alejado de la virtualidad se enfoca en todo lo que lo rodea, en la charla de sus pasajeros, en su yo íntimo y monumental. En un cuaderno de hojas en blanco escribe poesía, no es un hobby, es parte de su ser, una urgencia de expresión encantadora que necesariamente debe fluir. Al igual que su admirado William Carlos Williams, una vez más la duplicidad, los versos de Paterson emanan con naturalidad, con palabras simples, reflejan una vida plena sin artificios ni pose. Camina, aparentemente en silencio, pero su propia voz en off repasa un lírico sentir que no lo abandona nunca. No hay vacío, la banalidad es una musa fascinante.
La existencia del joven no sería la misma sin la presencia de su soñadora novia, Laura (Golshifteh Farahani), una muchacha optimista, con una sonrisa cautivadora, que cree fervientemente en él, en la potencia de sus palabras. A la parejita se suma otro integrante mudo, un carismático bulldog francés que no solo aportará ternura. Cine para dejarse llevar, para apreciar la hermosura de lo simple, de la felicidad de vivir con lo que verdaderamente necesitamos.

ESTRENOS DE NOVIEMBRE
El cine de acción se impone con títulos esperados y otros sorprendentes. El drama y la comedia enternecen o sobresaltan la cartelera.
1.    Paterson de Jim Jarmusch; Estados Unidos, Francia y Alemania; drama.
2.    La villana (Ak-Nyeo) de Jung Byung-Gil; Corea del Sur; acción.
3.    The Square de Ruben Östlund; Francia, Alemania, Suecia y Dinamarca; drama.
4.    Loving Vincent de Dorota Kobiela y Hugh Welchman; Reino Unido; animación.
5.    Barry Seal: sólo en América (American Made) de Doug Liman; Estados Unidos; acción.
6.    Extraordinario (Wonder) de Stephen Chbosky; Estados Unidos; comedia dramática.
7.    Thor: Ragnarok de Taika Waititi; Estados Unidos; acción, superhéroes.
8.    Asesinato en el Expreso de Oriente (Murder on the Orient Express) de Kenneth Branagh; Estados Unidos y Malta; policial.
9.    Melanie: apocalipsis zombi (The Girl With All the Gifts) de Colm McCarthy; Reino Unido; acción.
10.  La batalla de los sexos (Battle of the Sexes) de Jonathan Dayton y Valerie Faris; Estados Unidos y Reino Unido; basada en hechos reales.

BIG LITTLE LIES
SERIES - HBO
Con solo siete capítulos, la miniserie estadounidense Big Little Lies se impuso en cuanta entrega de premios participó en este 2017. Parte de su éxito, quizá, se deba al reparto femenino, protagonistas absolutas y extraordinarias del programa. Actrices del “mundo del cine” aparecen en la pantalla chica  con determinación: Nicole Kidman, Reese Witherspoon, Laura Dern y Shailene Woodley interpretan mujeres poderosas, apasionadas, independientes e imperfectas. Sus personajes son evidentemente diferentes, sin embargo hay una circunstancia natural que las hace coincidir: todas son madres, tienen niños de la misma edad, así, un prestigioso colegio público será el lugar de encuentro y de conflicto entre las damas. El primer capítulo termina con una muerte dudosa en una fiesta a beneficio de la escuela. Desde el comienzo se ignora la identidad de la víctima, como así también las circunstancias de su deceso. En los capítulos sucesivos los testigos comparten su opinión respecto de las sospechosas. Entonces, la historia retrocede hasta el momento exacto donde comenzó todo, en la puerta del colegio. La aparición de una madre soltera con su pequeño altera el tablero, acusaciones cruzadas de bullying escolar obligan a tomar partido a estas “leonas”. La violencia de género, la infidelidad, el trato obligado con los ex, son material relevante de la trama, además de la intriga por saber qué sucedió. La magnífica dirección de Jean-Mar Vallé circunscribe la telaraña de relaciones en un microcosmos californiano, claramente delimitado, la ciudad de Monterrey. Aquí las apariencias no siempre coinciden con la realidad, la fragilidad, la vulnerabilidad o el arrepentimiento son parte de la naturaleza femenina, pero puertas adentro.


Libros / Alejandra Tenaglia, sepultando metáforas


VIAJE AL PRINCIPIO DE LA NOCHE


Por Julieta Nardone / julietanardone@gmail.com
  
Esta vez, como ya sospecharán, la propuesta es un desafío. La autora, conocida por todos nosotros en su labor de cronista y directora de este periódico, nos lleva hacia las tierras movedizas de la literatura para poner en jaque constante al lenguaje cotidiano. Es hora de representar lo irrepresentable. Decir lo indecible. Sin renunciar, de ningún modo, a la palabra.

