BOCA BICAMPEÓN
Por Sebastián Muape
sebasmuape@gmail.com
En apenas cuatro
días –precisamente el 1 y 4 de noviembre-, Boca Jrs. se consagró campeón del
Torneo de Primera División y celebró también la obtención de la Copa Argentina,
tras vencer a Rosario Central por dos a cero; pero el inolvidable arbitraje de
Diego Ceballos en la noche cordobesa, tiñó de grises las valoraciones futboleras
respecto de la final, entre los dos mejores equipos del año.
En materia de fútbol, las ambivalencias rondaron las
redacciones periodísticas, las horas de radio, las de aire y las de cable. Las
insustituibles charlas de café y sobremesas, se apartaron de sus guiones,
dejando lugar a improvisaciones lejanas al análisis deportivo. De espaldas al
mero aunque maravilloso hecho que ocurre, cuando la pelota pasea por sobre el
césped y todo queda contenido en disquisiciones netamente deportivas, intentamos
entender aquello para lo que no estamos preparados ni informados.
Es que nos han obligado a correr el enfoque, nos
espantaron de delante de la pantalla, nos privaron de la hegemónica decisión de
alegrarnos, con el partido más atractivo que nos podían regalar, los dos
equipos argentinos que arribaron a la final. Nos invadieron la tribuna y nos
coartaron la libertad de festejo, la solaparon, la contaminaron.
Cuánto quisiera, estimado/a amigo/a, poder compartir con
usted desde estas cómodas páginas, únicamente el análisis del Boca campeón y
algunos de los costados que tienen que ver con el paso firme y decidido del
equipo de Arruabarrena hacia los títulos. De cómo un jugador universal con
perfil barrial como Carlos Tévez, llegó para recategorizar nuestro futbol y mostrar
el camino al triunfo, poniéndole el lomo a una cantidad inhumana de partidos y
ocupándose del bienestar del plantel.
Resulta casi anecdótico recordarle que este grupo de
jugadores, cuya capacidad para vestirse de azul y amarillo fue puesta en duda
más de una vez, es el mismo que le ganó los dos mano a mano anuales a River
(uno en el Monumental) y que una fecha antes del Superclásico en Núñez, en la
vigésimo tercera, perdió con San Lorenzo
de local y sin embargo sacó pecho y siguió su camino.
Déjeme destacar que Rodolfo Arruabarrena reemplazó nada
menos que a Bianchi, que viene haciendo equilibrio desde la eliminación con
River en 2014, que tuvo que lidiar con una descalificación en Copa Libertadores
y con todo ello, supo conducir a su equipo a un logro tan necesario como el
aire. Ayudó a que Nicolás Lodeiro y el “Cata” Díaz recuperen su nivel
notablemente. Apuntaló a jóvenes valores como Rodrigo Bentancur, Andrés Cubas y
Sebastián Palacios y se las arregló con un vestuario “pesado” con apellidos
como Orión, Gago y el mismo Tévez.
Ahora bien, ha querido la incapacidad (con perdón de los
incapaces) del árbitro Diego Ceballos y su asistente, Marcelo Aumente, robarse
los rebotes de una final de Copa. Estos inesperados protagonistas destrozaron
un espectáculo federal, con sesenta mil personas en el Mario Kempes, con duelo
de hinchadas y perfecta organización. Metiendo mano a destajo en los destinos
del partido, anulando el gol de Ruben por offside de Larrondo, en una jugada
finísima y convalidando el tanto de Chávez en el mismo arco y en clara posición
fuera de juego. Además Ceballos cobró penal a favor de Boca, cuando Peruzzi fue
agarrado por Ferrari, cuanto menos un metro y medio fuera del área, insólito
por donde se lo mire, vergonzoso y sin precedentes en un partido tan
trascendente.
Enojados los de Central, claro, despojados de la
posibilidad de pelear con armas nobles el partido, saqueados. Enojados los de
Boca, claro, privados de la posibilidad de disfrutar a pleno un nuevo triunfo,
conocedores del potencial de su equipo y de lo innecesario de recibir ventajas
para vencer a su oponente.
Luis Segura suspendió a ambos jueces por tiempo
indeterminado, una medida jamás vista. Otro manchón para la AFA y la conducción
que designó al árbitro, un paso atrás en la carrera de Ceballos que, en un Boca
vs. Central, decidió ser él el canalla.
MUNDIAL DE RUGBY
El seleccionado de Nueva Zelanda, los famosos “All Blacks”,
se consagraron bicampeones en la séptima edición de la Copa del Mundo de Rugby,
que se disputó en Inglaterra y Gales entre el 18 de septiembre y el 31 de
octubre pasados. Considerado el mejor equipo de Rugby de la historia, su
palmarés tiene números que aterran realmente, supieron ganar 58 de los últimos
61 partidos disputados desde 2011, en que fueran anfitriones del Mundial
anterior.
Muchas de sus figuras como el capitán Richie McCaw, Dan
Carter o Keven Mealamu dejarán de vestirse de negro en breve, pero la
maquinaria neozelandesa continúa en acción y jóvenes talentos como Nehe Milner-Skudder,
Sam Cane y Malakai Fekitoa entre otros, serán los encargados de continuar la
dinastía con más éxitos.
Por su parte el seleccionado argentino Los Pumas logró
clasificarse en cuarto lugar, no pudiendo alcanzar su mayor logro (terceros en
Francia 2007), tras caer derrotados ante Australia en semifinales por 29 a 15 y
cediendo finalmente frente a Sudáfrica el tercer puesto, con un marcador de 24
a 13.
“PECHITO” LÓPEZ
El nacido en Río Tercero, Córdoba, José María López, se
consagró otra vez en el primer puesto, revalidando su título, en el Campeonato
del Mundo de Autos de Turismo (WTCC).
Tras ganar la antepenúltima prueba de la categoría en el
circuito internacional de Chang, en Tailandia, a bordo de su Citröen C-Elysée,
el cordobés de 32 años se convirtió, junto a Juan Manuel Fangio, en uno de los dos
pilotos argentinos que han podido repetir títulos del mundo de automovilismo. Para
ello, “Pechito” debió ganar nada menos que nueve carreras y vencer a sus
compañeros de equipo franceses: el conocido piloto de Rally Sébastien Loeb y el
cuatro veces campeón mundial de la categoría Yvan Muller, quien le disputó el
campeonato palmo a palmo.
En nuestro país, José María López brilló en el Súper
TC2000, categoría en la que fue tricampeón (2 de esas conquistas con la
denominación TC2000) y monarca de Top Race V6.
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