Tapa Junio


La mujer en el balcón*

Por Enrique Medina

¿Por qué la extraño con tanto rigor
si ella nunca me llegó al corazón?
Apoyada en la baranda del balcón
la adulta mayor fulguraba  bajo el sol.
Regaba ella plantas, barría y también
baldeaba ese mi ambicionado balcón.
Vestía largas túnicas orientales con
dibujos, colores hechiceros, fumaba.
Desde la nuca cepillaba su cabello
dorado que luego recogía una cinta.
Con mis binoculares siempre la espié
regando mis lindas plantas también.
Ella corría las rutilantes bambalinas.
No dejaba ver el hermoso interior.
Alguna punta de mesa, sillas, poco.
Lo importante eran las plantas que
ella cuidaba manteniéndolas sanas.
Tres veces la tuve cerca muy a mano.
En la Confitería del Carmen una vez.
Yo en otra mesa cercana intentaba
escucharla hablar con el otro señor.
Deseché que fuera algún amante,
familia seguro, un primo, yo pensé.

Los perseguí hasta el edificio de ella.
Fue un beso de pariente a pariente.
¿Las ansias arrancan de mis entrañas?
Otra vez fue cruzándonos en la vereda.
Yo iba, ella venía, majestuosa de largo,
con actitud de reina natural, sin mirar;
alta, magnífica como una yegua árabe.
Creí que era un regalo del cielo y decidí
ir detrás pensando el pretexto adecuado
en esas dos cuadras súbitas, torturantes.
Puso la llave en su edificio y eso fue todo.
La tercera será la vencida, recontrajuré.
Soñé que yacía calma en floresta verde.
Lo sé, Dios fue conmigo muy generoso.
La tercera vez bien fácil pude asediarla:
¡Coincidimos en la caja del supermercado!
Muy a mano la tuve pero mi lengua negó.
Ángel duerme, tus manos adoro y beso.
Le rogué a Dios y ella me habló directo.
Dijo precios y esperas y colas y tarjetas.
Por suerte el poco espacio entre cajas
sostuvo mi verticalidad fría y endeble.
Al menos disimulé gracia entendedora,
mientras ella firmó y se fue sonriendo
con la cajera que le avisó diarias rebajas.
De piedra yo, sintiendo en mi hombro
el índice del Sumo Hacedor llamando.
Me ve avergonzado, y asombrado suspira:
Querido amigo, ¡yo más no puedo hacer!…
Para mí ya no hay mundo que exista sin
que tus alas, ay, se extiendan melodiosas.
Pasó un tiempo y ella seguía en el balcón.
Hasta que dejé de verla sin preocupación.
Noté las cortinas desprolijas, mal corridas.
Las pobres plantas sufriendo falta de riego,
las hojas se destemplaron de verde a gris.
A la sazón incrementé control cotidiano,
pero ningún resultado ni sentido extraño.
La adulta mayor ya no fumaba bajo el sol.
Una mañana huyeron las muertas plantas.
Antes habían fugado el pedestal, el búcaro;
y a la semana desconocidos caminaron el
balcón, raros, tasando alto y a los lados.
Musgo barroco, sigilo unánime de estrellas.
Sin duda tendré una cuarta oportunidad.
No falta mucho, el corazón se estremece,
ya mis plantas comenzaron a marchitarse.


* De su último libro, “Áspero cielo”

Lo que el tiempo me enseñó / "Pocha" Noriega

ENTREVISTAS 2016

Por Alejandra Tenaglia

Nuestra entrevistada de hoy tiene ya vividos más de 70 otoños, pero con una sonrisa tierna me dice -sin embargo- firmemente, que no me dirá el número exacto. Es que María Virginia Noriega es una señora muy coqueta, aunque su rasgo más característico, sin dudarlo puedo resumirlo en una sola palabra: sabia. Quizás usted recién se está enterando de su nombre completo, porque es cierto, todos la conocemos como “Pocha”.

Preséntese en 3 oraciones, que resuman lo que usted cree que mejor la define.
En mi vida he pasado por cosas muy buenas y otras malas. He salido siempre adelante, con lucha, con fe. Me gustaba que mis hijos estudiaran y tuve la suerte que quisieron hacerlo, los ayudé con mucho trabajo.

¿Qué es lo que primero recuerda, cuando piensa en sus padres?
De mi padre recuerdo su inteligencia, su honestidad y su apego al trabajo.
De mi madre, su valor. Hacía empanadas, tejía carpetas y las vendía para ayudar en los gastos.

De todos sus familiares, excluyendo a sus padres, ¿hay alguno con quien haya tenido o tenga especial afinidad?
Hubo muchas personas afines, primos/as, hermanos, pero hay alguien que siempre estuvo y está aún después de muchos años, es mi querida cuñada Mary.

¿Estudió? ¿Recuerda a algún/a maestro/a en especial?
Hice sólo la primaria. En aquella época no había posibilidad de hacer el secundario en Chabás. Recuerdo a mi maestra de 3º grado. Se llamaba Nelly Rodríguez. Era una dulce joven, muy bella. Tenía 18 años y vivía en Casilda. Nunca supe más de ella.

¿Trabaja aún?
No trabajo. Estoy jubilada como ama de casa.

¿Qué trabajos ha hecho?
Tuve muchos trabajos. Ordeñé vacas y hasta fui boyero, entre otros trabajos que hice en el campo. Fui niñera, cocinera, tapicé sillas, hice bolsillos para los talleres de pantalones. Trabajé ayudando en los quehaceres domésticos a familias. Tuve verdulería y vendí por 17 años cosméticos de distintas marcas.

¿Hay alguno de esos trabajos que, de poder volver el tiempo atrás, no volvería a hacer?
No, ninguno. Fui feliz haciéndolos.

