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Las razones de Joystick / Entrevista con Pano



Por Carlos Bonino
carlosgbonino@gmail.com

En mayo se escucha mucho la palabra “patria”. Al intentar definirla, suelen usarse conceptos que engloban la tradición y las costumbres. Pero, ¿si fuera algo más sencillo? Rubén Blades dice en una canción que la patria: “Son las paredes de un barrio”. Nuestra pequeña patria es Chabás, y al escuchar en medios nacionales que “la banda del momento” es Joystick, se hincha un poco el pecho. 
Una tarde, con mi hijo, me acerqué a la casa de un pibe al que todos conocemos como Pano (¿alguien sabe cómo se llama?), la voz de la banda que está viralizando el nombre del pueblo.

El disco se llama: “Mil razones para no dormir”, pero ningún tema se titula así...
Le pusimos esa frase porque ninguno de los nombres de los temas nos gustaba como nombre del disco. Además “Mil razones para no dormir” es una frase del tema “Perfecto para la ocasión”, que es nuestro corte de difusión. Nos parece que es un nombre que sintetiza el mensaje de las letras de todos los temas.
El video que grabaron para “Perfecto para la ocasión” tiene 155.000 reproducciones en Youtube. ¿Qué les genera eso?, ¿están atentos al número de visitas?
Sí, vamos siguiendo las reproducciones, los comentarios. Acá ayudó un montón la publicidad que hace la compañía. De ese modo el video va apareciendo como sugerido.
¿Tienen pensado hacer otro video?
Sí, lo estamos charlando. No hay nada concreto, pero tenemos muchas ganas de hacer algo con “Sube la marea”. Es un tema que entró en el puesto 40 de los más virales de Spotify. Después subió al 17 y ahora desapareció.
Hablemos de Lollapalooza. Pero primero contanos brevemente qué es…
Es un festival de música que acá en Argentina se lo puede comparar con el Cosquín Rock, pero este es internacional, se hace en varias ciudades del mundo y tiene otra idea y otra estética. Hay música Indie, Rock, Pop, Electrónica.
Ustedes abrieron el festival, ¿a qué hora tocaron?
Tocamos de 12.30 a 13. Todo es muy puntual y organizado. Arrancamos con 50 personas y terminamos con 200.
¿Cómo siguió el día, después de tocar?
Nos quedamos, pero no pudimos ver casi nada. Nos dimos cuenta que al Lollapalooza vas como espectador o a tocar. Las dos cosas no se pueden, porque no te da el tiempo. Terminamos de tocar y una combi nos llevó, como un kilómetro, hasta el camarín. Nos dieron la comida y podíamos estar ahí solo dos horas porque tenés que dejarlo para otra banda. Después volvimos al campo, a las 15, y empezamos a hacer notas para revistas, radios, canales de música y se nos hicieron las siete de la tarde. La verdad que estábamos muertos y nos fuimos.
Cuando tocan en Buenos Aires o cuando estuvieron en la costa, ¿el público sabe qué va a ver o llegan de casualidad?
Nos pasó mucho, que nos subimos, armamos todo y la gente no nos da mucha bola. Después empezamos a tocar y les gusta y se quedan todo el show. Cuando terminamos nos vienen a saludar y nos preguntan por las redes para ver dónde nos encuentran.
El primer día en Pinamar llovía, y tuvimos que tocar adentro de un parador. Estaba toda la familia del Bebe. Hermanas, tías, primos, los hijos de todos. Fue un recital para la familia y estaban chochos.
El Bebe Contepomi es alguien muy importante para este presente de Joystick.
Sí, ya desde la época de Rock del País. Tanto él como los jurados: Hilda, Juanse y Moura. Al Bebe le encantó la banda desde el primer día. En estos momentos nuestra productora es “El bajo producciones”, de la cual él es el dueño.
El disco está siendo distribuido por Sony Music. Hace unos días pudimos ver en las redes sociales algunas fotos de un evento de Sony en donde estaban Abel Pintos y la Sole. ¿Cómo es el trato con ellos que son artistas consagrados y vienen de otro palo?
Con Abel Pintos nos pasó algo que no lo podíamos creer, porque él se acercó a nosotros. Él estaba rodeado de gente, yo paso caminando y me tira del brazo para agarrarme. Me quedé mudo. Me dice: “Vení, vení, los quiero felicitar, los vi y me encantó la banda. Me gusta lo que hacen, hablé con Marcelo Moura porque los vi (creo que se refería a Rock del País) y él hablo muy bien de ustedes. Lo llamé y lo felicité porque ustedes se lo merecen”. Yo mucho no le contesté porque estaba medio shokeado, lo saludé y me fui. Después nos sacamos una foto con todos los chicos y otra vez nos volvió a felicitar. La gente de Sony no lo podía creer porque dicen que es un tipo que no te regala nada, además es medio tímido. Pero también nos contaron que es un tipazo, re buena gente.
¿Y con la Sole?
Con la Sole hablamos. Tenemos a Emi, que es nuestro guitarrista, que es pariente lejano de ella. Nos acercamos a ella y nos tira: “¿quién es mi pariente?”. Ahí empezamos a hablar, nos dio algunos consejos y nos sacamos la foto. Re piola, buenísima la Sole.
¿Sabés si Sony tiene pensado difundir el disco en otros países?
Por el lado internacional mucho no sabemos. Sí estuvimos hablando con los distribuidores del interior. Hablé con un distribuidor de Chubut y me dijo que no le costó para nada hacer sonar la banda en las radios. También hablamos con uno de Salta y nos dijo lo mismo. Que al principio cuesta que te pasen los temas, pero con nosotros había sido fácil.
Volviendo a los pagos, van a estar en FESPAL y también va a estar Marcelo Moura, que fue jurado de Rock del País. ¿Van a tocar juntos? ¿Qué relación tienen?
A Marcelo lo conocimos en el programa, a él le copó la banda desde el principio. Incluso en el último programa dijo “perdón si alguien se ofende pero esta es mi banda favorita”. Después tuvimos un encuentro en Pinamar, él estaba en la playa. Nosotros habíamos ensayado un tema de Virus, “Pronta entrega”. Era obvio que se iba a subir. Así que tocamos juntos ese tema.
No tenemos nada armado para FESPAL, pero seguramente que haremos algo.
Pregunta complicada para la familia: ¿analizaron la posibilidad de irse a vivir a Buenos Aires?
Todo depende si conviene o no. Por ahora vamos en colectivo y llevamos los equipos aparte con algún transporte. Generalmente nos quedamos en algún hotel. Pero si empezamos a ir tres o cuatro veces por mes lo vamos a tener que analizar.


