Esta edición que se publicó en los primeros días de enero, y la que saldrá mañana a la calle (correspondiente al mes de febrero), son lo que hemos dado en llamar, EDICIONES DE VERANO. A Más calor, Menos páginas...
Adelante señores, comenzó el 2011.
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DECÁLOGO DEL ASPIRANTE A EXITOSO “PERIODISTA-AV*”
(PRIMERA PARTE)
Por Enrique Medina
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A pesar de que ser “periodista-AV” es una actividad sublime, de paladines, no descarte los posibles beneficios prácticos. Se empieza siendo pasante, se continúa ganando un sueldo y se termina discutiendo sobre pautas publicitarias y sobres de sobresueldos (en casos excepcionales se habla de portafolios con billetes verdes). Si no le enseñaron estos beneficios en la escuela de periodismo, no desespere, es una materia de la universidad de la calle. Existen talentos precoces, pero digamos que no es su caso. Persevere y tendrá su interlocutor, una llamada inesperada y grata sacudirá su celular. En cualquier emprendimiento profesional para alcanzar el éxito es conveniente tener una meta elevada, algo así como la zanahoria delante del caballo. Por ejemplo, sería bueno que usted se imagine dueño de un multimedios. Esto lo estimulará cuando en su primera etapa de aprendizaje lo manden a comprar cigarrillos.
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Cuando logre tener su primer programa, aunque comience en un sitio trucho, preste atención al título que le pondrá. Nunca se sabe, puede tener un éxito imponderable y ser llamado para las franjas paquetas. Agiórnelo con palabritas pop, off, data, así se ubicará en la generación de punta. Ojo con el equipo de colaboradores, puede que entre ellos haya uno que tenga una secreta cartera de avisadores y lo desbanque de la conducción. No trabaje con comentaristas-corresponsales-movileros-encuestólogos que le puedan hacer sombra (recuerde sus tiempos de movilero cuando hablaba en un sinfín interminable sobre el crimen de moda o la importación del mosquito colorado), ni dialogue con ellos cuando hacen uso de la columna que les corresponde, pueden envanecerse, salvo que necesite embarrarles la imagen o transversarles el discurso. Veamos: si el comentarista de cine dice que una película es buena, usted diga que no le gustó, así le quema el chivo que le quisieron pasar por alto y la audiencia tiene bien en claro quién es la autoridad del programa. Cuando haya un tembladeral político-oficial de esos, ¿vio?, ponga como principal noticia el aniversario del ataque a Pearl Harbor; o recule más, hable del caso Dreyfus y relaciónelo con Martín Fierro. O de una, recurra a la Biblia y diga que es “el libro de los libros” y dele pie al especialista en deportes que sabrá realizar el enlace con Discépolo o Maradona. Si estas cortinas de humo no lo convencen, entonces vaya al punto fijo gardeliano: la página policial. Desde los tiempos bíblicos, crímenes, degüellos y violaciones han sido recetas más que efectivas para atraer la atención de las muchedumbres. O hablen todos a la vez, esto confunde a la audiencia haciéndole creer que ustedes son apasionados que buscan la verdad última. Lo malo es que la audiencia disminuye. Véale el lado positivo: también disminuirán los insultos.
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Ojo con la cortina musical, representa: lo nacional, limita; Glenn Miller, avieja; Madonna, degenera; un solo de piano, empobrece; los Chalchaleros, engordan; Guarany, alegra; y así… En caso de titubeo acuda a una canción de moda que pentagramee en positivo: “Hoy es un lindo día”, o algo parecido, nunca el elogio de la depresión, eso déjelo para los genios de la literatura. Y si alguno le plantea que es una vergüenza la dependencia material, moral, y espiritual hacia todo lo que viene de afuera, respóndale que usted no se ha detenido en el tiempo y que tiene una visión más amplia porque es un habitante del mundo y no de una aldea.
