¿QUÉ SECRETO GUARDAN LAS ROSAS?
Por Verónica Ojeda de Razzini
Técnica en Parquización Urbana y Rural
veronicaojeda48@hotmail.com
Un sinfín de poesías las incluyen como protagonistas dentro de sus versos; leyendas y mitos giran a su alrededor. Símbolo del Romanticismo por excelencia. ¿Dónde repara su secreto? ¿En el color, en el aroma?
La rosa data de épocas remotas. A través de los siglos estuvo al lado del hombre y ha tenido un peso importante en innumerables hechos de la historia de la humanidad. Las podemos ver en pinturas y esculturas; a manera de ornamentación en muchos objetos de arte y como flor de corte con elegante presencia en reuniones sociales hasta nuestros días. Además es utilizada como materia prima de perfumes, cremas y tés.
Hasta fines de 1800 eran arbustos de grandes dimensiones que crecían y polinizaban solos por lo que tenían una sola floración; luego, ante la gran demanda, en 1867 se obtuvo la primera rosa híbrida producida por el hombre.
El género Rosa pertenece a la vasta familia de las Rosáceas, son arbustos de hábitos y crecimiento diferente, de distintas formas y colores, tamaños, con o sin perfume, dobles, semidobles, pueden tener entre 50 y 70 pétalos y las hay con más de 100.
Hoy en día son muy cultivadas, utilizadas como trepadoras son floribundas y su denso follaje permite crear una especie de cortina que oficia de seto; además con flores y aroma; ¿qué más les podemos pedir? Se adaptan muy bien a estructuras, lo que permite que podamos cultivarlas en macetas.
Hay especies muy bien logradas que permiten crear setos bajos cargados de flores, como por ejemplo la Rosa Iceberg de una floración densa y de color blanco que va muy bien acompañando caminos o accesos a entradas principales, o formando grandes macizos en espacios públicos. Verdaderamente una postal.
En el mundo hay más de 40.000 especies clasificadas y otras tantas sin clasificar, no todas están a la venta, algunas sólo son de exposición. Dentro de esta clasificación encontramos a las Silvestres, que son las variedades de rosales encontrados en su estado natural, sin la intervención de la mano del hombre.
Las Rosas Antiguas datan del año 1500, donde el hombre comenzó a cruzar las especies; se presume que desde la época de los romanos se realizaban muchas de estas prácticas. Tienen una sola floración y son muy perfumadas, necesitan espacios amplios para crecer.
Las híbridas de té nacen de una cruza de rosales europeos y otras originarias de China. Son las más famosas entre las rosas, se las llama así porque se utilizaban como flor de corte para ornamentar la mesa a la hora del té y no por su color.
Las floribundas son las que nos proporcionan muchas flores en una misma planta. También son fruto de una hibridación, las plantas son más pequeñas pero cargadas de ramilletes, a veces con perfume; otras vienen en distintas formas y colores y florecen continuamente, lo que hace que sean muy utilizadas para grandes canteros y para combinarlas con herbáceas.
También hay una especie de Rosales Miniatura resultado de hibridaciones, permiten el cultivo en maceta y pequeños jardines no requiriendo grandes cuidados.
Las Arbustivas pertenecen a un nuevo grupo y son híbridas que resisten mucho el frío ya que provienen de Europa con abundante y constante floración.
Los Rosales Ingleses, símbolo de ese país desde épocas medievales, tienen la forma, el carácter y la fragancia de la rosa antigua con la ventaja de las rosas nuevas, un mayor rango de colores.
Por último las trepadoras, provenientes del hemisferio norte, eran grandes masas verdes con una sola floración al año, con el tiempo y las hibridaciones se fueron logrando y mejorando variedades de trepadoras de una infinidad de colores, tamaños, varias floraciones y constantes; son muy utilizadas en pérgolas y estructuras.
Un rosa guardada en un libro, una rosa en la mano de una novia, una rosa robada y que alguien regaló en secreto. Por su belleza, por su fidelidad y su nobleza, por ser capaz de guardar las más grandes emociones y porque seguro en algún momento una rosa movilizó algún sentimiento con su fragancia, un lugar, un momento, un recuerdo de la infancia, el primer novio; y porque a pesar de las espinas valen la pena, cultivemos una rosa.
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