¿Qué es el respeto?


Por Dachi

“La libertad tuya termina donde empieza la del otro”, decía mi vieja insistentemente durante mi infantopuberadolescencia, tratando de masacrar mi cerebelo con esa cantilena sobre el respeto.
Nunca me esmeré en averiguar si el respeto era sinónimo de libertad. Preferí dejarme llevar por mi libertad hasta sus confines. Si es que los tiene.
Luego pensé que el límite de la libertad era como pensar en la mitad de la eternidad. Pero apareció en mi vida la cuadratura del círculo y empecé a meditar sobre la importancia de Einstein. O mejor dicho, en la relatividad que el geniecillo judeoalemán instaló en mis entendederas.
La relatividad, pavada de concepto…
Cómo insertar la relatividad entre el respeto y la libertad, pensaba, mientras mis amigos apuraban una pizza de mussa cada tres ferneses con coca. Y aún más, mientras ellos enarbolaban orgullosos conquistas de mujeres por doquier y reservaban los últimos dos minutos de reunión para recordar “ya es tarde, la bruja me debe estar esperando”… Y se iban, para entrar en puntitas de pie, para que la bruja no se despertara y empezara con esa retahíla de preguntas inquisidoras para saber dónde habían estado. Qué brujas eran. Antilibertarias, irrespetuosas, avasalladoras de espacios propios. Porque, claro, todo es relativo diría Albertito.
¿Qué es el respeto, qué es la libertad, si todo es relativo?
Y aquí empieza esta nota que surgió aquella noche, cuando la directora observadora me apuró diciendo ¿querés escribir?, dale, son 4000 caracteres, pero… ¿de qué vas a escribir? Del respeto, le dije. Faltó que me dijera “no me lo empecés faltando”, pero aproveché su omisión y aquí estoy tratando de contarles qué pienso del mismo en estos tiempos de cólera.
En lo político: Sin entrar en desgloses grondonianos, es saber bancar al otro. Pero ojo, bancarlo porque: 1) se lo escuchó; 2) se lo comprendió; y por encima de todo, 3) no se pensó en su exterminio cuando se lograron los dos primeros pasos. Es “soportar” la democracia hasta que inventemos un sistema superador, más novedoso o má mejor, como diría mi amigo el Chueco. Es no querer voltear ni boletear porque el otro no comparte nuestras ideas.
En lo social: Es bancar las diferencias. Solidarizarse con aquel al que menos bola le dio la vida y se tuvo que joder con lo que su estrato social le deparó desde que puso sus patitas en este mundo. Respeto es tener en cuenta que algo de suerte hubo en nacer donde lo hicimos. No siempre esforzarse y romperse el tuje todo el día alcanza para todos. Si hasta la portación de color de piel a veces condiciona.
En lo económico: Es no pasar por encima al otro porque “hiciste la diferencia”. Dejar de lado esa soberbia que algunos llevan encima porque la sociedad los etiquetó exitosos buscando mucho en sus bolsillos y poco en sus valores.
En lo afectivo: Es hacerse cargo de la responsabilidad y la redundancia que implica el implicarse con otro. Es dejarse libres descansando en ese respeto. Es amigarse con la alteridad, es decir, “mis problemas” valen como los tuyos y viceversa. Es cagarse en una sociedad machista y tratarnos, hombres y mujeres (considerando las infinitas permutaciones), de igual a igual, de corazón a corazón.
Luego de esta breve recopilación de respetos imprescindibles, vuelvo al tema de la relatividad. ¿Einstein tenía razón? Bah, la verdad que en esto, la relatividad es lo más absurdo que se me ocurre. No debería existir ese término cuando hablamos de respeto y libertad. En estas épocas, lo relativo, es pensarlo desde cualquier cabeza pero no por otra cabeza: Si me pasa a mí, vale; si te pasa a vos, me cago… Si gano una elección, la democracia funciona; si la pierdo, hay dictadura. Si un rubito de clase media/alta roba fue por algún problema psicológico y hay que tratarlo; si un negrito de clase baja roba fue por algún resentimiento y hay que matarlo (porque además se drogan). Si el hombre engaña, es un piola bárbaro; si la mujer lo hace, es una zorrita. Si te engaño es porque me descuidaste; si me engañás es porque sos un atorrante hdp. Tengo más… Pero llegué al límite de los 4000 caracteres.
Sólo me resta decir: respeto es libertad sin relatividad.
Vos ¿qué pensás?
Decilo con total libertad… contás con todo mi respeto.


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