Esta primera novela -atentos queridos lectores- estará disponible a principios del próximo año por la Editorial bonaerense Muerde Muertos, y distribuida en todo el país a través de Editorial Galerna.
Creo que fue Saer quien alguna vez habló sobre la aconsejable neutralidad cuando uno discurre sobre obras cuyos artistas son parte de nuestros afectos. Así, toda afirmación puede estar motivada por los resortes del cariño profesado a la persona que mueve los hilos de la ficción. Pero en realidad, sugería el santafesino, lo que sucede es que las certezas y valoraciones nos vienen, firmes, por tener un conocimiento más cabal de su cosmovisión. Y en eso confío…
Una primera percepción repunta desde el título mismo, sugiriéndonos el aleteo ambivalente de un espíritu insobornable, por alusión directa a la obra cumbre del escritor francés Céline: Viaje al fin de la noche (1932). La historia comienza con el regreso de Victoria Tell al pueblo natal, Sauce, a causa de la frágil salud de su madre. Tras pasar por temporadas de vida urbana (Rosario, Buenos Aires), la protagonista se ve en la necesidad de volver a la casa donde creció. Espacio azotado por una tragedia familiar que redujo el círculo íntimo. Todo se angosta: la comunidad pequeña con sus omnipresentes miradas, las habitaciones vaciadas por la ausencia. Angosto, angustia. A la par de aquel famoso verso de Pavese “para todos tiene la muerte una mirada”, vale decir también que para los desviadores del camino común, normal o esperable, para todos esos átomos sueltos, la voz impersonal del pueblo tiene una fabulación explicativa.
El tono intimista de la novela nos toma por entero en la lucha por apagar recuerdos, desentrañar el miedo, aliviar el sufrimiento, aceptar, elaborar refugios, renovar pactos… La intriga crece por los laberintos de la memoria, entre giros inesperados, resplandores de furia: latido humano que se inscribe en el texto como un cuerpo vivo, cuya nervadura tiene el tejido del dolor, la venganza, el amor. La sangre vuelta tinta irriga el coraje hacia la necesidad, después de todo, de vivir la propia vida: “No sé qué es normal. No sé si quiero ser normal. Quiero no sufrir, nada más. 
Tengo miedo. Miedo real y actual. No es miedo al miedo. No es creer tener miedo. Es sentirlo, al miedo, actual. Miedo a lo que veo, a lo que escucho, miedo a lo que siento...”
El artesanado del estilo dispone la materia de forma tal que bien podría calificarse de texto realista. No obstante, está muy lejos de ser neutro, transparente. Las palabras se cargan de sentidos por el encadenamiento mismo de los sucesos, dejando a cada paso una explosión polisémica que llena de voces cada signo. Asimismo, los epígrafes que abren las cinco partes que integran la novela, nos hablan al oído, señalan un surco, pactando con el lector de manera misteriosa y secreta. Hay, por otra parte, una gran mixtura de géneros discursivos: diario íntimo, correos electrónicos, diálogos del presente y del pasado, fragmentos de las clases de historia, reseñas escritas para un periódico zonal… La narración se compone de piezas heterogéneas; de las cuales algunas de ellas se pliegan como fluidos de la propia conciencia, asociaciones libres que elevan la temperatura poética hasta la sublevación. Victoria se rebela a una condición de opresión, que antes que nada, es su condición de mujer. Su cuerpo, portavoz de malestares culturales, necesitará una y otra vez desarmarse y rearmarse: “Quizás pase por esta tierra sin haberme unido en ningún momento, con la naturaleza. Sin haberme ella, dado una tregua. Todos los meses sangrando. Y el primer día de ese sangrado, antes de que el sangrado suceda, la naturaleza con su ímpetu subyacente pero arrollador desvanece mi sueño y obtiene mi mejor mirada. Una mirada ingenua y curiosa, que en la vigilia no tiene posibilidad alguna de ser.”
Toda la novela señala el fin de metáforas muertas. El género, la generación y lo generativo. Se pulverizan, también, los binarios del amor-odio / mujer-hombre / paz-violencia. Tampoco hay grietas. Todo explota… allí donde la censura parece ser más aguda, allí hace sus manifestaciones el río anárquico de la existencia. La protagonista amasa su historia con manos de niña-mujer… el relato eleva, y sus crepitaciones arden frente a nuestros ojos: “Haré literatura dura pero bella, honda pero tierna, firme aunque sensible. Como debe ser. Como es. La literatura siempre es escrita con sangre y sepia”.

El final late entrelíneas, oculto... Allí, donde se aloja el principio de la noche -el comienzo de la oscuridad que usted va a atravesar-, también encontrará un desenlace que abre cuestionamientos de todo tipo. Ya lo verá…

Crónicas / Despedidas

Por Ana Guerberof / ana.guerberof@gmail.com

Como ya les confesé en alguna ocasión, no soy muy amiga de las despedidas y, en cierto modo, en este último número de esta etapa de El Observador, un hasta pronto parecía impostergable. En este mes pensé en cómo despedirme, en qué decir. Finalmente, me di por vencida, lo de las despedidas y los finales no es lo mío. En su lugar, opté por que esta crónica fuera una manifestación de mi agradecimiento por el tiempo compartido.
Durante estos ochos años de nuestra vida en común, he escrito ochenta y siete crónicas. En la primera crónica les hablé del Mundial de fútbol que ganó España y del poco entusiasmo que vivimos en Cataluña en comparación con la algarabía que yo había vivido en los mundiales conquistados por la selección argentina. Desde ese tímido inicio, les he hablado de la crisis política y económica española, sí confieso que me he reído bastante de Mariano Rajoy, y que me ilusioné con el movimiento de indignados que ahora nos parece lejano, pero que acabó con la creación del partido Podemos contra el pronóstico de los que no creían que un movimiento espontáneo podía crear un programa político. Hemos seguido paso a paso el crecimiento del movimiento independentista en Cataluña que culminó el mes pasado con la declaración de independencia que les relaté en una de nuestras crónicas (todavía nos queda todo por ver en las próximas elecciones del 21 de diciembre). ¿Y recuerdan cuando les conté el casamiento de mis amigos Ramón y Gerard tras la aprobación del matrimonio gay? ¿Y de mi amiga Amanda y sus increíbles viajes por el mundo (casi la perdimos en el tsunami de Japón)?
Les he presentado a gente corriente con vidas nada corrientes e ideas nada convencionales. Hasta entrevisté a mi madre, Mercedes Arenas, que nos contó cómo las personas menos esperadas nos ayudan en el camino cuando más lo necesitamos y que el amor, en su sentido más amplio, es importante para vivir; también hablé con la abuela de mi amiga Olga, Angelita Navión, que sugirió que los políticos devolvieran el doble de lo que habían robado; con la gran Mayte Oriol Grau que nos invitó a volver al campo para reconectarnos con nosotros; con mi maestra de yoga, Mariona Costa, que nos invitó a mirar de frente al ego para domarlo; con mi amigo Lluís Vallés que nos contó cómo crear un proyecto social para integrar a las personas con trastornos mentales; y con las poetas Anna Bou, Marta Pera y Xènia Dyakonova que nos hablaron de que la poesía podía ser sexy.
Les traje también aquellas historias donde la realidad superaba, y con creces, a la ficción: la mujer que atracó por estas fechas pero hace dos años un banco con dos revólveres de plástico, el pequeño Wang de Nantong que se amputó la mano para acabar con su adicción a internet, Vitaly Kaloyev que perdió a su familia cuando se estrelló su vuelo en el Lago Constanza y acabó asesinando al controlador aéreo del aeropuerto, la historia de Hanan que tras una operación de cesárea se le tuvo que extraer el teléfono celular que se había dejado su médico, el increíble rescate en el Everest de Lincoln Hall gracias al equipo de Daniel Mazur… Historias increíbles, sin duda.
Gracias a la máquina del tiempo, viajé a través de los siglos para entrevistar a mujeres tan increíbles como a Jeanne Baret, la primera mujer que circunnavegó la Tierra; Annie Londonderry, la primera mujer que dio la vuelta al mundo en bicicleta; la Malinche, la primera mujer intérprete de los conquistadores; la artista Suzanne Valadon que ejerció la prostitución mientras aprendía a pintar de los más grandes; a Dianne Fossey, le mujer que consiguió salvar a los gorilas de Uganda y Ruanda; e incluso pude viajar al futuro para ver cómo es la vida que espera a las siguientes generaciones.
Este año recorrí Europa para mostrarles las casas de Federico García Lorca, Lope de Vega, Bertolt Brecht, James Joyce, Sándor Petofi, Sigmund Freud, Jaime Gil de Biedma, Victor Hugo y a través de esos lugares íntimos, conocer un poco más de sus vidas...

