Por Sebastián
Muape
Ya sea por
decisión propia o como ocurre en la mayoría de los casos, por iniciativa de la
dirigencia de los clubes, el fútbol argentino vive un éxodo masivo de
Directores Técnicos en cada inicio de temporada o, en su defecto, en apenas
algunas fechas disputadas del certamen. El palabrerío dirigencial apunta a
proyectos a mediano y largo plazo; pero rara vez ocurre, la inestabilidad de
los DT es alarmante y de esa manera no hay planificación que se sostenga. Estas
son algunas de las claves para que la gestión de los entrenadores, cada vez se
vea más socavada y con menos respaldo por parte de los futbolistas.
Panorama 2015
En el inicio de la temporada anterior, allá por el lejano
febrero 2015 y con el súper poblado torneo de treinta equipos en ciernes, se
decía que una de las principales ventajas de la competencia anual, era que los
equipos no tendrían las urgencias habituales de los campeonatos cortos (a una
rueda), donde perder un par de partidos implicaba quedarse tempranamente fuera
de competencia. Sin embargo una vez comenzado el año futbolero y transcurridas
apenas diez fechas, ya eran siete los DT despedidos. Un mes más tarde, es decir
con catorce jornadas completas, la lista llegaba a catorce entrenadores
desempleados. Mauricio Pellegrino en Estudiantes, Gallego en Newell’s, Merlo en
Colón de Santa Fe, Jorge Almirón en Independiente y Martín Palermo en Arsenal,
fueron los casos más resonantes. Una locura absoluta, de esta manera no hay
proyecto sustentable.
Para el presente calendario, el panorama no es muy
distinto y ya en diciembre del año pasado, los alejamientos continuaban, con
algunas importantes observaciones. Miguel Ángel Russo se alejó por su cuenta
del banco de Vélez, ante la austera planificación de sus dirigentes, en la cual
decidieron no contratar importantes refuerzos y apostar casi exclusivamente a
jóvenes de inferiores. Entendió Russo que ante tal panorama, las chances de
pelear el título eran mínimas y pegó el portazo.
Gabriel Milito dijo que se había quedado sin fuerzas para
continuar en Estudiantes de La Plata y dio un paso al costado, después de ocho
meses de trabajo. Nelson Vivas lo sucedió en el cargo.
Diego Cocca hizo lo propio en Racing, una vez que
clasificó al conjunto académico para la presente edición de la Copa
Libertadores, dejando en el camino nada menos que a su vecino Independiente. “Busco nuevos desafíos” argumentó, como
si disputar la Copa con Racing no lo fuera.
Otro caso similar de alejamiento voluntario, fue el de
Bauza de la dirección de San Lorenzo, antes de finalizar la temporada 2015. El
equipo de Boedo consiguió con el
“Patón”, la Libertadores 2014 y un año después el DT se alejó, habiendo dejado
a su conjunto clasificado para la edición en curso de la competencia
continental.
Panorama 2016
Esta temporada también tuvo sus cesanteados, de esos que
nunca faltan. Antes del inicio, Jorge Burruchaga reemplazó a Astrada en Rafaela
y Mauro Camoranesi hizo lo propio con Gustavo Alfaro en Tigre.
Una vez iniciado el torneo más extraño del mundo (y por
qué no del Universo) y tras perder el clásico de Rosario frente a Central en la
segunda fecha, Lucas Bernardi fue despedido de la dirección técnica de Newell’s
Old Boys, habiendo disputado apenas dieciocho partidos. Bernardi, quien es un
emblema en el Parque Independencia, perdió el apoyo de dirigentes, hinchas y
hasta de su propio vestuario. Maxi Rodríguez, el jugador más importante del
plantel rosarino, mantuvo profundas diferencias con él.
Diego Osella asumió el cargo, tras una ruidosa salida de Olimpo, marcada por
declaraciones cruzadas entre él y el presidente del club de Bahía Blanca,
Alfredo Dagna.
Por último, nos ocuparemos de la situación más
inentendible en materia de Técnicos discontinuados, que no es otra que la de
Rodolfo Arruabarrena y Boca Jrs. El “Vasco” finalmente y tal lo que se preveía,
dejó de ser el conductor del equipo de la Ribera, después de perder con Racing
por uno a cero en la quinta fecha del torneo local. Daniel Angelici, presidente
del club, tomó la decisión en medio de una llave copera también vs Racing y
días antes del Superclásico en Núñez. El reemplazante es Guillermo Barros
Schelotto, quien viene de un paso fallido por el Palermo italiano.
Teniendo en cuenta que Arruabarrena llegó tras una desastrosa
tercera etapa de Carlos Bianchi, nada menos; que consiguió darle cierta
identidad a su equipo, lo cual lo llevó a conseguir el torneo de treinta
equipos 2015 (después de 4 años) y la Copa Argentina, es poco menos que
incomprensible su salida. Cuestiones de apreciación de lado, la realidad indica
que los hinchas ya no lo bancaban y si bien manifestaban su cariño hacia el “Vasco”,
pedían su alejamiento. La Comisión Directiva le quitó apoyo después de perder
la final de la Supercopa Argentina frente a San Lorenzo y por si fuera poco,
los fantasmas de las eliminaciones frente a River y un verano donde perdió los
dos Superclásicos, hicieron lo suyo.
Trabajo minado
El mercado absolutamente volátil de los DT’s en
Argentina, no muestra síntomas de cambio ni de que vaya a convertirse en algo
estable. Tal lo mencionado anteriormente, los proyectos sólo existen desde lo
dialéctico, no en el día a día. Ricardo Caruso Lombardi, dijo que, teniendo en
cuenta que durante este torneo corto sólo habrá un descenso por promedios,
muchos clubes aprovechan para recortar sus presupuestos, contratando técnicos
nóveles, económicos y sin trayectoria, lo cual atenta contra los intereses de
los ya reconocidos y experimentados, cuyos salarios son altísimos en algunos
casos. Es una observación muy valedera de alguien que, más allá de algunas
polémicas situaciones vividas, siempre es interesante escuchar y analizar.
Hoy por hoy, los Técnicos más firmes en sus cargos son
Marcelo Gallardo en River, Eduardo Coudet en Rosario Central y el Ruso Ricardo
Zielinski en el banco de Belgrano de Córdoba, desde el año 2011. El contraste
entre éstos y aquellos que no llegan a completar siquiera un torneo es notable,
sobre todo desde los resultados. Significa entonces que mantener al entrenador
en funciones sí arroja beneficios y les reporta importantes ingresos a los
clubes, canchas llenas, transferencias millonarias de sus jóvenes valores,
participación en competencias internacionales, lo cual incrementa
exponencialmente los ingresos por derechos de televisación, suscripción de
nuevos socios, entre otras ventajas.
La próxima temporada del fútbol argentino constará de un
torneo anual, veremos entonces si las decisiones pasan por sostener la gestión
de los entrenadores o si simplemente los dirigentes se van a dedicar a declarar
lo conveniente, mientras van minando el trabajo de quienes asumen los desafíos de
llevar a los equipos al éxito.
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