Saque bolilla - Septiembre 2º
Por Mariano Fernández
marianoobservador@gmail.com
A Alberto, benemérito profesor.
A Miguel, que llevó mil médicos,
abogados, odontólogos, contadores, etc., a empezar su semana.
- Saque
bolilla Fernández-. Fue más o menos amable el profe. Nada que ver con Livia,
por ejemplo. Cuando te lo decía ella, se paralizaba el mundo. Era la versión
rosarina de Medusa, si la mirabas a los ojos, te convertías en piedra. Da
clases todavía.
Hacía
un poco de calor para ese agosto. Habían pasado varios años, mil domingos, algunos
con ese calorcito que servía de excusa para que los bares estallen de gente, otros
en los que el frío invitaba a quedarse en la casa de los padres, sin embargo
uno sabía que debía emprender el ritual. Guardar en un bolso raido un par de
carpetas que habíamos sacado a pasear, y lo que la vieja había preparado para
evitar que la dieta de la semana sea a base de arroz y fideos exclusivamente. A
la tardecita-noche, comenzaba el éxodo.
Atrás
quedaba el almuerzo dominical, algo por lo que mataríamos a mitad de semana. No
por sofisticación sino porque tenía el amor de tu mamá, o el esmero de tu
viejo. Y arriba del bondi, cuando salía de la curva, apagaban las luces y se
hacía un poco de silencio, te ponías a pensar en cómo venía la semana, en el
próximo examen, o en la chica que se había tomado el bondy anterior y estaría
en su departamento del Pasaje C.
Todo
empezó en el jardín, con la seño Estela, a la que todavía llamo así. Me
transpiraba la manito cuando se la tenía que tomar a la nena de trenzas rubias
que formaba a mi lado. Todavía la veo, ya sin trenzas, y reímos al ver a nuestros
hijos divirtiéndose como lo hacíamos nosotros. Después, pasé siete años jugando
al ladrón y poli. Y riendo, feliz. Aprendí mucho. A leer, a escribir, a soñar
con la piba que formaba más atrás y que usaba unas medias que hoy serían,
cuanto menos, ridículas. Nunca me animé a decirle que me gustaba.
Y se
vino la secundaria. Allí hacés amigos, a los que con suerte luego conservás.
Estudiás por primera vez (Lilian casi siempre tomaba lección, y olfateaba con precisión canina al que no sabía). Conocés
el amor, el sexo, el alcohol, el tabaco. Te enamorás de la piba que se sienta
un par de bancos adelante (a esta me animé a decirle que me gustaba). Empezás a
entender que el mundo no está bien, pero no sabés para dónde salir; a veces tirás
trompadas al aire, o en el sentido equivocado.
Terminada
la secundaria, se viene la encrucijada: trabajar o estudiar. Algunos tuvimos esa
afortunada posibilidad de elegir. Con otros la vida fue más determinante.
El
jardín y la primaria, son sólo un hermoso pequeño paso. La secundaria, un
laboratorio. Lo que sigue, es casi la vida misma. Cuando comprendí cómo es que
había llegado ahí, cambió mucho en mí. Allí estaba, en el cole rumbo a Rosario
cada domingo, porque mis viejos hacían un esfuerzo para ello. Con cada compra
de pan, alguien que no pudo mandar a sus hijos a la universidad, estaba
financiando mi educación. Unos cordobeses, hace muchos años, hicieron que las
facultades sean públicas y gratuitas. Otros, bastante más cerca, las
mantuvieron así. Y hasta pagaron con su vida la osadía. ¿Cómo no iba a estudiar
duro? Y entendí, que atrás vendrían otros estudiantes. Y que con estudiar nada
más, no alcanza. También había (y hay) que luchar porque sigan existiendo
universidades para los hijos del pueblo.
“Tome
su libreta colega”, dijo el profesor, y estrechó mi mano. Era la última materia,
lloré como un nene. Me había puesto un diez el profe. No sé si para que muestre
la libreta y cancheree, o porque había junado el mucho esfuerzo en llegar hasta
allí. Cada vez que miro el título colgado en la pared, con mi nombre escrito
bonito, y la cinta con la bandera argentina, me acuerdo de alguno de los que lo
hicieron posible.