Integrantes de Joystick: Pano Benincasa, Pablo Grigolato, Mateo Sinicich, Augusto Tasello, Emiliano Sampaoli.

Lo que el tiempo me enseñó / Resumen 2016


Máquina del tiempo / Mujeres del futuro

Por Ana Guerberof
ana.guerberof@gmail.com


Esta es la última máquina del tiempo de este año y, en esta ocasión y por ese deseo de aventura que me suscitan las fiestas, me subí, como cada mes, a mi divertido artilugio, pero en lugar de ir al pasado y entrevistar a una mujer destacable, decidí girar la manivela y probar suerte en el futuro, más concretamente fui al año 2080. Aquí estoy de vuelta, así que ya ven que viví para contarlo. Solo podía estar en el futuro tres horas —cosas de la ciencia—, podría haberme paseado por la Barcelona del futuro, haber visitado la Sagrada Familia por fin terminada, pero entrevisté a la primera mujer que logré aceptara mi propuesta. No creyó que viniera del pasado, pero accedió a este reportaje.

Cuéntame cómo te llamas y a qué te dedicas.
Me llamo Graciela Castro y trabajo en la oficina de turismo virtual de Barcelona.

¿Turismo virtual? ¿En qué consiste?
Turistas de cualquier parte del mundo se ponen en contacto con nosotros, que somos el organismo oficial, y pueden visitar la ciudad desde allí donde estén con solo conectarse a nuestro sistema, no tienen que perder tiempo en transportarse. Es todo muy fácil y muy rápido. La experiencia puede durar una hora o tres días.

¿Tres días conectado para vivir otra experiencia?
Tres días en total. Se pueden conectar en el momento y el tiempo que quieran. No hay un límite. Pero muchos eligen dormir en su país y pasar el día visitando Barcelona, así aprovechan el tiempo.