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Es conveniente no hacer editoriales, puede comprometerse. Tenga en cuenta que algunas personas memorizan. Evite referir a temas cruciales como la salud, la inseguridad, la criminalidad, los jubilados, la pobreza, la corrupción, etc. Pero si lo hace para impactar en la audiencia y levantar el rating, hágalo mezclando ideas y en complicidad con los reporteados, con voz de hacha y gesto de prócer, es decir: palabras anodinas pero gritadas. La audiencia se queda con la pose, nadie tiene tiempo para el contenido. En fin, en lo posible sea neutral siempre. Hasta que consiga algunos pedidos con beneficios. A esto se le llama “operar”. Si no logra inventar una “Doña Rosa” como la de Neustadt, no se amilane, haga lo de todos: recurra al taxista, no se lo recriminarán, ni ellos ni la audiencia. Nombrando al taxista demuestra estar ubicado en la clase media, lo que le da chapa de inteligente-medido-sobrio, y que aún no ha logrado un Mercedes-Benz pero sí que ya no viaja en colectivo como la gilada. Chimente pero sin dar nombres, siembre la idea de que tiene “contactos de nivel” en las primeras líneas políticas, y que usted sabe un montón de todo pero mejor no habla porque podría ser trágico. Así tendrá prestigio de “periodista consultado y objetivo”, lo que le permitirá negar hoy lo que aceptó ayer, y todos le creerán. Pero en el caso de que se vea presionado desde arriba o sienta un cosquilleo por debajo de la mesa, ¡juéguese!... Recuerde que el perro debe lamer la mano del amo y que usted no eligió ser Don Quijote sino un periodista cuyo fin principal es manejar un multimedios. No olvide su lastimosa etapa rogando un avisito al peluquero del barrio. Este recuerdo lo estimulará, sin ninguna duda, para perseverar en la lucha.
(*) Audio-video.
Directo al corazón
SALANDO LAS HERIDAS
Por Alejandra Tenaglia
Viernes por la noche, lluvia torrencial. Un grupo de jovencitas está a punto de entrar al boliche, sin muchas esperanzas de que sea una velada concurrida. Un auto dobla en la esquina, toma con fuerza la bocacalle y quien más resulta empapada es la protagonista de nuestra historia. Cuando la mirada del forastero conductor y la enojada mujer, se cruzaron, el pequeño Cupido con su flecha de amor, puso las cosas en otro plano. No obstante, ella lo insultó por la torpeza; él en cambio aprovechó el suceso y recurriendo a Sui Generis, bromeó: “y que no le importe mi ropa, si total me voy a desvestir… para amarla”.
Ya dentro del boliche, él tuvo la oportunidad de disculparse y explicar que no lo había hecho adrede. Se conocieron, apenas, como ocurre en las primeras charlas en medio de sensaciones extrañas.
Al día siguiente, de casualidad, se volvieron a encontrar en otro bar de una localidad vecina. Ella acompañaba a una amiga a la cita con su chico; él, igual. Ese día, la historia comenzó más concretamente, tomando la velocidad de lo que fluye con naturalidad. A los diez días, él fingió necesitar pasar a buscar algo por su casa y ya allí, la invitó a conocer sus padres. Cuando sólo un par de meses habían transcurrido, ya estaban conviviendo en Rosario, donde ambos estudiaban. “Era como si nos hubiéramos conocido de otra vida”, dice ella. La convivencia se caracterizó por los buenos momentos, “agradecíamos el abrir los ojos y vernos cada mañana”. Compartieron cumpleaños, logros personales, amigos. Él insistía en casarse, ella no creía necesario el papeleo. Hasta que en determinado momento, y sin un hecho concreto que operara como causal, se distanciaron. Ya no vivían juntos, cada cual había vuelto a su pueblo natal. No obstante, nunca se separaron del todo, la piel podía más. Algo sin embargo estaba ocurriendo lejos de ella: él había conocido a otra mujer, con quien además, le confesó, se iba a casar. Es así como en esa especie de puente entre lo que fue y lo que será, nació un matrimonio y, de esa unión, nació un niño. Desgarrada, sintió ella llegar el final. Se preguntó mil veces cómo pudo haber sido. Recordó las firmes intenciones de él, de convertirse en su marido, pensó que tal vez esa era para él una materia pendiente... Sufrió, lloró. Pero el joven no se alejó, y ella aceptó la clandestinidad. La contundencia que los unía parecía seguir intacta no obstante ser ella ahora, “la otra”. Pasados tres años él decidió separarse de su esposa y alquiló una casa donde se mudaría con nuestra dama. Papeles de divorcio en marcha, resurgió la propuesta y la ilusión de casarse con ella. Pero la vida suele tener recodos tan inentendibles como crueles, y la realidad supera ampliamente a la ficción con sus pinceladas exageradas de fortuna o, como en este caso, tragedia. Porque trágico es contar que el día en que él viajaba en su auto con todas sus maletas, hacia allí donde ella lo esperaba para juntos instalarse en su nuevo hogar, un accidente en la ruta hizo que esos planes tramados en alegre conjunción, se conviertan en el más doloroso y punzante de los recuerdos, como es aquel que enhebra cientos de ilusiones desbaratadas en un nocivo instante. El muchacho falleció después de un par de días de internación. Sin embargo, ella permaneció frente al sanatorio. Corría la tarde, la noche y la mañana volvía, sin que ella pudiera moverse, sin saber qué esperaba, sin poder entrar, sin querer marchar. La vida se detuvo y el entendimiento se adormeció. Enmudecida y confusa, esperaba algún signo que le advirtiera estar inmersa en una pesadilla de la que podría despertar, rogando un milagro que la devolviera a su vida normal, preguntándose incesantemente: por qué, por qué, por qué...
