Bienvenidos al Nº 10


ANUNCIANTES

Y

LECTORES

Sin ustedes, nada hubiera sido posible.

GRACIAS
GRACIAS
GRACIAS

Con la esperanza de reencontrarnos en el 2011, queremos hacerles saber que estamos felices de ingresar a sus casas mes tras mes, siendo de ese modo, al menos en una ínfima porción, parte de sus vidas.
Ojalá hayamos logrado aportarles algo.
Para estas Fiestas y el Nuevo Año que se abre, les deseamos el valor necesario para animarse a soñar y la entereza suficiente para hacer de esos sueños, una realidad.

Contratapa


BALANCES, VERDADES Y FIESTAS

Música porque sí, música vana,
como la vana música del grillo,
mi corazón eglógico y sencillo
se ha despertado grillo esta mañana.

¿Es este cielo azul de porcelana?
¿Es una copa de oro el espinillo?
¿O es que en mi nueva condición de grillo
veo todo a lo grillo esta mañana?

¡Qué bien suena la flauta de la rana!
Pero no es son de flauta: es un platillo
de vibrante cristal que a dos desgrana
gotas de agua sonora. ¡Qué sencillo

es a quien tiene corazón de grillo
interpretar la vida esta mañana!

El grillo, Conrado Nalé Roxlo



Por Alejandra Tenaglia

No hay modo de escapar al balance incluso involuntario que produce la llegada de la Navidad y fin de año. Las vidrieras centelleando luces de colores despiertan ora alegría, ora congoja, cuando no las dos cosas a la vez. Y los momentos-bisagras que hayamos atravesado en el 2010 se abren como fruta madura al pie del arbolito o de la mesa festiva, haciéndonos sentir orgullo por lo logrado, tristeza por lo perdido, dolor por lo frustrado; plenitud por algún instante ya enclavado para siempre en nuestra historia; temblor por el despertar lúcido frente a algo que hasta entonces se nos aparecía vedado por la memoria, el andar cotidiano o los sentimientos anudados; indiferencia por todo aquello que creemos que “no fue para tanto”, sabiendo de antemano que ni siquiera la nada transcurre sin dejar sus patas marcadas en nuestro suelo; emoción por el simple hecho de estar vivos a pesar de los hundimientos que sentimos abismales y los golpes que parecieron ser letales. Y es en ese punto del análisis en el que la esperanza ocurre como un amanecer simple, alumbrando el futuro al que arribaremos con las herramientas esculpidas día a día, la mano extendida queriendo alcanzarlo con la ingenuidad y entusiasmo de un niño, y el corazón palpitando fervientemente mientras un escalofrío nos recorre el cuerpo.
Mirar hacia atrás no es sólo tarea del nostálgico, es un requisito para afirmar el paso sobre nuevos terrenos y conlleva, además, necesariamente, el atributo del coraje para evaluarnos.
Mirar el presente no es sólo reducir nuestra mirada a una coyuntura enraizada en el ayer y repercutiendo en el mañana, es tomar conciencia de dónde estamos parados, cómo y desde dónde llegamos, hacia dónde podremos seguir avanzando.
Mirar el futuro no es sólo subirse a las nubes inconsistentes de lo inasible e incierto, sino fundamentalmente proyectar y soñar, verbos maravillosos de los que no podemos prescindir sin que el latido pierda sentido.
Y entonces, cuando esos tres momentos se aúnan invocados por las fiestas, imposible es no sentir una maraña enrarecida de sensaciones recorriéndonos la piel.
Una risa compartida, un llanto exacerbado, una cena distinta, una mirada lacerándonos; el aroma de una flor distendiéndonos el ceño fruncido por complicaciones rutinarias; el sermón de un amigo convirtiéndose en el límite que no podemos, no sabemos, no queremos fijarnos por nosotros mismos; la ayuda de una madre que jamás cesa en sus intentos de allanarnos el camino; el silencio nunca vencido a pesar de nuestros ruegos por un decir que no sucede; el calorcito que brota en el alma e impone el inmediato y completo olvido de todo, al escuchar un “te quiero”. Porque es cierto que el amor obnubila el entendimiento, pero también es cierto que es la principal cuerda que nos sostiene. Una cuerda para seguir estando cuerdos. Aunque las tonteras que retrasan las conquistas, aunque los derrapes que accidentan, aunque los excesos que siempre sobran, aunque los errores que malquistan, aunque los sinsabores ardiendo el estómago, aunque las traiciones perforándonos la espalda como daga afilada, aunque las desilusiones derrumbando castillos, aunque las vergüenzas enrojeciéndonos mucho más que las mejillas, aunque las debilidades imponiéndose, aunque un ejército entero procure detenernos volvemos siempre a intentar el amor con la madre, el padre, el hijo, el hermano, el amigo, el novio, el marido, el amante, el que fue y el que será.
Brindo por ese amor que no se deja vencer a pesar de lo miserable que podemos ser a veces los humanos, superándonos siempre en el modo de dañarnos.
Brindo porque ese calorcito que cada tanto nos brota en el alma, sea lo suficientemente atizado para cruzar como un eje nuestra existencia, como lo hace el mismo tiempo.
Brindo porque crear es un modo rotundo de creer, y tanto crea quien hace una pieza artística como quien trae un hijo al mundo o forja su día con denodada paciencia. Y porque creer es un modo certero de crear aquello a lo que aspiramos; y hasta aquel que se define como escéptico cree al menos en su propia duda.
            Y termino brindando para que los deseos nos embarguen muy hondo y nunca nos falten las fuerzas necesarias para seguir batallando, cuando las adversidades se nos presenten como demasiado difíciles de sortear. En ellas también se encuentra la vida. La vida misma en estado puro, como una música continua nunca escrita, como esa canción que todos llevamos en el alma cual grillito de Roxlo, como este cielo que nos mira y sujeta las estrellas que nos iluminan, y al que tantas veces dirigimos nuestros ojos cansados pero inquebrantablemente esperanzados, rogando un cachito de felicidad.
¡Salud!



