Lo que el tiempo me enseñó - Carlos Doffo

ENTREVISTAS 2016

Por Alejandra Tenaglia

¿Quién no conoce a este hombre? Ingenioso, sensible, laburante, con cientos de
anécdotas y una dedicación a su pasión (la electricidad), que no ha disminuido ni en una chispita. Sus lágrimas al recordar uno u otro invento, lo dicen todo. Con ustedes: Carlos Doffo, 89 años, un señor.

Preséntese en 3 oraciones, que resuman lo que usted cree que mejor lo define.
Soy tranquilo. Trato de cumplir en todo lo posible. No soy ansioso ni pretendo tener esto y aquello.

¿Qué es lo que primero recuerda, cuando piensa en sus padres?
De mi padre recuerdo que él defendía siempre a mi hermano mayor, yo soy el menor de todos. A mi madre la perdí cuando tenía 8 años, prácticamente no tengo recuerdos de ella.

¿Estudió? ¿Recuerda a algún/a maestro/a en especial?
No fui a la escuela primaria. Un maestro particular me enseñó, en unos 4 ó 5 meses, a leer, escribir y un poco de matemáticas.  

¿Trabaja aún?
Sí, trabajo. En el año ’42 empecé a estudiar todo lo relacionado con reparación de radio y televisión, por correo. Después seguí con refrigeración, estudié de los manuales y luego fui a hacer un curso a la fábrica Siam, en Capital Federal. Todavía hoy sigo trabajando con todo eso.

¿Ha hecho otros trabajos?
Mientras estuve en el campo, juntaba maíz, trigo, emparvaba pasto y ese tipo de tareas de campo.
Después hice el Servicio Militar en Monte Caseros, provincia de Corrientes, y ahí como algo sabía de electricidad, me pusieron a hacer ese tipo de trabajos. Cuando volví ya me instalé en el pueblo y empezamos a trabajar con Miguel Herrero en un taller de electricidad. Unos 4 ó 5 años después, me fui a vivir a Arequito porque teníamos muchos clientes de allá. Ahí estuve 2 años y cuando volví a Chabás, me instalé definitivamente a trabajar solo, en el lugar donde vivo ahora por Bv. Carlos Casado.

Si fuera posible, ¿cambiaría algo de su niñez?
Me gustaría probar tener una niñez, con las cosas como son hoy. A mí lo que me ayudó mucho en aquel entonces, fue hacer el Servicio Militar, porque ahí aprendí mucho de mi trabajo y tenía materiales a mi disposición.

¿Qué características debe tener una persona para que usted quiera tenerla como amiga?
Que sea sencillo; cuando más sencillo, mejor.

¿Hay algo que mirando hacia atrás se reprocha no haber hecho?
No, al contrario, tengo un montón de historias de cosas que hice y que me emociona recordarlas… La pena es que a pesar de que muchos inventos míos, funcionaban bien, lo que no caminó fue la venta.

Llorar, ¿sirve?
No, de tristeza no. Yo cuando lloro, es sólo de emoción, y eso calculo que no es malo.

¿Hay temas con los que no le gusta que se hagan chistes?
Sí, no me gusta que me agarren para la joda.

¿Ha deseado más de lo que ha tenido o ha tenido más de lo que ha deseado?
Siempre he tenido lo necesario, no soy muy pretencioso.

¿Qué es lo que señalaría como un gran logro en su vida?
Y, por ejemplo, el primer televisor que funcionó acá en Chabás, lo tuve en mi casa, año ’60, había una cuadra de gente haciendo cola para verlo. Otra cosa que podría ser, es lo de las radios… Cuando las radios eran a pilas, gastaban muchísimas pilas, entonces yo inventé un adaptador que permitía alimentar la radio con la batería del campo, la que alimentaba la casa. En aquella época todo el mundo tenía radio en el campo. Ese invento permitió que la radio nunca se quedara sin carga. Eso podría ser un logro, ¿no?

¿Cuál es el momento más difícil que le tocó atravesar?
El fallecimiento de Anita, mi mujer.

Mencione 3 cosas que le gusta hacer.
Leer. Mirar televisión. Salir a cenar con mis amigos.

¿Qué lo maravilla?
La tecnología que se ve hoy, los adelantos que se ven…

¿A qué le tiene miedo?
A la inseguridad, los asaltos y robos.

¿Hay algo en particular que lo emocione?
Recordar las épocas pasadas, me emociona.

¿Qué es lo que más le agradece a la vida?
La salud que tengo.

¿Un consejo para los más jóvenes?
Que se eduquen, que sean prudentes, que aprendan de tránsito desde que son chiquitos, que sepan cómo conducirse por la calle y que respeten a los demás, como debe ser.

A usted, el tiempo, ¿qué le enseñó?

Me enseñó a vivir despacio, sin acelerar, que todo llega a su tiempo.

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