La amistad
Por Alejandra Tenaglia
La casa era vieja y estaba ubicada
en un centro de manzana. Daba a un pasillo común con otras viviendas y el
pasillo daba a la calle teniendo por puerta tan sólo una reja. Era el día de mi
cumpleaños. Fiesta prevista para la noche, en tiempos en los que no existían
los celulares. La organización de todo suceso consistía por entonces en
cruzarse al teléfono público que había en la calle, cuadra de por medio, y
marcar el número de tal o cual –mayormente tratábase de rosarinos que vivían
con sus familias, puesto que para los forasteros estudiantes tener teléfono
fijo era un lujo que pocas veces se daba-. Al resto se les avisaba puerta a
puerta, en la facultad, en el bar, a través de otro y otro y otro amigo más.
Las distancias son grandes en las ciudades, pero así eran las cosas por
entonces y nadie se quejaba de ello.
La mañana de ese día, mi hermano
asomó por las rejas de la casa descripta y, con una sonrisa de compasión algo
nerviosa, me dijo: “¿podés creer que murió la nona justo hoy?” Transitábamos
con insolencia los 20 y pico de años. “Preparate que en un rato te paso a
buscar”, me dijo sin darme tiempo a nada.
Recibí la mayoría de edad, en una
sala velatoria más bien vacía. Mi nona Rosa era como muchos aún hoy afirman,
jodida. Estaba enferma desde hace tiempo, pero al parecer preguntó esa mañana
del 30 de abril: “¿la Ale no viene a Chabás?” Le respondieron que había avisado
que no, que me quedaría en Rosario ese fin de semana; ella simplemente contestó:
“vas a ver que va a venir”, y se murió.
Ahí estaba yo entonces, donde ella
había querido, durmiendo en una hilerita de sillas en la sala velatoria;
barriendo luego con mi padre ni bien despuntaba el 1º de mayo, el nicho
familiar donde se alojarían sus restos; empujando el Taunus verde al que, cada
tanto, le costaba arrancar. Sólo a algunos de los invitados pudimos avisarles
lo ocurrido. Repito, no existía por entonces aparato alguno en el que emitir un
mensaje en un grupo de whatsapp y llegar al mismo tiempo a decenas de personas.
Conclusión: gran parte de la comitiva, festejó igual sin mí. Hasta se sacaron
fotos -con cámara de rollo- para mostrarme la lealtad del festejo; y más
lealmente aún, prometieron asistir nuevamente al día siguiente para entonces
sí, celebrar conmigo. Ellos, con la fortaleza que se tiene a esa edad,
soportaron las dos noches seguidas de juerga, sin problemas. Yo en cambio, empecé
con algarabía y llegué a la madrugada llantos de por medio, pasada de alcohol y
de tristeza por la partida de mi nona querida, sin entender demasiado qué era
eso de morirse y ya no estar más en ningún lugar…
Pero el núcleo de este relato reside
en que allí, rodeándome, estaba mi grupo de amigos, soportando mi pendularidad emotiva;
deteniéndose al regresar del bar, en todos los umbrales desconocidos donde me
senté a llorar mi pena; filosofando disparates mechados con verdades estrechas;
bromeando la casualidad con humor del morocho o leyendo alguna señal mística;
alarmándose al verme colgada de un volquete callejero tratando de expulsar el
ardor estomacal que el demasiado whisky barato que podíamos pagar, produjo sin
piedad en mi humanidad.
Aún hoy, ellos, conservan en la foto
que ya tiene casi 20 años, su mirada cómplice y fresca. De más está decir, que
a muchos no los vi más, así opera a veces la marea de la vida; pero vale el
recuerdo como símbolo suficiente de la amistad sincera, esa que es capaz de
producir gestos tan potentes como imperecederos. Esencia pura, en un aquí y
ahora que, aunque en ese presente no lo sabemos, dura toda la eternidad.
Lo que el tiempo me enseñó - Irma Lucciarini
Por Alejandra Tenaglia
Gentil, dulce, predispuesta, nos
recibió Irma María Lucciarini en su
casa y aceptó la invitación a contarnos un poco, de lo que lleva aprendido en
sus 75 años recién cumplidos (como remarca
coquetamente). Así que aquí la tenemos, abriendo su corazón.
Preséntese
en 3 oraciones, que resuman lo que usted cree que mejor la define.
Soy
una persona simple y muy sensible. Me gustan mucho las manualidades, bordar,
coser y pintar sobre vidrio. Me encantan las flores.
¿Qué
es lo que primero recuerda, cuando piensa en sus padres?
De
mi padre lo que más recuerdo es que estaba siempre trabajando, con mi tío en el
taller o haciendo algunos trabajos del campo.
De
mi madre recuerdo que era muy protectora y me daba mucho amor.
¿Estudió?
¿Recuerda a algún/a maestro/a en especial?
Estudié
hasta 6º grado. Los primeros años me daba clase un maestro rural, se llamaba
Ángel y siempre lo recuerdo. Terminé el colegio en Villada, en la escuela Nº
209 Florencio Ameghino; mi maestra era la señora Irene, una mujer muy dulce que
también recuerdo con cariño.
¿Trabaja
aún?
Mis
trabajos ahora son pasatiempos, hago lo que me gusta: pintar mandalas por
ejemplo, cuidar mis plantas y sigo cosiendo algunas cositas.
¿Qué
trabajos ha hecho?
He trabajado desde muy joven haciendo delantales,
baberitos y algunos bordados a máquina. También ayudé a mi esposo en tareas del
campo, en tiempo de cosecha manejaba el tractor, etc. etc. Ya rondando los 50
años empecé a fabricar ropa de bebés y niños, iba a Rosario a comprar telas,
cortaba las prendas y una chica (Adriana) me las remallaba; trabajé 15 años con
eso.
¿Hay alguno de esos trabajos que, de poder volver el tiempo
atrás, no volvería a hacer?
Volvería a hacer lo mismo, todo lo hice con mucha ilusión
y en cada época fui feliz con el trabajo que hacía.
Si
fuera posible, ¿cambiaría algo de su niñez?
No cambiaría nada de mi niñez, fue todo muy lindo. Vivíamos
en el campo con mis padres, abuelos, tíos, primos y hermanos, tuve una niñez
muy feliz (éramos una familia tipo los Campanelli).
Si
pudiera elegir una habilidad con la que contar a partir de mañana al despertar,
¿cuál sería?
Me gustaría saber conducir un auto muy bien; nunca me gustó
demasiado manejar, dejé un tiempo y ahora a mi edad, es difícil volver a
empezar.
¿Qué
características debe tener una persona para que usted quiera tenerla como
amiga?
Tiene que ser honesta, que no me mienta y tener afinidad con
ella.
