Tapa - Mayo 2º

Cazar al enemigo - Mayo 2º



“LA NOCHE MÁS OSCURA”

 
Por Lorena Bellesi
bellesi_lorena@hotmail.com

El once de septiembre de 2001 la vida de los estadounidenses cambiaría radicalmente. Una serie de atentados terroristas, estratégicamente planificados, daría por tierra con las Torres Gemelas -centro bursátil en plena ciudad de New York-, entre otros objetivos. Desde diferentes ángulos, las estremecedoras imágenes de ese fatal instante fueron captadas tanto por camarógrafos profesionales como ocasionales transeúntes, y reproducidas compulsivamente, minuto a minuto, año tras año. Todo quedó grabado: el momento exacto del impacto, la desesperación de la gente atrapada en los edificios, hasta llegar, finalmente, al desplome y posterior caos general en el World Trade Centre. La noche más oscura (“Zero Dark Thirty”) utiliza como disparador este hecho histórico, pero sin recurrir a ninguna fotografía alusiva de ese momento. En su inicio, una pantalla totalmente negra reproduce las voces testimoniales o protagonistas de ese crucial día. Llamadas de despedida, de angustia o de confusión colman la escena, el espectador no necesita ver para comprender lo que esas terribles palabras significan.
Dirigida por Kathryn Bigelow, primera mujer en ganar un Oscar, La noche más oscura sigue un circuito turbio, peligroso e incierto, transitado por la todopoderosa protagonista femenina, Maya  (Jessica Chastain lo hace sensacional), una novata e inteligente agente de la CIA empecinada en dar con el paradero de Osama Bin Laden y desbaratar su red terrorista Al-Qaeda. La muchacha de cabellera roja no pasa desapercibida en ese gran manantial masculino en el que se encuentra, su terquedad y determinación dan un empuje feroz a la búsqueda del gran enemigo de los yanquis. Se impone, se hace escuchar, insiste, una pesadilla para superiores y compañeros. Al mismo tiempo, es imposible no percatarse de su soledad: un cuerpo frágil que parece cobrar vida sólo en el propósito de encontrar al líder radical musulmán, representado como una especie de sombra escurridiza que se difumina en la incertidumbre. No busca la gloria, quiere hacer su trabajo.
Al igual que en muchas películas de espionaje, los escenarios van cambiando incesantemente, dinamizando el relato. Bigelow compone el camino hacia el final, conocido por todos, de una manera tan meticulosa que el suspenso aumenta en cada escena. La tensión del conflicto, la tirantez de las relaciones entre amigos y enemigos, entre versiones y ratificaciones, se despliega en el marco general de las suposiciones y especulaciones. La certeza parece estar del lado de la corazonada, las pistas son débiles al momento de desentrañar tremendo acertijo.
Específicamente, nos encontramos en la hora del ajuste de cuentas, los años pasan, pero nadie olvida el 11-S, Maya menos aún, obstinada en conseguir elpremio mayor”: Bin Laden. Con una verosímil crudeza, también se muestran métodos de torturas usados en centros clandestinos de detención estadounidenses. Y otro acierto es la mesura del sentimiento patriótico, el aplaque de un nacionalismo ferviente y presuntuoso que a veces irrita.
¡Atención! La película tiene una duración de 157 minutos, el lenguaje es bastante específico y puede ser confuso. Con esto quiero decir que no es para tomársela a la ligera. Lo ideal sería encontrar el momento indicado para, dedicarle a tan intenso drama, la atención que merece.