Así
que estudiante, dsifrutá de tu día. Es lo único que ganaste hasta ahora, el
privilegio de ser llamado así y de tener un día al año que te consagre. El
resto, lo debés. Algún día, deberás devolverlo, con tu saber. Hay seños
Estelas, Evas, Alicias, Claudias, Lilians, Ana Marías, Noritas, detrás de vos. Y
tus viejos. Y obreros, profesionales, docentes, gente que te trae a dedo, que
te fía los puchos, compañeros que te ayudan a comprender ese tema, novias
incondicionales y amigos de fierro. Hasta ese colectivero que te lleva a que empieces
la semana, aunque vos sólo vayas pensando en la piba que se tomó el anterior y
te espera en el departamento del Pasaje C.
Saque
bolilla amigo lector, el examen se lo toma la vida.
Estrella sin luz - Septiembre 2º
“REALITY”
Por Lorena Bellesi
bellesi_lorena@hotmail.com
Cada
época tuvo sus “famosos”, moldeados en cuerpo y alma por los valores
preponderantes de una sociedad que los elegía. La fama no es puro cuento, mucho
se escribió, se debatió, se reflexionó seriamente sobre ella. Para algunos, hoy
en día es lisa y llanamente la posibilidad de trascender, de escabullirse notoriamente
del anonimato y pasar a formar parte de una “nobleza” que admite por igual a
los de sangre azul y a los plebeyos. Las nuevas tecnologías hicieron de las
incipientes celebridades, monstruos mediáticos de alcance sorprendente. A la
incauta teleaudiencia la seduce el glamour, el confort, la buena vida de los
famosos, es decir, se sienten atraídos por esas enormes sumas de dinero que
muchas veces llegan de una manera rápida, y casi sin esfuerzo. La película
italiana Reality, del director Matteo
Garrone, recurre a la tragicomedia para poner en pantalla las miserias de una
confundida sociedad, que cree encontrar en un formato televisivo LA oportunidad
de su vida. La ecuación sería la siguiente, ingresar al Grande Fratello (Gran Hermano)
es igual a prosperar.
La
secuencia inicial del film dura unos cuantos minutos, una toma aérea sigue el
recorrido de una carroza similar a la que usó Cenicienta, tirada, incluso, por caballos blancos ornamentados. Con
la majestuosidad de una época que ya pasó, transita por las calles de Nápoles
con una pareja de recién casados. Palomas blancas en cajas con forma de
corazones y pajes vestidos para la ocasión reciben al novel matrimonio. Los
invitados derrochan brillo y alegría, pero la verdadera estrella todavía no se
hizo presente. De pronto, hace su aparición él, Enzo, semifinalista de Gran
Hermano, la locura es general, lo aplauden, lo besan, lo aclaman. La
euforia dura minutos, pero deja huellas. La pintoresca familia regresa a su
hogar, padres, madres, tíos, abuelos, niños, el clan entero convive en una casona
suburbana enorme, húmeda, en algunos rincones, prácticamente desecha. Es
medianoche, la carroza se convierte en calabaza, los hombres se vuelven
ratones.
Dentro
de esa tumultuosa parentela se destaca Luciano
(Aniello Arena), padre de tres niños, esposo leal, trabajador, tiene una pescadería
en la plaza del barrio. Un laburante carismático, considerado por todos un
comediante nato. Tal es la confianza que le tienen, que lo empujan a participar
del casting para la nueva versión del Grande
Fratello. No estaban equivocados, Luciano
queda preseleccionado. A partir de aquí se pone en marcha el deliro absurdo del
protagonista, enfrascado en la obsesión de recibir el llamado que confirme su
ingreso a la Casa. Ya no tendrá paz, inquieto ante la posibilidad de estar
siendo vigilado, juzgado, su empecinamiento lo vuelve una bomba de tiempo. En
este marco, las apreciaciones de Michele,
su empleado, hacen ruido, ya que según él todo el tiempo estamos siendo
observados, Dios es nuestro Gran Hermano.
Reality pone en evidencia el carácter
ridículo de una sociedad que vitorea figuras populares, cuya gloria mayor fue
haberse cepillado los dientes en televisión. Este modo de pensar no es novedoso, sin embargo el director cuando los
retrata ácidamente a ellos, en
realidad, habla de nosotros. No tanto
como “chusmas vouyeristas”, atentos a la vida privada de los demás, sino como
cómplices de un mundo cuyos valores se desintegran en la banalidad. Grandiosas
actuaciones de actores no profesionales –Aniello Arena es un presidiario-,
consagran una película sobre la fama
protagonizada por desconocidos, eso sí, talentosos.