¿Hay
algo que mirando hacia atrás se reprocha no haber hecho?
No haber estado más tiempo con mis padres, en sus últimos
años; era el momento que trabajaba mucho, y a uno le parece que los padres van
a ser eternos.
Llorar,
¿sirve?
A
mí me sirve mucho. Cuando estoy angustiada llorar me alivia el dolor, las
lágrimas lavan el alma.
¿Hay
temas con los que no le gusta que se hagan chistes?
No me gustan los chistes cuando hieren a alguien por sus
defectos: “esa gorda”, “ese petiso”.
¿Ha
deseado más de lo que ha tenido o ha tenido más de lo que ha deseado?
He tenido mucho más de lo que deseaba.
¿Qué
es lo que señalaría como un gran logro en su vida?
Haber podido hacer un curso de computación, pasados ya mis 70
años. Para mí la notebook es una ventana abierta al mundo. Lo primero que hice
cuando pude, fue buscar el lugar de donde era mi abuelo, él siempre nombraba la
iglesia donde iba, San Nicolás de Tolentino, cuando pude verla me emocioné
mucho, si bien fue refaccionada aún conserva partes originales. Además me
permite ver las noticias de los diarios y revistas.
¿Cuál
es el momento más difícil que le tocó atravesar?
Fueron varios y sin duda tienen que ver con la pérdida de mis
seres queridos.
Mencione
3 cosas que le gusta hacer.
Andar en bicicleta. Pintar mandalas. Trabajar en el jardín.
¿Qué
la maravilla?
Me maravilla la naturaleza, porque aunque digamos que todo
cambió, en el mes de septiembre las plantas no se olvidan de mostrar sus
primeros brotes y en marzo de darles ese color ocre a sus hojas, para que
después vayan cayendo.
¿A
qué le tiene miedo?
A las enfermedades.
¿Hay
algo en particular que la emocione?
Me emociona mucho la calidez y la inocencia de los niños, la
franqueza que tienen para decir las cosas.
¿Qué
es lo que más le agradece a la vida?
La familia que tengo, que están siempre presentes cuando los
necesito (en las buenas y en las malas).
¿Un
consejo para los más jóvenes?
Que sepan equilibrar estudio, trabajo y diversión; que se
ayuden entre ellos. La juventud es una etapa muy linda de la vida, que la
disfruten, que no la desperdicien con peleas, odios, drogas. Todo pasa muy
rápido.
A
usted, el tiempo, ¿qué le enseñó?
El tiempo me enseñó que
por más años que tengamos, todos los días se aprende algo nuevo.
Libre asociación - Segundos
Por Carlos Bonino
carlosgbonino@gmail.com
Volvé
calentamiento global, te perdonamos. ¿Podremos alguna vez perdonar al barba?
Roja. Gillette debe estar contento, se terminó la cábala. La espuma se parece a
una cortina, porque tiene caída. Otra palabra asociada a la derrota. Una para
que sufran los chilenos: Parkinson. Me
gusta eso de que sufran los países. Bolivia: agua. México: Donald Trump.
Argentina: gas. Primero hay que saber sufrir, después ahorrar, después asistir
y pagar con acatamiento. Resignación o
protesta, Messi o Maradona, slip o boxer. Lleno de agujeros te venden el queso,
¡encima te lo cobran más caro! Como la luz, como el agua, como poca carne de
vaca.
Te
queremos de vuelta Lio, jugá las olimpíadas y aseguranos la medalla de plata.
En los penales puede pasar cualquier cosa, dijeron los hermanos Lanatta. En los
conventos también. Ahora entiendo por qué en los mapas de piratas, siempre
había una cruz donde estaba el tesoro. Las bolsas son como un glaciar, cada
tanto se rompen. Como los jugadores de la selección. Hay que olvidarse del
fútbol, tenemos cosas más importantes para resolver en el país. Como por
ejemplo el escándalo en la AFA.
Susana
vuelve a la televisión y dijo por Twitter que Messi es un ser humano. Del
dinosaurio vivo a esta afirmación hay un progreso enorme. Ya están Mirtha,
Susana y Marcelo. El presidente juega al paddle. Esto me recuerda a la década
del… Del noventa y siete por ciento es la efectividad de los preservativos, ¿lo
sabían? Los fanáticos de Friends, sí. Tenés que ser jodido, para tener menos
del 3 % (de posibilidades) e intentar imponer tus condiciones. En las PASO 2015
Lilita sacó un 2,28 % de los votos. Cambió de bando, Guillote Cóppola, ahora
juega para los casados. El cazador, casado. El goleador, golpeado. El cambiador, cagado.
Las
vacaciones de invierno se nos vinieron encima. Los niños estarán todo el día en
casa. Lindo modo de empezar el segundo semestre. Son sólo quince días o ciento
ochenta según cómo se lo mire. Después llegarán más vacaciones y el primer
semestre. Ahí vamos a tener calor o estar calientes, según como se lo mire. ¿Vio
la publicidad de los hongos en los pies? Se dice onicomicosis. ¿Y la del jarabe
para la tos?, esa que expulsan la flema o escupen un gallo, según como se diga.
Espero que la misma agencia de publicidad, no haga una de papel higiénico. Si
le doy libertad a la libre asociación me sacan del periódico, como el Asepxia a
los granitos.
Nuestro
país cumple doscientos años de independencia. Para los festejos viene el Rey de
España. No sabemos si es para que le hagamos un “chiva calenchu” por nuestra
libertad, o para que él nos haga un “chiva calenchu” por nuestra libertad. Este
es nuestro segundo cumpleaños de doscientos en seis años. Así no vamos a crecer
nunca. ¿Alguien sabe qué pasó con Ottavis y Xipolitakis? ¿Ya fundaron “La Casán”?
No se ría, que si siguen yendo todos en cana el año que viene Sofía Gala, se
postula a diputada.
No
estuvo bien usar la frase “la tercera es la vencida”, para hablar de fútbol.
Porque justo fue lo que pasó. Argentina fue vencida en su tercera final. Para
la próxima digamos la cuarta es la ganada, ¿o era: no ganamos porque somos de
cuarta? La selección es como el kirchnerismo, la están eliminando en los
penales. La que faltaba, Cristina Aguilera se tiñó de pelirroja. Shakira me
gustaba más cuando era morocha, los peines me gustaban cuando peinaban algo y
el invierno me gustaba más cuando podía prender la estufa…
De reojo - Momento
Por Sebastián Muape / sebasmuape@gmail.com
La democracia aun no camina sola pero nosotros, los
nuevos púberes, ya ganamos el derecho a transitar madrugadas heladas en la
esquina, en el club o por alguna peatonal céntrica, con los ojos llenos de neón
y dolor en la nuca por tanto rotar el cuello ininterrumpidamente, para que todo
sea focal.
