Las plantas medicinales son remedios seguros y eficaces para
tratar una gran variedad de patologías; sin embargo, si se las utiliza de
manera inadecuada pueden dar lugar a problemas de salud.
Por Romina Bianchini / Farmacéutica – Dra. en
Cs. Químicas
¿Qué son?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió “planta
medicinal” en 1978 como cualquier planta que, en uno o más de sus órganos,
contiene sustancias que pueden ser utilizadas con finalidad terapéutica o que
son precursores para la semisíntesis de principios activos farmacéuticos.
Haciendo un poco de historia,
podremos encontrar que el empleo de plantas con fines alimenticios y
medicinales se remonta hacia varios miles de años antes de Cristo. El hombre
fue aprendiendo primero del comportamiento de los animales y luego a través de
su propio instinto, en base al método del acierto y el error. De esta manera
supo distinguir entre especies beneficiosas y dañinas, constituyendo el primer
escalón en la extensa historia de la fitoterapia.
Posteriormente, con el desarrollo de un gran número de compuestos
medicinales sintéticos, en el mundo occidental
las plantas han ido perdiendo importancia para el tratamiento de enfermedades.
Sin embargo, en los últimos años se ha renovado el
interés por la fitoterapia, apoyado, en gran parte, por la creencia de que lo
“natural” es más sano.
En la actualidad, aunque no podemos ignorar los avances de la
ciencia y la tecnología en materia de salud, existe un gran número de
padecimientos que continúan aquejando al hombre, en especial aquellos de curso
crónico. Es en el preciso caso de las enfermedades crónicas donde muchas de
estas drogas de síntesis no cumplen con los objetivos, y por contraposición,
los fitomedicamentos se postulan como una alternativa altamente positiva y con
menos efectos adversos.
Sin embargo, el empleo de plantas medicinales no está exento de
efectos indeseables, debido a que su uso desmedido y/o sin la indicación de un
facultativo podría ser nocivo para la salud. Aunque su origen sea natural, no
debemos olvidar que se trata de medicamentos, los cuales ejercen una acción
sobre el organismo y si su empleo no fuera el adecuado, pueden presentar efectos
adversos e interacciones. Además, siempre deben cumplir con las condiciones de
calidad, seguridad y eficacia exigibles a todo medicamento.
Mal uso
Generalmente, los efectos
adversos provenientes del empleo de hierbas medicinales se deben al mal uso de
las mismas. Podría ocurrir que el paciente no le comunique al médico o al farmacéutico
que está tomando algún medicamento fitoterápico, y ello podría llevar a la indicación
de una droga que interactúe con la hierba medicinal que está siendo utilizada.
También podría darse el caso del empleo de una planta medicinal en cantidades
mucho mayores a las indicadas, lo cual también podría generar algún efecto no
deseado.
Existe una creencia bastante
instalada de que lo natural no es nocivo, sin embargo hay evidencia más que
suficiente de que, al igual que los medicamentos de síntesis, las hierbas ejercen
una acción sobre el organismo, y es por ello que su uso inadecuado puede
provocar un efecto que no es el deseado. Generalmente, los problemas causados
por el mal uso de las plantas medicinales afectan a personas que deciden
automedicarse sin consultar previamente a su médico y/o farmacéutico.
Ventajas
El empleo de plantas
medicinales con fines terapéuticos tiene ciertas ventajas con respecto a los
medicamentos sintéticos. En primer lugar, siempre y cuando sean utilizadas bajo
indicación de personal capacitado, presentan un amplio rango terapéutico (es
decir que en la mayoría de los casos, la dosis de hierba medicinal que produce
el efecto deseado es mucho menor que la dosis capaz de provocar un efecto
tóxico).
Por otro lado, y como una de las características fundamentales en favor
de la utilización de plantas medicinales puede afirmarse que aquí “el todo es mucho más que la suma de las
partes”. Es decir que la acción terapéutica de la planta entera no es la
misma que la acción de sus principios activos aislados. En contraposición a
los medicamentos de síntesis, una planta medicinal está compuesta de un gran número
de sustancias, cada una de las cuales está presente en cantidades a menudo muy
pequeñas. De todas estas sustancias, generalmente resulta difícil evidenciar cuáles
son las responsables del efecto farmacológico deseado. Cada componente de la
hierba medicinal coexiste con otros componentes que podrían ser igualmente
activos. Estos, tomados de manera aislada, poseen un efecto débil; por el contrario,
la complementariedad de los constituyentes de la planta medicinal (la planta
entera) manifiesta la actividad farmacológica resultante.
En términos generales, las plantas medicinales u otros
derivados obtenidos a partir de las mismas, están indicadas para afecciones que
requieren un tratamiento crónico o continuado y para el alivio de síntomas leves
y moderados. Para aquellas personas
que padecen una enfermedad crónica es una ventaja contar con un tratamiento a
base de plantas medicinales, ya que las mismas tienen menos efectos secundarios
y más leves que los fármacos de síntesis; pero considerando que pueden provocar
reacciones adversas si se usan de forma inadecuada.
Las dietas
Una sección aparte merece la utilización de hierbas
medicinales para perder peso. Sobre todo cuando la temperatura comienza a
elevarse algunos grados, muchas personas buscan la solución al exceso de peso
en la fitoterapia.
Las plantas medicinales poseen muchísimas utilidades,
pero entre ellas no está la de perder peso. Esto no significa que no puedan
emplearse como un complemento, una ayuda si, por ansiedad, se come mucho y el
consumo de algún tipo de hierba medicinal sirve para calmar el apetito. Existen
un sin número de especies vegetales empleadas para calmar la ansiedad, aumentar
la diuresis, prolongar la sensación de saciedad; pero en todos los casos para perder peso de forma saludable, se requiere además alimentación y
ejercicios adecuados.
Siempre que se quiera emplear una hierba medicinal para
acompañar a una dieta, lo ideal es solicitar información a un profesional
capacitado. Éste podrá recomendar la hierba medicinal que puede ser útil en
cada caso en particular, disminuyendo al máximo la posibilidad de producir
algún efecto no deseado.
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