La mujer en el balcón*
Por Enrique
Medina
¿Por qué
la extraño con tanto rigor
si ella
nunca me llegó al corazón?
Apoyada
en la baranda del balcón
la adulta
mayor fulguraba bajo el sol.
Regaba
ella plantas, barría y también
baldeaba
ese mi ambicionado balcón.
Vestía
largas túnicas orientales con
dibujos,
colores hechiceros, fumaba.
Desde la
nuca cepillaba su cabello
dorado
que luego recogía una cinta.
Con mis
binoculares siempre la espié
regando
mis lindas plantas también.
Ella
corría las rutilantes bambalinas.
No dejaba
ver el hermoso interior.
Alguna
punta de mesa, sillas, poco.
Lo
importante eran las plantas que
ella
cuidaba manteniéndolas sanas.
Tres
veces la tuve cerca muy a mano.
En la
Confitería del Carmen una vez.
Yo en
otra mesa cercana intentaba
escucharla
hablar con el otro señor.
Deseché
que fuera algún amante,
familia
seguro, un primo, yo pensé.
Los
perseguí hasta el edificio de ella.
Fue un
beso de pariente a pariente.
¿Las
ansias arrancan de mis entrañas?
Otra vez
fue cruzándonos en la vereda.
Yo iba,
ella venía, majestuosa de largo,
con
actitud de reina natural, sin mirar;
alta,
magnífica como una yegua árabe.
Creí que
era un regalo del cielo y decidí
ir detrás
pensando el pretexto adecuado
en esas
dos cuadras súbitas, torturantes.
Puso la
llave en su edificio y eso fue todo.
La
tercera será la vencida, recontrajuré.
Soñé que
yacía calma en floresta verde.
Lo sé,
Dios fue conmigo muy generoso.
La
tercera vez bien fácil pude asediarla:
¡Coincidimos
en la caja del supermercado!
Muy a
mano la tuve pero mi lengua negó.
Ángel
duerme, tus manos adoro y beso.
Le rogué
a Dios y ella me habló directo.
Dijo
precios y esperas y colas y tarjetas.
Por
suerte el poco espacio entre cajas
sostuvo
mi verticalidad fría y endeble.
Al menos
disimulé gracia entendedora,
mientras
ella firmó y se fue sonriendo
con la
cajera que le avisó diarias rebajas.
De piedra
yo, sintiendo en mi hombro
el índice
del Sumo Hacedor llamando.
Me ve
avergonzado, y asombrado suspira:
Querido amigo, ¡yo más no puedo hacer!…
Para mí ya no hay mundo que exista sin
que tus alas, ay, se extiendan melodiosas.
Pasó un
tiempo y ella seguía en el balcón.
Hasta que
dejé de verla sin preocupación.
Noté las
cortinas desprolijas, mal corridas.
Las
pobres plantas sufriendo falta de riego,
las hojas
se destemplaron de verde a gris.
A la
sazón incrementé control cotidiano,
pero
ningún resultado ni sentido extraño.
La adulta
mayor ya no fumaba bajo el sol.
Una
mañana huyeron las muertas plantas.
Antes
habían fugado el pedestal, el búcaro;
y a la
semana desconocidos caminaron el
balcón,
raros, tasando alto y a los lados.
Musgo
barroco, sigilo unánime de estrellas.
Sin duda
tendré una cuarta oportunidad.
No falta
mucho, el corazón se estremece,
ya mis
plantas comenzaron a marchitarse.
* De su último
libro, “Áspero cielo”
Lo que el tiempo me enseñó / "Pocha" Noriega
ENTREVISTAS 2016
Por Alejandra Tenaglia
Nuestra entrevistada de hoy tiene ya
vividos más de 70 otoños, pero con una sonrisa tierna me dice -sin embargo-
firmemente, que no me dirá el número exacto. Es que María Virginia Noriega es una señora muy coqueta, aunque su rasgo
más característico, sin dudarlo puedo resumirlo en una sola palabra: sabia.
Quizás usted recién se está enterando de su nombre completo, porque es cierto,
todos la conocemos como “Pocha”.
Preséntese
en 3 oraciones, que resuman lo que usted cree que mejor la define.
En
mi vida he pasado por cosas muy buenas y otras malas. He salido siempre
adelante, con lucha, con fe. Me gustaba que mis hijos estudiaran y tuve la
suerte que quisieron hacerlo, los ayudé con mucho trabajo.
¿Qué
es lo que primero recuerda, cuando piensa en sus padres?
De
mi padre recuerdo su inteligencia, su honestidad y su apego al trabajo.
De
mi madre, su valor. Hacía empanadas, tejía carpetas y las vendía para ayudar en
los gastos.
De
todos sus familiares, excluyendo a sus padres, ¿hay alguno con quien haya
tenido o tenga especial afinidad?
Hubo
muchas personas afines, primos/as, hermanos, pero hay alguien que siempre
estuvo y está aún después de muchos años, es mi querida cuñada Mary.
¿Estudió?
¿Recuerda a algún/a maestro/a en especial?
Hice
sólo la primaria. En aquella época no había posibilidad de hacer el secundario
en Chabás. Recuerdo a mi maestra de 3º grado. Se llamaba Nelly Rodríguez. Era
una dulce joven, muy bella. Tenía 18 años y vivía en Casilda. Nunca supe más de
ella.
¿Trabaja
aún?
No
trabajo. Estoy jubilada como ama de casa.
¿Qué
trabajos ha hecho?
Tuve muchos trabajos. Ordeñé vacas y hasta fui boyero,
entre otros trabajos que hice en el campo. Fui niñera, cocinera, tapicé sillas,
hice bolsillos para los talleres de pantalones. Trabajé ayudando en los
quehaceres domésticos a familias. Tuve verdulería y vendí por 17 años
cosméticos de distintas marcas.
¿Hay alguno de esos trabajos que, de poder volver el
tiempo atrás, no volvería a hacer?
