Editorial - Mayo 2º


El informe de las páginas centrales, referente al “blanqueo” del trabajo doméstico, ya se estaba realizando cuando surgió el proyecto del gobierno nacional acerca del “blanqueo” de dólares. Este último, con todas las interpretaciones que arrastra, se apropió del término encomillado y casi que parece una publicidad engañosa el título de tapa. Lejos de ello está nuestro interés, tan lejos como lo están esos capitales verdes acumulados en la oscuridad, de la gran mayoría de los argentinos. ¿O conoce usted a muchos que puedan ir a comprar los CEDIN, esto es, los Certificados de Depósito para Inversión que se les entregarán a quienes ofrenden sus dólares sin que nadie les pregunte dónde, cómo o cuándo los obtuvieron? El ciudadano común, que ahorraba en esa moneda extranjera pequeñas cantidades, ha dejado de hacerlo cuando se instauró la prohibición de comprarlos. Y es bueno decir también, que la mayoría lo hacía no por ser un antipatria o enamorado de los verdes, sino porque escapaban al peso, el cual guardado en un cajón se deprecia día a día por la inflación que todos sabemos que existe porque la palpamos al ir a comprar alimentos y pagar servicios, más allá de los guarismos que establezca cualquier organismo.

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