La constante en esos años se define por la necesidad de
juntarnos tres o cuatro para hacernos acreedores de una Coca con galletitas
agridulces o algún otro suntuoso manjar. De todas maneras es preferible hacerle
frente a la noche, aun con escuálidos bolsillos; por sobre la idea de quedarnos
en casa al calor del kerosene, viendo “Función privada” o “El show del Clío”.
Para las novias falta más de un rato y mis amigos no fuman delante de sus
padres, por cuanto la calle es un refugio de persianas bajas y locales
abandonados, donde en otros años se intentó, entre otras proezas, la suerte de
una zapatería que hoy muestra una cara triste y con vidrios pintados del lado de adentro, a
puro brochazo de cal y huecos disimulados con hojas de diario.
Con Martín estamos en la esquina de siempre; esta vez
Paira no nos pidió piedad, porque somos dos y porque hablamos bajo y sobre todo
porque no nos reímos, ni un poco nos reímos. Hablamos bajo porque no tenemos ni
puta idea sobre religión, sobre dios, el anticristo, el “seis-seis-seis” hecho
persona en Damien, la vida después del umbral, el bien y el mal y el hilarante
testimonio de la vieja de Manolo, quien dijo haber visto a una mujer vestida
con tules blancos caminando por el medio
de la cancha del club, una noche como ésta y que a partir de ese día, camina
cuatro cuadras de más cada vez que vuelve de hacer las compras. Frío húmedo sin
brisa, la lamparita tintinea, los bondis dejaron de pasar hace más de una hora,
desde el buffet del club llegan algunos gritos de timba. Estamos apoyados en el
pilar maltrecho de siempre, en diagonal a la ochava de la zapatería, que se
completa con un paraíso enorme que se va poniendo amarillo. Martín y yo elegimos
el pálido. En medio de las disquisiciones vemos al unísono que, de frente y apoyado
con un hombro en la persiana, un viejo que nunca vimos venir, nos observa de
manera inquebrantable. Está parado tipo guapo del novecientos, pétreo. Tiene un
saco azul, boina marrón, bufanda, pantalón gris y anteojos. Las manos en los
bolsillos, una pierna cruzada sobre la otra y nos mira en silencio, fijo. El
viento que nos vuela ahora, era tan o más inesperado que el tipo. ¡Qué frío
hace! Nos miramos un instante en perfecta sincronía y Martín me dice: ¿de dónde
carajo salió este viejo? Ni idea, le contesto repiqueteando maxilares. Ocho
palabras cruzamos, sólo ocho. Volvemos a mirar hacia la ochava y ni rastros del
tipo. No camina por Juan B. Justo, no camina por Formosa y no hay ninguna
puerta a la que hubiese podido llegar en tres segundos. Chequeamos los puntos
cardinales otra vez y nada. Describimos a nuestro furtivo amigo y le pegamos en
todo, no hay margen de error. ¿Viste cómo nos miraba? ¡Más vale que sí! Che, me
voy. Yo también.
Para llegar a mi casa tengo que pasar por esa esquina,
vivo a media cuadra. Elijo caminar por la calle pero meto un pique casi
olímpico. Martín hace lo propio, con la enorme fortuna de que vive en dirección
opuesta. No habrá charla, sobremesa, madrugada en esa misma esquina, en la que
no recordemos al viejo de la persiana. Es la anécdota preferida por antonomasia,
ocupa nuestro “grandes éxitos”, desplazando incluso a la de la madre de Manolo.
Cine y series
Por Lorena
Bellesi / bellesi_lorena@hotmail.com
LA GUERRA CÍTRICA
“MANDARINAS”
La
guerra lo cambia todo, la guerra civil lo complica todo; es en sí un desacuerdo
tan extremo que vuelve al territorio una trampa mortal, al vecino un sospechoso
o, simplemente, un enemigo, a la bala, palabra. La historia de “Mandarinas” (Mandariinid), del
realizador Zaza Urushadze, sucede en 1992, tiene como telón de fondo el
conflicto bélico entre chechenos y georgianos en una apacible, hasta entonces,
zona rural de Abjasio (Rusia). Muchos años atrás, esa zona fue elegida por los
estonios para construir pequeñas, rústicas, aldeas agrícolas. En la actualidad
del film, sólo dos personas no han huido a su patria natal, Ivo (Lembit Ulfsak) y Margus (Elmo Nüganen), cada uno tiene
razones personales para no hacerlo. La rutina de ambos es simple, monótona, el
primero construye cajones para poder colocar los cientos de mandarinas que el
segundo tiene en los árboles de su patio. En tiempos de guerra lo arduo es
doblemente arduo, cuatro manos son insuficientes para llevar a cabo una inmensa
labor: juntar las frutas. Esta primera preocupación rápidamente se ve
reemplazada por otra mucho más urgente y aterradora. Un enfrentamiento fatal
tiene lugar frente al cerco de la casa de Margus,
como saldo tres soldados mueren y dos sobreviven. Ivo se hace cargo de estos últimos, con gran compasión los atiende
en su pequeña vivienda de madera y piedra. Pero, he aquí el problema, uno es checheno
y el otro es georgiano; la tensión, el odio connatural arrasa cualquier lógica,
no acepta la intervención de dialéctica alguna. Bajo un mismo techo, todavía
convalecientes, la hostilidad entre rivales sólo es aplacada gracias a la
intervención oportuna de Ivo, “el
salvador”, y la “palabra de honor” de los combatientes. Por momentos, el
estonio los trata como si fueran sus propios hijos adolescentes, los reta, los
obliga a comer o tomar sus medicinas. Su rol paternalista también contempla
hacerles ver lo absurdo de su propósito armado, sin valerse de discursos
retóricos cargados de aforismos vacíos; Ivo
conversa, actúa con sensatez, con la madurez de una vejez sufriente.
“Mandarinas” extracta en su brevedad un
claro mensaje anti bélico. La impronta violenta, descabellada de la guerra,
queda sepultada cuando se descubre el matiz humano del enemigo. La música de
las mandolinas acompaña un hondo y conmovedor relato que no tiene bandera.
ESTRENOS DESTACADOS DE
JUNIO
La
cartelera de junio fue muy generosa, estrenos esperados por chicos y grandes,
películas independientes internacionales, directores aclamados, a elegir:
1.
“Buscando a Dory”
(Finding Dory) de Andrew Stanton y
Angus MacLane; Estados Unidos; animada.
2. “El conjuro 2” (The Conjuring 2: The Enfield Poltergeist) de James Wan; Estados
Unidos; terror.
3.
“Julieta”
de Pedro Almodóvar; España; drama.