No, ninguno. Fui feliz haciéndolos.
Si
fuera posible, ¿cambiaría algo de su niñez?
Sí, me hubiera gustado que mi abuelo Chochoy viviera más.
Murió muy joven, siendo yo muy chica.
Si
pudiera elegir una habilidad con la que contar a partir de mañana al despertar,
¿cuál sería?
Me gustaría tocar la guitarra como mi hermano Cholo Noriega.
¿Qué
características debe tener una persona para que usted quiera tenerla como
amiga?
Ser buenas personas, como son mis amigas.
¿Hay
algo que mirando hacia atrás se reprocha no haber hecho?
Me hubiera gustado cantar. Iba a clases de canto y venían a
mi casa paterna a ensayar con guitarras. Cuando llegó el momento de presentarme
en un teatro de Rosario, mi padre dijo “no”; y yo no lloré, no grité, no hice
nada. Tenía 15 años. Hoy me arrepiento de no haber hecho nada.
¿Qué
le da vergüenza?
Me da vergüenza ajena cuando critican.
Llorar,
¿sirve?
Llorar
no arregla nada, pero a veces no queda otra.
¿Hay
temas con los que no le gusta que se hagan chistes?
No me gustan los chistes con supuestos defectos ajenos.
¿Ha
deseado más de lo que ha tenido o ha tenido más de lo que ha deseado?
No he deseado más de lo que tengo y lo que tengo, lo he
ganado. Ni más, ni menos.
¿Qué
es lo que señalaría como un gran logro en su vida?
Mi gran logro es, después de intentos fallidos, haber podido
dejar de fumar.
¿Cuál
es el momento más difícil que le tocó atravesar?
Pasé por muchos momentos difíciles, pero uno que me tocó
vivir, fue y es lo más terrible que puede pasarle a una persona: la pérdida de
Ricardo, mi hijo. Eso me duele y dolerá siempre.
Mencione
3 cosas que le gusta hacer.
Leer, escribir y ver deportes por TV, sobre todo fútbol.
¿Qué
la maravilla?
Me maravilla la mirada de mis nietos y bisnietas.
¿A
qué le tiene miedo?
A esta altura de mi vida, creo que a nada.
¿Hay
algo en particular que la emocione?
Me emocionan los nacimientos.
¿Qué
es lo que más le agradece a la vida?
Los buenos hijos que me dio.
¿Un
consejo para los más jóvenes?
Que estudien, que se preparen para el futuro. Sobre todo que
hagan las cosas de manera que al mirar atrás, no tengan que arrepentirse de
nada.
A
usted, el tiempo, ¿qué le enseñó?
El tiempo me enseñó a
callar, a esperar y a no creer que lo sé todo. Todos los días hay algo para
aprender.
Libre asociación / Románticos
carlosgbonino@gmail.com
¿Cuándo calienta el sol? “No culpes a la lluvia”. Luis Miguel pronosticó el otoño 2016. “Azul, como el azul del cielo nació entre los dos”.
Cristian Castro, no. ¿Y Arjona? Tiene pingüinos en la cama. Que se ponga una
bolsa de agua caliente. Me “hirve” la
cabeza, decía un recordado alumno televisivo. ¿Por qué se le regala manzanas a
lxs maestrxs? Porque la sandía es muy grande para poner en la mochila. Los
cuadernos se parecen a las cunetas, están llenos de hojas. El viento acaricia
las banderas y cachetea los árboles.
“Si
Dios puso la manzana fue para morder.” Mentira,
fue para regalarle a las seños. Un buen regalo es un agujero, porque le podés
poner cualquier cosa alrededor o adentro. Lo difícil es envolverlo. Un moño es
un ventilador que quiso ser corbata. Una banana es una fruta que quiso ser
media luna y Wanda es una virgen que quiso ser vedette. Ahora hay mates de
siliconas, pistola de silicona y Luly Salazar. “Estoy perdiendo imagen a tu lado”. Comprate una cámara con más
memoria. Volvió el Cabezón a la tele, ya era hora de cortar polleras. NI UNA
MENOS, que todas muestren más. Las gomas de borrar, ¿están planeando apoderarse
del mundo?, porque a mi hijo se le fuga una por semana.
Los brasileros hicieron una novela sobre Moisés,
la envidia por nuestro Papa los está matando. ¡Qué se jodan!, imaginate lo que
les va a venir de gas con la llama olímpica prendida todo el tiempo. De a uno,
no va a quedar ninguno de los calefactores prendidos. Este año festejemos el
día de la tradición en julio. Todos con
ponchos, botas y boinas adentro “lascasas”. “Afuera
el frío embiste”. Si se viste no
tiene frío. Los osos se parecen a las escaleras mecánicas, porque si dejás el
pie, te lo come.
“Por
amarte robaría una estrella, te la regalaría”. Está bien
que hace frío, pero se va a quemar. Mi mente no puede salir de las tarifas
calientes, ni del clima congelado. Paradojas del destino. ¡Qué la tortilla se vuelva!
Mejor que se quede para darle un mordiscón. Los perros se parecen a los
jugadores de fútbol porque corretean a los gatos. Obvio y chabacano. Si es una
adivinanza: Mariano Iúdica. ¡Dale campeón!, queremos gritar alguna vez. Messi
está comprometido por evadir y no a un rival. La culpa es del papá, que puso
las cuentas de Panamá a su nombre y no le consultó. Al Presidente le pasó lo
mismo que a muchos hinchas de Boca con Osvaldo. Bronca. Con voz ronca, viene el
mionca y quiere poner la AFA en su jonca.
Volvieron las Bandana. Haciendo zapping, al lado
de los hermanitos exhibicionistas y los bailarines conventilleros, parecen los
Beatles. Maldita noche, en invierno le roba horas a la tarde. ¿La siesta se
duerme con o sin ropa? En bolas de fraile, prefiero las rellenas de dulce de
leche. El chocolate se parece al mate, puede ser amargo o dulce. “Ojalá que llueva café en el campo”.