Y todo esto no hubiera sido posible sin su atención y sin la constancia y dedicación de la infatigable Alejandra Tenaglia que mes a mes consiguió reunirnos a todos en este gran salón que es El Observador, nuestro periódico. Todos ustedes han hecho posible que yo me sienta casi como una ciudadana más de Chabás, un lugar en el que estuve unas horas ya hace unos cuantos años y que, sin embargo, siento muy cercano, y que forma parte de mi biografía elegida. Espero que nos veamos muy pronto y, de nuevo, muchas, muchas gracias por estar ahí estos años… Ahora sí, nos toca lo que nos toca, decirles un gran ¡hasta siempre!

Novelando casos / La última estación

Por Carina Sicardi / Psicóloga / casicardi@hotmail.com


Minutos finales del día que se va. Como siempre, antes de sentarme a escribir, un mensaje de Alejandra me advierte que estoy fuera del tiempo estipulado, con amabilidad pero con firmeza. Yo ya lo sé, pero quizás esta vez, casi me niegue a esta página en blanco que se abrió a mí cada mes como un desafío inabarcable.
El hecho es que me acostumbré a ella, a la que  me esperaba, la que me acogía, la que veía en mí caras de asombro, incertidumbre, inseguridad, tristeza, emoción. Pero desde el comienzo de esta travesía, no dejamos nunca de producir algo juntas.
Confieso que nunca volví a leer lo que escribí, pero sin dudas fue un espacio en que decidí compartir mi vida con los lectores, esas personas que quizás no me conozcan personalmente e imaginen una figura que represente mis palabras; esas que me entendían, y a veces, no tanto…
Mucho pasó en estos años, comienzos y finales, como en la vida de todos. Hoy les puedo explicar el miedo que tenía en los primeros artículos: yo no soy escritora (seguro ya se dieron cuenta de ello, jajaja), pero repetí en varias ocasiones que me atreví a escribir como lectora. Entonces, cada comentario era fundamental. Por sobre todas las cosas me preguntaba, ¿entenderá la gente lo que escribo?, ¿les interesará?
Poco a poco esta página pasó a integrarse a mis días y me sentía orgullosa de formar parte y poder hacerla.
Algunas veces, el viento sopló fuerte en mi contra, dejándome casi sin fuerzas, como esos días de invierno en que cuesta caminar, parece que el aire corta la cara y no queremos siquiera mirar hacia atrás para ver qué quedó en pie de lo que teníamos seguro hasta ahí. Así me sentí, aun en pleno verano, y eso también decidí compartirlo en esta página, aunque el teclado, peligrosamente, fuera regado por las lágrimas.
Otras tantas, el sol volvió a salir, presentándome personas hermosas que llegaron para quedarse, como aquellos que partieron pero igual estarán en mí siempre, porque así lo decidí.
Durante estos años la muerte me llevó a gente amada, cada uno desde su lugar, irreemplazable. Cambié domicilios de trabajo, pero no de profesión; y de cada uno de mis pacientes me llevo un recuerdo imborrable, porque con cada uno de ellos he transitado los lugares más solitarios e inhóspitos que los síntomas suelen presentar. De cada uno de ellos aprendí; y los quise, traté de devolverles su invaluable confianza con saberes.
Por el lugar que me dieron ellos, es que me ofrecieron este espacio. Por ellos me formo aun hoy cada día. Por ellos me levanto feliz y les ofrezco lo mejor de mí. Y como en cada final de un libro, me quedo pensando cómo habrán seguido sus vidas después de mí. Jamás me olvido de ellos ni de sus historias de vida. A algunos los he presentado aquí mismo…
Me cuestan mucho los finales. Casi no puedo pensar siquiera que la notebook se abre por última vez habitándome e invitándome a ser desde la palabra escrita, pero así debe ser. El recorrido de este tren termina aquí, y un cartel enorme me  indica que llegamos a la última estación.
No sé si alguien espera en el andén, no sé siquiera cómo sigue este viaje; o simplemente llegamos sin darnos cuenta, donde queríamos llegar. De algo estoy segura: a las palabras no se las llevará el viento, basta simplemente con mirar hacia atrás, tomarlas y resignificarlas.
Gracias infinitas, Ale, por confiar en mí más que yo misma.
Gracias a cada uno de ustedes que me regaló el tiempo de su lectura, gracias por acompañarme.
Aquí se cierra un capítulo maravilloso, la notebook también…

Hasta siempre.

