Cronistas de a pie


DESEOS Y RESOLUCIONES



Por Ana Guerberof*

A finales de noviembre, el músico Jamie Cullum nos deleitó con su presencia en el Palau de la Música Catalana. Con este impresionante telón de fondo, disfrutamos de una experiencia inolvidable arrastrados por este torbellino de energía: tocó el piano, bailó, saltó, improvisó coros con el público y hasta cantó sobre una butaca, sin amplificación, mientras daba la mano o abrazaba a los fans. Cuando se habla de talento olvidamos que lo más importante es disfrutar de lo que hacemos y compartirlo con otros. De esto Jamie sabe mucho y así nos lo demostró, la técnica pasó a un segundo plano y una lección de arte con mayúsculas se apoderó del escenario. Gracias, Jamie.
Durante el concierto, cantó “Next Year Baby”, una canción sobre las resoluciones que un chico enamorado realiza al finalizar el año. Toma varias determinaciones: beber menos, leer más, aprender a cocinar, pero anticipa que seguramente no cumplirá ninguna excepto decirle a ese alguien especial, a pesar de sus miedos, lo que siente. Romántico. Cuando se acerca el final de año solemos comentar o escribir las resoluciones para el que comienza. La resolución es diferente al deseo ya que erradica lo mágico o azaroso de “quiero ganar la lotería” por la responsabilidad de quien lo expresa: “voy a dejar de fumar”. Quizás lo mejor sea redactar una lista de resoluciones y otra de deseos porque, para qué engañarse, los deseos, aunque son poco prácticos, nos elevan a ese terreno sobrenatural donde sentimos (¿o nos engañamos?) que estamos tocados por la diosa de la suerte, Fortuna, caprichosa y breve, y nos reconciliamos con las dificultades de la vida. En realidad el deseo anhela algo con vehemencia y ese algo suele estar casi siempre fuera de nuestro control. La resolución, en cambio, se decide y exige una acción. No deberíamos fustigarnos si no se cumplen nuestros deseos porque la diosa hace girar su rueda y tan solo nos resta esperar. Las resoluciones, en cambio, tienen más miga porque si no se cumplen, nos obligan a replantearnos nuestra voluntad o nuestra elección. Igualmente, es aconsejable que la resolución se coloque próxima al deseo, para darle un empujoncito, aunque nuestra propia volatilidad emocional obstaculice el conocimiento de nuestros verdaderos deseos.
Ya que se acaba un año complicado, sería una buena idea que los gobiernos hicieran una lista de resoluciones y la compartieran con todos. Ante todo, la transparencia, así evitamos el bochorno político ante las mentiras a la población como viene demostrando Wikileaks en el famoso cablegate. Pero ¿qué escribirían los gobiernos en esa lista de resoluciones? De momento el nuevo gobierno catalán iniciará un plan de austeridad, recortará algunas consejerías, secretarías, algún coche oficial. Lo típico. Cataluña acaba de elegir un nuevo gobierno autonómico (federal), “Convergencia i Unió”, la derecha nacionalista catalana, que toma el relevo de los socialistas. La crisis ha provocado que los ciudadanos se agarren a cualquier propuesta que huela a cambio, ¿Yes, we can? De todas formas, no veo que tanto recorte haya hecho algo por estimular las economías y sacarnos de las crisis, pero ahí seguimos dale que dale. Y si no miren a Irlanda, donde hicieron los deberes pero se fueron a pique igual. ¿Se pueden imaginar cuáles serían las resoluciones de Merkel, Cameron, Berlusconi o Sarkozy? Miedo me da. Con la que está cayendo, difícil lo tienen. ¿Y la de Zapatero? ¿Será algo así como “Virgencita, que me quede como estoy”? Porque el año que viene se presenta aún más duro, si cabe. Si es que, en medio de tanto cambio, les costará trabajo plantearse unas resoluciones medianamente coherentes o plausibles. Yo, para cambiar un poco el tono general de las propuestas, voy a tomar la resolución de gastar el máximo posible mientras aguante el trabajo, gastar, gastar y gastar, a ver si así reactivamos la economía.
¿Y ustedes? ¿Se aventuran a crear una lista “a la argentina”? Quizás Jamie podría echarnos una mano y sacar ese arte suyo para aplicarlo a la política. Cosas más raras he visto, sobre todo en los últimos tiempos.
*Argentina residente en España.

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