Comer milanesas de soja, sería como mascar coca. Las de pollo se llaman
suprema, las de carne las suprimí.
“Es
más fácil llegar al sol que a tu corazón”, le dijo
Ícaro a su novia. Se vino a pique. Como mis pelos. Los años pasan, los kilos se
quedan. Los rollos de foto, ¿se juntarán en algún grupo de autoayuda a recordar
la gloria pasada? Divina, Carrá, Trevi. Del presente, nada. Del futuro, hace la
plancha. Las arrugas de la cara y de la ropa se deberían vetar. “Vete de aquí de mi lado”. El almanaque
no perdona, Pampita tampoco. El ombú se parece a una rubia a la fuerza, se le
ven las raíces. Por suerte, el próximo número sale el segundo semestre. ¿Ya
compraste los globos?
De reojo / Pupilas
Por Sebastián Muape / sebasmuape@gmail.com
Alguien corre la cortina bordó y el sol de las veredas de
Lacroze, elude el postigón entreabierto y en diagonal, va calentando los
pupitres. Ahora se ven flotar en haces de luz, millones de partículas de tiza,
de lana y polvo. A veces hay que atenuar el claroscuro o una parte del pizarrón
no se ve. Por lejos, prefiero el sol. La oración, el saludo, colgar el abrigo,
el mismo hipnótico ritual de cada mañana, prólogo de un día de mil horas, con
tareas hechas a medias y ansiedad por la campana.
El universo de niñez femenina del sexto, es el mismo que
el del resto de este palacio colonial. Los enormes ventanales de arco semicircular
y rejas grises, se completan con vidrios translúcidos cruzados por hilos de
metal que forman rombos y dejan ver la calle; aunque sólo en parte, la misma calle
que voy a pisar recién el viernes a la tarde. Hoy es mañana de lunes. Pasaron
algunos meses de mi primer año en este lugar y me le voy amigando, después de
todo no la paso tan mal, aunque todavía me duelen un poco las noches.
El fin de semana dura cada vez menos, pero entendí que
sin contar los días, la semana también. Mi mamá nos despidió en la puerta con abrazos
y me acomodó la bufanda y la vincha. A mi papá lo voy a ver dos o tres veces en
la semana, cuando medio a escondidas se trepa al ventanal y por la parte
abierta, me pasa algunos paquetes de pan lactal y unos alfajores. “Tomá
Bizcochito, portate bien” me dice agarrándome las manos. Me saluda tirándome
montones de besos y mis compañeras celebran su aparición; se va y tengo ganas
de llorar, pero es recreo y tardo segundos en distraerme. Quiero que pasen muy
rápido los años, para empezar a querer este lugar, siempre es así. Se adornan con
cariño las anécdotas.
Las misas me pesan, con su habitualidad y su parsimonia;
en las misas todo es lamento. Pedir perdón antes de herir, penitencias al
nacer, arrepentirse casi sin haber empezado a vivir. Culpas, culpas y más
culpas. Se abolieron las sonrisas en la capilla, más adoctrinamiento que
invitación. La cera ya derretida huele peor que los lirios, por más coloridos
que sean. El pan se me pega al paladar.
Quiero patio, elástico, soga y compartir galletitas y
charlas con mi hermana mayor. En ese patio hay un mástil, un monumento del
fundador donde nos juntamos a pegar las figuritas y
también hay un paraíso verde y gigante, con notas de amarillo y su
correspondiente sombra. Los juegos, las corridas y las rondas giran sobre un
gran tablero de damas, compuesto por baldosas negras y blancas. Me llevo mucho
mejor con las actividades físicas que con la raíz cuadrada; y descubrí además, que
soy buena en el básquet. Placer y reivindicación.
Al crepúsculo merienda, después la tarea y dos veces por
semana sala de cine. Talleres de cerámica, música o costura para el resto de
los días. Un rato de juegos previo a la cena y un cuento leído por la celadora
para el grupo, antes de soñar. Cuatro cielos con estrellas son los que veré desde
la cabecera de la cama, voy a escuchar grillos y algún trueno. El miedo de
dormir en lugar ajeno, ya dejó de visitarme desde hace muchas noches. Bien.
Ahora empecé a esquivar el esfuerzo de tratar de entender
qué hago acá, o por qué; no me toca a mí preguntármelo. Así que de a poco voy
encontrando mi lugar, me rodeo bien y ya planté muy lindas amistades. Van a
durar, lo sé.
Cada viernes a la tarde amago con reproches, pero se
disipan cuando abrazo a mi mamá; ella hace lo que puede, yo también.
Cine y series
Por Lorena Bellesi / bellesi_lorena@hotmail.com
“AMY: LA CHICA DETRÁS DEL
NOMBRE”
La
corta e intensa vida de la artista británica Amy Winehouse se retrata de manera
estremecedora en el documental dirigido por Asif Kapadia, “Amy: la chica detrás del nombre” (Amy: The Girl Behind the Name).
En ciento veintiocho minutos el director nos lleva detrás de bambalinas, al backstage personal de una existencia
fulgente que poco a poco se apaga. El testimonio únicamente se oye, el tono en off de las opiniones de sus colegas,
amigos, familiares, permite advertir el dolor, la felicidad o la angustia de lo
dicho. No hay imagen actual e individual de ninguno de los testigos, a no ser
que aparezcan a la par de Amy, alma
vital de la historia. Absolutamente todo se trata de ella, de su maravillosa
voz, un don que fluye naturalmente cautivando a cuanto se detenga a escucharla.
Su interpretación del tradicional happy
birthday a los catorce años deja boquiabiertos a sus amigos.