¿De Parranda? - Septiembre 2º
OBRA GRUESA
Por Julieta Nardone
En septiembre de 1914 nacía en Chile
uno de los escritores más venerados y desacreditados de los últimos tiempos. Con
su copiosa obra asoma a estirones un yo poético payasesco que buscar ser tomado
en serio. Nicanor Parra, un contador de lo terrible con la ligereza del humor y
la picaresca popular; un buscador de verdades últimas en una lengua directa y
fibrosa: “Ni muy listo ni tonto de remate
/ fui lo que fui: una mezcla de vinagre y aceite de comer / ¡un embutido de
ángel y bestia!”
La potencia del creyente y el sarcasmo
de la rebelión se dan al unísono a través de la fluidez sintáctica y la
regularidad rítmica que no refrenan la lectura. Por el contrario, nos empujan
hacia adelante sin darnos respiro para reflexionar la lógica (o antilógica) de lo
que se nos manifiesta. Es más, en esa misma anti-lógica terminamos por
reconocer “la normalidad” de nuestro entorno: “Recuerdos de infancia: / los árboles aún no tenían forma de muebles /
y los pollos circulaban crudos x el paisaje”.
Se trata de andadas verbales, concisas
y sentenciosas que abren fuego hacia todos los flancos, dejando al descubierto
la estupidez humana: “Buenas Noticias: / la
tierra se recupera en un millón / de años / Somos nosotros los que
desaparecemos”.
En muchos versos el truco reside en
tomar frases hechas o tonalidades del habla común y silvestre, a fin de sustituir
algún término o crear una imagen inusitada en ese contexto; y así dar con las
tinieblas y el caos de lo oblicuo tras las máscaras de la aparente
familiaridad. De modo que el poeta es de todo... persona no grata, boxeador vencido por su sombra, confabulador, danzarín
al borde del abismo... menos visionario.
No obstante, estas fórmulas parreanas
de dramaturgo histriónico presentan el contrapeso de lo lírico, pues abundan
también imágenes cargadas de poesía que se manifiestan como destellos de belleza
inesperada. La escritura acerca flores
artificiales y sangrientos boxeadores que pelean a la luz de la luna... Podríamos
decir que el chileno destempla la cuerda lírica allí donde no esperábamos
despertar a la sensibilidad, pues si de algo está muy seguro es que “los resplandores de la poesía / deben
llegar a todos por igual / la poesía alcanza para todos”.
Parra busca cuajar la partícula y la
antipartícula de la realidad explorando los vasos comunicantes entre antipoesía
y poesía; y en ese proceso se entrevé una revelación que no llega a producirse
jamás, pero que se anuncia de manera original. En esa vislumbre, la rebelión
contra conceptos desvitalizados y contra la esclerosis del lenguaje hasta puede
llegar a ser el mismo blanco: “En la
realidad no hay adjetivos / ni conjunciones ni preposiciones... en la realidad
hay sólo acciones y cosas / un hombre bailando con una mujer / y una mujer
amamantando a su nene / un funeral-un árbol-una vaca / la intelección la pone
el sujeto / el adverbio lo pone el profesor / y el verbo ser es una alucinación
del filósofo”.
De modo que, creer simplemente que
Parra es un urdidor de chistes es desfigurar su obra. Así como tampoco la
elección por el imaginario popular representa sólo un marco de referencia
literaria: es la fuente de energía
espiritual que el autoproclamado antipoeta
nunca abandona. Por último, a pesar de que puede llegar a lindar con el mal
gusto, siempre deja la sensación de peligro superado, que agrada o enternece
más allá del sarcasmo cruel o la ironía más distante.
El viejo zorro y sabio, aconseja: Tratemos de ser felices, recomiendo yo,
chupando la miserable costilla humana. (...) De sus axilas extrae el hombre la
cera necesaria para forjar el rostro de sus ídolos. Y del sexo de la mujer, la
paja y el barro de sus templos...
Lo que se viene - Septiembre 2º
TEMPORADA PRIMAVERA - VERANO
Por
María Pascuaré / Diseñadora de Indumentaria
Los
días se alargan, la primavera se acerca y las vidrieras empiezan a mostrar los
adelantos de temporada. Mucho color, estampas, géneros livianos y una actitud
optimista. Te cuento qué es lo que viene en términos de moda, para salir a
comprar o buscar en el placard y modificar, volviendo a esa prenda, actual.