Si fuera posible, ¿cambiaría algo de su niñez?
Sí, me hubiera gustado que mi abuelo Chochoy viviera más. Murió muy joven, siendo yo muy chica.

Si pudiera elegir una habilidad con la que contar a partir de mañana al despertar, ¿cuál sería?
Me gustaría tocar la guitarra como mi hermano Cholo Noriega.

¿Qué características debe tener una persona para que usted quiera tenerla como amiga?
Ser buenas personas, como son mis amigas.

¿Hay algo que mirando hacia atrás se reprocha no haber hecho?
Me hubiera gustado cantar. Iba a clases de canto y venían a mi casa paterna a ensayar con guitarras. Cuando llegó el momento de presentarme en un teatro de Rosario, mi padre dijo “no”; y yo no lloré, no grité, no hice nada. Tenía 15 años. Hoy me arrepiento de no haber hecho nada.

¿Qué le da vergüenza?
Me da vergüenza ajena cuando critican.

Llorar, ¿sirve?
Llorar no arregla nada, pero a veces no queda otra.

¿Hay temas con los que no le gusta que se hagan chistes?
No me gustan los chistes con supuestos defectos ajenos.

¿Ha deseado más de lo que ha tenido o ha tenido más de lo que ha deseado?
No he deseado más de lo que tengo y lo que tengo, lo he ganado. Ni más, ni menos.

¿Qué es lo que señalaría como un gran logro en su vida?
Mi gran logro es, después de intentos fallidos, haber podido dejar de fumar.

¿Cuál es el momento más difícil que le tocó atravesar?
Pasé por muchos momentos difíciles, pero uno que me tocó vivir, fue y es lo más terrible que puede pasarle a una persona: la pérdida de Ricardo, mi hijo. Eso me duele y dolerá siempre.

Mencione 3 cosas que le gusta hacer.
Leer, escribir y ver deportes por TV, sobre todo fútbol.

¿Qué la maravilla?
Me maravilla la mirada de mis nietos y bisnietas.

¿A qué le tiene miedo?
A esta altura de mi vida, creo que a nada.

¿Hay algo en particular que la emocione?
Me emocionan los nacimientos.

¿Qué es lo que más le agradece a la vida?
Los buenos hijos que me dio.

¿Un consejo para los más jóvenes?
Que estudien, que se preparen para el futuro. Sobre todo que hagan las cosas de manera que al mirar atrás, no tengan que arrepentirse de nada.

A usted, el tiempo, ¿qué le enseñó?

El tiempo me enseñó a callar, a esperar y a no creer que lo sé todo. Todos los días hay algo para aprender.

Libre asociación / Románticos

Por Carlos Bonino
carlosgbonino@gmail.com

¿Cuándo calienta el sol? “No culpes a la lluvia”. Luis Miguel pronosticó el otoño 2016. “Azul, como el azul del cielo nació entre los dos”. Cristian Castro, no. ¿Y Arjona? Tiene pingüinos en la cama. Que se ponga una bolsa de agua caliente. Me “hirve” la cabeza, decía un recordado alumno televisivo. ¿Por qué se le regala manzanas a lxs maestrxs? Porque la sandía es muy grande para poner en la mochila. Los cuadernos se parecen a las cunetas, están llenos de hojas. El viento acaricia las banderas y cachetea los árboles.
“Si Dios puso la manzana fue para morder.” Mentira, fue para regalarle a las seños. Un buen regalo es un agujero, porque le podés poner cualquier cosa alrededor o adentro. Lo difícil es envolverlo. Un moño es un ventilador que quiso ser corbata. Una banana es una fruta que quiso ser media luna y Wanda es una virgen que quiso ser vedette. Ahora hay mates de siliconas, pistola de silicona y Luly Salazar. “Estoy perdiendo imagen a tu lado”. Comprate una cámara con más memoria. Volvió el Cabezón a la tele, ya era hora de cortar polleras. NI UNA MENOS, que todas muestren más. Las gomas de borrar, ¿están planeando apoderarse del mundo?, porque a mi hijo se le fuga una por semana.
Los brasileros hicieron una novela sobre Moisés, la envidia por nuestro Papa los está matando. ¡Qué se jodan!, imaginate lo que les va a venir de gas con la llama olímpica prendida todo el tiempo. De a uno, no va a quedar ninguno de los calefactores prendidos. Este año festejemos el día de la tradición  en julio. Todos con ponchos, botas y boinas adentro “lascasas”. “Afuera el frío embiste”.  Si se viste no tiene frío. Los osos se parecen a las escaleras mecánicas, porque si dejás el pie, te lo come.
“Por amarte robaría una estrella, te la regalaría”. Está bien que hace frío, pero se va a quemar. Mi mente no puede salir de las tarifas calientes, ni del clima congelado. Paradojas del destino. ¡Qué la tortilla se vuelva! Mejor que se quede para darle un mordiscón. Los perros se parecen a los jugadores de fútbol porque corretean a los gatos. Obvio y chabacano. Si es una adivinanza: Mariano Iúdica. ¡Dale campeón!, queremos gritar alguna vez. Messi está comprometido por evadir y no a un rival. La culpa es del papá, que puso las cuentas de Panamá a su nombre y no le consultó. Al Presidente le pasó lo mismo que a muchos hinchas de Boca con Osvaldo. Bronca. Con voz ronca, viene el mionca y quiere poner la AFA en su jonca.
Volvieron las Bandana. Haciendo zapping, al lado de los hermanitos exhibicionistas y los bailarines conventilleros, parecen los Beatles. Maldita noche, en invierno le roba horas a la tarde. ¿La siesta se duerme con o sin ropa? En bolas de fraile, prefiero las rellenas de dulce de leche. El chocolate se parece al mate, puede ser amargo o dulce. “Ojalá que llueva café en el campo”. Comer milanesas de soja, sería como mascar coca. Las de pollo se llaman suprema, las de carne las suprimí.
“Es más fácil llegar al sol que a tu corazón”, le dijo Ícaro a su novia. Se vino a pique. Como mis pelos. Los años pasan, los kilos se quedan. Los rollos de foto, ¿se juntarán en algún grupo de autoayuda a recordar la gloria pasada? Divina, Carrá, Trevi. Del presente, nada. Del futuro, hace la plancha. Las arrugas de la cara y de la ropa se deberían vetar. “Vete de aquí de mi lado”. El almanaque no perdona, Pampita tampoco. El ombú se parece a una rubia a la fuerza, se le ven las raíces. Por suerte, el próximo número sale el segundo semestre. ¿Ya compraste los globos?