Nota central / En receso

POR TIEMPO INDETERMINADO

Por Alejandra Tenaglia

Tras esta edición, la última del año, El Observador entra en receso por tiempo
indeterminado. Qué significa eso y por qué, podrá descubrirlo en el pequeño alegato que figura en estas páginas. Sin embargo, lo primero y fundamental es decirles que, estos ocho años se lograron enhebrando mes tras mes, porque ahí del otro lado, dándole sentido a nuestro trabajo, estuvieron ustedes, nuestros lectores, destinatarios y sostén de este proyecto colectivo que burló con creces a los agoreros del “ya nadie lee”.

EL RECESO
Entrar en receso significa que el presente es el último periódico de esta etapa de El Observador. No cerramos el proyecto, queda abierta la posibilidad de regresar de esta u otra manera. Y especificamos que es por tiempo indeterminado, porque ello dependerá de muchos otros factores que ahora aparecen como inciertos y que irán aclarándose a medida que pase el tiempo. O no, lo veremos en su exacto momento. Pasado en limpio: el mes próximo no espere que le llegue un ejemplar a su casa ni salga a comprarlo, porque por primera vez en estos 8 años, discontinuamos la tirada.

LOS MOTIVOS
No es por motivos económicos que entramos en receso. Bien podría serlo, en este país que se caracteriza por tambaleos constantes y donde mantener en pie un pequeño medio de comunicación, es realmente difícil. En los pueblos aún no se incorporó la idea de que la publicidad es una inversión y no un gasto, y que el apoyo a un proyecto comunicativo requiere sí o sí que se lo compre o que en él se realicen anuncios. De todos modos, en este sentido no podemos quejarnos sino más bien todo lo contrario. Salimos a la calle en marzo de 2010 con personas que apostaron publicitar en estas páginas, en las que ni siquiera sabían qué iban a encontrar. Esa confianza a ciegas, selló la posibilidad de trazarnos un futuro. Lo he contado varias veces pero no está de más repetirlo: la primera edición de El Observador, la pagó Sabina Monasterolo, una de mis amigas de larga data. “Hacelo, yo te presto la plata”, me dijo sin dudarlo en una sobremesa en la que le conté mi idea. No tengo vocación por el dinero, pero la suerte quizás me acompañó y ni en esa ni en ninguna edición, el periódico me obligó a poner dinero extra. Solito se sostuvo durante estos ocho años y hasta me ayudó a sostenerme a mí, que ya es mucho decir. Es importante que estas cosas se sepan, para tener más elementos a la hora de analizar lo que sucede con los grandes medios que van a la quiebra al terminar este o aquel gobierno, solventados en su mayor parte por publicidad oficial, convirtiendo en ficción su permanencia que no debería tener otro puntal, que la aceptación o no del público.
Volviendo a los motivos: son netamente personales. Ingresé al mundo del periodismo por la ventana, sin haber pasado por la academia que otorga ese título sino labrando mi trabajo a mano, tal como se hace con los oficios. Impulsada por una devoción por la palabra escrita, la comunicación en general y la necesidad de brindar algo útil, participativo y bello, generando un espacio donde voces variadas pudieran aportar lo suyo. Eso, creo, se ha cumplido. Pero la literatura, mi fiel compañera, ha quedado relegada en el camino, por el trajín que implica la dirección un periódico, al menos como yo me he tomado ese rol que elegí y en el que me situé sin mucho pudor. El periodismo tiene como materia prima, la realidad. La literatura, en cambio, talla en el espacio de la ficción. Cabalgar con un pie en cada estribo, se me ha ido complicando cada vez más y, ha ido creciendo en mí la necesidad de optar. No sé cuánto le pueda interesar al lector mis vaivenes particulares, pero dada la cantidad de personas que me ha consultado, es que me animo a robarle este rato con cuestiones íntimas y para tal vez, si ello fuera posible, animar a quien desee dar pasos inciertos, hacia un más allá de ensueño que puede convertirse en palpable concreción. Porque lo cierto es que tras mi decisión de este receso, me ha llegado la notificación de una editorial de Buenos Aires que publicará a comienzos del 2018, mi primera novela, que se distribuirá en todo el país. Felicidad, que le llaman. No hay otro modo de explicar, lo que ese logro implica para mí.
Es también cierto que a partir de enero trabajaré junto al Presidente Comunal de Chabás, Lucas Lesgart, en su cartera de prensa. Pero esa propuesta ha llegado después y la he aceptado sin problemas, ya que para entonces no estaré ligada a un medio de comunicación y a que allí o en donde sea, debo laburar para procurarme el sustento. Estas explicaciones, son en post de mi gente cercana, a la que le han preguntado esto y aquello una y otra vez. No soy yo partidaria de darlas, convencida de que más allá de lo que escriba, cada cual adapta la interpretación a sus necesidades, forzando el discurso y a los mismísimos hechos, si ello fuera necesario. Pero a ellos se las debía, por las molestias ocasionadas; y también a los que con buena fe, consultan, tras rumores de todos los colores, que nunca faltan.

