Editorial

Todos los años en enero y febrero damos lugar a lo que llamamos: Edición de Verano. Ello implica menos páginas y temas un poco más livianos. Lo primero se debe a que los anunciantes suelen descansar después de las fiestas (quienes como ustedes saben, son el sostén de todo medio) y de paso se tiran a la hamaca paraguaya también unos cuantos redactores. De todos modos en esta ocasión, para nuestra satisfacción, nos ha quedado chico el espacio así que ya en febrero aumentaremos nuevamente la cantidad de información. En cuanto a los temas más livianos, la idea es, con este material, ofrecer una especie de válvula de escape, para descomprimir un poco de las presiones que genera el año en sus más variados rubros. De todos modos la elección de recomendar ficción (libros y películas), tiene en cuenta el mayor tiempo de que se suele disponer en verano para dedicarse a ellos, y el maravilloso camino que implica sentarse a disfrutarlos, una especie de “irse” por un rato, para volver diferentes, modificados, y casi siempre enriquecidos.
Esto no implica pensar ni instalar la idea de que nada “importante” sucede desde el ángulo informativo, como para tomarnos esta licencia. Los saqueos cercanos a las Fiestas y los muertos que implicaron esos actos; el fallo absolutorio a todos los imputados en el caso Marita Verón; el cáncer que sigue matando con una celeridad pasmosa, al menos por estos lares; y tantos otros temas, nos preocupan y ocupan, investigando como podemos, proyectando nuevos esquemas para darles la mayor cantidad de datos posibles, para que ustedes pueda tomar sus propias decisiones, en aras, ojalá así sea, de que entre todos podamos hacer de este mundo, un lugar mejor.
Bienvenidos al 2013 y a El Observador Nº 35.

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