De reojo / Pupilas

Por Sebastián Muape / sebasmuape@gmail.com


Alguien corre la cortina bordó y el sol de las veredas de Lacroze, elude el postigón entreabierto y en diagonal, va calentando los pupitres. Ahora se ven flotar en haces de luz, millones de partículas de tiza, de lana y polvo. A veces hay que atenuar el claroscuro o una parte del pizarrón no se ve. Por lejos, prefiero el sol. La oración, el saludo, colgar el abrigo, el mismo hipnótico ritual de cada mañana, prólogo de un día de mil horas, con tareas hechas a medias y ansiedad por la campana.
El universo de niñez femenina del sexto, es el mismo que el del resto de este palacio colonial. Los enormes ventanales de arco semicircular y rejas grises, se completan con vidrios translúcidos cruzados por hilos de metal que forman rombos y dejan ver la calle; aunque sólo en parte, la misma calle que voy a pisar recién el viernes a la tarde. Hoy es mañana de lunes. Pasaron algunos meses de mi primer año en este lugar y me le voy amigando, después de todo no la paso tan mal, aunque todavía me duelen un poco las noches.
El fin de semana dura cada vez menos, pero entendí que sin contar los días, la semana también. Mi mamá nos despidió en la puerta con abrazos y me acomodó la bufanda y la vincha. A mi papá lo voy a ver dos o tres veces en la semana, cuando medio a escondidas se trepa al ventanal y por la parte abierta, me pasa algunos paquetes de pan lactal y unos alfajores. “Tomá Bizcochito, portate bien” me dice agarrándome las manos. Me saluda tirándome montones de besos y mis compañeras celebran su aparición; se va y tengo ganas de llorar, pero es recreo y tardo segundos en distraerme. Quiero que pasen muy rápido los años, para empezar a querer este lugar, siempre es así. Se adornan con cariño las anécdotas.
Las misas me pesan, con su habitualidad y su parsimonia; en las misas todo es lamento. Pedir perdón antes de herir, penitencias al nacer, arrepentirse casi sin haber empezado a vivir. Culpas, culpas y más culpas. Se abolieron las sonrisas en la capilla, más adoctrinamiento que invitación. La cera ya derretida huele peor que los lirios, por más coloridos que sean. El pan se me pega al paladar.
Quiero patio, elástico, soga y compartir galletitas y charlas con mi hermana mayor. En ese patio hay un mástil, un monumento del fundador donde nos juntamos a pegar las figuritas y también hay un paraíso verde y gigante, con notas de amarillo y su correspondiente sombra. Los juegos, las corridas y las rondas giran sobre un gran tablero de damas, compuesto por baldosas negras y blancas. Me llevo mucho mejor con las actividades físicas que con la raíz cuadrada; y descubrí además, que soy buena en el básquet. Placer y reivindicación.
Al crepúsculo merienda, después la tarea y dos veces por semana sala de cine. Talleres de cerámica, música o costura para el resto de los días. Un rato de juegos previo a la cena y un cuento leído por la celadora para el grupo, antes de soñar. Cuatro cielos con estrellas son los que veré desde la cabecera de la cama, voy a escuchar grillos y algún trueno. El miedo de dormir en lugar ajeno, ya dejó de visitarme desde hace muchas noches. Bien.
Ahora empecé a esquivar el esfuerzo de tratar de entender qué hago acá, o por qué; no me toca a mí preguntármelo. Así que de a poco voy encontrando mi lugar, me rodeo bien y ya planté muy lindas amistades. Van a durar, lo sé.
Cada viernes a la tarde amago con reproches, pero se disipan cuando abrazo a mi mamá; ella hace lo que puede, yo también.


Cine y series

Por Lorena Bellesi / bellesi_lorena@hotmail.com

“AMY: LA CHICA DETRÁS DEL NOMBRE”