A ELLOS
Quiero destacar, muy-muy especialmente, la tarea de los que vengo llamando, indistinta y posesivamente: “mis redactores”. Gente valiosa por donde se la mire, que se ha expuesto en estas páginas, dando contenido a las columnas temáticas que han ido desarrollando en estos años, sin cobrar jamás un centavo. Responsables, comprometidos, generosos. Aceptando mis sugerencias, mis correcciones, mis obsesiones, mis exigencias. Preocupándose por temas que consideraban, debían tratarse. Buscando aportar elementos para la construcción de una sociedad mejor. Intentado ponerles el hombro a los lectores o provocándolos para despabilarlos o dándoles una palmada frente a travesías bravas o brindando datos para que puedan forjar una opinión más apta.
Muchos son los que han pasado por esta casa, en los casi ocho años que llevamos. Vaya mi cariño para cada uno de ellos y mi agradecimiento sincero, sentido, eterno. Sí quiero mencionar a los que hoy por hoy, bajan conmigo este último escalón. Entre quienes es justo destacar la labor de Carina Sicardi, que nos acompaña desde la edición número uno, sin fallar ni una sola vez; ladera indispensable en esta travesía, cuyos artículos recortados he visto pegados en más de una heladera o panel hogareño. La mendocina Ana Guerberof, residente en España desde hace tiempo, nos ha sacado a pasear por el mundo, nutriéndonos de saberes y del encanto particular que tiene para narrar. Carlos Bonino ha logrado algo tan magnífico, difícil y bendito, como hacer reír; sus disparatados discursos me han arrebatado carcajadas en esas últimas horas de cierre, donde ni fuerzas poseía, y he llegado a comercios o domicilios particulares, donde me han confesado que la sonrisa que traían, se la debían a nuestro redactor. Julieta Nardone y Lorena Bellesi son dos lujos que nos hemos podido dar, sobre todo aquellos que disfrutamos el mundo de los libros, películas y series; con prosas impecables, apasionadas y variadas, nos sumergieron en el arte. Sebastián Muape ingresó como periodista deportivo, en vísperas del mundial pasado y enseguida advertí su destreza escrituraria, por lo  que también nos ha permitido saborear su literatura; ha sido un hallazgo de esos que suceden muy pocas veces, oirán alguna vez hablar de él en otros parajes y recordarán que tuvimos la suerte de tenerlo en Chabás. Romina Bianchini permitió que conociéramos una gran cantidad de plantas medicinales y que las incorporemos a nuestras vidas, logro suficiente para categorizar del tipo de persona que estamos hablando. Verónica Ojeda se inició en este proyecto con su rincón de paisajismo, extendiéndose luego hacia la ficción, los espacios públicos y últimamente la ecología; una gran compañera, entusiasta y dispuesta, animándose siempre a más. María Luz Barberán, con sus recetas, se ha vuelto coleccionable, ganándose su espacio en cajones de alacenas o cuadernos improvisados para la ocasión; un gustazo tenerla con nosotros estos últimos años. María Virginia Cruña ha intentado aclararnos las siempre complejas situaciones contables de este país, con artículos explicativos, concisos, necesarios; fue una incorporación de este último año pero la aprovechamos todo lo que pudimos.
Hemos tenido también el privilegio de contar desde principio a fin, con los dibujos del gran Dachi Fandiño, un amigo entrañable, un profesional del trazo y el pensamiento compactados en una sola viñeta.
Es invaluable el trabajo que ha realizado toda la gente que distribuyó este periódico casa por casa, desde los alumnos de las escuelas secundarias en los comienzos, pasando por todos los nombres que han danzado después, finalizando en dos personas muy importantes para mí: Lorena Ale y su hijo Mateo Centanni, ahora responsables del reparto completo, pero desempeñándose en el lado más grande del pueblo desde hace años, dándome la tranquilidad de que todo lo hecho iba a llegar en tiempo y forma, a destino.
Y por último, agradecer a todas las chicas que pasaron por la cobranza y venta de publicidades; también han sido muchas y les guardo un cariño singular. Hoy por hoy ese lugar lo ocupa Romina Grisanti, con una dedicación y rigurosidad que no me queda más que aplaudir de pie.

A USTEDES
Finalmente, agradecerles a ustedes, los lectores; nuestro mayor orgullo. Muchas han sido las personas que me advertían el ocaso, cuando en los comienzos les relataba mi intención de generar un periódico de contenido, con un setenta por ciento del espacio dedicado a ello. Alegaban que “la gente no lee”, menos “en un pueblo como este”, menos aún “si deben pagar por ello”. Chabás ha rebatido esas proclamas derrotistas y ha robustecido mi convencimiento de que, un buen producto implica en primer lugar, un respeto por el otro, por su inteligencia y su universo emocional. Es por eso que a mi entender, la aceptación que El Observador tuvo, se enraíza en el podio especial en el que hemos situado al lector. Ni mentir, ni ocultar, ni lamer zapatos. Ni inflar datos, ni lanzar latigazos, ni prepotear para obtener espectacularidad. Ni subestimar, ni dejarse arrastrar, ni atropellar. Buscamos despojar las noticias que fuimos presentando, de malicia, saña o estúpidas egolatrías. Bregamos por abandonar metáforas, eufemismos, gatopardismos y demás simulaciones, cuando la ocasión requería palabras claras, datos desnudos y en su caso, opiniones bien diferenciadas del resto del contenido, como un punto de vista más que podía sumarse o contrariar a los demás, pero nunca adjudicándonos preponderancias petulantes y aburridas hasta el hartazgo, para todo aquel que sabe lo amplio y profundo que es el campo de batalla de la vida.
No negaré haber pasado por momentos ingratos, reclamos, desprecios, desentendimientos con ciudadanos de a pie. No negaré haber acumulado broncas y asco, por el modo en que muchos políticos y sus soldaditos obsecuentes, han usado como moneda corriente en su relación con los medios. No negaré que hay personas con las que nunca compartiré ni un café, después de haberles conocido procederes inmorales y hasta constitutivos de delito, pero tan bien ornamentados que dificultan la prueba. No me da todo igual. He tenido que explicar una y otra vez que las notas no se venden, que brindar información es la tarea fundamental del periodista y que los temas que se eligen dependen únicamente de la línea editorial, mas nunca de los intereses particulares de este o aquel particular.
Hemos cometido, seguramente, muchas equivocaciones. Hemos sido, seguramente, injustos más de una vez, con asuntos que han quedado sin tratar. Hemos obrado, tal vez, repetidamente, por debajo de sus expectativas. Pero quiero que sepan que siempre, siempre, siempre, hemos actuado con buena fe.
Con una especie de nostalgia apresurada, transité estos últimos días. Es que, quizás El Observador sea lo más importante que haya hecho en mi vida. Y por eso, mi agradecimiento hacia ustedes es tan grande. Nos han permitido entrar en sus hogares, en la intimidad de su pensamiento, en la marejada de sus sensaciones. Y nos dieron la oportunidad, a este lindo equipo que conformamos, de trazar un diálogo acompasado de ocho años.
Los quiero, intensamente. Me han hecho muy feliz.
Nos encontraremos, en algún otro renglón.
¡Hasta siempre!