El desamor es causal de uno de los más ardientes dolores, pero la muerte es además implacablemente irreversible. Frente a ella, lo único que nos resta es recordar; y agradecer haber vivido aquello cuya ausencia hoy, nos quita el aliento; y aferrarnos al milagro que encierra el despertarnos cada mañana; y entender que aun con el dolor a cuestas, ese milagro de la vida es el bien más preciado, que debemos cuidar.
Paisajismo
XEROJARDINERÍA
Por Verónica Ojeda de Razzini
Este nuevo concepto surge en Estados Unidos en la década del ’80, debido a las graves sequías que debieron enfrentar en los ’70, más precisamente en California y Colorado. El prefijo “xero” proviene del griego “seco”, con esto se puso de manifiesto la necesidad de planificar jardines de bajo consumo de agua.
En España tuvo su repercusión en los años ’90, luego de una sequía que azotó a gran parte de la península.
La idea principal en este tipo de jardines es hacer un uso racional del agua de riego.
La xerojardinería también abarca un sentido ecológico y aboga por un mantenimiento reducido, limitando la utilización de productos fitosanitarios y de maquinarias con uso de combustible, estimulando el reciclaje, etc.
Un jardín diseñado según estos preceptos, consume una cuarta parte de agua del riego que se utiliza en un jardín convencional.
Se trata de evitar la colocación de césped, reemplazándola por arbustivas, enredaderas tapizantes, cubresuelos y otros elementos que pueden acompañar estos espacios, como grava, chips, áridos y algún sector de pavimento.
Este recurso bien podría aplicarse en todo el mundo debido a las consecuencias devenidas de los cambios climáticos y al uso indebido de los recursos naturales como es el caso del agua. Así se evitaría el derroche y a la vez nos implicaría un bajo mantenimiento de la obra.
Se propone la utilización de plantas rústicas y por qué no nativas de cada zona, esto también reduce el riesgo de enfermedades como de cuidados en general de las especies.
En la actualidad podemos recurrir al uso de la piedra en sus distintas versiones, están muy de moda y aportan una estética diferente en nuestro jardín; de este modo también reducimos la superficie de césped a cortar. Ahorramos electricidad o combustible (según la máquina utilizada), un porcentaje de agua y sobrecargarnos de trabajo, máxime en épocas de altas temperaturas que es cuando el patio requiere más cuidados.
Por supuesto que los espacios de sombra deben mantenerse, así que en el caso de requerir un árbol es recomendable elegir especies nativas que ya tienen alta demanda en el mercado, o bien observar qué árboles crecen bien en los alrededores y ver si es posible su adaptación según las posibilidades del terreno.
Mi planta preferida: AGAPANTO
Nombre científico: Agapanthus Africanus.
Nombre vulgar: Agapanto, lirio africano, sombrilla de la virgen.
Familia: Liliáceas.
Origen: Sudáfrica.
Descripción: Planta no bulbosa pero de raíces tuberosas, por ello se la clasifica dentro de las bulbosas. Altura 1 ó 1.5 m, si bien hay híbridos enanos. Hojas lineares verde oscuro, durante todo el año aporta un follaje de gran valor ornamental. A fines de la primavera y principios del verano se produce la floración, persistiendo bastante tiempo en la planta y siendo muy vistosa, se trata de umbelas compuestas por 20 a 30 flores.
