La infertilidad, una enfermedad


TRAS UNA LEY DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA

Por Alejandra Tenaglia

En diciembre de 2010 la provincia de Buenos Aires sancionó la Ley de Reproducción Humana Asistida, convirtiéndose de este modo en la única dentro del país que reconoce a la infertilidad como una enfermedad. Un proyecto similar está tratándose a nivel nacional; de prosperar, se incluirían los tratamientos de fertilización asistida dentro del Programa Médico Obligatorio, debiendo el Estado, las obras sociales y prepagas cubrir dichas prestaciones. De este modo, los avances de la medicina estarían al alcance de todos.   

Infertilidad: qué, cuándo, cuánto
Una pareja presenta trastornos de reproducción, cuando después de un año de intentos, manteniendo una vida sexual activa, no logra el embarazo. De este modo se llama infertilidad a la imposibilidad de una pareja para alcanzar la concepción. La misma se define como primaria cuando no ha habido embarazos previos; y secundaria cuando sí hubo antecedentes de los mismos.
Hay un acuerdo generalizado en cuanto a que este problema aqueja a hombres y mujeres en la misma proporción. Con pequeñas diferencias en cuanto a porcentajes, podríamos decir que en el 30% de los casos la infertilidad es un problema exclusivamente femenino (trastornos de ovulación, a nivel de trompas, endometriosis, fibromas en el útero, etc.), en 30% exclusivamente masculino (trastornos en la calidad del semen: cantidad, movilidad o morfología y debido a distintas razones) y en un 40% ambas partes poseen problemas. Hay también un pequeño porcentaje en el cual la causa de la infertilidad permanece oculta pero puede descubrirse luego de los primeros tratamientos (por eso suele llamársela “infertilidad sin causa aparente”).
La infertilidad afecta aproximadamente al 15% de las parejas, esto es, 1 de cada 6 parejas.

Diagnóstico
Lo primero y fundamental para arribar a un tratamiento lo más acertado posible, es arribar a un diagnóstico de la o las causas de la infertilidad. Los procedimientos para detectar estas causas son diversos y van desde un simple análisis de sangre hasta estudios más específicos y complicados.

Reproducción Asistida
Se denomina así al conjunto de técnicas diseñadas para superar los obstáculos que se oponen a la reproducción natural.
A estos tratamientos se los distingue de la siguiente manera:
-       De Baja Complejidad: la fertilización se produce dentro del cuerpo de la mujer (estimulación o monitoreo de la ovulación con relaciones sexuales programadas; inseminación intrauterina; etc.).
-       De Alta Complejidad: la fertilización se produce fuera del cuerpo de la mujer (In Vitro Convencional o Método ICSI).
El embarazo puede lograrse en el primer intento, pero las probabilidades se encuentran entre un 25 y 30% (cifra que disminuye al sumarse otros factores como edad avanzada de la mujer, la duración de la infertilidad de la pareja, etc.), por lo que es muy frecuente tener que repetir el tratamiento para lograr la concepción.

Costos
Estamos hablando de medicina de alta complejidad, por lo cual los costos, tanto de los medicamentos como de los tratamientos, son altos. Esto implica que una gran parte de la población no pueda acceder a ellos o lo haga en forma limitada.
Como el tratamiento de fertilidad no está contemplado a nivel nacional dentro del Programa Médico Obligatorio, el Estado no está obligado a proveer esos servicios de forma gratuita, ni las obras sociales y prepagas los tienen que incluir entre sus prestaciones obligatorias. Esto significa que todo debe ser afrontado por las parejas, de modo particular. Siendo que -como se verá en el testimonio con el que contamos-, por ejemplo, una inyección a colocarse 2 veces por día durante todo el mes, ronda los $300 (cada dosis); el descongelamiento de óvulos cuesta alrededor de $2.000 y una Fecundación In Vitro aproximadamente $25.000.

Más costos
El camino que emprenden aquellas parejas que se encuentran con problemas al momento de intentar concebir, es no sólo costoso económicamente sino también desde lo emocional. Las frustraciones suelen ser difíciles de afrontar y es por ello que han surgido grupos que nuclean a quienes pasan por situaciones similares, para darse contención, intercambiar información, compartir experiencias e incluso bregar para que el acceso a estos tratamientos esté al alcance de todos, no sólo de aquellos que pueden pagarlos. Entre estos grupos se encuentran “Concebir” (www.concebir.org.ar) y “Sumate a dar Vida” (www.sumateadarvida.com.ar).
Los mismos centros de fertilización cuentan además con grupos para apoyar a sus pacientes, durante y después del tratamiento.