¿Es una empresa privada? ¿Cómo funciona ahora una empresa?
Es una empresa multinacional que gestiona todo el turismo virtual de Europa, además de ofrecer otros servicios relacionados con el turismo. Yo trabajo desde mi casa y una vez al mes nos reunimos en Barcelona para comentar lo que va bien, lo que se debe cambiar. Es una organización horizontal, no vemos a los jefes, pero sabemos que existe una junta de accionistas que a final de año quiere ver beneficios.

¿Trabajas muchas horas?
Depende del día. Hay días que trabajo doce o trece horas porque quiero facturar más dinero, pero otros días quizás solo trabaje seis. Cobro al mes en función del tiempo invertido.

En mi época, se hablaba de que las mujeres se encontraban con un «techo de cristal», es decir, que no accedían a puestos de mando, solo a los intermedios. ¿Todavía es así?
Ha cambiado bastante. Hace tiempo se aprobó una ley que obligaba a las empresas a tener un número igual de hombres que de mujeres en altos cargos y a equiparar los salarios. Poco a poco, las empresas cumplieron, se evitaban las multas y obtenían ayudas. Ahora se ha flexibilizado la ley, pero los números continúan parejos.

Es que uno de los problemas para no acceder a estos puestos era, en parte, que la mujer solía estar a cargo de los hijos y esto dificultaba la organización de su tiempo. ¿Cómo es ahora la crianza de los hijos?
La mayoría de las mujeres congelamos los óvulos cuando tenemos unos veinticinco años. La decisión de ser madre se toma cuando creemos que es un buen momento en el trabajo o en lo personal, en función de tu proyecto vital. La maternidad suele ocurrir ahora entre los 35 y los 55 años, depende, pero se ajusta al calendario personal.

¿Qué modelo de familia existe? Si existe alguno…
La familia «tradicional» es muy poco frecuente. Algunas mujeres (u hombres) tienen a los hijos solas, otras en parejas, otras deciden vivir en una comunidad y hacer una crianza compartida.

¿Una comunidad en el campo? 
Sí, puede ser en el campo o puede ser en la ciudad. Muchas veces es en el campo o en una zona residencial porque las viviendas son más grandes. Se comparten los gastos y también el cuidado de los hijos. Mi idea, por ejemplo, es que trabajaré a distancia y compartiré la crianza en una comunidad. Otras personas deciden encargarle un hijo a una madre de alquiler que lo cría en los primeros años hasta que esa persona se pueda dedicar de pleno. Esto se está empezando a ver ahora.

¿Y las relaciones afectivas? ¿El sexo?
Casi todos tenemos un perfil creado en una aplicación a partir de nuestros gustos, actividades, parejas anteriores, profesión, ocio. Esta aplicación te propone a alguien en función de tu perfil para tener relaciones sexuales o para una relación sentimental, en general, virtuales. Así no perdemos tiempo...

Parece que todo se orienta al ahorro de tiempo ¿es así?
Puede que sí, aunque la esperanza de vida es de 107 años. Así que tenemos más tiempo que antes, pero también hacemos mucho más que antes: viajes, cursos, otras carreras (virtuales o presenciales) y conocemos a más personas fuera de nuestro entorno.


Me tengo que despedir de mi nueva amiga porque se me acaba el tiempo. Me costaría adaptarme al mundo de Graciela, pero reconozco que estaba tan alegre y jovial en nuestro encuentro, que no puede ser mala señal.

Lo que el tiempo me enseñó - "Nano" Donés

ENTREVISTAS 2016

Por Alejandra Tenaglia

Casi cinco décadas a cargo de un transporte a Buenos Aires, en el cual además de
trasladar cosas, han viajado muchísimas personas a las que gentilmente aceptaba llevar, lo han hecho conocido por demás. Tiene 75 años, se llama Eduardo Alberto Donés, pero usted y yo sabemos muy bien, que referimos a “Nano”.

Preséntese en 3 oraciones, que resuman lo que usted cree que mejor lo define.
Es difícil hablar de uno mismo. Supongo que la mayoría de la gente, ante esta pregunta dirá que es o intentó ser una buena persona: solidario, trabajador, buen hijo, buen padre. Mentiría si no reconociera que eso ha sido lo que yo pretendía, aunque muchas veces no lo haya logrado.