Tonos cítricos
Son los protagonistas de la paleta de colores de esta
temporada. Veremos amarillo, limón y cercanos al coral, aunque el tono
mandarina es el rey del verano, representa alegría, optimismo e intensidad.
Estampados
*Tropicales: Animales, aves, palmeras, hojas y frutas, se imponen con mucha actitud.
*Militar: Elegirlo en prendas básicas que vamos a poder seguir usando en próximas temporadas. El tono verde militar es un neutro que queda bien a la mayoría.
*Tropicales: Animales, aves, palmeras, hojas y frutas, se imponen con mucha actitud.
*Militar: Elegirlo en prendas básicas que vamos a poder seguir usando en próximas temporadas. El tono verde militar es un neutro que queda bien a la mayoría.
*Oriental: En seda. Nos otorgan
un estilo delicado y sofisticado, y lo ideal es combinarlo con colores neutros
y monocromáticos.
*Ópticos: En blanco y negro
básicamente. Perfectos para las más clásicas y minimalistas. El tamaño de las
formas tiene que ser proporcional con nuestra contextura. ¡Tener en cuenta que
las líneas verticales estilizan!
*Batik: Nos hace recordar los
’90, ya se vieron el verano anterior. Dan un look joven y descontracturado.
Texturas
y géneros
*Bordados: Estilo
africano en collares y escotes, y siguen las hombreras bordadas.
*Paillettes: Las texturas
brillosas estarán a la orden del día. El tip es llevarlo con prendas opacas,
para no excederse.
*La seda sigue siendo una de las elegidas para el vestuario
femenino. Con muy buena caída y súper liviana, da un aspecto fino y suave. Es
muy combinable.
En cuestión de
prendas:
*Faldas y vestidos largos siguen pisando fuerte. En el caso
de las polleras, con tiro medio y buena caída. Tené en cuenta que cuanto más
ancha sea la falda, más bajita parecerás. Puedes usarlas más ajustadas y rectas
o compensar con unos buenos tacos o plataformas. *Palazzos, ya instalados, pero
esta temporada vamos a ver cortes rectos, de tamaño extra grande y de tiro
medio. Si no sos muy alta, mejor combinarlos con plataformas para que te
estilice las piernas. El consejo es acompañarlos con tops, sueltos o adheridos,
y también con camisas holgadas pero que queden por dentro al frente y sueltas
detrás.
*Short
tiro alto: Divinos
para las más jóvenes, de jean para el día o seda para la noche. La tendencia es
combinarlos con blazers y crear ese look casual.
*Camisas: Con cuellos metalizados o grandes collares
luciéndolas prendidas hasta el último botón; para las que tienen mucha lola, es
preferible que se abra y genere un escote en V.
*Monos: Para las mujeres de caderas
anchas es conveniente que el pantalón caiga de forma recta llegando al ras del
suelo; las demás pueden usar los que poseen pinzas y llegan al tobillo.
*Vestidos
camiseros:
Cómodos y con un estilo aniñado, son una buena opción para las que tienen
complejos con su pancita, mejor si son de telas livianas.
*Túnicas: Por encima de las rodillas o hasta el piso, de algodón
para la playa o de seda para salir de noche, lisas (perfectas para estilizar) o
con estampas orientales.
*Tops: No es
para todas, si estás orgullosa de tu silueta perfecta, entonces animate a
mostrar el ombligo. Es la prenda del verano. La idea es llevarlos con una
prenda inferior de tiro medio o alto. Las más rellenitas, tiro medio y
un top suelto. Si sos de contextura chiquita, tops más cortos y adheridos al
cuerpo.
*Pantalones capri: Elegir chupín o con pinzas, pero que
siempre se afinen en el tobillo. Las altas pueden usarlos con chatitas o
mocasines, las más bajitas con tacos o plataformas, regla básica para este tipo
de pantalones.
Complementos
El dorado es el dueño de los accesorios. En cuestión de zapatos, las plataformas seguirán siendo las reinas de la temporada, enteras, bien altas y voluminosas. Además, comienzan a reaparecer los zapatos de punta afilada. Las carteras, diminutas. Predomina el color y las cadenas.
El dorado es el dueño de los accesorios. En cuestión de zapatos, las plataformas seguirán siendo las reinas de la temporada, enteras, bien altas y voluminosas. Además, comienzan a reaparecer los zapatos de punta afilada. Las carteras, diminutas. Predomina el color y las cadenas.
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