Lo que el tiempo me enseñó - Mercedes Hernández

ENTREVISTAS 2016

Por Alejandra Tenaglia

Nuestra entrevistada de la presente edición, tiene 72 años y se llama Mercedes Hernández, aunque muchos seguramente la conocen como “la mamá de Carlos y/o Miguel Orozco”. Sonriente, humilde, sincera, nos recibió en su casa y contestó las preguntas de esta sección que hemos dado en llamar, Lo que el tiempo me enseñó…

Preséntese en 3 oraciones, que resuman lo que usted cree que mejor la define.
Soy tranquila.
Me levanto siempre de buen humor.
No me gustan las discusiones, me generan mucho dolor.

¿Qué es lo que primero recuerda, cuando piensa en sus padres?
Mi padre falleció cuando yo tenía un año, así que no recuerdo nada de él.
De mi madre recuerdo que fue una gran luchadora, trabajaba de sirvienta. Por ejemplo, recuerdo que cuando ella iba a trabajar a un hotel, yo tendría por entonces unos 7 años y la acompañaba, ella me daba todo lo chico a mí, como ser toallas, fundas, etc., y yo las enjuagaba. No es que ella me pusiera a hacer ese trabajo, yo quería ayudarla y me gustaba hacerlo.

De todos sus familiares, excluyendo a sus padres, ¿hay alguno con quien haya tenido o tenga especial afinidad?
Sí, un tío, Ascencio, hermano de mi papá. No me acuerdo ni lo que conversábamos, pero yo lo quería mucho. De los otros tíos también me acuerdo, pero de Ascencio me acuerdo especialmente.

¿Estudió? ¿Recuerda a algún/a maestro/a en especial?
Fui a la escuela primaria hasta 3º grado en Carmen, que era donde vivíamos en ese momento. Me acuerdo de tres maestras, recuerdo que las esperaba en la esquina de la escuela para llevarles el portafolio, siempre que no me ganara otro compañero que llegara antes que yo. Antes se acostumbraba hacer eso.

¿Trabaja aún?
No, ya no trabajo. Estoy jubilada.

¿Qué trabajos ha hecho?
A los 8 años cuidaba bebés. Después salí a trabajar de sirvienta y pasé por distintas estancias. También trabajé en el mismo hotel de Carmen donde trabajaba mi mamá. Y ya acá en Chabás, fui chofer de Doña Juana Sarraquigne; trabajé en el campo con mi marido ayudándolo un poco en todo, a alambrar, podar plantas, lo acompañaba cuando trabajaba en los silos, cortaba yuyos en la soja, de todo un poco.

¿Hay alguno de esos trabajos que, de poder volver el tiempo atrás, no volvería a hacer?
A los 10 años ya juntaba maíz con maletas, eso no lo volvería a hacer porque es un trabajo de locos, hace mal a la cintura, es muy sufrido. Y de las heladas, ni te cuento…

Si fuera posible, ¿cambiaría algo de su niñez?
No, nada, porque fui pobre pero jugaba con mis vecinos y mis sobrinos, era feliz.

Si pudiera elegir una habilidad con la que contar a partir de mañana al despertar, ¿cuál sería?
Me gustaría levantarme siendo modista y peluquera, porque son dos cosas que quise aprender pero por razones económicas no pude hacerlo.

¿Qué características debe tener una persona para que usted quiera tenerla como amiga?
No pretendo nada, que sea como sea. Por supuesto que lo que sí me interesa, es que sean personas honestas.

¿Hay algo que le dé vergüenza?
Cuando me equivoco en algo, después cuando me doy cuenta, ahí me da vergüenza. Y me dan vergüenza ajena algunas cosas que pasan por la tele, también.

Llorar, ¿sirve?
Sí, cómo no. A mí me sirve mucho. Y cuando no puedo llorar, tengo que hacer fuerza para lograrlo porque si no, es como que me duele todo. Es muy bueno descargarse, a mí me cuesta descargarme de otra manera, viste que hay gente que golpea la mesa, se enoja, grita, etc.; yo no.

¿Hay temas con los que no le gusta que se hagan chistes?
Sí, con las enfermedades, no me gusta que se rían de eso. Nunca me gustó.

¿Ha deseado más de lo que ha tenido o ha tenido más de lo que ha deseado?
Con lo que tuve y tengo, estuve y estoy bien.

¿Qué es lo que señalaría como un gran logro en su vida?
Para mí fue un gran logro ir a clases de gimnasia y hacer teatro.

¿Cuál es el momento más difícil que le tocó atravesar?
La muerte de mi marido. Él era loco por el trabajo. Un día en el campo, se bajó del caballo y cayó muerto. Fue hace 14 años. Acostumbrarme a quedarme sin él de un día para el otro, fue muy difícil. Éramos muy compañeros.

Mencione 3 cosas que le gusta hacer.
Cuidar mis plantas.
Los animales. Ahora tengo a Paco, que es un cardenal amarillo; y a Tofi, que es mi perro. Pero tuve ovejas, chanchos, gallinas, gansos, pavos, etc.
Y también me gusta mirar tele, es mi gran compañera, sobre todo pongo los canales locales porque pasan mucha música. Y los sábados y domingos cambio la tele por la radio.

¿Qué la maravilla?
Me maravillan mis nietos, tengo tres: Gonzalo, Agustín y Joaquín.

¿A qué le tiene miedo?
Ahora lo que me da miedo son las catástrofes que pasan en el mundo, como el terremoto del otro día en Italia; y también me da miedo la violencia que hay entre la gente, los asesinatos, ese tipo de cosas.

¿Hay algo en particular que la emocione?
Me emociono mucho cada vez que lo veo a mi marido en videos.

¿Qué es lo que más le agradece a la vida?
Le agradezco mi salud, porque aunque tengo algunos problemas menores, acá estoy, viva hasta que Dios quiera. Y también agradezco los hijos que tengo, Carlos y Miguel, los quiero mucho.

¿Un consejo para los más jóvenes?
Que estudien, porque siempre digo, si no lo hacen, de grande se van a arrepentir. Y que se cuiden cuando salen, como siempre les digo a mis nietos.

A usted, el tiempo, ¿qué le enseñó?

Que no todo el mundo quiere oír la verdad, entonces uno debe pensar bien antes de hablar. No es necesario mentir, pero sí pensar bien lo que se dice, para no hacerle mal a nadie.


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