¿Qué es lo que primero recuerda, cuando piensa en sus padres?
Mi padre fue un tipo humilde, maravilloso, sensacional y mi mejor amigo. Mi madre fue una mujer de carácter fuerte, se tuvo que bancar una casa con 4 varones y sin la tecnología de ahora que simplifica mucho el trabajo.

De todos los familiares, excluyendo a sus padres, ¿hay alguno con quien haya tenido o tenga especial afinidad?
Con la mayoría de mis familiares tuve buena relación. Con mis hermanos, de diez. En cuanto a especial afinidad, creo que la he tenido y la tengo con un primo, “Nene” Capozucca, ¡un tipazo! Charlábamos mucho. Solíamos ir a cazar y pescar.

¿Estudió? ¿Recuerda a algún/a maestro/a en especial?
Cursé solamente la escuela primaria. Recuerdo a varios de mis maestros por lo afectivo y por la dedicación. Enseñaban con el alma, sin fotocopia ni computadoras.

¿Trabaja aún?
Ya no tengo el transporte, y aunque siempre hago algo, trato de realizarlo lo más tranquilo posible.

¿Qué trabajos ha realizado?
Mi primer trabajo fue de lavacopas en la inauguración de American Bar de Magnato Morelli (hoy Coyote), allá por el año 1950. Trabajé en Riba y León, en la esquina del hoy bar 717, que era un almacén; y en la heladería que funcionaba en el local donde estaba la Cooperativa Núcleo. Con mis hermanos tuvimos reparto de hielo, vendí pescado, fui al campo de gallinero, fui verdulero y en el año 1962 empecé con el transporte a Buenos Aires, que tuve 48 años.

¿Hay alguno de esos trabajos que, de poder volver el tiempo atrás, no volvería a hacer?
Para mí el trabajo fue una adicción. Todos me enseñaron algo. No reniego de ninguno.

Si fuera posible, ¿cambiaría algo de su niñez?
Mi niñez fue muy simple. Nos divertíamos jugando al fútbol con todos los pibes del barrio en el campito donde hoy está mi casa (San Martín e/ Rosario y Urquiza) y en el del frente. A la noche nos juntábamos en la esquina donde hoy está la Comuna a charlar y jugar hasta que aparecían don Luna y Paniagua, dos agentes de ronda, que nos mandaban a dormir. Nada cambiaría.

Si pudiera elegir una habilidad con la que contar a partir de mañana al despertar, ¿cuál sería?
Mago o puntero derecho para estar en la Primera de Huracán.

¿Qué características debe tener una persona para que usted quiera tenerla como amiga?
No creo que uno esté buscando defectos o virtudes para tener a alguien de amigo. Simplemente se da.

¿Hay algo que mirando hacia atrás se reprocha no haber hecho?
Tal vez no haber estudiado. Había que viajar a Casilda y los números no daban.

¿Qué le da vergüenza?
Ver a los que se robaron todo y aparecen en la TV como si nada. Vergüenza e indignación.

Llorar, ¿sirve?
Es algo natural. Las lágrimas aparecen generalmente ante un gran dolor o alegría. No sé si sirve.

¿Hay temas con los que no le gusta que se hagan chistes?
Me molesta el humor que humilla y degrada a otras personas.

¿Ha deseado más de lo que ha tenido o ha tenido más de lo que ha deseado?
El tiempo me fue trayendo cosas que jamás soñé tener, ya sea en lo material como en lo afectivo. ¡Bienvenidas sean!

¿Qué es lo que señalaría como un gran logro suyo?
Tal vez haber podido mantener durante casi 50 años mi transporte, entrar en lugares impensados y lograr infinidad de amigos.

¿Cuál es el momento más difícil que le tocó atravesar?
Sin dudas la muerte de algunos seres muy queridos.

Mencione 3 cosas que le gusta hacer.
Viajar principalmente al mar y embarcarme para pescar, criar canarios, reunirme con los ex colimbas de mi compañía y una más: ir a ver a Boca en la Bombonera con mi hijo y mi nieto.

¿Qué lo maravilla?
Ver a mis nietos más chicos usando la computadora y los celulares con la facilidad que yo no logro.

