Deportes / Incertidumbre absoluta

Por Sebastián Muape / sebasmuape@gmail.com


El querido y bello fútbol argentino. El adorado, maltratado y manoseado fútbol argentino. Pobrecito nuestro amado fútbol argentino. Lo han convertido en una calesita infame, en un funesto desfile de máscaras aterradoras y a pesar de todo ello, todavía nos mantiene en vilo, esperando el ansiado pitazo que nos hará olvidar absolutamente de todo. Claro, porque cuando en dominicales tardes de nuevo césped, las casacas y las banderas ondeen en melodías masivas, ya habremos olvidado que el fútbol argentino, enfermo terminal, ha sido colonizado por actores que poco saben de once contra once, porque lo único que buscan es usarlo, vaciarlo, venderlo, violarlo. Muchos minutos de silencio, en honor al deporte que se dio un baño de pus, el mismo día en que los políticos empezaron a tomar decisiones.

El jueves 2 de marzo fue un día oscuramente histórico, otro quiebre en el penoso andar de nuestro deporte favorito. Más allá de lo difícil que resulta explicar las diferencias dirigenciales de quienes intentan tomar decisiones en eso que se llama “AFA”, de deshilachar los intereses contrapuestos de los presidentes de los clubes más poderosos del país, de echar luz sobre la relación del gobierno con toda esta caterva de malvivientes, está la deuda que mantiene el mismo gobierno con AFA y por ende con los clubes. Claro, el Estado decidió, con buen criterio, rescindir los contratos que ligan las arcas oficiales con la entidad madre del fútbol, en ese negocio espurio llamado “Fútbol para todos”, pero esto tiene un costo millonario, trecientos cincuenta millones de pesos. De esos millones quieren mamar los presidentes de todos los clubes del país, alegando que no tienen forma de poner en funcionamiento sus instituciones, porque ni de lejos llegan a cubrir una mínima parte de sus costos fijos. La pregunta obligada sería, ¿qué fue lo que pasó con la inyección de dinero que recibieron durante casi ocho años, de parte del Estado? ¿Dónde fueron a parar esos cientos y cientos de millones de pesos, de dólares, de libras, de yens, llámele como quiera mi amigo? Hoy los clubes están quebrados, vacíos, vaciados y sin embargo no hay un solo dirigente investigado, auditado, encerrado. Han devastado las instituciones, las han saqueado, han mantenido durante décadas un compromiso mafioso con julio grondona (permítame la minúscula, sólo esta vez), de esa mano hedionda supieron lamer todos y cada uno. Los que están ahora, los que se escaparon como ratas inmundas y hoy no pueden caminar siquiera por su barrio, y los que se fueron acomodando de acuerdo al mandato político al que responden. Pero esos capitales jamás fueron destinados a la grandeza del futbol, claro; es que cada fin de mes venían los cheques, cambiados oportunamente en cuevas amigas de AFA, y la ronda interminable seguía dando dividendos. Mire si estará mal el fútbol argentino amigo, que usted y yo tenemos la amarga sensación de que con Grondona, este caos no hubiese durado ni un solo round. Mire lo mal que le habrán hecho no sólo al futbol, al deporte en general. Sergio Marchi es el oscuro e  intermitente responsable de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), es el hombre que empujó a los jugadores a hacer un paro y no comenzar la competencia el viernes 3 de marzo, tal lo que estaba estipulado vaya uno a saber por quién. Marchi es el mismo dirigente al cual le encontraron algo así como cuatro millones de dólares que jamás pudo justificar, ese tipo es el mismo que dice velar por los intereses económicos de los jugadores. Mire usted.
A horas del supuesto reinicio del torneo, desde Agremiados dijeron que el dinero no llegó a AFA. Desde el gobierno aseguraron que los fondos fueron girados en tiempo y forma, pero que burocráticas trabas administrativas, retrasaron la acreditación correspondiente. Algunos clubes, principalmente los de Primera, estaban dispuestos a jugar, inclusive con juveniles, en caso de que los profesionales fueran al paro. Los clubes de las divisiones de ascenso, ni de cerca veían con buenos ojos la posibilidad de empezar a competir en esas condiciones.
La prensa manipula, desinforma, especula y versea, siguiendo estrictamente los mandatos que la corporatividad de los medios, minuciosamente indique. Los futbolistas de la máxima categoría, en conjunción con los deseos de cada uno de sus Presidentes, se muestran solidariamente consustanciados con la penosa situación de sus colegas de divisiones menores, algunos de los cuales no cobran desde octubre del año pasado. Los máximos mandatarios de los clubes más grandes del país, se enfrentan en ridículas batallas dialécticas, mostrando kilómetros de hilacha y una ambición absolutamente desmedida por cazar una tajada de poder. En medio de este caos maloliente, se rifan los derechos de televisación, uso y explotación de la imagen del fútbol argentino. Los sobres de los oferentes se abrirán un día de estos, no sabemos cuándo y en teoría en esa instancia, un cuerpo colegiado (jajajajaja, discúlpeme una vez más), decidirá cuál es la mejor propuesta. Por su parte FIFA, amenaza desde el horizonte con sancionar a AFA, si ésta no deja que sea la Confederación sudamericana de fútbol (CONMEBOL), la que evalúe la idoneidad de los candidatos a quedarse con el sillón de la calle Viamonte. Cabe mencionar que los “capangas” argentinos, deseaban que el estamento que determine dicha idoneidad, sea el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.

Respire amigo, dese un trago de aire puro, haber pasado por las líneas anteriores es nocivo para su salud y también para la mía, créame. Sepa también que es muy difícil escribir este artículo, porque no hay forma de ser certero en los pronósticos, todo puede haber cambiado mientras usted abre este querido periódico. Por eso no nos atrevemos a dar nombres de candidatos, no separamos dirigentes según su postura, porque no hay postura. Sí puedo decirle con todo énfasis, que nada de lo que pasa es creíble, que los discursos están vacíos, que nadie piensa en los hinchas, ni en el deporte, ni en la camiseta. Los únicos románticos somos usted y nosotros, el resto, con el cuchillo entre los dientes, salen a jugarse un puesto, una tajada, un asiento, para poder seguir morfando de nuestro querido fútbol argentino.


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