El
material del documental se compone mayoritariamente de grabaciones caseras,
fragmentos de reportajes en televisión, radio o revistas, la cámara juega con
el ralentí para recalcar, si se quiere, un gran pozo que parece abrirse a los
pies de la muchacha. Hija de padres divorciados, padeció depresión y bulimia
durante su adolescencia, la música fue su desahogo, su refugio, el lugar donde
era libre y feliz. Es alarmante reparar en el cambio físico de Amy, no parece ser la misma persona la
joven que subía a los escenarios con una frescura contagiosa en los primeros
pequeños conciertos, y aquella otra que no se tiene en pie ante miles de fans,
como si estuviera extraviada. Sus enormes ojos verdes, expresivos, terminan
siendo cuencas vacías que acompañan un cuerpo extremadamente huesudo, aunque
mundialmente famoso. En el medio está la presión de la prensa, la persecución
incesante de los paparazzi, una relación tóxica con “su” chico –ambos
prisioneros de una adicción desenfrenada-. En un momento de reposo le reprocha
a su propio padre haberla convertido en un souvenir, o sea, en un objeto,
inclemente declaración.
Kapadia nos conmueve con
el retrato íntimo y extremo de una cantautora única que se fue demasiado joven,
no pudiendo resistir las embestidas del éxito. La pintura de su desmoronamiento
entristece, nos revela la vulnerabilidad de personas convertidas, paradójicamente
por amor, en marionetas.
ESTRENOS
DESTACADOS DE MAYO
Mayo
resultó ser un mes bastante tibio con respecto a los estrenos, acá van algunos
de los films más aclamados o vistos:
1. “Francofonía”, de Alexandre Sokurov;
Francia; drama.
2. “45 Años”, de Andrew Haigh; Reino
Unido; drama.
3. “Algunas chicas”, de Santiago Palavecino;
Argentina; thriller.
4. “Angry Birds”, de Clay Kaytis y Fergal Reilly;
Estados Unidos y Finlandia; animación.
5. “Hijos nuestros”, de Juan Fernández Gebauer y Nicolás
Suárez; Argentina; drama, comedia.
6. “X-Men: Apocalipsis”, de Bryan Singer; Estados
Unidos; ciencia ficción.
7. “Tiempo de revelaciones”, de Catherine Corsini;
Francia y Bélgica; drama.
8. “Mente implacable”, de Ariel Vromen; Estados
Unidos y Reino Unido; policial.
9. “The Lady in the
Van”, de Nicholas Hytner; Reino Unido; comedia.
10. “Just Jim”, de Craig Roberts; Reino Unido; drama
adolescente.
EL ÚLTIMO HOMBRE
SOBRE LA TIERRA
SERIE YAQNUI, FOX
Un
virus mortal terminó con la vida de todos los humanos. En la primera escena de
la serie “The last man on Earth” aparece
Phil Miller (Will Forte, protagonista
y creador) recorriendo Estados Unidos, queriendo encontrar algún otro
sobreviviente. No obstante, un silencio enloquecedor recorre las calles
desiertas de gigantescas ciudades desoladas. La libertad, entonces, es plena, Phil es el dueño del mundo. Se viste
como quiere, usa armas de fuego para destapar gaseosas, se baña, a la vez que
bebe, en piletas repletas de alcohol. Sin embargo, la soledad lo desanima, lo
aflige, empieza a mirar con cariño los maniquíes femeninos de las vidrieras.
Cuando menos lo espera, y más lo desea, una mujer real aparece en el horizonte.
De a poco nota que no es lo soñado, Carol
(Kristen Schaal) tiene su temperamento, una particular apariencia, es una
pesadilla. Otros personajes se irán sumando, embrollando hilarantemente la
trama.
El último hombre sobre la
tierra es
una sitcom, una comedia de veinte minutos por episodio que va por su tercera
temporada. Tiene un humor incómodo, el protagonista no pega una, es una máquina
de mentir y quedar en obscena evidencia, probablemente algunos sientan
vergüenza ajena ante su conducta. No escarmienta ni recapacita, es un atrevido.
Serie para relajarse y no pensar demasiado.
Libros p/grandes y chicos
Por Julieta
Nardone
SENTIR PARA CREER
“SINCRONICIDAD”
Carl Jung (1875-1961),
psiquiatra y analista suizo, enhebró los hilos invisibles para divulgar una de
sus teorías más jugadas frente a los paradigmas científicos: hay un orden de la
realidad que excede al rigor lógico de causas-efectos; hay un sustrato de
nuestro ambiente que tampoco es maniobra del azar. Pues, existe la sincronicidad, fenómeno en que coincide significativamente un evento del
mundo externo con un estado mental psicológico. Para quienes somos menos
racionales –sea por afán de pellizcar la lira romántica, sea por mera falta de
pragmatismo– el libro “La sincronicidad
como un principio de conexión acausal” (1952) puede resultarnos, como
mínimo, curioso y atractivo. Sobran ejemplos en la vida cotidiana: sueños que
trazan paralelos con sucesos de la vigilia, roturas inexplicables de objetos
que coinciden con crisis emocionales o situaciones claves, encuentros o
desencuentros milimétricos que viran por completo nuestro camino. Vasto
horizonte de la literatura y el cine.
Jung analiza varios casos de sincronicidad. También desde su propia
experiencia de analista. En todos, un punto importante es que, para que este
fenómeno se manifieste debe el sujeto encontrarse en un estado de apertura para
cargarlo de sentido y emotividad. La afectividad engarza con la intuición,
siendo el estado subjetivo más puro que no se deja encorsetar en explicaciones
lógicas. Este asunto de las coincidencias, entonces, baraja una vez más el
abanico de sus preocupaciones: la continuidad entre psique y materia. Jung, no
olvidemos, fue un defensor de la noción de alma en el riguroso terreno de las
ciencias. Dedicó gran parte de su vida en demostrar la existencia de una franja
impersonal de nuestra interioridad que es, justamente, naturaleza. Naturaleza
que todo lo contiene, tanto la psiquis como la materia. Así, los fenómenos de
la sincronicidad son prueba de una continuidad del ser: el Unus Mundus, unidad que irrumpe por fuera del tiempo-espacio al que
estamos habituados.