4.
“Misterios de Lisboa”
(Mistérios de Lisboa) de Raoul Ruiz;
Francia y Portugal; policial.
5.
“Rara”
de Pepa San Martín; Argentina y Chile; drama.
6.
“El hijo perfecto”
(Min lilla syster) de Sanna Lenken;
Alemania y Suecia; comedia dramática.
7.
“El vecino”
(Un etaj mai jos) de Radu Muntean;
Rumania; drama.
8.
“Il solengo”
de Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis; Argentina e Italia; documental.
9.
“Historias napolitanas”
(Bagnoli Jungle) de Antonio Capuano;
Italia; comedia dramática.
10.
“Lulú”
de Luis Ortega; Argentina; drama social.
PENNY
DREADFUL
SERIE DE SUSPENSO, SHOWTIME
Penny Dreadful es una serie oscura, donde
el horror y el suspenso se hacen fuertes gracias a la eclosión singular de unos
cuantos personajes literarios que participan en la trama como personajes, junto
con seres mitológicos de raigambre terrorífica (hombres lobos, vampiros). El Dr. Frankenstein y su criatura
infortunada, Drácula, Dorian Gray y el Dr. Jekyll son los protagonistas de un guión original, a veces
complejo, donde todo se reduce a la clásica lucha entre bien y el mal.
En
la Inglaterra victoriana tiene lugar una despiadada lucha sobrenatural, un
enfrentamiento mortal entre engendros malignos intrigantes versus los
apoderados de las buenas causas (humanos o no). La actriz Eva Green interpreta
magistralmente a una atormentada muchacha,
Vanessa Ives, con capacidades extraordinarias, perseguida implacablemente
por demonios internos y externos. Ella es el centro crucial de la serie, aunque
el programa gira en derredor de otras sub tramas tan sólidas como la principal.
Cuestiones existencialistas, morales, éticas son abordadas desde la acción y la
aventura. Muy buenas actuaciones (participan Josh Harnett, Timothy Dalton,
Harry Treadaway, Rory Kinnear, entre
otros), una producción, fotografía y dirección estupendas y un libreto
inusitado dan como resultado un producto visualmente atractivo, enlazado a
diálogos agudos. La tercera y última temporada acaba de finalizar, veintisiete
episodios compendian una suerte de pesadilla metafísica.
Libros p/grandes y chicos
Por Julieta Nardone
DELGADO TEJIDO DE UNA TRAMA
“SEDA”
Seda es una historia breve
que relata la vida de un comerciante de gusanos de seda. Un burgués francés del
siglo XIX de una pequeña localidad que se especializa en la industria de esa
delicada tela. Una epidemia ataca a esos gusanos en toda Europa y África, lo
que obliga a desviar la ruta hacia el Japón (en el siglo XIX es como si necesitaran
hacer una excursión a la Luna, sin exagerar). Esta aventura de un pequeño
hombre que cruza el mundo, raya con desprolijidad el destino que el propio Hervé Joncour (el protagonista) había
pensado para su vida: “uno de esos
hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente
cualquier aspiración a vivirla”. Casado con una mujer paciente y compañera,
parte hacia lo desconocido, hacia un país que no permite la entrada de
extranjeros, no obstante, de sus tratativas depende el sustento de toda la población
en la que habita desde que estrenó el mundo. Este extraño trayecto comienza a
repetirse según el calendario de la industria, y la experiencia de un amor va
tomando color y textura desde la primera visita a tierras remotas. De ella,
sabemos poco: es la amante de un japonés feudal que es el principal medio para
negociar la materia prima que los moviliza. De modo que, además de la
dificultad de tratarse de un amor prohibido, la mujer no habla francés. Aun
así, se insiste reiteradamente, sobre la imagen de sus ojos sin rasgos
orientales. Sin idioma común, los símbolos toman la narración y ondulan en una
música leve, vaporosa, delicada: como al silencio.
Podría ser
la historia del amor y sus laberintos. Y no lo es; o tan sólo… Tampoco este
libro es sujetable a los géneros de la novela o el cuento, estamos ante una
historia de experiencias sin designación concreta; un volumen de emociones que
se aproximan o descansan vagamente en la palabra “nostalgia”. Creo que era
Borges quien pensaba que la nostalgia es como extrañar aquello que nunca viviremos.
Belleza fugitiva, intensa, inútil, que no descifrarían por completo ni la
retórica ni la psicología.
El autor,
Alessandro Baricco (Turín, 1958) parece elegir cada vocablo y cada signo de
puntuación. Palabras que se eclipsan en el tacto sutil de una caricia o el
intercambio casi onírico de miradas. Es magnetismo, deseo, desconcierto, dolor,
y a la vez no es nada de eso. Desvanecen las sensaciones a poco de ser
percibidas; o toda emoción inédita –al igual que la seda- es incorpórea,
escurridiza: “La muchacha levantó
ligeramente la cabeza. Por primera vez apartó los ojos de Hervé Joncour y los
posó sobre la taza. Lentamente le dio la vuelta hasta tener sobre los labios el
punto exacto en el que él había bebido”.
La brevedad
de los capítulos pacta extraordinariamente con un estilo limpio, elegante. La
narración, así, va desenvolviéndose de manera natural y sugestiva. Además, al viajero
de destino incierto, entre ambas culturas, entre distintos amores, le aguarda un
giro último. Punto en que la historia parece volver a contarse como si las
redes cambiaran por completo su orientación.
LITERATURA JUVENIL
EL NEGRO
FONTANARROSA
Este
libro va muy bien con la banda “adolescente”. Y como en julio los argentinos
festejamos el día del amigo, es casi inevitable recordar la empatía
incondicional que transmite la figura del rosarino Roberto Fontanarrosa
(1944-2007). Risas aparte, uno de los más notables efectos es que su obra tiene
el poder de democratizar la creatividad, la fantasía, el relato. Amerita, desde
ya, un aforismo del memorable Ernesto Esteban Etchenique: “Cuando alcancé la sabiduría, ella me miró y dijo: Ya me alcanza
cualquiera”.
El volumen
de cuentos que proponemos, “Nada del otro
mundo”, sustrae a la literatura del aura de fenómeno oculto, de tesoro
reservado a unos pocos. Los fraseos y el vocabulario son inconfundiblemente
folclóricos, y no por eso menos refrescantes como bocanadas de aire puro. Un oído
astuto que puede captar el registro de cada ámbito y hacer de los modos
ampulosos un jolgorio amigable y envolvente.