Caricatura, versión y veracidad - Mayo 2º


TIEMPOS DIFÍCILES

 
Por Julieta Nardone

Charles Dickens (1812-1870), inicia la publicación en forma de folletín de Tiempos Difíciles (1854) en la rígida sociedad victoriana de Inglaterra. La versión caricaturesca de las relaciones de poder en el trabajo, conforma un tema -aunque epidérmico- que recorre de cabo a rabo las páginas del libro. La ciudad imaginaria de Coketown es la réplica hiperbolizada de una ciudad industrial cuyo paisaje sin colores ni ornamentos escenifica la uniformidad y la planificación casi matemática de la cotidianeidad de sus habitantes.
Dickens no fue, por cierto, ni revolucionario ni socialista pero tampoco un defensor a ultranza del capital y del libre mercado. Queda demostrado esto en los tantísimos pasajes que denuncian los vicios y efectos colaterales del desarrollo económico del modelo capitalista... A propósito, una digresión oportuna: la reciente muerte de Margaret Thacher ha derivado, desde algunos sectores, en una revisión en torno a la aplicación fría y deshumana de esos mismos fundamentos.
Pero volviendo a la ficción, y desde una óptica integral de la novela, pareciera como si, en el doblez de la trama novelesca, se buscara complacer a ambos mundos: estamento de la burguesía industrial, y ámbito oprimido de los trabajadores. En este mismo sentido, la disyuntiva entre el obrero inmaculado (cabe aclarar: que se opone a huelgas y sindicatos) y el sindicalista malicioso y astuto, no da lugar a enfrentamiento dialéctico alguno. En este cuadro encajan también otros personajes: el señor Bounderby, inescrupuloso y oscuro empresario que ha logrado escalar hasta la cúspide social desde el barro mismo, “haciéndose a sí mismo”; la señora Sparsit, aristócrata en decadencia y convertida en ama de llaves del susodicho nuevo rico; James Harthouse, el típico gentleman londinense, entre otros.
Los más entendidos en la obra del consagrado escritor inglés (de cuya muerte se cumplirán 43 años el 9 de junio), han señalado que este peculiar tratamiento de lo social se debe a las propias contradicciones ideológicas del enclave pequeñoburgués de Dickens, en la zona fronteriza entre la burguesía y la clase trabajadora.
Así y todo, no es posible reducir la obra al entorno fabril y las luchas de clases de la época sin llegar a deformarla. El foco del ataque parece estar puesto, esencialmente, en la visión utilitarista de la vida en general, y con particular insistencia en la educación que se proponía desde esta filosofía dominante. Precisamente, quizá esto explique mejor el hecho de que las críticas todavía resulten contemporáneas y veraces en nuestra sociedad postindustrial.
El personaje del profesor Gradgrind ilustra cabalmente la fe ciega en ese sistema pedagógico que presume resultados positivos y previsibles a base de datos constatables y ecuaciones: “...lo que no se ve en la vida real, no debéis verlo en ninguna parte...”, le indica a uno de sus alumnos. Del mismo modo, Gradgrind criará a sus hijos (Louisa y Tom), desplazando sin licencias el mundo de la imaginación y la fantasía; pero los resultados no serán tan esperados... 
Para ir cerrando, hay una frase del repertorio creativo del propio autor que ha sido citada con mucha frecuencia: “La verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes”. Empezando por tener siempre la esperanza en la palma de la lengua, soñemos, entonces, en el día en que -aunque las vacas o los chanchos sigan sin levantar vuelo- la práctica laboral, educativa y civil de cada uno, nos potencie a todos como grandes seres en el pequeño oficio de cada día.
 

