“Nadie se baña dos veces en un mismo río”, afirmó Héraclito retratando en pocas palabras el carácter dinámico de las cosas. Dentro de ese marco podemos nombrar hechos ocurridos en mayo: la décima edición de Fespal -que incluso por estas horas, parece haber tenido lugar hace meses- la aparición de Canal 9 local, los festejos del Bicentenario y todo lo demás, sea de carácter general o personal.
Ahora, es junio quien nos apura el paso. En él se viene el evento de mayor expectativa a nivel deportivo: el Mundial de Fútbol; también el Día del Padre que este año cae justamente un 20 de junio, aniversario de la muerte de Manuel Belgrano, creador de la enseña patria. Y al día siguiente, el mismísimo 21, el invierno comenzará oficialmente en el hemisferio sur.
La primera mitad del año ha ocurrido con la celeridad que tienen los buenos momentos, amén de los días que hayamos sentido demasiado largos, con el cansancio aflojándonos las rodillas o la tristeza oprimiéndonos el pecho. Y aunque las efemérides o eventos se repiten periódicamente, ni ellas ni nosotros somos los mismos. Como el río y el hombre de Heráclito. Cada Mundial, Día del Padre, 20 de junio y comienzo del invierno, han sido distintos en nuestras vidas; enhebrados a una imagen, aroma o sonido podemos remontar su recuerdo como un barrilete y comprobar la veracidad de lo que afirma el filósofo griego. Partiendo de esa premisa que hace a cada momento único e irrepetible, intentemos no dejar pasar la oportunidad, de honrar en ellos la vida.
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