La corta e intensa vida de la artista británica Amy Winehouse se retrata de manera estremecedora en el documental dirigido por Asif Kapadia, “Amy: la chica detrás del nombre” (Amy: The Girl Behind the Name). En ciento veintiocho minutos el director nos lleva detrás de bambalinas, al backstage personal de una existencia fulgente que poco a poco se apaga. El testimonio únicamente se oye, el tono en off de las opiniones de sus colegas, amigos, familiares, permite advertir el dolor, la felicidad o la angustia de lo dicho. No hay imagen actual e individual de ninguno de los testigos, a no ser que aparezcan a la par de Amy, alma vital de la historia. Absolutamente todo se trata de ella, de su maravillosa voz, un don que fluye naturalmente cautivando a cuanto se detenga a escucharla. Su interpretación del tradicional happy birthday a los catorce años deja boquiabiertos a sus amigos.
El material del documental se compone mayoritariamente de grabaciones caseras, fragmentos de reportajes en televisión, radio o revistas, la cámara juega con el ralentí para recalcar, si se quiere, un gran pozo que parece abrirse a los pies de la muchacha. Hija de padres divorciados, padeció depresión y bulimia durante su adolescencia, la música fue su desahogo, su refugio, el lugar donde era libre y feliz. Es alarmante reparar en el cambio físico de Amy, no parece ser la misma persona la joven que subía a los escenarios con una frescura contagiosa en los primeros pequeños conciertos, y aquella otra que no se tiene en pie ante miles de fans, como si estuviera extraviada. Sus enormes ojos verdes, expresivos, terminan siendo cuencas vacías que acompañan un cuerpo extremadamente huesudo, aunque mundialmente famoso. En el medio está la presión de la prensa, la persecución incesante de los paparazzi, una relación tóxica con “su” chico –ambos prisioneros de una adicción desenfrenada-. En un momento de reposo le reprocha a su propio padre haberla convertido en un souvenir, o sea, en un objeto, inclemente declaración.
Kapadia nos conmueve con el retrato íntimo y extremo de una cantautora única que se fue demasiado joven, no pudiendo resistir las embestidas del éxito. La pintura de su desmoronamiento entristece, nos revela la vulnerabilidad de personas convertidas, paradójicamente por amor, en marionetas.

ESTRENOS DESTACADOS DE MAYO
Mayo resultó ser un mes bastante tibio con respecto a los estrenos, acá van algunos de los films más aclamados o vistos:
1.    “Francofonía”, de Alexandre Sokurov; Francia; drama.
2.    “45 Años”, de Andrew Haigh; Reino Unido; drama.
3.    Algunas chicas”, de Santiago Palavecino; Argentina; thriller.
4.    Angry Birds, de Clay Kaytis y Fergal Reilly; Estados Unidos y Finlandia; animación.
5.    Hijos nuestros, de Juan Fernández Gebauer y Nicolás Suárez; Argentina; drama, comedia.
6.    X-Men: Apocalipsis”, de Bryan Singer; Estados Unidos; ciencia ficción.
7.    Tiempo de revelaciones”, de Catherine Corsini; Francia y Bélgica; drama.
8.    Mente implacable”, de Ariel Vromen; Estados Unidos y Reino Unido; policial.
9.    The Lady in the Van, de Nicholas Hytner; Reino Unido; comedia.
10.  Just Jim, de Craig Roberts; Reino Unido; drama adolescente.


EL ÚLTIMO HOMBRE SOBRE LA TIERRA
SERIE YAQNUI, FOX
Un virus mortal terminó con la vida de todos los humanos. En la primera escena de la serie “The last man on Earth” aparece Phil Miller (Will Forte, protagonista y creador) recorriendo Estados Unidos, queriendo encontrar algún otro sobreviviente. No obstante, un silencio enloquecedor recorre las calles desiertas de gigantescas ciudades desoladas. La libertad, entonces, es plena, Phil es el dueño del mundo. Se viste como quiere, usa armas de fuego para destapar gaseosas, se baña, a la vez que bebe, en piletas repletas de alcohol. Sin embargo, la soledad lo desanima, lo aflige, empieza a mirar con cariño los maniquíes femeninos de las vidrieras. Cuando menos lo espera, y más lo desea, una mujer real aparece en el horizonte. De a poco nota que no es lo soñado, Carol (Kristen Schaal) tiene su temperamento, una particular apariencia, es una pesadilla. Otros personajes se irán sumando, embrollando hilarantemente la trama.
El último hombre sobre la tierra es una sitcom, una comedia de veinte minutos por episodio que va por su tercera temporada. Tiene un humor incómodo, el protagonista no pega una, es una máquina de mentir y quedar en obscena evidencia, probablemente algunos sientan vergüenza ajena ante su conducta. No escarmienta ni recapacita, es un atrevido. Serie para relajarse y no pensar demasiado.


Libros p/grandes y chicos

Por Julieta Nardone


SENTIR PARA CREER

“SINCRONICIDAD”