Paisajismo


HERBÁCEAS PERENNES

EL JARDÍN DE LA ABUELA

Son gráciles, aportan color, movimiento, contraste, es lo que cualquiera quisiera ver, dando una vuelta por el jardín. Particularmente las asocio con los jardines de las abuelas, todo un arte, desde la recolección de las semillas, la limpieza de los yuyitos, el riego, la sincronización de los trabajos para obtener el mejor resultado y flores todo el año.
Estas especies son de consistencia no leñosa, en cambio los arbustos y árboles tienen tallos que forman un leño bastante desarrollado.
A diferencia de las anuales, crecen y florecen sin demasiado requerimiento y cuidado. Hay gran variedad de texturas y tonalidades de flores y follajes, y si planificamos podremos obtener color y vida en nuestro jardín durante todo el año, produciendo distintos efectos según la estación. Tienen la ventaja de multiplicarse con rapidez, muchas de ellas pueden perder su follaje en otoño e invierno pero resurgen con la estación cálida. Otras pueden conservar siempre el follaje. Las de menor altura se utilizan como cubresuelos, así protegen de la erosión a la vez que cumplen una  función estética.
Podremos lograr borduras importantes trabajando con colores muy contrastantes entre sí, por ejemplo bordó en berberis y gris en cineraria marítima; o utilizando colores diametralmente opuestos en el círculo cromático, como violeta y amarillo. Otra opción sería la monocromía, es decir, utilizamos el mismo color en distintas tonalidades.
En cuanto a la multiplicación y reproducción se puede lograr a través de la división de matas, esto es, sacar la planta con un poco de tierra y con cuidado ir limpiando las raíces; luego con tijera o cuchillo se separan los tallos, cada grupo con sus raíces; por último de reduce el follaje a un tercio, a veces las raíces suelen romperse por lo que procederemos a cortarlas un poco; plantamos y regamos. Por división de rizomas, en el caso de agapanto se corta el rizoma que puede o no llevar follaje. Estolones: se sacan una vez enraizados y se plantan, el caso de violetas, ajuga, lamiun. Hijuelos: algunas especies (ej. hemerocallis) pueden reproducirse cortando los tallos florales, puesto que de los nudos pueden nacer otras. Se desprenden y se ponen a enraizar.
Algunas  herbáceas perennes son: acanthus o cucaracha, agapanto, alstroemeria, armería, aster, bulbine, clivia, convólvulus, coreopsis, gazanias, gaura, hosta, iris, hipérico, lilium, hemerocallis, stachys, vinca, calas.
Si quieren ver un jardín de herbáceas pasen por lo de Margarita, es una explosión de color y un regocijo para el alma.