El libro
contiene historias gloriosas, además de los delirantes aforismos del ya
mencionado Etchenique. Podemos encontrarnos con “La tarde del viejo Macaroni”, jocosa
parodia, lindante por momentos con el realismo más crudo, donde se relata la
infancia dentro de una singular familia de inmigrantes y la tensión en escalada
explota durante una noche navideña. Otro cuento inolvidable de este volumen es
un clásico de la literatura futbolística: “19 de septiembre de 1971”, fecha en
que Rosario Central gana el campeonato con un legendario gol de palomita de
Aldo Poy…
Cultor de
lo popular, ejecutante bufonesco de todas las jergas rioplatenses, caluroso
contador de historias de barrio, Fontanarrosa sigue provocando nuestra sonrisa
con sólo nombrarlo.
Antro musical / El nuevo rock
Por
Nico Raterbach
Primera
mitad de los ‘90. ¡Esto hervía chavales! Ponerle una palabra a esa época para
definirla, es irónicamente limitante: experimentar. Hablemos de la segunda
patada en el culo al rock; aquellos que siguen la columna, sabrán de lo que
hablo; para los que no, una patada es simplemente una patada. El rock se estaba
durmiendo. Los flashes y las cámaras seducían y trasformaban a las bandas en
maquilladas y caprichosas estrellas de
cine. En Seattle, una banda de pibes, hartos de casi todo esto y más, empieza a
sonar en las radios de las universidades estadounidenses. Tienen un sonido
animal, naturalmente vivo, melancólico, lánguido y poderoso. “Nirvana”, se
hacen llamar. El coletazo es mundial. Aquí, influyen más que por su estilo, por
su actitud. Convengamos que los ‘90 tuvieron de por sí una aceleración en todo;
la velocidad de la información aumentó con una bestia que daría un vuelco a la
música y a la humanidad: internet. Así, la difusión de lo nuevo, cobró otro
ritmo. En Buenos Aires comenzaron a florecer muchísimas bandas, con estilos disímiles
y rompiendo los moldes pre establecidos. Casi todos los géneros eran abarcados,
pero empezamos a ver formaciones que incluían vientos, DJ´s, sintetizadores, líricas
complejas o extremadamente simples. Así nace una
corriente que se denominó “El nuevo rock argentino” y que llegó a organizarse
en giras. De ahí surgieron Babasónicos, Fun People, Peligrosos Gorriones, El
Otro Yo, que ya arrastraban una trayectoria por los sótanos, que es donde se
cuece la música. Otras más se sumaron, como Los Brujos o Caballeros de la
Quema. En estas giras se demolían clichés y se mixturaban estilos y tribus
urbanas. Si en el renacimiento las artes tuvieron a Michelangelo, el rock
argentino tuvo esta explosión. Todos se atrevían a experimentar: sonidos,
afinaciones, formaciones exóticas. Podíamos ver bandas punk incursionando en
cumbia. El rock no era nuevo, lo nuevo era la actitud desvergonzada y la
creatividad disparada al extremo. Hasta la prensa del ramo se expandió y al
suplemento “Sí” de Clarín, se le opuso el “No” de Página/12; y valía la pena
leer ambos. Florecían como hongos los lugares para recitales como Die Schule,
Montoya, Morrison; estallaba el Cemento de Chabán. ¿Qué sucedió con esto? Un
poco fue digiriéndose por el establishment, otro poco diluyéndose en el mar de
los ‘90. Un hecho importantísimo de este período es que surgieron sellos
discográficos y productoras independientes. Los músicos ya no tenían que
arrodillarse ante un ejecutivo de una disquera multinacional que les exigía dos
hits por álbum, mientras se curtía un Cohiba. Esto favoreció la aparición de
innumerables bandas de garaje. Frost Bite Records, por ejemplo, fue una de esas
productoras capitaneadas por un pibe de 20 años que catapultaron a N.D.I.,
Ultrasonoros, Fun People o E.D.O. El Ekeko, cuando no andaba hasta el culo de
jarabe para la tos, seguía el derrotero de estas bandas y me contó haber visto
en la misma noche Babasónicos y Flemas, o El Otro Yo para 30 personas en un
sucio bar, sólo para declararle su amor a la bajista de la banda. Épocas muy
buenas, que han dejado su marca profunda, tal vez un poco oscura y poco
conocida, pero con influencias tan fuertes que aún hoy podemos disfrutar de
supervivientes de esa tragedia llamada ‘90; o cuanto menos rescatar de youtube
joyas como estas:
“Perfume
Casino” (Babasónicos – Dopádromo – 1996)
“Desaparecedor”
(Santos Inocentes – Emporio Bizarro – 1998)
“Escafandra”
(Peligrosos Gorriones – Peligrosos Gorriones – 1993)
El cómo del qué / Uva ursi y vías urinarias
Por
Romina Bianchini / Farmacéutica – Dra. en Cs. Químicas
La uva
ursi, también conocida como gayuba o “uva de osos”, es un arbusto cuyas
hojas se han utilizado tradicionalmente como un remedio herbal para la
inflamación de la vejiga. El nombre de “uva de osos” indica la querencia que
estos animales muestran por las bayas del arbusto como alimento para el otoño,
mientras que para el ser humano resultan incomestibles.
La uva
ursi se cultiva en Asia, Norte América y Europa; tiene un largo historial
de uso medicinal, que se remonta al siglo XIII. Los chinos y los nativos
americanos ya usaban la hoja para tratar infecciones de las vías urinarias.
Actualmente sus hojas se usan en todo el mundo como agentes diuréticos,
astringentes, antisépticos y como tratamiento para las infecciones del tracto
urinario.
La hoja contiene una sustancia llamada
arbutina que es convertida por la orina en hidroquinona, un antiséptico
urinario muy efectivo, especialmente activo sobre la escherichia coli, bacteria frecuentemente responsable de las
infecciones urinarias.
Uva
ursi es un diurético natural que literalmente purifica los
riñones, siendo uno de los mejores remedios naturales para abordar infecciones
urinarias a repetición. Ha sido aprobada por la Comisión E de Alemania para el
tratamiento de estas infecciones.
La infección urinaria es una patología
frecuente en pacientes que tienen orina retenida por el crecimiento de la
glándula prostática. Es por ello que esta planta mejora la sintomatología en la
hiperplasia (agrandamiento) de la glándula prostática. Además, es utilizada
como terapia natural de apoyo para prevención y tratamiento de la hiperplasia benigna
de próstata obteniéndose muy buenos resultados.
Por otra parte, recientemente se ha
descubierto que es efectiva como agente blanqueador para el tratamiento de
manchas de la piel.
La terapia con uva ursi siempre debe ser indicada por un médico, a efectos de hacer
una correcta evaluación del caso.
Efectos
secundarios
La uva
ursi suele ser bien tolerada. En ocasiones puede provocar molestias
gástricas como gastritis, náuseas y vómitos. En caso de existir problemas de
este tipo, deberá reducirse la concentración o interrumpir el tratamiento.