Carl Jung (1875-1961), psiquiatra y analista suizo, enhebró los hilos invisibles para divulgar una de sus teorías más jugadas frente a los paradigmas científicos: hay un orden de la realidad que excede al rigor lógico de causas-efectos; hay un sustrato de nuestro ambiente que tampoco es maniobra del azar. Pues, existe la sincronicidad, fenómeno en que coincide significativamente un evento del mundo externo con un estado mental psicológico. Para quienes somos menos racionales –sea por afán de pellizcar la lira romántica, sea por mera falta de pragmatismo– el libro “La sincronicidad como un principio de conexión acausal” (1952) puede resultarnos, como mínimo, curioso y atractivo. Sobran ejemplos en la vida cotidiana: sueños que trazan paralelos con sucesos de la vigilia, roturas inexplicables de objetos que coinciden con crisis emocionales o situaciones claves, encuentros o desencuentros milimétricos que viran por completo nuestro camino. Vasto horizonte de la literatura y el cine.
Jung analiza varios casos de sincronicidad. También desde su propia experiencia de analista. En todos, un punto importante es que, para que este fenómeno se manifieste debe el sujeto encontrarse en un estado de apertura para cargarlo de sentido y emotividad. La afectividad engarza con la intuición, siendo el estado subjetivo más puro que no se deja encorsetar en explicaciones lógicas. Este asunto de las coincidencias, entonces, baraja una vez más el abanico de sus preocupaciones: la continuidad entre psique y materia. Jung, no olvidemos, fue un defensor de la noción de alma en el riguroso terreno de las ciencias. Dedicó gran parte de su vida en demostrar la existencia de una franja impersonal de nuestra interioridad que es, justamente, naturaleza. Naturaleza que todo lo contiene, tanto la psiquis como la materia. Así, los fenómenos de la sincronicidad son prueba de una continuidad del ser: el Unus Mundus, unidad que irrumpe por fuera del tiempo-espacio al que estamos habituados. 
Disidente del mismísimo Freud, aunque aceptó la premisa de una vida psíquica inconsciente, quiso ir más lejos al arriesgar la existencia de un inconsciente colectivo que contemplase más que el lenguaje censurado del individuo. Esta suerte de “alma colectiva” manifestaría un contenido arquetípico;  configuraciones globales que “modelan” la espiritualidad del hombre. La religiosidad, la necesidad mitológica, son sus elementos indispensables, dado que el sujeto tiende hacia el alcance de una totalidad. Simple razón: nuestra naturaleza no puede soportar una vida sin un sentido que nos eleve sobre nosotros mismos. Asfixiante intrascendencia. La experiencia religiosa conforma, así, una parte auténtica de la personalidad.
Teorías que buscan ingresarnos a fenómenos complejos, paradójicos; en todo caso, irreductibles a recetas para un crecimiento personal. De allí también el valor que Jung otorga al diálogo con otros campos. En particular, la física cuántica con el principio de incertidumbre y las ancestrales cosmovisiones orientales como el Zen, el Taoísmo, el Budismo… Inevitablemente, pienso en libros hoy muy en boga. Tanto se habla de energías, armonía… aunque pareciera que esa visión termina orientándose al “sálvese quien pueda”. Hay un jocoso monólogo del uruguayo Leo Masliah que viene al caso: “Como la gente ya no puede contar con los demás ni con Dios se inventó el camino de la autoayuda. Hoy en día es la única manera de mantenerse a flote… no esperemos nada de nadie, porque los demás te van a hundir”. Salvarse contempla, sí, un trabajo hondo y porfiado con uno mismo, pero es igualmente fundamental no desmembrarnos de los otros, del lugar que habitamos y creamos diariamente. Así Jung, entre sus reflexiones, no dudaba en afirmar que el único peligro real que existe es el hombre en sí mismo

LITERATURA INFANTIL / Las cosas que odio
La porteña Ana María Shua (1951) nos riega de versos lúdicos con su libro Las cosas que odio y otras exageraciones, donde problematiza los asuntos que más esquivan los chicos: alimentarse, ordenar el cuarto, bañarse, madrugar… El juego con el ritmo y la asociación de palabras vigoriza el tono divertido y despreocupado del cuestionamiento insistente de la mirada infantil: “Odio que nos visite gente extraña / porque me obligan a poner la mesa. / Y también odio que nos visiten conocidos porque saben cómo se escribe mi apellido, / pero siempre me acarician la cabeza”. En cada remolino de quejas asoma, sutilmente, nuestras propias incongruencias como adultos, manías que depositamos en los niños y que ellos se encargan muy bien de denunciar.
Gran ocasión para distendernos en familia, entre risas; aunque, también, buena oportunidad para buscar razones más firmes y desprenderse del “porque-lo-digo-yo” (dictamen adulto algo reiterativo) y de ese modo, ayudar a comprender las necesarias obligaciones o buenas costumbres de cada día.




Antro musical / Zoom

Por Nico Raterbach

Fácil es escribir sobre lugares comunes a la singladura de uno mismo. Se complica cuando no fuiste más que un testigo presencial. Este es el caso. Sin preámbulos: Soda Stereo. Veranos completos escuchándolos en parlantes de natatorios, mientras aprendía intuitivamente a espiar escotes. Nunca fui un adepto a su música, aunque en los primeros asaltos era obligatorio de los playlist. Sin embargo, claro que merecen ser reconocidos en este recorrido. A diferencia de las bandas que fuimos enumerando en esta columna, Soda no tuvo orígenes proletarios. Todo lo contrario, eran universitarios bien, sin deseos de ocultarlo. En los ‘80 el under se debatía entre Sumo, los Cadillacs, Los Viola, bien sectorizado por tribus; Soda tuvo un pasaje efímero por allí. Peinados calcados a la estética Dark. También a diferencia del resto, apostaban a letras más naif, de una poética rebuscada, urbana y filosa como navaja. Si pudiéramos preguntarle a Ceratti si cree que su mensaje fue captado, la respuesta, estimo, sería ambigua. Apadrinados rápidamente por disqueras grandes, la taquilla fue su éxito. Pero, el talento, sobraba. Para los ‘90 se habían consagrado no sólo en Argentina sino en toda América Latina. Les presté atención no por el marketing inescrupuloso, sino por un disco impresionante: “De música ligera”, revolucionario, adelantado un lustro a su época. Un nuevo sonido, contemporáneo, con un tinte sónico y tímidas distorsiones, a la usanza de la década que se venía encima. Si nos detenemos en las letras… volvamos a la música. Allí es donde eran diamantes pulidos. Soda fue una banda anacrónicamente postmoderna. Intentaron alejarse de la masividad en el 92 con “Dynamo”, un disco audaz, atrevido, transgresor, que vendió poco. Ya saben lo que pienso de los discos experimentales, pero, aquí, la excepción. Este tiene algo que seduce. Ahora, donde la rompen definitivamente, es en su último disco: “Sueño Stereo”. Algunos dicen que aquí se acercan otra vez a la esencia Soda, a los orígenes. Disiento. Aquí, unos pibes que saben que son exitosos, se la juegan una vez más y hacen un disco exótico, vanguardista, capaz de venderse como los anteriores. La magia de este álbum está en los detalles, poniendo atención a las afinaciones, las máquinas, en definitiva a un sonido ya visto en otras latitudes en esa época, pero que por aquí, sólo emergía en algunos sótanos de Buenos Aires. En el ‘97 se separan con mega gira despedida, el de las “gracias totales”. Tragedia, si las hubo, en el rock nacional. No fue para tanto, sólo 10 años después, las desavenencias que los separaron se diluyeron y la máquina de cortar entradas se puso otra vez en marcha. La gira “Me verás volver”,  rompió todos los récords hasta el momento. Soda se caracterizó por eso, números grandes, de ventas, de entradas, de funciones, de giras. Pero decir que sólo fue cuantitativo, sería un terrible error. La calidad de su legado es gigante. Toda la música que generaron es inmensa. Párrafo aparte, para Gustavo, que además de una carrera solista riquísima, subrepticiamente tuvo una vida de rock star sin aparentarlo ante los mass media. Y así fue que su vida se apagó. Da lástima pensar cuántas canciones no nacidas hemos perdido, al perder a este tipo que se llevó consigo muchísima música.  Pongamos “Zoom”, y volvamos en nuestras mentes a ese lugar donde lo bailamos enajenados, sintiendo la tibieza de las melodías de estos genios.
Van tres muy bonitas…
“Tratame suavemente” (Soda Stereo – 1984)
“1990” (Canción animal – 1990)
“Ameba” (Dynamo -1992)