Libre asociación / Decimos al marchar

Por Carlos Bonino
carlosgbonino@gmail.com

Nos vamos. Si hago una asociación libre con las despedidas, sólo puedo pensar en las murgas uruguayas y sus retiradas. Allí los murguistas suelen dejar un mensaje y exponer sus deseos para el futuro próximo. Luego de ello, se despiden pero siempre diciendo que para el próximo carnaval, estarán presentes para denunciar a los poderosos y divertir al pueblo que la escucha. Por eso, a marcha camión (nombre que tiene el ritmo base de la murga), me voy yendo. Con la tristeza del adiós y la esperanza del regreso.
“Mil gracias por estar, por escuchar y ver. Destinatarios exclusivos de este canto, que siempre ha de volver...” Como la Gendarmería que atacó de nuevo a personas manifestándose, como Tévez que quiere regresar a Boca o como la malla del año pasado que quiere volver pero mis rollos se lo impiden. El verano es cruel, el invierno es cruento y el sushi es crudo. Las empanadas árabes tienen forma de pañuelo. Las bananas tienen forma de media luna. La Ministra de Seguridad perdió todas las formas. Cada tanto se disfraza de Rambo. Usa el cuchillo para recortar jubilaciones y derechos.
“Viaje que comienza, viaje que termina. En este tablado de la humanidad. Se termina el viaje, de La Catalina (o del Observador) y otro está por comenzar”. Reciclar es la tarea. Plástico, vidrio y papeles. El diario entra en receso, los alumnos comienzan el receso y Einstein tenía un re seso. ¿A la parrilla? En verano y sin gorra, tal vez. Los médicos dicen que las achuras son malas y Gianina piensa lo mismo de Wanda. Se viene el Mundial y nos tocó Islandia, Mickey vive en Disneylandia y en estas fiestas no mezcle el vino con la “zandia”. Lo importante es que rime.
“Brilla el sol de un nuevo amanecer. Sobre un cielo que está por nacer. Brilla el sol y vuelve a comenzar, otro milagro de este ciclo sin final”.  Eterno, infinito, Legrand, Menem. “No es lo mismo que vivir, honrar la vida”. No es lo mismo ser que estar. No es lo mismo un acoplado Montenegro… que uno de otra marca. Casi patino. Pero preferí pintar con sintético el mueble de mi abuela. Está en el cielo, como las estrellas, las nubes y el número diez de la rayuela. Las nenas jugaban al elástico y los nenes a las bolitas. Es mejor todxs mezclados, como la tarta con las sobras de navidad.
“Esta breve eternidad, ya llegó a su fin. Y mi vida que se va, pide más piolín. Mi canción (mis notas), de Arlequín, un vulgar berretín”. Lo que busca ser una esperanza, se me está convirtiendo tango en el corazón. Debería dejar las lágrimas para el último párrafo, pero esto es libre asociación y debo ser leal a esa premisa. Nostalgia de un futuro que no va a suceder. O sí. Demasiado tarde para lágrimas. La venganza será terrible. La radio es como la televisión, los partidos de fútbol no se ven.
“El rumbo es uno solo, y las nostalgias nos ayudan a andar. Era una retirada que al despedirse, quiere regresar”. Hace cinco años un amigo me dijo que: el cambio no es bueno ni malo, es inevitable. Después de los últimos cuatro semestres no creo que opine igual. En estos momentos mi cerebro entra en modo “entrega de premios” y comienza a agradecer. A mi esposa Laura, que descubrió que me gustaba escribir  antes que lo haga yo. A Alejandra, que descubrió que podía escribir bien, antes que lo haga yo. A Mauricio, que descubrió que escribir me hacía feliz, antes que lo haga yo. A la noche, por ser cómplice de mis descubrimientos. A todos los que alguna vez posaron sus ojos en mis notas. “Nos vamos, que nuestras lágrimas rieguen flores de esperanza”.
“FALTA Y RESTO A LA TRISTEZA, HASTA EL OTRO CARNAVAL”.



De reojo / Irse

Por Sebastián Muape / sebasmuape@gmail.com


Irse. Despegar. Dejar un hueco. Generar un vacío. Interrumpir un acorde. Levantar la mirada sin llegar al final del párrafo. Avanzar y salir. Abandonar en el intervalo. Bajarse una estación antes. Instalar un fantasma en conocidos dominios de corporalidad manifiesta. Irse. Marchar. Emprender. Salir. ¿Qué extraños designios de goce retorcido, puede haber en buscar la nostalgia? ¿Acaso no es la misma nostalgia, la invitada no deseada de las fiestas vitales? ¿La hacemos partícipe o nos coloniza? Siempre va a ser mejor toquetearla sabiamente, susurrarle, olerle el cuello. Así, uno busca agradarle, amigársele, prestarle el pecho para que anide cómoda. Claro, porque si no brindamos asilo, si no le arropamos el cuarto, ni le abrimos la ventana para que mire y se caliente con el sol de temprano, ella irá respondiendo con perfectas dosis de ponzoña, de esa que carcome y no suelta hasta que saldamos vaciando el lagrimal.
Irse. Rajar. Emprender. Huir. Generar un hueco amable y mirar el tiempo atrás para ver quién llora. Escindirse y observar desde arriba, como cuando las almas buscan caminos de alta montaña. Evaluar si quienes creíamos extrañando, realmente necesitan volver a olernos. Todo parece indicar que sí, al menos en un largo principio. Un principio que puede durar milenios, si total, tiempo es lo que sobra. Si es cierto que se vive buscando únicamente dejar recuerdos, completar con ausencia todo aquello que amarreteamos mientras pudimos, mientras estuvimos; entonces vamos bien. Ha llegado el momento del testeo y para eso, daremos el salto. Se ha hecho presente el riesgo del olvido, pero aun así, volaremos. ¡Puta que somos retorcidos! Egoístas hasta en el último suspiro. Nos damos vuelta en la ochava. Desde el umbral nos asomamos y clavamos la mirada en otras miradas para saber si ya somos imprescindibles. Si pudimos por fin, alcanzar estatura de leyenda. ¡La vida sigue!, nos grita un sabio a quién nada le preguntamos; pero nosotros sabemos cuándo desoír las tristes sentencias de la verdad. Las verdaderas sentencias de la tristeza. Las sentenciadas verdades tristes.
Irse. Sacar boleto. Armar la mochila. Alcanzar el horizonte. Saludar desde proa. Sentarse del lado de la ventanilla. Prometer, prometer y prometer.  Arrancar, caminar, cerrar del lado de afuera. Pasos en el pasillo. Soltar el picaporte. Hacer ruido con la puerta cancel. Que se note que nos vamos. ¡Mirá que me voy, eh…! ¡Me estoy yendo, no sé si sabés! Dejar olor en la almohada. La última partida. Partida. Las primeras cartas, que ya van anunciando pausas. Sabor a distancia. Tiempo en medio. Latidos que se van disolviendo. Quedará la foto que duele, que anestesia, que suprime y que acerca. Quedarán las situaciones, las hojas escritas y las hojas secas. Los pétalos que manchan la página. Los amuletos que saben cosas. Todo irá fraguando en la medida en que prestemos cuerpo. Mágico el tiempo que cura. Trágico el tiempo que dura.