Desde acá
La veo al pasar todos los días con esa paciencia y la entrega de quien vive para eso. La veo en otoño, invierno, primavera. Hasta nombre de flor tiene ella. Es imposible pasar por su casa sin girar la vista hacia ese jardín secreto, encantado, porque seguro debe estar plagado de recuerdos, de su infancia quizás, de allá lejos de donde un día vino.
Aún conserva la frescura y la picardía de la juventud, añorando a sus seres queridos me abrió la puerta de su casa y de su corazón, y con una emoción inenarrable confesó que vive por y para sus flores.
Allí están como en una postal, las flores de Margarita, ese universo que ella creó para sí, pero que a la vez nos permite conocerlo aunque sea de pasada.

Agradecimiento: Margarita Kovacevic.


Infoverde
En octubre se realizó en el Vivero Les Vivaces de Venado Tuerto el curso de “Jardines Rurales” y tuve la suerte de asistir. La belleza del lugar es indescriptible y maravillosa la amabilidad y hospitalidad que nos brindaron sus dueños. Quiero destacar y agradecer al Ing. Agr. Mario Huber y a su hija Otilia por aportarnos sus conocimientos con una generosidad extraordinaria, haciendo docencia de su trabajo, dándonos un nuevo concepto en el diseño y uso de la especies.
Durante el mes de noviembre en Chabás se llevó a cabo un Taller de Jardinería y Paisajismo en el que se desarrollaron temas como árboles, arbustos, herbáceas y diseño de canteros. A todos mis alumnos ¡gracias! Y hasta el año que viene.


Diciembre, el tiempo y su paso


Por Carina Sicardi

Y llegó diciembre…
Mes emblemático, largo en días, emociones y conclusiones. Largo si se piensa en función del interminable tren de acontecimientos, en general relacionados con la alegría de despedir el año con quienes hemos compartido un cúmulo de sentimientos, aventuras y desventuras. En fin, la vida.
O un tramo de ella, un segmento, al que por esa arraigada costumbre de limitar lo inabarcable, marcamos con un principio y un final.
Saber que el almanaque, hermano fiel del reloj, funciona más allá de nosotros mismos, nos alivia y nos presta argumentos para justificar la falta de algunos logros, junto con la esperanza de renovar objetivos o ilusiones (para quienes decidimos ser incurables soñadores).
Siendo partícipes de una alocada carrera, vamos transitando los días que se transforman en meses sin detenernos siquiera a pensar en ello, hasta que alguien, en la monotonía de un momento cualquiera, pregunta: ¿qué día es hoy? 
¡Atención! Segundos de silencio siguen a esta “complicada” interrogación, filosófica si se quiere, en virtud de la cantidad de respuestas diferentes a que daría lugar.
Quince, responde en la mayoría de los casos un administrativo, harto de repetirlo en las infinitas planillas que completa y que parecen multiplicarse más allá del entendimiento.
No, no te pregunto por el número, quiero saber el día.
Cuestionamiento más complejo aún. Miro alrededor. Si el ambiente está cargado de un contagioso  pesar, no hay dudas: es lunes. Si, en cambio, el maquillaje a duras penas logra ocultar el cansancio pero se vislumbra un dejo de inminente futura alegría: es viernes. El resto: martes, miércoles, jueves, queda supeditado a la agenda de actividades propias y/o de hijos, padres, etc. Sábados y domingos tienen sello propio, no necesariamente feliz, pero sí más desestructurado.
Definitivamente es lunes.
El sistema de turnos se cayó.
La primera paciente (mayor ella, como corresponde a las ocho de la mañana), no adepta al idioma informático, cree que la computadora se hizo trizas contra el suelo. Alguien se quedó atrapado en los brazos de Morfeo.
¿El marido se llama Morfeo?, pregunta otro que no entendió el chiste…
En fin, hoy es quince.
¿De qué?
De noviembre.
¡Cómo pasó este año!
Estos diálogos, escuchados casi al pasar, me generan una sonrisa; hasta que despierta mi conciencia: lunes 15 de noviembre, vencimiento de la facturación de algunas mutuales y… ¡hoy tenía que entregar el texto al periódico!
Llega el último texto del año y no puedo recordar si alguna vez llegó a tiempo, del calendario, por supuesto. Porque creo que, en realidad, siempre se llega a tiempo. Al nuestro. Al que hizo que coincidamos.
Yo acá, intentando evitar el miedo de que me conozcan sin estar detrás del escritorio, con el peso de saber que las palabras no tienen vuelta a atrás; sabiendo además, que una vez que circulan, ya dejan de ser mías para convertirse en nuestras.
Ustedes allá, esperando cada uno algo diferente de todos los espacios que conforman este sueño.
Este es nuestro tiempo. El de estar juntos, ¡aun! en el  pobre diciembre. Tan corto para intentar hacer todo lo que no pudimos en los otros once meses. Tan cargado de colores, de verano, de esperanzas, de nacimientos. Dándonos la posibilidad de sentir, más allá de las creencias, que no es necesario tener todo para intentar ser felices.
Podría cerrar este espacio que nos reúne, diciéndoles simplemente feliz año para todos; pero los sumo al deseo que destino y comparto sólo con mi gente más querida: AMOR Y POESIA.
 