Disidente del mismísimo
Freud, aunque aceptó la premisa de una vida psíquica inconsciente, quiso ir más
lejos al arriesgar la existencia de un inconsciente
colectivo que contemplase más que el lenguaje censurado del individuo. Esta
suerte de “alma colectiva” manifestaría un contenido arquetípico; configuraciones globales que “modelan” la
espiritualidad del hombre. La religiosidad, la necesidad mitológica, son sus elementos
indispensables, dado que el sujeto tiende hacia el alcance de una totalidad.
Simple razón: nuestra naturaleza no puede soportar una vida sin un sentido que
nos eleve sobre nosotros mismos. Asfixiante intrascendencia. La experiencia
religiosa conforma, así, una parte auténtica de la personalidad.
Teorías que buscan
ingresarnos a fenómenos complejos, paradójicos; en todo caso, irreductibles a
recetas para un crecimiento personal. De allí también el valor que Jung otorga
al diálogo con otros campos. En particular, la física cuántica con el principio de incertidumbre y las
ancestrales cosmovisiones orientales como el Zen, el Taoísmo, el Budismo… Inevitablemente,
pienso en libros hoy muy en boga. Tanto se habla de energías, armonía… aunque
pareciera que esa visión termina orientándose al “sálvese quien pueda”. Hay un
jocoso monólogo del uruguayo Leo Masliah que viene al caso: “Como la gente ya no puede contar con los
demás ni con Dios se inventó el camino de la autoayuda. Hoy en día es la única
manera de mantenerse a flote… no esperemos nada de nadie, porque los demás te
van a hundir”. Salvarse contempla, sí, un trabajo hondo y porfiado con uno
mismo, pero es igualmente fundamental no desmembrarnos de los otros, del lugar
que habitamos y creamos diariamente. Así Jung, entre sus reflexiones, no dudaba
en afirmar que el único peligro real que
existe es el hombre en sí mismo…
LITERATURA INFANTIL / Las
cosas que odio
La porteña Ana María Shua (1951) nos riega de
versos lúdicos con su libro Las cosas que odio y otras exageraciones,
donde problematiza los asuntos que más esquivan los chicos: alimentarse,
ordenar el cuarto, bañarse, madrugar… El juego con el ritmo y la asociación de
palabras vigoriza el tono divertido y despreocupado del cuestionamiento
insistente de la mirada infantil: “Odio que nos visite gente extraña / porque
me obligan a poner la mesa. / Y también odio que nos visiten conocidos porque
saben cómo se escribe mi apellido, / pero siempre me acarician la cabeza”. En
cada remolino de quejas asoma, sutilmente, nuestras propias incongruencias como
adultos, manías que depositamos en los niños y que ellos se encargan muy bien
de denunciar.
Gran ocasión para distendernos en familia, entre
risas; aunque, también, buena oportunidad para buscar razones más firmes y
desprenderse del “porque-lo-digo-yo” (dictamen adulto algo reiterativo) y de ese modo, ayudar a comprender las necesarias
obligaciones o buenas costumbres de cada día.
Antro musical / Zoom
Por
Nico Raterbach
Fácil
es escribir sobre lugares comunes a la singladura de uno mismo. Se complica
cuando no fuiste más que un testigo presencial. Este es el caso. Sin preámbulos:
Soda Stereo. Veranos completos escuchándolos en parlantes de natatorios,
mientras aprendía intuitivamente a espiar escotes. Nunca fui un adepto a su
música, aunque en los primeros asaltos era obligatorio de los playlist. Sin
embargo, claro que merecen ser reconocidos en este recorrido. A diferencia de
las bandas que fuimos enumerando en esta columna, Soda no tuvo orígenes
proletarios. Todo lo contrario, eran universitarios bien, sin deseos de
ocultarlo. En los ‘80 el under se debatía entre Sumo, los Cadillacs, Los Viola,
bien sectorizado por tribus; Soda tuvo un pasaje efímero por allí. Peinados
calcados a la estética Dark. También a diferencia del resto, apostaban a letras
más naif, de una poética rebuscada, urbana y filosa como navaja. Si pudiéramos
preguntarle a Ceratti si cree que su mensaje fue captado, la respuesta, estimo,
sería ambigua. Apadrinados rápidamente por disqueras grandes, la taquilla fue
su éxito. Pero, el talento, sobraba. Para los ‘90 se habían consagrado no sólo
en Argentina sino en toda América Latina. Les presté atención no por el
marketing inescrupuloso, sino por un disco impresionante: “De música ligera”,
revolucionario, adelantado un lustro a su época. Un nuevo sonido,
contemporáneo, con un tinte sónico y tímidas distorsiones, a la usanza de la
década que se venía encima. Si nos detenemos en las letras… volvamos a la
música. Allí es donde eran diamantes pulidos. Soda fue una banda
anacrónicamente postmoderna. Intentaron alejarse de la masividad en el 92 con
“Dynamo”, un disco audaz, atrevido, transgresor, que vendió
poco. Ya saben lo que pienso de los discos experimentales, pero, aquí, la
excepción. Este tiene algo que seduce. Ahora, donde la rompen definitivamente,
es en su último disco: “Sueño Stereo”. Algunos dicen que aquí se acercan otra
vez a la esencia Soda, a los orígenes. Disiento. Aquí, unos pibes que saben que
son exitosos, se la juegan una vez más y hacen un disco exótico, vanguardista,
capaz de venderse como los anteriores. La magia de este álbum está en los
detalles, poniendo atención a las afinaciones, las máquinas, en definitiva a un
sonido ya visto en otras latitudes en esa época, pero que por aquí, sólo
emergía en algunos sótanos de Buenos Aires. En el ‘97 se separan con mega gira
despedida, el de las “gracias totales”. Tragedia, si las hubo, en el rock
nacional. No fue para tanto, sólo 10 años después, las desavenencias que los
separaron se diluyeron y la máquina de cortar entradas se puso otra vez en
marcha. La gira “Me verás volver”,
rompió todos los récords hasta el momento. Soda se caracterizó por eso,
números grandes, de ventas, de entradas, de funciones, de giras. Pero decir que
sólo fue cuantitativo, sería un terrible error. La calidad de su legado es
gigante. Toda la música que generaron es inmensa. Párrafo aparte, para Gustavo,
que además de una carrera solista riquísima, subrepticiamente tuvo una vida de
rock star sin aparentarlo ante los mass media. Y así fue que su vida se apagó. Da
lástima pensar cuántas canciones no nacidas hemos perdido, al perder a este
tipo que se llevó consigo muchísima música. Pongamos “Zoom”, y volvamos en nuestras mentes
a ese lugar donde lo bailamos enajenados, sintiendo la tibieza de las melodías
de estos genios.
