Cine

CORAZONES DESASOSEGADOS

“LOS AMANTES”
Por Lorena Bellesi


La película Los amantes (“Two lovers”) vuelve, una vez más, a discurrir sobre una cuestión que afecta, de un modo u otro, a todos por igual: el amor. A pesar de las discrepancias que esta cuestión acarrea, existe una coincidencia general que supera cualquier egocentrismo recalcitrante: la necesaria presencia del Otro. El director James Gray, entonces, centra su atención en la construcción de pocos pero sólidos personajes, los cuales consiguen verse sumamente auténticos gracias a las grandes interpretaciones de los actores en cuestión.
Lo melodramático se cuela por entre el argumento, para poner en primer plano los sentimientos. El crucial momento que viven sus infortunados protagonistas, se caracteriza por la incertidumbre de las circunstancias que les toca sobrellevar. Fundamentalmente, la cámara sigue a Leonard (Joaquin Phoenix), un joven, no tan joven, que después de fracasar en una relación de muchos años, lo que lo llevó a intentar suicidarse, vive ahora con sus padres en Brooklyn. Una velada tensión se sucede minuto tras minuto, y tiene como principal protagonista a este ser desestabilizado, que se ve tironeado por la presencia en su vida de dos mujeres: Michelle (Gwyneth Paltrow)  y Sandra (Vinessa Shaw). Ambas representan valores y mundos totalmente opuestos.
Desde el primer momento que la ve, Leonard se siente irracionalmente atraído por la encantadora y de porte refinado, Michelle, su nueva vecina. Una independiente joven que resultará estar tan dañada como él, ya que sufre las miserias de ser la amante de su propio jefe. Como emblema de los tiempos que corren, los dos, Leonard y Michelle, padecen trastornos definitivamente actuales: él es bipolar y ella fue diagnosticada, en su momento, con TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad). El director sólo menciona esta coincidencia para hacer contemporánea la historia, para que quede registrado el rótulo con que la sociedad los estigmatizó y, en cierta medida, los condenó.
Por otro lado, las apariciones de Sandra, en general, están enmarcadas en el ámbito de lo familiar. Se trata de una joven que aporta muchísima calidez al film. La serenidad y la amabilidad con la que se desenvuelve, hacen de ella un puntal enorme, que compensa la inestabilidad emocional de Leonard. Sus palabras son sinceras, no tiene nada que ocultar y está segura de lo que desea. Además, entre las familias de ambos está pendiente la posibilidad de una fusión empresarial (son dueños de tintorerías), que fortalecería, en gran medida, el futuro del joven. Pero lo más significativo resulta ser, el hecho de que los dos son miembros de la comunidad judía. En consecuencia, la tradición se patentiza en los diferentes rituales que comparten. Los mandatos están ahí sin imponerse del todo, aunque regulan la intensidad del relato. Isabella Rossellini interpreta a una benevolente madre, quien le deja muy en claro a su hijo, que por encima de todo está la felicidad de él. De esta forma la presión parece ceder unos centímetros.
Los amantes es una película que para nada banaliza el romance, todo lo contrario. Lo emocional transita a la par del conflicto existencial. Dice Leonard: “Ni siquiera entiendo cómo es ser yo mismo en este momento”. Tal encrucijada lo confina a un estado de inseguridad, totalmente contraproducente para su propia integridad. Dispuesto a tomar el mando de su propio destino, enfrenta los riesgos de no dejar pasar las oportunidades. En consiguiente, las certezas se desvanecen y crece en él una punzante angustia que le devuelve el vértigo de estar vivo. Con una fotografía que prioriza la gama de los grises, la neutralidad de los colores combina perfectamente con la inquietud interior de la mayoría de los personajes. Con esos seres preocupados, pero dispuestos a intentarlo una vez más.



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