Buenos Aires y su Ley
En diciembre de 2010 la provincia de Buenos Aires sancionó la ley 14.208 de Reproducción Humana Asistida, convirtiéndose así la tierra de Scioli en pionera a nivel nacional en regular el tema.
La ley dice en su ART. 1: La presente Ley tiene por objeto el reconocimiento de la infertilidad humana como enfermedad, de acuerdo a los criterios internacionales sustentados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Asimismo se reconoce la cobertura médico asistencial integral de las prácticas médicas a través de las técnicas de fertilización homóloga reconocidas por dicha Organización, conforme lo normado en la presente y su reglamentación”.  En la reglamentación de la ley se aclara: “Se entiende como fertilización homóloga, a la utilización de gametas propias de cada integrante de la pareja”.
Y en su ART. 2, define: “La infertilidad es la dificultad de una pareja de concebir un niño naturalmente o de llevar un embarazo a término, luego de un año de vida sexual activa”.
En su ART. 3 fija los objetivos de la ley:
a) Garantizar el mayor nivel de tratamiento médico asistencial integral dentro del ámbito de las parejas que padezcan esta patología, para la procreación de un hijo biológico.
b) Regular, controlar y supervisar los centros médicos que realicen tanto los diagnósticos y tratamientos de la infertilidad y los procedimientos de la fertilidad asistida.
c) Elaborar estadísticas para el conocimiento, estudio y seguimiento de esta problemática, a través de la Autoridad de Aplicación.
d) Efectuar campañas de información y prevención en todo el ámbito del territorio provincial a fin de informar a la población de las posibles causas de esta enfermedad y los tratamientos existentes para lograr el embarazo y llevarlo a término.
e) Propiciar el desarrollo de centros de referencia de procreación humana asistida integral en efectores públicos, cuyo número y ubicación definirá la Autoridad de Aplicación con miras a facilitar el acceso a la población de todo el territorio provincial.
f) Capacitar, por intermedio de la Autoridad de Aplicación, a los Recursos Humanos para lograr su especialización, dentro y para los efectores públicos de salud.
ART 4: “El Estado Provincial, a través de sus efectores públicos, deberá otorgar los citados tratamientos destinados a garantizar los derechos de los habitantes de la  Provincia de Buenos Aires, con dos (2) años de residencia en la misma, preferentemente a quienes carezcan de todo tipo de cobertura médico-asistencial integral en el sistema de seguridad social y medicina prepaga.
Y la reglamentación especifica: “Accederán a los tratamientos de fertilidad asistida aquellas mujeres cuya edad se encuentre comprendida entre los treinta (30) y cuarenta (40) años. Se dará prioridad a las parejas que no tengan hijos producto de dicha relación, brindando la posibilidad de un (1) tratamiento de alta complejidad por año, hasta un máximo de dos (2).

El proyecto que se debate a nivel nacional
Mediante este proyecto se pretende que a nivel nacional se reconozca a la infertilidad como una enfermedad y se la incluya en el Programa Médico Obligatorio. En esto, el consenso es general.
Los puntos en que se plantean divergencias son los referidos a los límites de edad (hay quienes se niegan a que se estipule dicho límite) y cantidad de intervenciones por personas; dos datos fundamentales para calcular el costo que debería afrontar el sistema de salud argentino. También se encuentra en discusión qué hacer con los óvulos fecundados, cuántos deben fecundarse; y en el caso de necesitar recurrir al banco genético, la discusión es sobre la identidad, esto es, si sería o no obligatorio informarle al niño la identidad del donante. Todas estas cuestiones darán lugar a los debates pertinentes, pero se cree que el mayor inconveniente se presentará en la Comisión de Presupuesto, debido a que allí se determinaría las implicancias financieras de la norma.

Conclusiones
Con el presente informe no nos proponemos ahondar en cuestiones médicas específicas, ni en detalles sobre los distintos tratamientos y patologías, datos a los cuales podrá usted acceder gracias a los conocimientos de los especialistas correspondientes. La idea es plantear que, la ausencia de una ley nacional que regule la reproducción asistida deja a un amplio margen de la población, con problemas para concebir, sin posibilidad de acceso a un tratamiento. La medicina privada se presenta entonces como la única solución, con un costo muchas veces inalcanzable para las parejas. Esto hace que los avances científicos sean de algún modo una mercancía limitada a unos pocos. Cuando, en realidad, como lo determina la Organización Mundial de la Salud, la infertilidad es una enfermedad, por lo cual, debería ser tratada en todos por igual. En pocas palabras: la medicina, con todos sus avances y conquistas, debería estar al servicio de todos. He allí, una verdadera equidad.