Van
tres muy bonitas…
“Tratame suavemente” (Soda
Stereo – 1984)
“1990” (Canción animal –
1990)
“Ameba” (Dynamo -1992)
El cómo del qué / La energizante maca
Por Romina Bianchini / Farmacéutica – Dra. en Cs. Químicas
La Maca es una valiosa raíz de reserva,
nativa de Perú, que ha sido utilizada como alimento y
como remedio natural desde los tiempos del
Imperio Inca. En esa época tuvo un rol muy importante ya que formaba parte
de la ración alimenticia de los guerreros incas para otorgarles mayor energía,
fortaleza y vitalidad.
En
la actualidad su consumo se ha incrementado y se ha extendido por todo el mundo
como una planta medicinal.
Se utiliza
para estimular el sistema inmunitario, para tratar la anemia, los desórdenes
menstruales, los síntomas de la menopausia, para aumentar la fertilidad tanto
en hombres como en mujeres, como afrodisíaco, para tratar la disfunción eréctil
y para mejorar la memoria.
La Maca ha sido catalogada como un
milagroso revitalizante, energizante y anti estrés natural de primer nivel que
actúa como nutriente, reconstituyente y vigorizante combatiendo el cansancio
físico y mental. Las propiedades de esta planta son innumerables, debido a
ello su uso es recomendado en casos de denutrición, convalecencia, pérdida de memoria, desgano, cansancio, debilitamiento de la estructura ósea, entre otros.
Se
destaca además
por sus propiedades para combatir la impotencia masculina, la
infertilidad en ambos sexos, las irregularidades menstruales y para
disminuir los síntomas de la menopausia.
Su valor nutricional radica
en el alto contenido de almidón, maltosa, proteínas y aminoácidos, incluyendo 7
de los aminoácidos esenciales, carbohidratos y otros compuestos como ácidos
grasos, fibras, minerales como calcio, fósforo, magnesio, potasio, hierro,
silicio, sodio, cobre y manganeso; y vitaminas B2, B6 y vitamina C.
A
pesar de la gran cantidad de nutrientes que posee, no produce aumento de peso,
debido a su bajo contenido graso y alto contenido de fibras.
Su efecto energizante físico y mental la convierten en un suplemento ideal para una
gran variedad de personas, entre ellos deportistas, estudiantes,
profesionales y adultos mayores.
¿Cómo utilizarla?
La Maca puede consumirse en cápsulas,
comprimidos o polvo, mezclada con jugos u otros alimentos. En cápsulas la
dosis recomendada es de 1,0 a 1,5 g diarios; pudiendo incrementar la
ingesta hasta 3 g diarios si la situación lo requiere. Mientras que en
polvo puede consumirse una cucharadita por día.
Precauciones
La Maca se considera segura para la mayoría de las personas cuando es
consumida en las cantidades indicadas y durante un período no mayor a tres
meses. Luego, se recomienda realizar un descanso de entre 10 y 15 días. En las
dosis indicadas no presenta contraindicaciones, sin embargo debido a su gran aporte de energía, uno de
los posibles efectos secundarios es el insomnio; lo cual se evitaría no
consumiéndola por la tarde o noche. Además, debido a su contenido de fibra
puede acelerar el ritmo de la digestión.
Vale
decir que siempre es necesario consultar al médico y/o farmacéutico antes de
comenzar la suplementación con Maca.
¿Quiénes deben evitar tomar Maca?
Deben
evitarla mujeres embarazadas y en período de lactancia ya que no se ha
demostrado la seguridad en estos casos. En niños sólo debe consumirse por
indicación médica.
Requieren
supervisión médica aquellas personas que consumen antidepresivos y pacientes
con enfermedades autoinmunes. Las personas con diabetes deben consumirla con
precaución debido a su contenido de carbohidratos.
La cultura es la sonrisa
¿BRILLA EN TODOS LADOS?
Los días 2 y 3 de junio tuvo lugar en la Escuela primaria Nº 208, una
Feria del Libro con realización simultánea de talleres de arte, teatro, música,
lectura y taichí. Decidimos asistir a ellos junto a los niños, pudiendo
vivenciar una vez más, el poder cautivante del mundo cultural. De un modo
general se suele decir que “cultura”, es todo rastro que dejamos, ¿se puso a
pensar qué rastro quiere dejar usted?
La cultura es la sonrisa que brilla en todos lados
en un libro, en un niño, en un cine o en un teatro
solo tengo que invitarla para que venga a cantar un rato.
Ay, ay, ay, que se va la vida
mas la cultura se queda aquí.
La cultura es la sonrisa para todas las edades
puede estar en una madre, en un amigo o en la flor
o quizás se refugie en las manos duras de un trabajador.
La cultura es la sonrisa con fuerzas milenarias
ella espera mal herida, prohibida o sepultada
a que venga el señor tiempo y le ilumine otra vez el alma.
La cultura es la sonrisa que acaricia la canción
y se alegra todo el pueblo quien le puede decir que no
solamente alguien que quiera que tengamos triste el corazón.
en un libro, en un niño, en un cine o en un teatro
solo tengo que invitarla para que venga a cantar un rato.