El cómo del qué / La energizante maca

Por Romina Bianchini / Farmacéutica – Dra. en Cs. Químicas
  
La Maca es una valiosa raíz de reserva, nativa de Perú, que ha sido utilizada como alimento y como remedio natural desde los tiempos del Imperio Inca. En esa época tuvo un rol muy importante ya que formaba parte de la ración alimenticia de los guerreros incas para otorgarles mayor energía, fortaleza y vitalidad.
En la actualidad su consumo se ha incrementado y se ha extendido por todo el mundo como una planta medicinal.
Se utiliza para estimular el sistema inmunitario, para tratar la anemia, los desórdenes menstruales, los síntomas de la menopausia, para aumentar la fertilidad tanto en hombres como en mujeres, como afrodisíaco, para tratar la disfunción eréctil y para mejorar la memoria.
La Maca ha sido catalogada como un milagroso revitalizante, energizante y anti estrés natural de primer nivel que actúa como nutriente, reconstituyente y vigorizante combatiendo el cansancio físico y mental. Las propiedades de esta planta son innumerables, debido a
ello su uso es recomendado en casos de denutrición, convalecencia, pérdida de memoria, desgano, cansancio, debilitamiento de la estructura ósea, entre otros.
Se destaca además por sus propiedades para combatir la impotencia masculina, la infertilidad en ambos sexos, las irregularidades menstruales y para disminuir los síntomas de la menopausia.
Su valor nutricional radica en el alto contenido de almidón, maltosa, proteínas y aminoácidos, incluyendo 7 de los aminoácidos esenciales, carbohidratos y otros compuestos como ácidos grasos, fibras, minerales como calcio, fósforo, magnesio, potasio, hierro, silicio, sodio, cobre y manganeso; y vitaminas B2, B6 y vitamina C.
A pesar de la gran cantidad de nutrientes que posee, no produce aumento de peso, debido a su bajo contenido graso y alto contenido de fibras.
Su efecto energizante físico y mental la convierten en un suplemento ideal para una gran variedad de personas, entre ellos deportistas, estudiantes, profesionales y adultos mayores. 

¿Cómo utilizarla?
La Maca puede consumirse en cápsulas, comprimidos o polvo, mezclada con jugos u otros alimentos. En cápsulas la dosis recomendada es de 1,0 a 1,5 g diarios; pudiendo incrementar la ingesta hasta 3 g diarios si la situación lo requiere. Mientras que en polvo puede consumirse una cucharadita por día.

Precauciones
La Maca se considera segura para la mayoría de las personas cuando es consumida en las cantidades indicadas y durante un período no mayor a tres meses. Luego, se recomienda realizar un descanso de entre 10 y 15 días. En las dosis indicadas no presenta contraindicaciones, sin embargo  debido a su gran aporte de energía, uno de los posibles efectos secundarios es el insomnio; lo cual se evitaría no consumiéndola por la tarde o noche. Además, debido a su contenido de fibra puede acelerar el ritmo de la digestión.
Vale decir que siempre es necesario consultar al médico y/o farmacéutico antes de comenzar la suplementación con Maca.

¿Quiénes deben evitar tomar Maca?
Deben evitarla mujeres embarazadas y en período de lactancia ya que no se ha demostrado la seguridad en estos casos. En niños sólo debe consumirse por indicación médica.
Requieren supervisión médica aquellas personas que consumen antidepresivos y pacientes con enfermedades autoinmunes. Las personas con diabetes deben consumirla con precaución debido a su contenido de carbohidratos.


La cultura es la sonrisa

¿BRILLA EN TODOS LADOS?

Por Alejandra Tenaglia 

Los días 2 y 3 de junio tuvo lugar en la Escuela primaria Nº 208, una Feria del Libro con realización simultánea de talleres de arte, teatro, música, lectura y taichí. Decidimos asistir a ellos junto a los niños, pudiendo vivenciar una vez más, el poder cautivante del mundo cultural. De un modo general se suele decir que “cultura”, es todo rastro que dejamos, ¿se puso a pensar qué rastro quiere dejar usted?

La cultura es la sonrisa que brilla en todos lados 
en un libro, en un niño, en un cine o en un teatro 
solo tengo que invitarla para que venga a cantar un rato.

Ay, ay, ay, que se va la vida 
mas la cultura se queda aquí.