Algunos compuestos presentes en las
formulaciones pueden oxidarse en contacto con el aire y colorear de verde
oscuro la orina.
Precauciones
¿Quiénes
deben evitarla?: Las mujeres embarazadas, en periodos de
lactancia, lactantes y niños pequeños. Además, personas con úlceras, gastritis
y enfermedades renales.
Evitar
la sobredosis: Se ha observado que los efectos secundarios
ocurren principalmente debido a una sobredosis, por ello se recomienda seguir
estrictamente las indicaciones del médico y/o farmacéutico en cuanto a la
dosificación y tiempo de tratamiento.
¿Qué
alimentos deben evitarse?: Sus propiedades antimicrobianas sólo
funcionan si la orina no es ácida. Es necesario evitar los alimentos que
acidifiquen la orina como los cítricos, el tomate, los suplementos con vitamina
C y el jugo de arándano.
¿Cómo
tomar uva ursi?
Infusión:
las hojas pueden prepararse en forma de infusión o decocción y consumir 2 ó 3
tazas al día. Para realizar el preparado se recomienda utilizar entre 10 y 30 g
de hierba por litro de agua.
Tintura:
se administran 30 gotas de 1 a 3 veces al día.
Comprimidos
o cápsulas: el equivalente a 1 ó 2 g diarios de extracto
seco repartidos en 2 ó 3 tomas.
Obra hídrica
UNA
NOTICIA QUE TRAJO ALIVIO…
Por Alejandra Tenaglia
El jueves 30 de junio
estuvo en la Comuna de Chabás el Ministro de Infraestructura y Transporte de la
Provincia, Ingeniero José Garibay, para así oficializar la decisión de ejecutar
el aliviador al Saladillo, Camino Pata de Palo. Se firmó la resolución que adjudica
la obra a la firma Pibeco y según señaló el funcionario provincial, en menos de
un mes podría estarse dando comienzo a los trabajos.
La necesidad de este aliviador se
conoce desde por lo menos el año 1994, dado que esa es la fecha en la que el
proyecto original fue realizado y expuesto, como bien lo recordó uno de los propietarios
rurales presente en la conferencia de prensa que se realizó el 30 de junio.
22 años después, se firmó la
resolución de su ejecución en la planta alta de la Comuna, con la presencia del
Ministro de Infraestructura y Transporte de la Provincia de Santa Fe José
Garibay, junto al Presidente Comunal Lucas Lesgart, a quien entrevistamos luego
para conocer más detalles tanto de la obra como de cuestiones ligadas a la
gestión de la misma.
LUCAS LESGART / PTE.
COMUNAL DE CHABÁS
EL
ALIVIADOR
A pesar de que contamos
con el gráfico adjunto, sería bueno que explique el trazado que tendrá el Aliviador
del Pata de Palo.
El trazado es bastante
simple, si bien se trata de una obra compleja. La obra va desde la ruta 33 en
la curva Garreta, por el camino Pata de Palo hasta el campo de Trosero, desde
donde toma dirección SO, ya forma parte de la pendiente natural que desemboca
en el camino Micucci y de ahí hacia el Saladillo. En estos últimos tramos, el
agua se encauza. Hoy en día en este trayecto, el agua, discurre naturalmente,
erosionando los campos de los productores. Es un trazado de aproximadamente 8
km. Incluye las canalizaciones y el alcantarillado.
Esta obra, ¿solucionaría
completamente el problema inundaciones en Chabás?
Con respecto a los fenómenos
climáticos, nunca se está seguro; grandes obras se hicieron en países
desarrollados y ante fenómenos de magnitud no dieron los resultados esperados.
Pero, la obra está planificada por ingenieros hídricos muy reconocidos, que
conocen la zona, no en un mapa, sino que la recorrieron, va a tener un impacto
importante en cuanto a la problemática hídrica. Pero no es lo único necesario, además
hay que mantener los canales y alcantarillas limpios, requiere la colaboración
de la gente, de los productores, que no arrojen residuos en las cunetas, todo
eso sin tener en cuenta las malas intenciones, porque por ejemplo a fines de
diciembre sacamos de una alcantarilla siete neumáticos; por casualidad, no
llegaron allí.
¿Qué
costo tiene la obra? ¿Ya se disponen de los fondos?
Apenas por debajo de los 5 millones de
pesos, exactamente $4.950.824. No disponemos de los fondos, la obra, con la
firma de la resolución del jueves, está adjudicada. El dinero no pasa por la
Comuna, la contratación es a través de la provincia, ni uno de esos pesos
pasará por las arcas comunales. El Ministro nos ofreció la alternativa de la
administración delegada, es decir que a través de un convenio, administrara la
ejecución la Comuna, pero eso dilataba los plazos en uno o dos meses más. A
nosotros nos interesa que sea de la manera más rápida posible, no importa el
resto.
Entendemos que se trata de un proyecto
que data del año 1994. ¿Quién es el o los profesionales que lo diseñaron?
En ese momento no sabemos quién lo
diseñó. Lo retomó el equipo de planeamiento del Ministerio y estuvo a cargo el
Ingeniero Navarro, de vastísima experiencia en este tipo de temas, y que conoce
la localidad y su problemática.
¿Pudo averiguar, en medio de las
gestiones para lograr su ejecución, por qué no se concretó antes? Siendo que,
si se lo diseñó hace 22 años, fue porque se lo consideró necesario.
Esto no apareció en el ‘94 casualmente,
sino porque hubo una problemática hídrica similar.
Cuando asumimos en la Comuna, además
de la situación económica con la que nos encontramos -y que es, y sigue siendo
fundamental-, el tema del agua ocupó nuestra agenda prioritariamente, porque
vimos lo que hace el agua cuando entra a una casa. Vimos lo que hace con las
calles. Porque nada se puede planificar a mediano, ni siquiera a corto plazo,
en un pueblo que se inunda. ¿Quién va a querer invertir en Chabás, cuando se inundó
3 veces en el 2015? ¿Dónde se hace una playa de camiones? ¿Dónde se urbaniza?
Por qué no se concretó, tal vez tiene
que ver con otras aspiraciones, otro orden de prioridades, otras formas de
gestión, aun con gobiernos provinciales afines, etc.; eso no podemos
responderlo. La pregunta es, por qué se concreto, y esto es porque en seis
meses de gobierno la Comuna se puso al frente de una gestión que es primordial
para Chabás y para su gente.
El
trazado ingresa a terrenos privados, ¿se logró fácilmente el acuerdo con los
vecinos?
La firma final y determinante para la ejecución,
fue un poco compleja, dada una situación personal del propietario, que vamos a
preservar; pero hoy, es anecdótico y hasta risueña.