¿A qué le tiene miedo?
A que alguna vez vuelva a gobernar el kirchnerismo. Salvo que todo lo que se está sabiendo, sea mentira…

¿Hay algo en particular que lo emocione?
Los almuerzos de los domingos cuando estamos los 15 en la mesa.

¿Qué es lo que más le agradece a la vida?
Eso precisamente, la familia. Mis hijos, que aunque a veces chocamos, tenemos una buena relación. No así con mis 7 nietos, con los cuales la relación es ¡maravillosa!

¿Un consejo para los más jóvenes?
Que sean buenas personas, respetuosas, que estudien y que siempre den las gracias.

A usted, el tiempo, ¿qué le enseñó?

La vida va pasando y te va enseñando muchas cosas buenas y no tanto. Respetar a los demás tiene prioridad.

Máquina del tiempo / Mujeres poetas y traductoras

Por Ana Guerberof
ana.guerberof@gmail.com


Idea Vilariño fue poeta, traductora, profesora, letrista, crítica literaria. Raramente concedía entrevistas, muy celosa de su intimidad, aun cuando la lectura de sus poemas desvela aspectos íntimos de su vida, de sus amores, de su vejez. Me subí a la máquina del tiempo e intuyo que accedió a ser entrevistada porque me creyó una loca que decía venir de un futuro cercano y que había leído su poesía con entusiasmo.

En su familia convivían la literatura y la música. Se la conoce, en especial, por sus poemas, pero además ha sido letrista de canciones importantes en la historia de Uruguay como Los orientales.
Creo que cuando volvieron Los Olimareños del exilio y cantaron Los orientales, la mayoría de los allí congregados que coreaban eufóricos no sabían que la letra era mía. Pero sí, la música es una parte fundamental, era lógico que escribiera algunas letras que acompañaba con el piano.
Sus letras muestran su compromiso político con la izquierda. Se quedó en Uruguay durante la dictadura, y fue afín a la revolución cubana.
Siempre he intentado vivir con coherencia mi militancia de izquierdas. No la he cambiado, he sido combativa de una manera pacífica, digamos.
La canción y el poema, con música de Zitarrosa, me recuerda a sus Poemas de amor que dedicó a Juan Carlos Onetti. ¿Es el amor un despedirse?
Precisamente, la canción se basa en un poema de ese libro que se llama Canción [Quisiera morir / ahora / de amor / para que supieras / cómo y cuánto te quería. / Quisiera morir / quisiera / de amor / para que supieras.]. Y contestando a tu pregunta, sí, de alguna manera la vida es un despedirse de lo que vivimos, de esos mismos recuerdos, de nosotros, de la fuerza del cuerpo. El amor, que es una parte intensa de esa vida, se rige por esas leyes. En el momento de amar, sabemos que esa intensidad pasará, que nosotros pasaremos, y, en ese sentido, es un despedirse, sí.
Me interesa su faceta como traductora. Lo hacía del francés y del inglés, ganó numerosos premios y tradujo, durante veinte años, obras de Shakespeare que se representaron con éxito en el teatro. ¿Fueron estas obras sus traducciones favoritas?
Siempre traduje a Shakespeare por encargo, no por decisión propia. Sin duda, son obras magníficas, pero era una actividad ardua que me devoraba el tiempo, me pasaba horas tratando de encontrar el significado correcto, la palabra adecuada. Es difícil traducirlo, ni siquiera en las versiones en inglés se aclaran con el significado. Yo siempre intenté ser fiel al texto, pero ante todo que el actor pudiera recitar algo próximo al público.
Ha hablado de la esclavitud de la traducción.
Sí, es un trabajo en el que estás sometido a lo que quiere decir el autor y que requiere de un gran esfuerzo para trasmitir eso mismo en tu lengua. Soy muy fiel cuando traduzco.
Ha publicado libros de crítica literaria donde analiza la poética, como su análisis de las organizaciones vocálicas de los poemas de Rubén Darío. ¿Cómo surge este conocimiento profundo de la poesía?
Mi padre, que era poeta, nos leía poemas del Siglo de Oro español en voz alta y yo aprendí a escuchar, y a crear poemas con rima y métrica de acuerdo a la música de las palabras cuando era aún una niña. Estuvo siempre ahí, no surge.
Reeditó sus libros de poesía Nocturnos, Poemas de amor y Pobre Mundo, e incluyó nuevos poemas en cada edición. ¿Cuál es su proceso de escritura?
Los reedité porque me parecieron los menos malos y que, de alguna manera, el tema era el mismo, así que añadía a esos libros otros poemas posteriores. Yo escribo en un cuaderno o en un papel que encuentro, no planifico ni espero un momento en que el poema está acabado, sino que escribo de una forma más o menos espontánea, agarro lo primero en lo que puedo escribir y lo hago, y lo repito para ver su ritmo.
Mi libro favorito es el último, No, porque, así como el título, logra condensar en pocas palabras sentimientos complejos que nos llegan como dardos finos que luego nos alumbran.
Mi poesía se ha condensado con el tiempo, quiero decir de una manera que sea sencilla, al igual que habla la gente, como todas las letras de los buenos tangos que nos dicen con un lenguaje llano lo que sentimos con cierta habilidad creativa.
Dice que no hay esperanza, la tachan de oscura, sin embargo, su poesía no desmoraliza.
Sí, no soy optimista. Me sorprende que me lean precisamente por eso, porque soy oscura. Quizás no desmoraliza porque todos queremos que alguien comparta con nosotros esa desesperanza, ese desaliento que sentimos porque estamos solos. No lo sé.


