FÚTBOL Y POLÍTICA
Por Mariano Fernández
El “fulbo”, así como lo escribo, es nuestra pasión. Todo el mundo lo sabe. Y de las pasiones, surgen inevitablemente los negocios. Nada descubro al decir que en el planeta, y en este país, el fútbol mueve millones. De personas y de billetes. Se publicó hace unos días un informe de la Federación Internacional de Historia y Estadísticas de Fútbol (IFFHS), con sede en Bonn, Alemania, donde dice que el argentino es el segundo mejor campeonato de mundo, detrás de la Liga Española y delante del Brasileiro. Pónganle números a eso, en billetes digo, y hágalo con generosidad. Por los derechos de televisación el Estado Nacional pagó 600 millones de pesos a la AFA. Son muchos, para un país con tantas necesidades. Pero también el fútbol, como bien cultural, nos pertenece a nosotros los argentinos y no a un grupo de medios, que al igual que la AFA y Canal 7, hacen su negocio. No me opongo al fútbol para todos, sí al reparto y uso que se hace del deporte. En este momento el deporte nacional (el que piense en el pato es un trasnochado), está atravesando una crisis sin precedentes. En lo deportivo el reciente fracaso en el mundial de Sudáfrica, la eliminación de la copa América en casa y la desaparición de las selecciones juveniles de los podios, son síntomas. Sin pretender herir susceptibilidades, River Plate, descendido, es otro síntoma. Los clubes históricos de la Argentina con pasivos millonarios, al borde de la bancarrota, otro más. Ninguno se salva. Dirigentes casi vitalicios, con quienes las barras bravas mantienen estrechas relaciones; vaciamiento de las canteras de inferiores; nulo desarrollo de infraestructura; y etcétera, etcétera, etcétera. Algunos clubes no tendrían en este momento el dinero para iniciar el campeonato del 2012 a pesar de ventas a cifras exorbitantes, de jugadores. ¿Cómo es que sucedió esto? Dirigentes. Ni más ni menos, con barrabravas de fuerza de choque (hoy en alquiler para un mitin político si es necesario) y la complicidad tácita de nosotros, los hinchas. Corrupción, negociados, campeonatos que ganan o pierden Adidas o Nike, coimas de 20 palos para que Qatar organice un mundial. No es una cuestión nacional, simplemente no escapa a esto la FIFA, la maldita FIFA de la enfermera tetona que se lleva al Diego de la mano… Y justamente Grondona, el vice de esa entidad que presidió muchos años Havelange -el jugador de waterpolo que negoció para la televisación de los mundiales que se juegue en verano a las 5 de la tarde-, es el que nos trae ahora la idea del campeonato extendido. No se confundan, nada tiene que ver River acá, sino el hecho de que la AFA recibiría 1200 millones de pesos por los derechos de televisación del nuevo campeonato. ¿Cuánto vale el segundo mejor campeonato del mundo con sólo un clásico, el que protagonizarían Racing e Independiente? Hace minutos se anunció que la AFA habría enviado una carta documento a Trisa, la poseedora de los derechos de televisación de la B nacional, revocando el contrato. El nuevo formato está en marcha, pero se votará no en octubre, sino en noviembre. Por dos motivos, uno porque en estos momentos se están organizando marchas en todo el país para protestar por la modalidad; y segundo porque hay elecciones presidenciales en octubre, y con la medida que trajo un descontento popular podría salpicarse algún candidato. O candidata. Así se beneficiarían por un lado las arcas de la entidad que preside don Julio; y por otro, un Estado que controlará la emisión de publicidad durante los partidos -entre otras cosas- y tendrá el circo a falta de pan. Fútbol y políticos, siempre de la mano. Increíblemente, nuestro país, a pesar de los dirigentes del fútbol y de los otros, sigue produciendo recursos y futbolistas a granel. Ambos tienen el mismo destino, enriquecer la vida en países del hemisferio norte. Fútbol y políticos. Al menos el fútbol nos dio alegrías alguna vez. Pese a todo, a no olvidar jamás el axioma maradoniano, impecable como su gambeta: la pelota… la pelota no se mancha.
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