Ay, ay, ay, que se va la vida
mas la cultura se queda aquí.
La cultura es la sonrisa para todas las edades
puede estar en una madre, en un amigo o en la flor
o quizás se refugie en las manos duras de un trabajador.
La cultura es la sonrisa con fuerzas milenarias
ella espera mal herida, prohibida o sepultada
a que venga el señor tiempo y le ilumine otra vez el alma.
La cultura es la sonrisa que acaricia la canción
y se alegra todo el pueblo quien le puede decir que no
solamente alguien que quiera que tengamos triste el corazón.
León
Gieco
Espacios culturales
En sus
inicios, la palabra “cultura” significó algo que podría resumirse en
“cultivación del alma”. Luego, también así se llamó a la “herencia social”, es
decir, los modos en que los humanos se adaptan a la vida, resuelven problemas,
crean, producen, transmitiéndose eso, de generación en generación. Mezclando
ambas definiciones –y dejando de lado otras muchas que existen-, podemos decir
que la cultura es el rastro que dejamos, lo que a su vez dependerá del trabajo
que hayamos hecho en nuestras almas.
¿Qué
rastros queremos dejar? ¿Qué espacio dedicamos a “cultivarnos”, en nuestra
rutina diaria? Por otro lado, ¿qué importancia le damos a los caminos
artísticos que permiten expresar emociones, sentires, pensamientos, ideas? ¿Cuántos
males ligados a la violencia, las inhibiciones, la cerrazón, podrían evitarse
si se diera mayor jerarquía a este asunto, tanto desde las políticas públicas
del Estado en todos sus niveles, como desde los ambientes educativos,
emprendimientos privados y domicilios particulares? Es bueno destacar que
también las otras escuelas primarias de la localidad, realizan Feria del Libro,
concursos de ortografía, de dibujos, etc. Y también las escuelas secundarias
hacen muestras anuales de producciones estudiantiles. El planteo va más allá incluso
de estos ambientes indispensables, pudiendo llegar al mayor reproche que quizás
debamos hacernos todos los chabasenses: haber permitido que un espacio como el
Cine Teatro Español, sea demolido. Patrimonios similares se han recuperado en
toda la redonda. Aquí lo perdimos definitivamente. De hecho, esta localidad es
la única en la zona que no posee cine, sí posee una sala de teatro pero que no
reúne las condiciones requeridas por las compañías para hacer allí sus
presentaciones. Y esta realidad, se traduce en la vida de la población. En la
calidad de vida. Infancias que empiezan y terminan sin haber tenido la
posibilidad de vivienciar lo que es ver una película en pantalla grande, por
ejemplo. Dinero que fluye hacia otros destinos donde sí “hay algo para ver”.
Quizás el día que se deje de ver a las artes como un hobby de algunos o
actividades extras para ratos libres, podamos acercarnos a lo que dice León
Gieco en su canción: La cultura es la
sonrisa que acaricia la canción, y se
alegra todo el pueblo quien le puede decir que no, solamente alguien que quiera que tengamos
triste el corazón.
Feria y Talleres
Inaugurado
el evento el jueves 2 de junio por la mañana, con proyección de videos en el
patio cubierto de la Escuela Nº 208, se dio inicio a los talleres que se
dictaban simultáneamente, rotando los distintos grados.
Taller de Lectura: a cargo de Luciana Bouvier, dueña de Emilio
Librería y encargada de, precisamente, la Feria del Libro que también allí tuvo
lugar.
En el
diálogo que llevó adelante con los alumnos de distintas edades, pudo escucharse
no sólo que en la mayoría de los casos los chicos respondían con un prolongado
“síííííííí” a la pregunta de si les gustaba leer, sino que también expresaban
interesantes opiniones sobre para qué sirve leer: “para abrir la mente”, “para
agilizar la memoria”. “para imaginar”, “para que te broten historias de la
cabeza”…
Además, permanecieron
silenciosos y muy atentos, abriendo grandes sus ojos ante lo que se les
mostraba. La dulzura de Luciana hizo un muy buen equipo con los libros “raros”
que eligió para exponer: uno que medía 10 metros y podía leerse de dos formas,
un libro “silencioso” en el que aparecían figuras en tres dimensiones y que
contaba con mínimo texto, producciones de altísima calidad pero alejadas de las
historias “ideales” que impulsa la literatura comercial, con personajes más
comunes e imperfectos como somos los humanos –tal como explicó la seño presente
en el aula- y alejados de esas mujeres de cinturas milimétricas, siempre
salvadas por príncipes musculosos y buenos…
Rincón de lectura y dibujo: en este sector,
por un lado se los veía a los niños leyendo en las diminutas mesas y
sillas o directamente sentados en el suelo, teniendo luego que escribir en un
mural, qué libro les había gustado más. Al lado se situaban quienes dibujaban o
pintaban en base a producciones de la artista de Granadero Baigorria Elizabeth
Aguillón (autora del mural que se halla en el patio cubierto).
Taller de Música: al frente del mismo estuvo Luciano Dichiara,
quien hizo un concierto didáctico con presentación de instrumentos exóticos y
explicó el sentido de las composiciones. Un tambor solar (de acero templado)
inventado en Suiza en el año 2000, cuencos tibetanos, un cuenco de cuarzo, un
udú (especie de vasija de barro, de origen africano pero que ahora también se
hace en el norte argentino). Como cierre, cantó. Voz cautivante, sentir
genuino, pasión por lo que se hace, nunca fallan. Se ganó sobradamente el
aplauso de alumnos y maestras.
Taller de Arte: el profesor Osvaldo Gil se encargó de exponer la
vida de grandes pintores nacionales y extranjeros, entre los que figuraban Quinquela
Martín y el holandés Vincent Van Gogh. Luego, en algunos casos los niños debían
reproducir una pintura en formato colage, o utilizar la técnica desarrollada
por el artista, entre otras opciones. Un lujo que puedan los alumnos codearse
con semejantes figuras. Las producciones, expuestas en todo espacio que el
profesor halló libre, decoran la escuela.