Idea Vilariño murió en Montevideo a los 89 años. Catorce personas asistieron a su funeral. Ella no lo hubiera querido de ninguna otra manera.


Lo que el tiempo me enseñó - Carlos Doffo

ENTREVISTAS 2016

Por Alejandra Tenaglia

¿Quién no conoce a este hombre? Ingenioso, sensible, laburante, con cientos de
anécdotas y una dedicación a su pasión (la electricidad), que no ha disminuido ni en una chispita. Sus lágrimas al recordar uno u otro invento, lo dicen todo. Con ustedes: Carlos Doffo, 89 años, un señor.

Preséntese en 3 oraciones, que resuman lo que usted cree que mejor lo define.
Soy tranquilo. Trato de cumplir en todo lo posible. No soy ansioso ni pretendo tener esto y aquello.

¿Qué es lo que primero recuerda, cuando piensa en sus padres?
De mi padre recuerdo que él defendía siempre a mi hermano mayor, yo soy el menor de todos. A mi madre la perdí cuando tenía 8 años, prácticamente no tengo recuerdos de ella.

¿Estudió? ¿Recuerda a algún/a maestro/a en especial?
No fui a la escuela primaria. Un maestro particular me enseñó, en unos 4 ó 5 meses, a leer, escribir y un poco de matemáticas.  

¿Trabaja aún?
Sí, trabajo. En el año ’42 empecé a estudiar todo lo relacionado con reparación de radio y televisión, por correo. Después seguí con refrigeración, estudié de los manuales y luego fui a hacer un curso a la fábrica Siam, en Capital Federal. Todavía hoy sigo trabajando con todo eso.

¿Ha hecho otros trabajos?
Mientras estuve en el campo, juntaba maíz, trigo, emparvaba pasto y ese tipo de tareas de campo.
Después hice el Servicio Militar en Monte Caseros, provincia de Corrientes, y ahí como algo sabía de electricidad, me pusieron a hacer ese tipo de trabajos. Cuando volví ya me instalé en el pueblo y empezamos a trabajar con Miguel Herrero en un taller de electricidad. Unos 4 ó 5 años después, me fui a vivir a Arequito porque teníamos muchos clientes de allá. Ahí estuve 2 años y cuando volví a Chabás, me instalé definitivamente a trabajar solo, en el lugar donde vivo ahora por Bv. Carlos Casado.

Si fuera posible, ¿cambiaría algo de su niñez?
Me gustaría probar tener una niñez, con las cosas como son hoy. A mí lo que me ayudó mucho en aquel entonces, fue hacer el Servicio Militar, porque ahí aprendí mucho de mi trabajo y tenía materiales a mi disposición.

¿Qué características debe tener una persona para que usted quiera tenerla como amiga?
Que sea sencillo; cuando más sencillo, mejor.