La cultura es la sonrisa para todas las edades 
puede estar en una madre, en un amigo o en la flor 
o quizás se refugie en las manos duras de un trabajador.

La cultura es la sonrisa con fuerzas milenarias 
ella espera mal herida, prohibida o sepultada 
a que venga el señor tiempo y le ilumine otra vez el alma. 

La cultura es la sonrisa que acaricia la canción 
y se alegra todo el pueblo quien le puede decir que no 
solamente alguien que quiera que tengamos triste el corazón.

León Gieco


Espacios culturales
En sus inicios, la palabra “cultura” significó algo que podría resumirse en “cultivación del alma”. Luego, también así se llamó a la “herencia social”, es decir, los modos en que los humanos se adaptan a la vida, resuelven problemas, crean, producen, transmitiéndose eso, de generación en generación. Mezclando ambas definiciones –y dejando de lado otras muchas que existen-, podemos decir que la cultura es el rastro que dejamos, lo que a su vez dependerá del trabajo que hayamos hecho en nuestras almas.
¿Qué rastros queremos dejar? ¿Qué espacio dedicamos a “cultivarnos”, en nuestra rutina diaria? Por otro lado, ¿qué importancia le damos a los caminos artísticos que permiten expresar emociones, sentires, pensamientos, ideas? ¿Cuántos males ligados a la violencia, las inhibiciones, la cerrazón, podrían evitarse si se diera mayor jerarquía a este asunto, tanto desde las políticas públicas del Estado en todos sus niveles, como desde los ambientes educativos, emprendimientos privados y domicilios particulares? Es bueno destacar que también las otras escuelas primarias de la localidad, realizan Feria del Libro, concursos de ortografía, de dibujos, etc. Y también las escuelas secundarias hacen muestras anuales de producciones estudiantiles. El planteo va más allá incluso de estos ambientes indispensables, pudiendo llegar al mayor reproche que quizás debamos hacernos todos los chabasenses: haber permitido que un espacio como el Cine Teatro Español, sea demolido. Patrimonios similares se han recuperado en toda la redonda. Aquí lo perdimos definitivamente. De hecho, esta localidad es la única en la zona que no posee cine, sí posee una sala de teatro pero que no reúne las condiciones requeridas por las compañías para hacer allí sus presentaciones. Y esta realidad, se traduce en la vida de la población. En la calidad de vida. Infancias que empiezan y terminan sin haber tenido la posibilidad de vivienciar lo que es ver una película en pantalla grande, por ejemplo. Dinero que fluye hacia otros destinos donde sí “hay algo para ver”. Quizás el día que se deje de ver a las artes como un hobby de algunos o actividades extras para ratos libres, podamos acercarnos a lo que dice León Gieco en su canción: La cultura es la sonrisa que acaricia la canción, y se alegra todo el pueblo quien le puede decir que no, solamente alguien que quiera que tengamos triste el corazón.


Feria y Talleres
Inaugurado el evento el jueves 2 de junio por la mañana, con proyección de videos en el patio cubierto de la Escuela Nº 208, se dio inicio a los talleres que se dictaban simultáneamente, rotando los distintos grados.
Taller de Lectura: a cargo de Luciana Bouvier, dueña de Emilio Librería y encargada de, precisamente, la Feria del Libro que también allí tuvo lugar.
En el diálogo que llevó adelante con los alumnos de distintas edades, pudo escucharse no sólo que en la mayoría de los casos los chicos respondían con un prolongado “síííííííí” a la pregunta de si les gustaba leer, sino que también expresaban interesantes opiniones sobre para qué sirve leer: “para abrir la mente”, “para agilizar la memoria”. “para imaginar”, “para que te broten historias de la cabeza”…
Además, permanecieron silenciosos y muy atentos, abriendo grandes sus ojos ante lo que se les mostraba. La dulzura de Luciana hizo un muy buen equipo con los libros “raros” que eligió para exponer: uno que medía 10 metros y podía leerse de dos formas, un libro “silencioso” en el que aparecían figuras en tres dimensiones y que contaba con mínimo texto, producciones de altísima calidad pero alejadas de las historias “ideales” que impulsa la literatura comercial, con personajes más comunes e imperfectos como somos los humanos –tal como explicó la seño presente en el aula- y alejados de esas mujeres de cinturas milimétricas, siempre salvadas por príncipes musculosos y buenos…
Rincón de lectura y dibujo: en este sector,  por un lado se los veía a los niños leyendo en las diminutas mesas y sillas o directamente sentados en el suelo, teniendo luego que escribir en un mural, qué libro les había gustado más. Al lado se situaban quienes dibujaban o pintaban en base a producciones de la artista de Granadero Baigorria Elizabeth Aguillón (autora del mural que se halla en el patio cubierto).
Taller de Música: al frente del mismo estuvo Luciano Dichiara, quien hizo un concierto didáctico con presentación de instrumentos exóticos y explicó el sentido de las composiciones. Un tambor solar (de acero templado) inventado en Suiza en el año 2000, cuencos tibetanos, un cuenco de cuarzo, un udú (especie de vasija de barro, de origen africano pero que ahora también se hace en el norte argentino). Como cierre, cantó. Voz cautivante, sentir genuino, pasión por lo que se hace, nunca fallan. Se ganó sobradamente el aplauso de alumnos y maestras.
Taller de Arte: el profesor Osvaldo Gil se encargó de exponer la vida de grandes pintores nacionales y extranjeros, entre los que figuraban Quinquela Martín y el holandés Vincent Van Gogh. Luego, en algunos casos los niños debían reproducir una pintura en formato colage, o utilizar la técnica desarrollada por el artista, entre otras opciones. Un lujo que puedan los alumnos codearse con semejantes figuras. Las producciones, expuestas en todo espacio que el profesor halló libre, decoran la escuela.
Taller de Teatro: María Paula Olmedo, encargada de este taller, explicó que la idea era trabajar con el cuerpo, investigarlo para ver qué podían hacer con él. Y luego de invitarlos a dejar la vergüenza en un rincón, comenzó con ejercicios de ficción. Probablemente muchos de los allí presentes era la primera vez en sus vidas que realizaban una clase de teatro. La escuela les acercó esa posibilidad, no es un detalle ni es menor. Se divirtieron, mucho. Fue un gusto verlos disfrutar.
Taller de Taichí: mantitas en el piso del patio cubierto de la escuela y grupos de alumnos imitando los movimientos que realizaba la profesora Claudia Victoria. El taichí es un arte marcial de origen chino, considerado actualmente una práctica físico-espiritual, muy utilizada como técnica de relajación. La incorporación de este tipo de disciplinas en los establecimientos educativos, es la nueva tendencia. Allí tuvieron también los niños la posibilidad de probar qué tal.

