Cronistas de a pie

CATALUÑA INDEPENDIENTE


Por Ana Guerberof

ana.guerberof@gmail.com

Desde España
El 11 de septiembre es la fiesta nacional de Cataluña, la llamada Diada. Se preguntaran qué se celebra en este evento patrio: ¿Una gran victoria del pueblo catalán frente a un invasor? ¿El nacimiento de un héroe nacional? ¿La muerte del padre o la madre de las letras catalanas? Pues no. El 11 de septiembre se celebra una derrota acaecida en 1714. Se trata de la caída de la ciudad de Barcelona y la consiguiente eliminación de las instituciones catalanas. Se desea conmemorar la valentía que manifestó la ciudad durante catorce meses de sitio. Digamos que la fecha simboliza así el espíritu de lucha y de sacrificio del pueblo catalán frente a la dominación extranjera. Este día se declaró fiesta nacional de la “región” (noten, por favor, el entrecomillado) desde la llegada de la democracia y más concretamente desde la instauración de las comunidades autónomas. No pocos quebraderos de cabeza provocan dichas autonomías a más de un político, en especial si se trata de Cataluña o Euskadi (País vasco).
Para nosotros que tenemos un país más “uniforme” (sé que existen diferencias quizás más acuciadas entre la capital y las provincias pero no precisamente por una marcada diferencia cultural con deseos de ser países distintos) es difícil identificarse con aquellos que se declaran de uno u otro “bando” (pertenecer o no a España). Si además se trata de alguien, como es mi caso, que no cree demasiado en las naciones como lugares con fronteras cerradas con la exaltación de la patria, la bandera, el escudo y el himno, la identificación es aún más difícil.
En cualquier caso, en la Diada suele tener lugar una manifestación de cierto corte independentista. Muchos salen a la calle cubiertos con distintas banderas (la senyera, bandera actual, o estelada, bandera de una Cataluña independiente) mientras corean consignas patrias. Este año la manifestación adquirió unas dimensiones masivas que preocuparon no sólo a Rajoy & Co., sino al propio gobierno catalán que, ni corto ni perezoso, decidió convocar elecciones anticipadas so pretexto de un posible referéndum de autodeterminación. La jugada podría ser magistral si no fuera un tanto burda. Ante la crisis, el gobierno catalán no ha cesado de hacer recortes en educación y sanidad (con el lógico descontento de la población) y ha pedido un rescate al gobierno central. La eclosión independentista de la Diada se presentó como una ocasión perfecta para no sólo desviar la atención a otros temas sino evitar que se investiguen ciertos casos de corrupción dentro de sus filas. ¡Ojo!, no estoy diciendo aquí que el sentimiento independentista catalán no exista, que no sea justificable o deseable (sería otro el debate), pero el gobierno actual muestra un oportunismo evidente y no establece una propuesta concreta que explique los pasos que se seguirían en caso de una escisión real. Como telón de fondo intenta convencernos de que si Cataluña gestionara sus cuentas saldría de la crisis y que ellos no son los responsables de casi nada. En la actualidad, el fisco central recauda de todos los ciudadanos y luego transfiere una cuantía proporcional a cada autonomía, pero muchos querrían que la comunidad recaudara el dinero para luego contribuir al gobierno central. Muchos catalanes dicen estar hartos de pagar y no obtener nada a cambio. Otros dicen estar hartos de los catalanes y sus demandas.
Es posible, entonces, que haya llegado el momento adecuado pero me surgen varias preguntas: ¿tendré un pasaporte nuevo con otra nacionalidad? A este paso que me den uno internacional y santas pascuas. Si hablo catalán y no soy catalana ¿puedo optar a serlo? Si soy catalana pero no hablo catalán ¿hay que hacer un curso acelerado por internet? Si no puedo o quiero ser catalana pero vivo en Barcelona ¿necesito un permiso de residencia? Esta opción me genera ataques de ansiedad. Pero seguramente la pregunta más importante sea: ¿en qué liga jugará el Barça y, por consiguiente, nuestro querido Messi?

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