¿Hay algo que mirando hacia atrás se reprocha no haber hecho?
No, al contrario, tengo un montón de historias de cosas que hice y que me emociona recordarlas… La pena es que a pesar de que muchos inventos míos, funcionaban bien, lo que no caminó fue la venta.

Llorar, ¿sirve?
No, de tristeza no. Yo cuando lloro, es sólo de emoción, y eso calculo que no es malo.

¿Hay temas con los que no le gusta que se hagan chistes?
Sí, no me gusta que me agarren para la joda.

¿Ha deseado más de lo que ha tenido o ha tenido más de lo que ha deseado?
Siempre he tenido lo necesario, no soy muy pretencioso.

¿Qué es lo que señalaría como un gran logro en su vida?
Y, por ejemplo, el primer televisor que funcionó acá en Chabás, lo tuve en mi casa, año ’60, había una cuadra de gente haciendo cola para verlo. Otra cosa que podría ser, es lo de las radios… Cuando las radios eran a pilas, gastaban muchísimas pilas, entonces yo inventé un adaptador que permitía alimentar la radio con la batería del campo, la que alimentaba la casa. En aquella época todo el mundo tenía radio en el campo. Ese invento permitió que la radio nunca se quedara sin carga. Eso podría ser un logro, ¿no?

¿Cuál es el momento más difícil que le tocó atravesar?
El fallecimiento de Anita, mi mujer.

Mencione 3 cosas que le gusta hacer.
Leer. Mirar televisión. Salir a cenar con mis amigos.

¿Qué lo maravilla?
La tecnología que se ve hoy, los adelantos que se ven…

¿A qué le tiene miedo?
A la inseguridad, los asaltos y robos.

¿Hay algo en particular que lo emocione?
Recordar las épocas pasadas, me emociona.

¿Qué es lo que más le agradece a la vida?
La salud que tengo.

¿Un consejo para los más jóvenes?
Que se eduquen, que sean prudentes, que aprendan de tránsito desde que son chiquitos, que sepan cómo conducirse por la calle y que respeten a los demás, como debe ser.

A usted, el tiempo, ¿qué le enseñó?

Me enseñó a vivir despacio, sin acelerar, que todo llega a su tiempo.

Lo que el tiempo me enseñó - Mercedes Hernández

ENTREVISTAS 2016

Por Alejandra Tenaglia

Nuestra entrevistada de la presente edición, tiene 72 años y se llama Mercedes Hernández, aunque muchos seguramente la conocen como “la mamá de Carlos y/o Miguel Orozco”. Sonriente, humilde, sincera, nos recibió en su casa y contestó las preguntas de esta sección que hemos dado en llamar, Lo que el tiempo me enseñó…

Preséntese en 3 oraciones, que resuman lo que usted cree que mejor la define.
Soy tranquila.
Me levanto siempre de buen humor.
No me gustan las discusiones, me generan mucho dolor.

¿Qué es lo que primero recuerda, cuando piensa en sus padres?
Mi padre falleció cuando yo tenía un año, así que no recuerdo nada de él.
De mi madre recuerdo que fue una gran luchadora, trabajaba de sirvienta. Por ejemplo, recuerdo que cuando ella iba a trabajar a un hotel, yo tendría por entonces unos 7 años y la acompañaba, ella me daba todo lo chico a mí, como ser toallas, fundas, etc., y yo las enjuagaba. No es que ella me pusiera a hacer ese trabajo, yo quería ayudarla y me gustaba hacerlo.

De todos sus familiares, excluyendo a sus padres, ¿hay alguno con quien haya tenido o tenga especial afinidad?
Sí, un tío, Ascencio, hermano de mi papá. No me acuerdo ni lo que conversábamos, pero yo lo quería mucho. De los otros tíos también me acuerdo, pero de Ascencio me acuerdo especialmente.

¿Estudió? ¿Recuerda a algún/a maestro/a en especial?
Fui a la escuela primaria hasta 3º grado en Carmen, que era donde vivíamos en ese momento. Me acuerdo de tres maestras, recuerdo que las esperaba en la esquina de la escuela para llevarles el portafolio, siempre que no me ganara otro compañero que llegara antes que yo. Antes se acostumbraba hacer eso.

¿Trabaja aún?
No, ya no trabajo. Estoy jubilada.