Fabricar recuerdos. Revitalizarlos. Aumentarlos. Desvestirlos. Mantenerlos calentitos y a flote. Visitar cada tanto y revisitar ese bagaje amigo. Que en las sobremesas desde hace mucho, se nos traiga, siempre y cada vez. Que cuando se nos mencione en esas sobremesas desde hace mucho, haya una pausa apenas perceptible, pero pausa al fin. El espacio de la reflexión, ahí, de manifiesto. Que se note sin pesar, o con cierto grado de pesar. Los invitados deciden. Escuchar nuestros nombres en ecos perpetuos. Que nuestra imagen sobrevuele en círculos, intentando captar la piel erizada. Ser y estar. Aparecer y permanecer. Que una figura, difuminada o fulgurante, pétrea o volátil, pero con nuestras facciones, se aliste siempre en la invocación. Que lo triste no es irse, lo triste es no poder volver.

ConCiencia Ecológoica / Un mundo mejor

Por Verónica Ojeda / veronicaojeda48@hotmail.com


Cuando comenzamos a pensar en esta columna hace casi un año atrás, la localidad pasaba por horas difíciles. Estaba afectada por  la última inundación, aquella en la que el  setenta por ciento de la población de Chabás tenía agua adentro, frente a sus casas o en los alrededores de ellas.
En esos momentos de tanta desesperación, confusión, temor e indignación, y sobre todo por ver cuánta ignorancia teníamos sobre algunos temas –yo incluida-, tal vez por eso que llaman resiliencia o  impulsadas por una necesidad de ayudar de algún modo, pensamos en cómo podríamos desde el periódico aportar nuestro granito de arena, investigando, explorando a cerca de algunos temas a los que quizás no se les da la importancia que verdaderamente tienen. Es decir que la mejor manera que encontramos para hacer algo, es informar. Y fue así que nos metimos en lugares nuevos. Me puse a pensar cuántas veces  había escuchado la palabra “ecología” y cuán poco sabía de ella.
Así comenzó este viaje, que dimos en llamar  ConCiencia Ecológica, valiéndonos de los aportes y recursos científicos, organismos como el INTA, la Organización Mundial de la Salud, Ministerios de Producción y otros pertenecientes al estado, la palabra y la experiencia de productores que apostaron por un modo de vida diferente, primando la salud y la calidad de vida. De allí nos nutrimos, de manera responsable, con información, proyectos, experiencias. Y apuntamos luego a trasladar todo ese bagaje al lector, brindándoles herramientas para que conforme su propia conciencia. Sabido es que la información, tanto la que baja de los organismos oficiales como la que surge directamente de los actores, es la fuente donde todos deberíamos abastecer nuestras dudas, para no ser manipulados mediante el miedo y la ignorancia (enemigos acérrimos de la educación), por quienes tienen intereses en dirigirnos hacia esta o aquella toma de posición.
Recorrimos diferentes puntos del país, a donde la novedad ecológica nos llevaba, para descubrir que hay otro modo de vivir de manera sustentable, cuidando el medio ambiente, protegiendo la naturaleza, produciendo de una forma saludable para todos.
Seguimos los proyectos agroecológicos de la región y de la localidad, buscando la palabra de quienes hoy apuestan por un modelo agrícola libre de tóxicos, mostrando sus experiencias y comprobando sobre todo, que se puede y es viable.
De nuestra parte, creemos que es un pequeño aporte realizado, un granito de arena apenas, pero que si logramos despertar en uno o dos lectores esta conciencia de vivir en un mundo más sano para todos, el objetivo está logrado, lo demás sucede por contagio.
Plantamos, sembramos, cosechamos…
Les deseamos una buena vida. A cerrar los ojos y pensar en un mundo mejor, se puede…

Gracias. Y hasta siempre.

Deportes / Y un día, adiós

Por Sebastián Muape / sebasmuape@gmail.com


Ocho años de caminar ininterrumpidamente, cuenta este querido periódico. Y ha dado esos pasos, apoyado en la salud que demanda la buena intención, la honestidad profesional e intelectual y la sapiencia necesaria para acercar a cada uno de sus imprescindibles lectores, las impresiones y vicisitudes sucedidas en  comunidad. De esos años, durante la mitad me tocó ser parte y he tenido la soltura y el apoyo para opinar, informar y hasta debatir sobre cuestiones de índole deportivo. Esa comodidad que hallé no es para nada común, habida cuenta de lo manipulada y berreta que está siendo esta profesión. Desde aquí pude transmitir impresiones, dudas y algunos aciertos, que quizás no hubiesen salido de un cajón o de un cesto de papeles en cualquier otro medio. Por eso gracias a Alejandra Tenaglia principalmente y después y bien cerquita, a cada uno de ustedes.