Gente corriente IV - Mayo 2º


ESTAMOS EN UNA SOCIEDAD ENFERMA

Por Ana Guerberof
ana.guerberof@gmail.com

Desde España
La familia de Miguel viene de Pitarque, un pueblito de la provincia de Teruel, desde donde se trasladaron a Barcelona para buscar alternativas laborales. Miguel trabajó en una empresa alemana de montajes de radiotelevisión y cuando cerraron (para trasladar la producción a Marruecos) él montó un supermercado, luego una frutería y finalmente la zapatería. Hace once años se hizo zapatero porque el trabajo que le ofrecían a esa edad no le permitía vivir y su mujer tampoco estaba trabajando. Es zapatero remendón, como se autodefine, por circunstancias de la vida y, a mi modo de ver, por un espíritu de supervivencia y un tesón considerables. Un hombre trabajador de los de antes, cuando aún no escaseaba y si te esmerabas, te podías ganar la vida. Siempre fue un “manitas”, le gustaba hacer arreglos en casa y por eso, quizás, también estudió electrónica. El año pasado le llevé a Miguel unas botas (argentinas aunque made in China) y no me quiso cobrar porque decía que su arreglo no era fiable, ni tan solo la mano de obra, por mucho que insistí… nada. Todavía están perfectas. Hacía años que no era testigo de tanto afán y honestidad por el trabajo bien hecho. Transcurre nuestra charla entre atender a los clientes, responder a consultas y saludar a los amigos del barrio.
¿Cómo aprendió el oficio?
Compré las máquinas y el señor que las vendía me enseñó durante tres meses y me arriesgué, luego vas perfeccionando. Lo mismo con las llaves, compré la máquina y empecé.
¿Se gana bien la vida como zapatero?
Antes se ganaba muy bien, cuando existía un calzado de verdad. Pero ahora todo es de molde, la suela es mantequilla y no se puede arreglar. Se han cargado el comercio del calzado y al pequeño comercio en general.
Pero ¿le gusta?
No me gusta demasiado, me entretengo, pero son demasiados problemas con los clientes, son muy exigentes, siempre regateando los precios y con la crisis todavía más.
¿Con la crisis no le piden más arreglos en lugar de comprar zapatos nuevos?
No, ¡qué va! Los clientes piden todo más barato. Les gusta lo barato y si se rompe, se compran otro. Van a los chinos y se compran otro par diferente.
¿Qué le piden más?
Milagros. Qué hacer con un zapato un número más grande, por ejemplo. Si le das una solución entonces preguntan que qué les vas a cobrar, no quieren pagar lo que vale. O un zapato heredado demasiado pequeño con el que no puedes hacer nada.
¿Hay diferencias entre los hombres y las mujeres?
Principalmente mis clientes son mujeres. Sólo vienen hombres de oficina. El resto sólo lleva deportivas. Antes todos usaban zapatos, hasta los niños en el colegio, pero ya no.
¿Le recomendaría a alguien que fuera zapatero?
No. Una vez me vino a preguntar un taxista, porque no quería estar en la calle. Pero si eres zapatero estás todo el día encerrado y el sueldo no es bueno. Lo peor es el horario, incluidos los sábados, y a veces no hay faena. Esto está muerto.
¿Le hubiera gustado otra profesión?
Soy un superviviente pero me hubiera gustado trabajar en una empresa más grande, en contacto con otras personas. Esto es un mundo muy solitario. Si tienes un sueldo cada mes, vives con eso, pero si eres autónomo tienes que pagar todo y vivir con lo que queda. Al que es honrado y paga sus impuestos, no le compensa.
(Una señora entra con su marido para agradecerle el arreglo que le hizo para colocar una cuña en uno de los zapatos. Compruebo que mi caso de clienta satisfecha no es el único.)
¿Conoce Chabás?
No.
¿Y Rosario?
Me suena de Argentina, pero no sé por qué.
¿Por Messi?
No, si yo no sigo el fútbol. Me gusta, yo jugaba en juveniles hasta que tuve que hacer “la mili” (servicio militar), pero esto de los equipos es un negocio. Me da la impresión de que como se vaya este chico Messi, se acaba el Barça. No lo sé, pero no lo sigo…
¿Cómo solucionaría la crisis?
Una gran limpieza social, de la economía sumergida, de las mafias. Es el pequeño paraíso de la corrupción. Me preocupa el futuro a nivel social. Veo mucho estrés. Somos una sociedad enferma. No nos enseñaron a ser felices en el colegio. Hasta pienso que estos, el capital, lo que quiere es enfrentarnos, somos sus títeres.
(Entra un vecino para saludar, cerró el local porque no podía pagarlo y ahora hace arreglos a domicilio.)
Ya ves, vamos todos muy ajustados.