¿Qué trabajos ha hecho?
A los 8 años cuidaba bebés. Después salí a trabajar de sirvienta y pasé por distintas estancias. También trabajé en el mismo hotel de Carmen donde trabajaba mi mamá. Y ya acá en Chabás, fui chofer de Doña Juana Sarraquigne; trabajé en el campo con mi marido ayudándolo un poco en todo, a alambrar, podar plantas, lo acompañaba cuando trabajaba en los silos, cortaba yuyos en la soja, de todo un poco.

¿Hay alguno de esos trabajos que, de poder volver el tiempo atrás, no volvería a hacer?
A los 10 años ya juntaba maíz con maletas, eso no lo volvería a hacer porque es un trabajo de locos, hace mal a la cintura, es muy sufrido. Y de las heladas, ni te cuento…

Si fuera posible, ¿cambiaría algo de su niñez?
No, nada, porque fui pobre pero jugaba con mis vecinos y mis sobrinos, era feliz.

Si pudiera elegir una habilidad con la que contar a partir de mañana al despertar, ¿cuál sería?
Me gustaría levantarme siendo modista y peluquera, porque son dos cosas que quise aprender pero por razones económicas no pude hacerlo.

¿Qué características debe tener una persona para que usted quiera tenerla como amiga?
No pretendo nada, que sea como sea. Por supuesto que lo que sí me interesa, es que sean personas honestas.

¿Hay algo que le dé vergüenza?
Cuando me equivoco en algo, después cuando me doy cuenta, ahí me da vergüenza. Y me dan vergüenza ajena algunas cosas que pasan por la tele, también.

Llorar, ¿sirve?
Sí, cómo no. A mí me sirve mucho. Y cuando no puedo llorar, tengo que hacer fuerza para lograrlo porque si no, es como que me duele todo. Es muy bueno descargarse, a mí me cuesta descargarme de otra manera, viste que hay gente que golpea la mesa, se enoja, grita, etc.; yo no.

¿Hay temas con los que no le gusta que se hagan chistes?
Sí, con las enfermedades, no me gusta que se rían de eso. Nunca me gustó.

¿Ha deseado más de lo que ha tenido o ha tenido más de lo que ha deseado?
Con lo que tuve y tengo, estuve y estoy bien.

¿Qué es lo que señalaría como un gran logro en su vida?
Para mí fue un gran logro ir a clases de gimnasia y hacer teatro.

¿Cuál es el momento más difícil que le tocó atravesar?
La muerte de mi marido. Él era loco por el trabajo. Un día en el campo, se bajó del caballo y cayó muerto. Fue hace 14 años. Acostumbrarme a quedarme sin él de un día para el otro, fue muy difícil. Éramos muy compañeros.

Mencione 3 cosas que le gusta hacer.
Cuidar mis plantas.
Los animales. Ahora tengo a Paco, que es un cardenal amarillo; y a Tofi, que es mi perro. Pero tuve ovejas, chanchos, gallinas, gansos, pavos, etc.
Y también me gusta mirar tele, es mi gran compañera, sobre todo pongo los canales locales porque pasan mucha música. Y los sábados y domingos cambio la tele por la radio.

¿Qué la maravilla?
Me maravillan mis nietos, tengo tres: Gonzalo, Agustín y Joaquín.

¿A qué le tiene miedo?
Ahora lo que me da miedo son las catástrofes que pasan en el mundo, como el terremoto del otro día en Italia; y también me da miedo la violencia que hay entre la gente, los asesinatos, ese tipo de cosas.

¿Hay algo en particular que la emocione?
Me emociono mucho cada vez que lo veo a mi marido en videos.

¿Qué es lo que más le agradece a la vida?
Le agradezco mi salud, porque aunque tengo algunos problemas menores, acá estoy, viva hasta que Dios quiera. Y también agradezco los hijos que tengo, Carlos y Miguel, los quiero mucho.

¿Un consejo para los más jóvenes?
Que estudien, porque siempre digo, si no lo hacen, de grande se van a arrepentir. Y que se cuiden cuando salen, como siempre les digo a mis nietos.

A usted, el tiempo, ¿qué le enseñó?

Que no todo el mundo quiere oír la verdad, entonces uno debe pensar bien antes de hablar. No es necesario mentir, pero sí pensar bien lo que se dice, para no hacerle mal a nadie.