Un comunicador lleva consigo un arma. De bajo, medio o alto poder; con iguales parámetros de efectividad y alcance. Esa cuestión posee un riesgo explícito, que nadie debe ni puede desconocer. Producto de ello, es que el periodismo deportivo perdió, durante las últimas décadas, la idoneidad y la honestidad imprescindibles a la hora de comunicar. No hace falta ser un erudito en materia de deportes y todo lo que lo rodea, simplemente hay que reparar en la falta de espíritu crítico o en la exageración tendenciosa y obsecuente. Las radios y los programas de cable están cada vez más sesgados, más parciales, más alejados del precepto para el cual fueron pensados. El criterio periodístico le dejó lugar a la línea editorial, a la bajada de la vertiente empresarial y a la conveniencia monetaria sustentada en sponsors, derechos o coimas y comisiones. Un panorama desolador, tanto para quienes empuñan un micrófono o tipean en un teclado, con la sola intención de intentar mínimamente entender de qué se trata, para luego y con el mismo esfuerzo, compartirlo o comunicarlo.
Es por eso, que una vez más, rescato de manera enérgica la posibilidad de publicar en este medio, donde se puede decir, arriesgar sin titubeos, manifestar e ir en sentido contrario a la opacidad antes descripta. No es fácil, créame. Es un lujo que usted y yo nos hemos dado durante estos años.
En estas páginas, pude contarle, por ejemplo, que Juan Martín del Potro jugó en joda la final de Copa Davis del 2008 contra España en Mar del Plata, por el sólo hecho de haberse peleado con David Nalbandian por guita. Pude opinar acerca del enamoramiento que tienen Los Pumas con los All Blacks, el Haka y todos los chirimbolos que rodean a ese partido ya históricamente fatídico para los de blanco y celeste. Le dije que mientras les pongan micrófonos y cámaras en la cancha de Vélez, para que todos disfruten con esa bailanta ridícula, jamás les van a perder el respeto ni ellos, ni el público y por último recomendamos desde acá, que cada vez que los de negro se pongan a sacar la lengua, los nuestros le muestren el culo en señal de desprecio.
Volqué en estas páginas la opinión resistida de que Floyd Mayweather es el mejor boxeador de la historia; sí, he dicho y repito. Tal vez no sea el más importante, ese es Muhammad Alí, por peso estratosférico, pero sí es el mejor, el más completo, el más fino y elegante y sobre todo el más inteligente, por afano. Cuando usted escuche lo que yo -que es un maricón que corre-, le pido que vaya rápidamente a YouTube y vea sus peleas con Castillo, Mosley, De la Hoya, Hatton, Márquez, Cotto y hasta Pacquiao. Pucha, con sólo recorrer esos nombres uno se da cuenta de la estatura del boxeador del que estamos hablando; hágame caso amigo y verá de lo que le hablo. Once títulos mundiales y cincuenta peleas invicto no resisten discusión alguna (escríbame si no está de acuerdo, gracias).
Pedí que por favor le contemos a Messi que muchas veces jugó muy mal en eso que llaman Selección; que se borra, que pasa largos ratos sin tocar la pelota, sin aparecer, sin mostrarse. Eso es lo que necesita el tipo, que lo hagan sentir humano, vulnerable, terrestre, que le duela la crítica bien dirigida; para que busque revelarse y estaquee rivales tal lo que hace en su club. Messi vive, piensa y siente como lo que es: un futbolista europeo y muchas veces no puede disimular el fastidio que siente cuando se pone la camiseta argentina y en lugar de pelota, sus compañeros le devuelven una albóndiga. Pero Messi no es una víctima, ni mucho menos; juega con los compañeros y amigos que él mismo elige y así será dentro de algunos meses en Rusia. Mascherano, Messi y Romero repartirán membrecías, pecheras, habitaciones y sobre todo premios; porque son ellos, los dueños de la camiseta blanca y celeste. Los monigotes vestidos de DT, son meros muñecos manejados a destajo por las estrellas mencionadas, no tenga dudas. Así y todo, ojalá hagan un buen Mundial y le acerquen un poco de alegría a este país tan devastado, tan surcado por el odio y la indiferencia.
Al cierre de esta edición, se hizo el sorteo para Rusia 2018. Debut con Islandia el 16 de junio, el 21 con Croacia -tal vez el rival más duro de la fase- y cierre del grupo frente a los amigos nigerianos el 26 de junio. Un posible choque de octavos frente a Perú y el riesgo de cruzarse con Francia en la misma instancia si uno de ambos no fuese primero en su grupo. Es evidente que el sorteo y el fixture no son tan amigables como los de Brasil 2014 (con la nefasta mano del envenenador de gusanos Julio Grondona). Ya espiamos por dónde andan los brasileños y alemanes, deseando no cruzarlos nunca; aunque puertas afuera gritaremos que queremos revancha con los teutones, no sin antes eliminar a los de amarillo, si es posible en semis.
Antes de retirarme, con el alma llena, completa y el orgullo de haber estado en contacto con usted, en conformidad o en disenso, pero siempre con buena leche, déjeme contarle que ningún deportista me dejó un vacío tan grande como el que marcó en mi vida la muerte de Ayrton Senna, que pasé muchos años sin volver a ver una carrera de F1 y que me pongo a llorar con sólo nombrarlo. Que no creo poder extrañar tanto a otro deportista, como al cordobés David Nalbandian, que lo necesito cada vez que se juega la Davis y que pocas veces vi un tenista tan completo, tan valiente y con tanto carisma como ese gringo, capaz de ganarle a todos y cada uno, cada vez que se lo propuso.
Y sí, hasta aquí llegamos. Recuerde que el fútbol, el más maravilloso de los deportes, está muy enfermo pero todavía respira, la pelota aún puede picar y meterse al lado del palo o salir mansa por un pelito. No van a poder matarlo hoy ni nunca y ahí estaremos en las tribunas, delirando embanderados.
Le deseo el fin de año que usted y su familia soñaron. Hasta siempre.