TEMAS QUE SÍ, Y TEMAS QUE NO
Por Guillermo E. Mermoz
Escuchar que “la sociedad Argentina está dividida”, es a la vez de preocupante, una realidad. Más aún palparlo en las mesas de bares, colas de los Bancos, reuniones familiares, verdulerías, y las hoy omnipresentes redes sociales. Con pasión futbolera, detractores y simpatizantes del gobierno, polemizan y debaten sobre cada iniciativa que toman uno y otro lado. Un de esos lados, está conformado por el gobierno de Cristina Fernández; y una muy heterogénea mezcla de sectores, conforma el otro lado. La pertenencia a cada uno de estos extremos, se define en ocasiones más por sus opuestos y enemigos que por una identidad propia. Los opositores, no han sabido o podido consolidar posiciones, y los cacerolazos son el cáliz del que todo el espectro de este sector, quiere beber. El gobierno, por otra parte, intenta y ha logrado encolumnar franjas del peronismo y parte de la sociedad que rechaza las políticas liberales de los ‘90. Así visto, el panorama parece ser regido por una polaridad total y absoluta. Paradójicamente, hay una gran cantidad de temas en los que a nivel supra, pareciera existir, sino un tácito acuerdo de no agresión, coincidencias generales. Así, la desaparición de Julio López, ocurrida en democracia, sumando recientemente un nuevo aniversario, el cual pasó desapercibido salvo manifestaciones que no tuvieron cobertura de los grandes medios. También en derechos humanos, la muerte de Mariano Ferreyra, no es más que un ladrillo periodístico para la oposición y la amistad de sindicalistas involucrados, un lastre para el gobierno. Otro tema central, en el que parece haber acuerdo, es en el pago de la deuda externa. Ambos gobiernos Kirchner, son los que más han pagado. También han incrementado el monto de la misma, aun después de la quita del 70%. Si bien la oposición, en su versión más periodística, utiliza esto para pronósticos agoreros sobre la economía de los años que vienen, coincide en los “porqué”, cuestionando sólo los “cómo” del asunto. Las consecuencias de los pagos de la deuda, sobre todo los recientes canjes de los Boden 2012 (más de 2.150 millones de dólares, abonados en su mayoría a fondos inversores) y los vencimientos de la cuota PBI en diciembre (otros 3.500 millones) son ajuste y la necesidad de una política fiscal que incluye el cobro de impuesto a las ganancias a los trabajadores. También la negativa del aumento del 82% a los jubilados, tiene su raíz allí. La cuestión YPF, que fue otra divisoria de aguas, hoy transita caminos más relajados, cuando los funcionarios del gobierno nacional negocian la venta de parte del paquete accionario a empresas estadounidenses, chinas, rusas e inglesas (algunas de ellas, socias de Repsol). Otra vez coincidencia, frente al fantasma de la estatización. Negociación enmarcada por un conflicto diplomático con el Reino Unido por Malvinas. En la cuestión cambiaria, de fondo, encuentra coincidencias una vez más. No en las restricciones a la compra de dólares, sino en la mas gravitante cuestión de la devaluación. La Sociedad Rural, sectores del macrismo y duhaldismo, apuestan a un “sinceramiento” del dólar, y encuentran en el dólar blue semi-oficializado, un hecho favorable. El gobierno nacional autorizó recientemente el aumento del gas en la boca del pozo a las petroleras de $0.15 a $0.60 el metro cúbico (un 300%) y un 150% en el barril de crudo para exportación, pero paralelamente pide racionalidad a los sindicatos en las negociaciones salariales y se imponen topes. La oposición, cuestiona duramente la inflación, pero calla y otorga en cuanto a política salarial. Le ley antiterrorista y la impulsada ley de semillas, tiene más desencuentros de forma que de fondo, entre gobierno y oposición. La disociación que parece haber entre sectores, se desdibuja en cuestiones prácticas y en más de una votación en las cámaras. Los cacerolazos, son una expresión, un emergente, que rápidamente se puso en el centro de la escena, por medios y partidarios afines tanto al gobierno como a la oposición, haciendo hincapié en la justicia o irrealidad de sus reclamos. El interés en que todo sea visto desde esta óptica dual, de “o con ellos o con nosotros”, es sugerente. Mientras tanto, entre los negros y blancos absolutos, el gris parece ser el color de la realidad.
No parece que haya una izquierda real sino una política económica liberal salpicada con políticas sociales (como pasó en la España de Felipe González) por eso la derecha no sabe bien qué criticar, si la política económica en el fondo les beneficia, entonces se crean bandos basados en lo superficial. Creo que estaría bien madurar como ciudadanos, informarse y no intentar entrar en los buenos y los malos sino en qué medida me parece buena/justa y cuál, no lo es (Ahora me linchan por este comentario)
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