¿Tiene fecha de inicio la obra?
Como se vio, hasta el momento, fuimos
muy cautelosos, hacer grandes anuncios y jugar con la necesidad de la gente, no
es ni nunca será nuestro estilo. Pero el inicio es inminente; como dije antes,
la obra está adjudicada.
¿Cuánto
tiempo estimativo llevará su ejecución?
Si el clima acompaña, 90 días.
Según expuso en conferencia de prensa,
la tierra del lugar donde se realizará el canal, servirá para palear otra
necesidad que estaba pendiente, que era la de levantar ciertos caminos. ¿Podría
explicarlo?
Sí, en realidad son dos obras en una.
Una cuestión técnica fundamental que impactaba en el presupuesto de la obra era
el destino de los miles de metros cúbicos de tierra, aproximadamente 15 mil.
Los técnicos de la provincia nos consultaron, y solicitamos que esa tierra sea
destinada al alteo de la ruta 17S, con lo que el caudal de agua que ingresa por
allí, esto también lo verificaron los técnicos de la provincia.
Según señalaron, la empresa
adjudicada es local.
La parte administrativa
no la hizo la Comuna, sino la Provincia y decidió hacerlo por concurso de
precios, dada la emergencia hídrica provincial. Se presentaron cinco empresas,
de las cuales, cuatro ofertantes habían presupuestado correctamente. La
adjudicada es PIBECO SRL.
Para
cerrar, ¿cómo consiguió el “sí”?
Fueron muchos viajes a Santa Fe,
charlas con productores, innumerables comunicaciones con el Ministro, técnicos,
funcionarios. Cada vez que tuvimos la oportunidad de ver al gobernador, le
planteamos esta necesidad. Incluso en alguna gestión llevamos vecinos afectados
para que hablen con el Ministro por dos motivos, uno para que vean que en
silencio, estábamos detrás de esto; y fundamentalmente para que el Ministro
palpe en carne propia el drama de las inundaciones. Los últimos dos meses,
seguimos la marcha del expediente por cada repartición prácticamente de forma
diaria. Sabíamos dónde estaba exactamente e insistíamos para que avance. Por
supuesto que tuvimos desde la provincia la mejor buena voluntad.
ADEMÁS DEL ALIVIADOR…
El año pasado, cuando
Chabás sufría la tercera inundación del 2015 y Sanford veía avanzar severamente
el agua en sus calles, se firmó un Acta-Acuerdo entre comunas de la región y
provincia. En ese momento usted aún no había asumido como presidente comunal y
el Ministro de Aguas de la provincia era Ciancio. Pero, quisiera saber qué
curso ha tenido lo allí decidido en los siguientes puntos:
Creación de los Comités
de Cuencas del Saladillo y del Carcarañá. ¿Están funcionando los comités?
En la provincia tengo
entendido que alguno sí y muy activamente; en algunos casos, la provincia
financia proyectos que los comités planifican, administran y en algunos casos
ejecutan. No específicamente estos dos. La problemática del agua es general a
toda la provincia, y a veces despierta egoísmos de las localidades. Nadie
quiere que el agua vaya ni siquiera cerca de su localidad, los Comités de Cuenca
resuelven estas diferencias.
El Ministerio de Aguas,
Servicios Públicos y Medio Ambiente se había comprometido a constatar los
canales clandestinos que afectaron a Sanford. Por entonces, la diputada Miriam
Cinalli manifestó que sólo en Chabás había unos 30 canales no autorizados. ¿Qué
puede decirnos sobre este asunto?
Como expuse antes, el
agua no la quiere nadie. Despierta egoísmos por sobre el bien colectivo. Nos
parece bien que se hagan estas constataciones, no estamos al tanto de ellas,
nos abocamos a la consecución de la obra.
También se había
previsto la realización del proyecto SyD Asociados con el fin de drenar la
cuenca hacia el Carcarañá. ¿Sabe qué derrotero tuvo ese proyecto?
Sabemos que habrá otras obras en ejecución,
por ejemplo uno para drenar la zona de Arequito al Carcarañá. Pero repito lo
anterior, nos dedicamos casi exclusivamente a seguir el proyecto Pata de Palo.
Novelando casos / Todo me pasa a mí...
Por Carina Sicardi / Psicóloga
Y sí,
debo reconocerlo… el orden no es lo mío… Sucede que, cada cuatro o cinco meses,
cuando el caos toma demasiado protagonismo en mi vida, afectando el tiempo de
mis pacientes -porque olvidé agendar a alguno y de repente encontré cuatro ojos
mirándome expectantes en las incómodas sillas del pasillo, marcándome el error-,
mi querida y amable secretaria me ayuda a pensar nuevas estrategias que
enseguida ponemos en marcha, hasta que el cauce normal de mi organización
peculiar aparece nuevamente en escena…
En
ese momento estaba cuando advertí que dos mujeres parecidas, según mi mirada,
levantaron la vista ni bien escucharon que se abría la puerta de mi consultorio
y sucedía la despedida entre una paciente y yo. La adulta, me sonrió, como
quien quiere ser reconocida; la adolescente asomaba tímidamente sus ojos,
apenas divisables detrás de los cabellos que tapaban casi toda su cara; fabricó
una sonrisa, o al menos eso me pareció.
Disimuladamente
también yo sonreí, mientras me acercaba a mesa de entradas y, de espalda a
ellas, pregunté: ¿esas pacientes me esperan a mí? El espejo que apunta al
pasillo nos ayuda a encontrar la respuesta: así es…
Andrea
y Julia entraron juntas. Eran madre e hija. La madre comenzó a hablar. Con
preocupación en la voz, mientras le acariciaba la mano, expresaba que Julia había
comenzado a tener algunos problemas: se separó de sus dos amigas, empezó a
cursar primer año del secundario en una escuela nueva para ella, sus cambios de
humor eran notables, y el ensimismamiento ante momentos que consideraba
hostiles, han encendido señales de alarma en ella, por lo que decidió realizar
una consulta psicológica. Le pregunté a Julia si quería comenzar terapia y, sin
levantar la vista, negó con la cabeza. Entonces le pedí que nos dejara a solas
con su mamá.
Más
distendida, Andrea me contó parte de su historia: Luis es el padre biológico de
Julia, de quien está separada desde hace cinco años. La relación entre padre e
hija es difícil. Ella cree que su padre no la ama, pero sin embargo cuando se
ven, parecen pasarla bien. El papá está en pareja. Andrea también, y de esta nueva
unión nació Bautista, su hermanito de dos años, con el que convive.