Cuidados: Poco exigente en cuanto a riego y suelos. Resiste bajas temperaturas, puede helarse pero rebrota en primavera.
Variedades: Agapanthus Africanus Albus (de flor blanca), tallos más largos que los anteriores.
Usos: Borduras o en alineaciones.
Una actriz en el escenario y en la vida
Por Carina Sicardi
Se me endurecieron las cuerdas vocales. La palabra es esquiva, como pocas veces en mi vida. Es que no es fácil describir el sinsentido, y el sonido del celular a la madrugada nunca hace presagiar nada bueno.
Aun sabiendo sobre los acontecimientos, trataba de hacerle una gambeta al dolor, confiando en que la fuerza y las ganas de vivir iban a ganar la batalla esta vez; convenciéndome de que juntas lograríamos sumar esto a la larga lista de vivencias compartidas que contaríamos en una charla de viejas locas frente a un vinito blanco bien helado.
Muchas veces nos habíamos cruzado en los vericuetos de los días, sin habernos registrado. Paralelamente íbamos transitando, como podíamos, esto de hacer camino al andar, hasta que un día como cualquier otro, nos descubrimos. Era el momento en que ambas habíamos perdido felizmente nuestras figuras de mujer, para convertirnos en las señoras panzonas que por nueve meses anidarían cálidamente a sus hijos.
Y así, en un caluroso y confuso diciembre de 2001, con nueve días de diferencia, nacieron Laureano y Bernardo, dos soles, bellas personitas que nos unieron aún más cuando comenzaron a compartir el jardín en salita de tres.
Ella recordaba siempre de mí, la sonrisa y la paz que me daba esa panza; yo su alegría y su luz, su color, su brillo…
Porque mi amiga Marisa era eso: el sentimiento a flor de piel, la solidaridad, la expresión de la vida en todas sus direcciones, la sinceridad… Era lo más alejado del gris, por eso, ser vivo que la conocía no la olvidaba.
Defensora y activista de y por la ecología era; y una gran actriz, además.
Mamá dulce y divertida, por eso a mi hijo le gustaba tanto estar en su casa con ella. Y mujer plena. Una apasionada.
“Todo lo que sueño, todo lo que vivo, ya no vale nada, no tiene sentido, si no escucho el brillo de tu dulce voz”, suena a lo lejos la voz de Abel Pintos mientras estoy escribiendo… Nada es casual. Porque con mi amiga compartíamos los sueños, y nos faltó tanto tiempo… Las vacaciones juntas en familia, la comedia musical que algún día presentaríamos aunando nuestros “talentos” (seguro el de ella, dudoso el mío en el que creía incluso más que yo), los temas que “quedan para otro día”, porque el tiempo se esfumaba cuando estábamos juntas… En fin, creo que aún a pesar de los signos que nos marcaban el final del segmento, siempre pensamos que más tiempo era posible.
Pero aquellos que la conocimos cuando las luces se apagaban, después del aplauso, cuando se corría el telón, sabíamos de sus sufrimientos, sus dolores, sus desventuras. Cuando el ser se pone en carne viva por no poder poner en palabras, por no saber qué decir, o, simplemente por saberse de antemano no escuchada.
Y ahí estuvimos, con la oreja y el abrazo que lograron hacerte sentir querida pero no curada. Cedieron las barreras y el dolor se transformó en síntomas que invadieron sin piedad al cuerpo que recubría tanta grandeza.
Te fuiste de madrugada, escondida detrás del misterio que encierra la noche. Seguramente para que no te veamos, para ahorrarnos ese último minuto en el que, firme y egoístamente hubiésemos tironeado para que te quedaras…
“Te extraño, y me siento sola si no estás conmigo” sigue cantando Marcela Morelo con Abel. Eso es. La soledad inabarcable, las lágrimas contenidas, la bronca.
El dolor de no entender; las preguntas sin respuestas en los ojitos de Carola y Lau; la fingida fortaleza del hombre que te amó y te ama, a quien oí decir: “parezco un roble pero soy una lombriz”.
Gracias, Mari, por todo; por habernos querido, por transitar junto a mí un tramo de la vida corto pero intenso…
De pie, señores, despidamos a una gran actriz en el escenario y en la vida.
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