Que suene un tango en Brasil



ARGENTINA BUSCA REEDITAR SUS GLORIAS

Por Sebastián Muape
sebasmuape@hotmail.com

Poco más de un mes nos separa del pitazo inicial del Mundial. La ilusión de ver a la Selección jugar una final en tierra carioca, nos embarga. La presencia de Messi buscando su consagración definitiva y un sorteo “amigable” son los primeros compases para que el tango se escuche más fuerte que la samba. ¿Se puede lograr el tricampeonato?

Estimado/a lector/a: lejos de escribir desde el triunfalismo y la euforia que nos suele invadir en las postrimerías de un Mundial, en la vereda de enfrente de las desmedidas expectativas que luego nos dejan una frustración proporcional, este artículo tiene como objeto intentar comprender las fortalezas y debilidades del seleccionado argentino y su consecuente paso por Brasil. Acompáñeme y reveamos brevemente la historia de las últimas décadas.
El 30 de junio de 1990 en Florencia (Italia), al mando de Carlos Bilardo y con Maradona en la cancha, Argentina empataba 0 a 0 con Yugoslavia y se imponía por 3 a 2 en los penales. Fue la última vez que la Selección logró superar la instancia de cuartos de final en un campeonato del mundo. Superaría a Italia en semis (también por penales) y caería en la final frente a Alemania (0-1). Sucesivamente el equipo nacional se fue de los mundiales sin pena ni gloria: octavos en EEUU 94, cuartos en Francia 98, primera ronda en Corea-Japón 02, cuartos en Alemania 06 y finalmente cuartos en Sudáfrica 2010.
Veinticuatro años pasaron desde la última vez que se superó la instancia de los ocho mejores. Esa es la pesada herencia que carga la “generación Messi” por denominar de alguna manera a esta camada de jugadores. José Pékerman es el iniciador de esta era que tuvo origen en el proceso previo a Alemania 06 y que tiene en el mismo Lionel Messi, Maxi Rodríguez y Javier Mascherano a los más “antiguos” (Rodrigo Palacio sería el cuarto en caso de ser convocado). Nos guste o no, éste es un antecedente insoslayable. Ahora bien, Argentina posee potencial como para transitar con paso firme la fase de grupos (Bosnia, Irán y Nigeria) y plantar batalla de igual a igual en las rondas posteriores. Tiene con qué, sin dudas. Esto no debe sonar chauvinista tampoco, Argentina es una potencia futbolística a nivel internacional, nadie duda de ello.

¿Qué tiene?
El equipo de Sabella tiene a Lionel Messi, el mejor futbolista del planeta de los últimos años, quien llega a Brasil buscando consagrarse de manera definitiva con la camiseta de su país. Argentina cuenta con una línea de ataque de elite. Los delanteros son figuras indiscutibles en sus clubes europeos y mantienen una regularidad asombrosa. Agüero, Higuaín, Messi y Di María (volante con llegada y gol) componen un cuarteto temible que puede resolver situaciones por desequilibrio individual o bien por acople colectivo.  Ezequiel Lavezzi y Rodrigo Palacio, ambos con excelentes campañas en París St. Germain e Inter de Italia respectivamente, son muy buenas variantes en caso que haya que echar mano al banco de suplentes. Quedará ver si el Técnico decide mantener a los cuatro en función de ataque o si Ángel Di María cumple una función de volante izquierdo con mayor recorrido y sin tanta llegada al área rival. Seguramente esta situación dependerá del momento del partido o bien del rival. En resumen, el ataque argentino es la carta fundamental e indiscutida que mostrará la selección albiceleste.

¿Qué le falta?
Para nadie es un secreto que Argentina es un equipo desbalanceado y que acusa cierta inconsistencia a la hora de defender. En los papeles el esquema propone un golpe por golpe apoyado en el desnivel de sus atacantes. Ahora, no siempre se va a tener facilidad para hacer goles y está claro que un Mundial no suele hacer muchas concesiones. En este aspecto, Sabella deberá idear la forma para que el equipo gane en solidez defensiva y achique espacios con los mediocampistas. Tal vez sea el lateral izquierdo, ocupado mayormente por Marcos Rojo, la zona más débil de la defensa y donde suelen aparecer desacoples sobre todo en el retroceso. Por otra parte, cuando los laterales son ocupados por marcadores centrales como ocasionalmente pueden ser Basanta o Campagnaro, se resigna proyección hacia adelante y velocidad para retroceder; en contrapartida se gana en juego aéreo.
La actualidad de Sergio Romero y su falta de continuidad en el Mónaco, también son una preocupación. Si bien Sabella lo mantiene como titular inamovible, lo cual es bueno para darle confianza, Romero no parece poder asentarse en su club y llega al Mundial casi sin competencia de alto nivel. Mariano Andújar, actualmente en el Catania de Italia, es el suplente de Romero y tampoco brilla en su club, aunque mantiene cierta regularidad. Último en las consideraciones de Sabella está Agustín Orión. El arquero de Boca Jrs. es claramente el de mayor nivel de los tres, pero el hecho de no jugar en Europa y el menor recorrido internacional, parecen restarle chances.
La zona del mediocampo es un verdadero interrogante por estos días. Preocupa el bajo nivel mostrado por Fernando Gago en Boca, donde ya no juega desde hace varias fechas por una lesión ligamentaria. Cabe destacar que el volante central es un ladero ideal para Messi en la construcción de juego y en la habilitación de los demás delanteros. La alternativa de Gago es Lucas Biglia, como para componer un doble cinco con Javier Mascherano.

¿Sonará el tango?
La Copa del Mundo, es la competencia futbolística por antonomasia, no cabe discusión alguna en este aspecto, y está ahí, a días. El fin de las especulaciones llegará sobre las 19 hs del domingo 15 de junio, cuando la Selección Nacional comience a transitar el ansiado camino en el Maracaná frente a Bosnia. Allí los jugadores tendrán la responsabilidad de convertir conceptos y valoraciones futboleras en triunfos. Lionel Messi tiene en sus pies y en su espalda, tal como hacen los hombres que se transforman en superhéroes, la posibilidad de vestirse de Diego y grabar para siempre su nombre en nuevas páginas de gloria. Que ejecute entonces, como ilustre solista que es, las partituras más brillantes y que haga realidad la expresión de deseo que titula este artículo. Salud.

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