Taller de Teatro: María Paula Olmedo, encargada de este taller,
explicó que la idea era trabajar con el cuerpo, investigarlo para ver qué
podían hacer con él. Y luego de invitarlos a dejar la vergüenza en un rincón,
comenzó con ejercicios de ficción. Probablemente muchos de los allí presentes
era la primera vez en sus vidas que realizaban una clase de teatro. La escuela
les acercó esa posibilidad, no es un detalle ni es menor. Se divirtieron,
mucho. Fue un gusto verlos disfrutar.
Taller de Taichí: mantitas en el piso del patio cubierto de la
escuela y grupos de alumnos imitando los movimientos que realizaba la profesora
Claudia Victoria. El taichí es un arte marcial de origen chino, considerado
actualmente una práctica físico-espiritual, muy utilizada como técnica de
relajación. La incorporación de este tipo de disciplinas en los
establecimientos educativos, es la nueva tendencia. Allí tuvieron también los
niños la posibilidad de probar qué tal.
Responsables
Estas
jornadas culturales estuvieron coordinadas principalmente por las maestras de
Lengua: Silvina Vedovaldi, Celina Domínguez, Yamile Amauli, Carina Sanfelice y
Elisa Pistacchia, con la participación de los antes mencionados talleristas y
por supuesto, del equipo directivo de la institución: Silvana Grabich y Laura
Seri.
Agradezco
la invitación, el haberme permitido participar de los talleres; y el hacerme
sentir tan cómoda en la que fue, durante 7 años, mi escuela primaria. Fue
realmente un gusto tejer nuevamente ese recorrido de ida y vuelta, desde mi
casa hacia su puerta, birome y anotador en mano, para seguir aprendiendo.
Novelando casos / El grito de Alberto
Por Carina Sicardi / Psicóloga
“Si la historia la escriben los que
ganan eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia, quien
quiera oír que oiga…”
Abril
y junio suelen vestirse de celeste y blanco, al menos por un día o dos. Resulta
que en el calendario escolar anterior a 1982, nos encontraba entonando una
marcha que siempre resonará en mis oídos: “tras
su manto de neblina, no las hemos de olvidar…”
Alberto
llama telefónicamente solicitando un turno para comenzar terapia. Después de
acordar horarios, nos conocimos. Hombre de expresión adusta, de casi exagerado
respeto, de voz baja pero firme, me da la mano a modo de saludo y se queda
esperando que yo le indique dónde debería sentarse.
Sabemos
que los síntomas con que el paciente se presenta, no suelen ser los únicos ni
necesariamente los reales. En este caso, Alberto consultaba por terrores
nocturnos. Se despertaba gritando y llorando en las noches, incomodándolo y
angustiándolo. Si estaba en soledad, por la desesperación de un grito no
escuchado ni contenido por nadie; y si estaba acompañado, por el susto y
desazón que en general, generaba en la otra persona.
Él
tenía dos hijos de una pareja de la que estaba divorciado; un hijo de soltero,
a quien conoció de adolescente; una separación reciente de la que no hubo
descendencia; y una historia empezada en la que la violencia que ejercían sobre
él, lo tenía angustiado y triste en el diario devenir.
Pero
su angustia venía de tierras lejanas…
Teniendo
18 años, como tantos otros, fue parte del Servicio Militar Obligatorio. Con el
alta en mano, después de un año, fue convocado por el ejército a la ciudad de
Córdoba, sin órdenes claras. Simplemente tenían que presentarse con su
documento de identidad. Así se despidió de su familia, como quien va a regresar
al día siguiente…
Otra
sería la historia. En Córdoba, los subieron a un avión sin decirles el destino,
y a las pocas horas, el frío viento del sur los recibía… la guerra de Malvinas
había comenzado…
No
sabía bien qué estaba pasando, pero el sentimiento patrio había empezado a
crecer en el pecho. Quizás como única forma de darle calor a tanto frío, razón
a tanto sinsentido, hogar a tanta soledad…
Les
repartieron armas, y doble medalla con nombre y apellido. Más tarde aprenderían
que el ser doble no era un gasto innecesario, sino que en caso de muerte, una
descansaría eternamente con ellos y la otra sería entregada para no ser
enterrados como NN.
Le
dieron un arma de guerra que no funcionaba…
A Alberto
junto con su compañía le correspondía cuidar el aeropuerto. Con su compañero de
trinchera hicieron el pozo que los mantendría a resguardo los días que durara
la guerra, seguro serían pocos, y victoriosos volverían al hogar, siendo
recibidos por un pueblo feliz que nunca olvidaría semejante epopeya.
Pero
los días pasaban, el hambre era mucho, el pozo se llenaba de agua y los pies ya
no soportaban el frío y la humedad… Alberto ya casi no podía caminar. El miedo
en el medio de la noche cuando sonaban las sirenas y los bombardeos empezaban,
se había transformado en su sentimiento diario. El uniforme recibido cuando
llegaron, seguía siendo el mismo que llevaban puesto... No podían curar sus
pies, otros soldados estaban peores que él.
Ya estaba… las cartas dejaban de llegar, los galpones llenos de comida
se abrieron después de la rendición.
Lucharon
hasta que ya no tuvieron fuerzas. Robaron comida por supervivencia, lloraron su
propio miedo a la muerte en la de sus compañeros, guardaron secretos que
morirán con ellos… Se quedaron sin respuestas, a tantas preguntas.
El
grito de Alberto en el medio de la noche era aterrador, sinónimo de tantos
gritos callados en una tierra lejana que aun nos duele; tan lejana en la
distancia como tan nuestra en el sentir…
Les
debemos el reconocimiento de los héroes, que va más allá de un día o dos por
año. Les debemos el no olvidar por lo que, en nombre de un país entero, ellos
solos han pasado…
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