Responsables
Estas jornadas culturales estuvieron coordinadas principalmente por las maestras de Lengua: Silvina Vedovaldi, Celina Domínguez, Yamile Amauli, Carina Sanfelice y Elisa Pistacchia, con la participación de los antes mencionados talleristas y por supuesto, del equipo directivo de la institución: Silvana Grabich y Laura Seri.

Agradezco la invitación, el haberme permitido participar de los talleres; y el hacerme sentir tan cómoda en la que fue, durante 7 años, mi escuela primaria. Fue realmente un gusto tejer nuevamente ese recorrido de ida y vuelta, desde mi casa hacia su puerta, birome y anotador en mano, para seguir aprendiendo.    

Novelando casos / El grito de Alberto

Por Carina Sicardi / Psicóloga
  
“Si la historia la escriben los que ganan eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia, quien quiera oír que oiga…”
Abril y junio suelen vestirse de celeste y blanco, al menos por un día o dos. Resulta que en el calendario escolar anterior a 1982, nos encontraba entonando una marcha que siempre resonará en mis oídos: “tras su manto de neblina, no las hemos de olvidar…”
Alberto llama telefónicamente solicitando un turno para comenzar terapia. Después de acordar horarios, nos conocimos. Hombre de expresión adusta, de casi exagerado respeto, de voz baja pero firme, me da la mano a modo de saludo y se queda esperando que yo le indique dónde debería sentarse.
Sabemos que los síntomas con que el paciente se presenta, no suelen ser los únicos ni necesariamente los reales. En este caso, Alberto consultaba por terrores nocturnos. Se despertaba gritando y llorando en las noches, incomodándolo y angustiándolo. Si estaba en soledad, por la desesperación de un grito no escuchado ni contenido por nadie; y si estaba acompañado, por el susto y desazón que en general, generaba en la otra persona.
Él tenía dos hijos de una pareja de la que estaba divorciado; un hijo de soltero, a quien conoció de adolescente; una separación reciente de la que no hubo descendencia; y una historia empezada en la que la violencia que ejercían sobre él, lo tenía angustiado y triste en el diario devenir.
Pero su angustia venía de tierras lejanas…
Teniendo 18 años, como tantos otros, fue parte del Servicio Militar Obligatorio. Con el alta en mano, después de un año, fue convocado por el ejército a la ciudad de Córdoba, sin órdenes claras. Simplemente tenían que presentarse con su documento de identidad. Así se despidió de su familia, como quien va a regresar al día siguiente…
Otra sería la historia. En Córdoba, los subieron a un avión sin decirles el destino, y a las pocas horas, el frío viento del sur los recibía… la guerra de Malvinas había comenzado…
No sabía bien qué estaba pasando, pero el sentimiento patrio había empezado a crecer en el pecho. Quizás como única forma de darle calor a tanto frío, razón a tanto sinsentido, hogar a tanta soledad…
Les repartieron armas, y doble medalla con nombre y apellido. Más tarde aprenderían que el ser doble no era un gasto innecesario, sino que en caso de muerte, una descansaría eternamente con ellos y la otra sería entregada para no ser enterrados como NN.
Le dieron un arma de guerra que no funcionaba…
A Alberto junto con su compañía le correspondía cuidar el aeropuerto. Con su compañero de trinchera hicieron el pozo que los mantendría a resguardo los días que durara la guerra, seguro serían pocos, y victoriosos volverían al hogar, siendo recibidos por un pueblo feliz que nunca olvidaría semejante epopeya.
Pero los días pasaban, el hambre era mucho, el pozo se llenaba de agua y los pies ya no soportaban el frío y la humedad… Alberto ya casi no podía caminar. El miedo en el medio de la noche cuando sonaban las sirenas y los bombardeos empezaban, se había transformado en su sentimiento diario. El uniforme recibido cuando llegaron, seguía siendo el mismo que llevaban puesto... No podían curar sus pies, otros soldados estaban peores que él.  Ya estaba… las cartas dejaban de llegar, los galpones llenos de comida se abrieron después de la rendición.
Lucharon hasta que ya no tuvieron fuerzas. Robaron comida por supervivencia, lloraron su propio miedo a la muerte en la de sus compañeros, guardaron secretos que morirán con ellos… Se quedaron sin respuestas, a tantas preguntas.
El grito de Alberto en el medio de la noche era aterrador, sinónimo de tantos gritos callados en una tierra lejana que aun nos duele; tan lejana en la distancia como tan nuestra en el sentir…
Les debemos el reconocimiento de los héroes, que va más allá de un día o dos por año. Les debemos el no olvidar por lo que, en nombre de un país entero, ellos solos han pasado…