Editorial - Junio 1º


Esta edición Nº 43 contiene en sus páginas centrales la reforma en el sistema de evaluación de la educación argentina, que se aplicará ahora desde el nivel inicial, pasando por el primario y el secundario, a partir del segundo semestre del año.
Resulta interesante escuchar –y en este caso leer- las opiniones de los directivos de los establecimientos educativos, sobre esta decisión que ha tomado el Ministerio, porque son ellos más que nadie quienes palpan día a día las realidades concretas que se vivencian tanto con los niños y adolescentes, como con los profesionales que trabajan junto a ellos y con las políticas a las que deben ceñirse.
Resulta también importante destacar, la poca repercusión que ha tenido el tema en los debates televisivos, radiales, así como en la prensa escrita. A rigor de sinceridad nos enteramos de la medida por un artículo publicado en el diario La Capital, que remitía a la página del Ministerio de Educación, donde se ampliaba algo más la cuestión. Este comentario no tiene por intención criticar a nuestros colegas sino repensar entre todos qué lugar le damos al tema, cuánto nos ocupamos en saber de él para poder entonces cooperar o intentar mejorarlo; en definitiva, qué escalón ocupa la educación en nuestra pirámide de prioridades.

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