La
muerte de su bisabuelo, cuando Julia tenía nueve años, parece haber sido un
momento duro para ella, ya que él era quien le regalaba los mimos mañaneros,
que se disfrazaban de alfajores escondidos para los ojos de su mamá, quien,
cómplice, nada decía…
Le pedí
a Julia que pase y simplemente le ofrecí la oportunidad de conocerme y
conocerse. Yo allí la iba a esperar.
El
miércoles siguiente, allí estaba.
“La soledad es una ingrata a la que se
le va tomando el gusto”,
comienza un monólogo conocido. Julia se escondía en la soledad de su
habitación, sintiendo que a nadie le pasaban tantas cosas feas como a ella. Se
enojaba con los que tenía a su alrededor si no entendían todo lo que a ella le
pasaba, jugaba con la seducción enmascarada en su timidez, para sentirse segura
y admirada, sólo por un rato… ¿y después?
Después
la duda, el miedo, la culpa… Sólo se sentía protagonista cuando su novela era contada
tan trágicamente que lograba conmover a unos cuantos; pero cuando alguien que
la quería bien, trataba de sacarla de ese lugar de dolor que ella misma había
fabricado a su alrededor, y que al mismo tiempo la protegía como la expulsaba, respondía
con la misma frase: “¿no ves que soy una mierda?”
¿Y
qué es ser una mierda, más que el resto que sobra de algo, que seguramente fue
bueno? Algo que se expulsa, que es tan necesario como rechazado, tan deseado
como no reconocido después…
Con
sus trece años, la soledad le pesaba demasiado. Una soledad que sentía aunque
todo su entorno la quisiera, a su manera, claro, quizás no en la que ella
necesitaba o esperaba. Eso era… Su protagonismo la obligaba a sentirse víctima,
a ser víctima…
Julia
querida, cuánto camino a recorrer juntas… Simplemente el que nos lleve a
encontrarnos con vos... más allá de los síntomas.
Máquina del tiempo / Mujeres bailarinas
Por Ana
Guerberof
ana.guerberof@gmail.com
Se conoce a Isadora Duncan como «la madre de la danza
moderna». En un siglo donde primaban los esquemas clásicos del ballet ruso,
ella bailaba descalza, vestía una túnica de gasa, con el pelo suelto y una
escenografía mínima. Sus detractores criticaban su falta de técnica; sus
admiradores alababan su fuerza y frescura. Quizás su rasgo más llamativo fue su
apuesta incondicional por la libertad, tanto de movimiento como de pensamiento.
En su vida personal renegó de cualquier convencionalismo. Por todo esto, en la
máquina del tiempo de este mes la visitamos en París en 1927, pocos meses antes
de su muerte.
Su madre, Dora, se
divorció de su padre, Joseph, porque él la dejó tras perder su fortuna y la
engañaba. Tuvo que sacar adelante a cuatro hijos dando clases de piano. Sin
embargo, usted siempre dice que esto los favoreció…
Exactamente, no entiendo
esos padres que quieren hacer todo por sus hijos. Yo era la pequeña de mi casa,
mi madre trabajaba y nosotros ayudábamos. Ella que había sido la mujer de un banquero,
se quedó en la calle. Mi madre nos enseñó a pensar por nosotros mismos. Nos
inculcó el amor a la música y a la lectura. A pesar del trabajo diario, por las
noches nos reunía y tocaba el piano o nos leía a Shakespeare, Shelley, Keats,
Dickens.
Usted fue autodidacta,
¿no le interesaba el colegio?
Una pérdida de tiempo.
Un sistema para memorizar datos sin comprenderlos. Mi hermana y yo nos pusimos
a dar clases de baile a niños y a ganar dinero para la familia.
A pesar de que su padre
no se ocupó de ustedes, en sus memorias habla de él con cariño.
Sí, lo conocí cuando
tenía siete años. Era un hombre amable. El fracaso del matrimonio hizo que yo
ya entonces decidiera que nunca me casaría. La institución del matrimonio me
parecía un modelo no apto para un espíritu libre como el mío. Esto a finales
del siglo XIX era impensable en una mujer, pero así lo decidí y prácticamente
lo cumplí.
Tuvo dos hijos, Deirdre
y Patrick, con el diseñador Gordon Craig y el multimillonario Paris Singer. Se
casó años más tarde con el poeta Serguéi Esenin, 17 años más joven, pero se
divorció de él…
Tuve tres hijos, que han
muerto [Deirdre y Patrick se ahogaron en el Sena al caerse el coche en el que viajaban
con su nodriza y su tercer hijo murió a las pocas horas de nacer]. Nada volvió
a ser igual desde entonces, pero había que recoger lo que quedaba y volver a
empezar. Con Serguéi me casé para que pudiera acompañarme en mi gira a EE. UU.,
pero estaba enfermo y volvió a Rusia [Esenin era alcohólico y se suicidó en
1925].
Cuéntenos cómo empieza a
bailar y por qué rompe con el ballet clásico tal como se entendía entonces.
Mi madre tocaba el piano
y yo bailaba. Fui a unas clases de ballet y las dejé de inmediato, esos
patrones rígidos no eran para mí. Creo que el haber nacido cerca del mar fue
uno de los factores más importantes. Miraba el mar, veía cómo se movía y quería
imitarlo. Otro factor fue el arte griego. Me pasé horas en el Museo Británico
estudiando las formas para imitarlas en las coreografías. Para que la danza
tuviera sentido, una fuerza interior debía proyectarse al público.
Después de bailar en
Estados Unidos unos años con poco éxito, triunfa al trasladarse a Europa.
En Europa coincido con artistas
que buscaban una expresión nueva y con un público que sabía apreciar la
vanguardia. Evidentemente lo que yo hacía no era para las masas, pero tuve un
éxito fulminante. Viajé por todas las capitales europeas y por el mundo.
También fundé tres escuelas en tres países distintos. Era muy importante dejar
un legado y por eso me trasladé a Moscú tras la revolución: me invitaron a
fundar mi escuela allí.
También estuvo en Buenos
Aires y…
Mi viaje a Buenos Aires
fue un desastre, el público era frío, y tuve un incidente diplomático absurdo.
Bailó el himno nacional
envuelta en la bandera argentina.
Sí, pero a petición de
los estudiantes que celebraban el día nacional. Nunca fue una falta de respeto,
pero se armó un revuelo enorme, las mejores familias de la capital no quisieron
venir al teatro. En Montevideo, por fortuna, pasó todo lo contrario: triunfé.
Isadora, se nos acaba el
tiempo y no sé cómo decirle esto: no debería subir a un auto deportivo con un
chal si va a Niza…
Isadora seguramente olvidó mi consejo y el 14 de
septiembre de 1927 murió estrangulada con la chalina de seda que llevaba cuando
esta quedó atrapada en la rueda del coche deportivo de un amigo italiano.
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