  

Baldosa floja


Tres molestias tres

 
Por Alejandra Tenaglia

La dama que hoy nos ocupa me abordó en la calle y sin vueltas comenzó la enumeración de sus molestias, para el bien de esta columna y de ella misma, que pareció francamente liberada una vez terminado su discurso.
   
A mí me molestan muchas cosas, porque yo soy así de jodida; pero hay tres en particular, que me crispan los nervios. 
Una: los chismes y por supuesto, sus autores. ¿Viste que…? ¿Sabías que…? ¿Te enteraste de…? Ya ese comienzo de frase, me irrita. Porque en principio, ¿qué me importa a mí quiénes se pusieron de novios; son amantes una, dos, tres veces a la semana; van por el quinto hijo; se divorciaron o se van a casar? Las cosas de la gente que me importa, me las cuentan ellos mismos en vivo y en directo, si es que tienen ganas de compartirlas. Y punto. Todo lo demás es pérdida de un tiempo precioso que no se recupera, divagando sobre vidas ajenas. ¿En qué puede modificar mi existencia el que aquella se haya acostado a la hora de cena, medianoche o de madrugada, con uno, dos o diez hombres-mujeres-perros-gatos-o-marcianos? ¿O que aquel se haya hecho rastas, trenzas, tatuajes o se haya puesto una peluca? Si se fue de viaje, abandonó su casa para irse a vivir en carpa, embarazó a alguna, se dedicó a estudiar magia negra-amarilla-violeta… ¡qué me importa! ¡Cada cual hace con su vida el cuadro que mejor le sienta!... Pero además del contenido del chisme, lo que me molesta es el tono de goce del chismoso, los gestos que emite para darle énfasis a lo que dice, la complicidad que intenta lograr con vos al codearte, hablándote medio al oído, guiñándote un ojo, como armando equipo frente al pobre escrachado… ¡Cómprense una vida señores! Y dejen de juzgar a los demás que, como dijo Cervantes, ¡nunca se sabe por dónde puede saltar la liebre!...
Dos: la gente que te debe y encima, deja de saludarte. Esto sí es una cosa de locos, no me digas que no… No es que uno muera por el saludo de ellos, pero, digo, me parece, la elegancia es lo último que se pierde ¿no? A cualquiera le puede pasar tener una mala racha, pero con dar la cara y las explicaciones correctas, es suficiente. No es necesario hacerse el otario o peor aún ¡el enojado! Y uno es tan estúpido, que ve ese cambio de actitud y, como siente vergüenza ajena, se hace el que no se da cuenta… Listo, ahí ya la comedia es completa, el otro nos debe y nosotros somos los que bajamos la cabeza... Es como te digo, ¡de locos!
Tres y último: esta moda de escribir todo abreviado, y con mucha K. Me gustaría saber de dónde sacaron los jóvenes esta loca idea. El tema es que ya no le escriben a la noviecita: te quiero mucho, ahora van sólo las iniciales; pero encima en lugar de la Q va la K. O sea, TKM. La T siempre va solita: t kiero, t odio, t espero… ¿Por qué? Eso es lo que quiero saber. ¿Qué ahorran? ¿Qué enfatizan? ¿Qué vanaglorian? Tonta no soy, sé que suprimieron el uso de la Q para no tener que poner la U… pero, ahora, yo digo, en esta época de despilfarro, compro y tiro, descarto, ¿a qué se debe esa avaricia con las letras? ¡Pero… gente! ¡Si el abecedario está ahí enterito esperando que lo usemos!... Cuidemos el uso y abuso de otras cosas, que tan bien le vendría no sólo al país sino a todo el planeta, pero no restemos letras que ya bastante cuesta entenderse con el alfabeto completo. Y si pensás que exagero, prestá atención ahora en las Fiestas a los mensajitos de texto que recibas de los menores que te rodean. Vas a ver que más de un saludito te hace mal a la vista… 
También me molesta mucho la gente que se queja de todo, así que te reconozco que en este momento, hasta yo misma me caigo mal…
Pero bueno, que libera, libera.