Editorial

Todo requiere ejercicio, para ir al menos subiendo hacia la cúspide de la pirámide donde, sabiéndose inalcanzable, reside solitaria la perfección. ¿Cuántos lienzos habrá desechado Van Gogh, en el proceso que luego le permitió pintar su famosa “Noche estrellada”? ¿Cuántos ensayos fallaron dentro de los laboratorios, hasta poder lograrse las drogas que han disminuido notablemente las muertes por SIDA, reduciéndolo en muchos casos a una enfermedad crónica pero no fatal? ¿Cuántos intentos hizo cada uno de nosotros, hasta poder trazar una letra medianamente entendible, allá por los comienzos de la niñez? El debate también requiere entrenamiento y ejercicio, para depurar cuestiones que no hacen a la esencia de los planteos centrales, aunque sean el reflejo de problemáticas igualmente atendibles, solo que en otros ámbitos. Pero, digámoslo, la participación de la gente y la discusión como herramienta indispensable para lograr entendimientos, son elementos alentadores que han dicho presente en las Asambleas de la Cooperativa Eléctrica. Ojalá ese espíritu se replique respecto a otras instituciones y temas. Ciudadanía participativa, la mayor herramienta de contralor social.

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