Decálogo
La Asociación Civil “Concebir” posee en su web el siguiente Decálogo:
  1. La Infertilidad es una enfermedad según la Organización Mundial de la Salud.
  2. La pareja infértil está desprotegida al no haber una ley que la regule.
  3. Es fundamental consultar cuando ha pasado 1 año sin anticoncepción, a médicos especialistas en infertilidad.
  4. Es de vital importancia que el diagnóstico sea realizado en el término entre 2 a 4 meses.
  5. Concurrir a grupos de apoyo provee información, contención y acompañamiento en el transcurso de los tratamientos.
  6. Un adecuado control de la Salud Reproductiva previene la infertilidad.
  7. La infertilidad no discrimina raza, religión o nivel socio-económico.
  8. Afecta a 1 de cada 10 personas en edad reproductiva en el mundo, en igual número a hombres que a mujeres.
  9. La información adecuada sobre causas de infertilidad y posibles tratamientos, contribuye a una actitud activa en las decisiones a tomar.
  10. Siempre se encuentra un camino para construir una familia.
TESTIMONIO
Nuestra entrevistada, cuyo nombre mantenemos a su pedido bajo reserva, lleva 14 años realizando tratamientos de fertilización, sin aún, poder alcanzar resultados positivos. El detenernos en un caso particular, permite que nos alejemos de la frialdad de las estadísticas, de las generalizaciones de las definiciones y de los datos que nos aporta la ciencia con la mayor objetividad posible, adentrándonos más bien en la subjetividad de quienes padecen esta enfermedad, en sus dolores, sus ilusiones, la inestabilidad que deben afrontar y la fortaleza que poseen o construyen para no bajar los brazos en la lucha por conseguir aquello que otros, parecieran alcanzar con facilidad y naturalidad: un hijo.
He aquí, los tramos más importantes de su narración:
Yo tengo problemas en las trompas, que impiden que se pueda formar un embarazo naturalmente. Por eso sí o sí debía someterme a la Fertilización In Vitro. Me hice cuatro. Las primeras dos con óvulos propios, y las últimas dos con óvulos de un banco genético, porque los míos ya no podían utilizarse. Comprar hasta 4 óvulos, cuesta $23.000, otros 4 óvulos salen 10.000 y pico más. Sale más o menos lo mismo que si me estuvieran haciendo el tratamiento a mí con la medicación. Y si vos tenés óvulos congelados, para descongelarlos sale unos $2000. Entonces lo que hacen es prepararte el cuerpo para hacer la transferencia. Con una cánula te colocan los óvulos ya fecundados con el semen de tu marido, es totalmente indoloro. A mí me explicaron que el útero es como una esponja, si les gustó, los óvulos prenden, si no, se van. En el último tratamiento me pusieron 3 óvulos, porque el otro no “despertó”. A los 12 días te hacen un análisis para saber si estás embarazada. No hay explicación de por qué prenden o no…
Nosotros empezamos hace 14 años con todo lo común, análisis, estudios, me hicieron una operación y el primer intento fue con un preparado de semen, o sea, te colocan todos los mejores. Eso falló. Después descubrí un Instituto dedicado específicamente a esto y ahí hice los otros intentos. Para el último recibí una ayuda de la mutual, porque presenté toda la carpeta médica, la historia clínica, etc. y entonces con una parte me ayudaron…
Los institutos de fertilización están repletos de gente, de todo tipo, antes sólo veías gente que parecía ser muy pudiente, te dabas cuenta por la vestimenta, los zapatos, las carteras, etc. y vos te sentías disminuida; en cambio hoy en día hay mucha gente que vos al verla y escucharla te das cuenta que hacen muchísimo sacrificio para poder hacer los tratamientos...
Emocionalmente, subís al cielo, bajás al infierno y los ponés  a los dos en el mismo lugar de un minuto al otro... Te preguntás “por qué”… Yo esta última vez me deprimí más, y sé por qué es, porque en la primera pensaba: si no me va bien, junto plata, cambio de médico, todavía tengo hilo en el carretel… Pero cuando vas viendo que pasa el tiempo, cada vez sentís que te quedan menos posibilidades, que se te van acortando los plazos, que juntar el dinero no es fácil, y que la edad también va convirtiéndose en un tema, por vos y por el bebé…
En un momento recuerdo que la medicación para la estimulación ovárica era carísima, ahora quizás lo siga siendo, pero por ejemplo en ese momento me tenía que poner dos inyecciones por día, durante todo el mes, y cada dosis costaba $300… Eso te va limitando mucho.
Pensamos en adoptar, pero también es difícil. Tanto por la cantidad de tiempo que llevan los trámites, la espera, etc., como por la posibilidad de que la madre se arrepienta y… ¿qué hacés?, sufrís igual que cuando un tratamiento te da negativo.
Este es un tema difícil, uno llega un momento que no quiere ni contarle a nadie. Esta última vez nosotros hicimos eso, se lo contamos a muy pocas personas. Porque la gente se compadece, eso te mata, y dar explicaciones es volver a recordar el momento en que te dijeron que no. A mí esto me llevó a pensar en un montón de cosas, te hacés muchas preguntas, por ejemplo: Dios ¿dónde estás? ¿Existís? Porque vos dejás de hacer un montón de cosas, te preparás lo mejor que podés, vas a todos lados, desde el Padre Ignacio hasta el último médico, e igual las cosas no se dan…
Tu marido lo vive como vos… Nosotros por suerte estuvimos siempre muy unidos. Esta última vez, después de que me dijeron que no, estuve dos días encerrada en casa sin querer hablar ni ver a nadie, salvo a mi marido, a él sí puedo tenerlo al lado en esos momentos. Y te digo la verdad, hasta en algún momento le dije, que si él quería, lo dejaba, porque él sí puede tener hijos… Y se me rió, como diciendo: ¡¿qué querés inventar?! Es que cuando realmente te querés…
Ojalá que la ley salga y que no tenga límite de edad. Hay casos y casos, yo creo que lo que tienen que hacer es atender a las situaciones particulares, evaluar la historia clínica y ahí decidir a quiénes y cuántos tratamientos darles.
     
 

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