Antro musical - El under del under

Por Nico Raterbach

Recorrimos bastante camino, con bandas consagradas (y algunas sacrificadas) en el altar del rock nacional. Y en su casi totalidad, todas surgieron del under. En el verbo surgir, hay cierta traición encerrada, pero ese quiebre a la masividad, permitió que conozcamos talentos y que lleguen hasta nosotros enormes obras. ¿Qué hubiera sido de Sumo o de los Cadillacs si hubieran quedado atrapados en la melaza de los sótanos? Lo más probable es que hubieran sido talentos ignotos. Todo este palabrerío para justificar justamente a bandas que quedaron allí, atrapadas en el under; no alcanzaron a despegar completamente y son reconocidas en círculos más reducidos. El determinismo geográfico no es ajeno al rock. Tal vez, estas bandas, de haber jugado de locales en Capital Federal, hubieran tenido otro destino. El rock es de alguna manera, unitario por naturaleza. Trenque Lauquen por ejemplo, dio una banda que, lejos de mis placeres, tenía lo suyo. La sobrecarga, tal es el nombre de la agrupación, tuvieron la poca fortuna de coincidir en el tiempo con Soda Stereo. Aun así dejaron como legado un puñado de temas donde demostraban sus cualidades. Los siete delfines (LSD), fue una banda cuasi olvidada de la que formó parte y fue fundador Gamexane, fundador también de Todos Tus muertos y último prócer del rock nacional. Los delfines explotaron un sonido vanguardista, con letras rebuscadas, adelantados algún lustro a la cronología rockera. Si bien hasta el 2008 andaban por ahí, lejos estaban ya de su zenit, cuando el suplemento Si los declaró banda revelación, aun sin un disco en la calle allá por 1990. De los aquí enumerados podría decirse que no eran carentes de originalidad, pero formaron parte de una era en la que otros hacían lo mismo, tal vez mejor o con mejores canales de difusión. Los Ultrasonoros difieren en que si bien su propuesta era muy californiana, era muy novedosa para Argentina y la ejecutaban a la perfección. Rocabilly, surf rock con amenas distorsiones y algún efectillo, hacían de ellos algo delicioso, semejando un engendro nacido de Henry Mancini con Soundgarden luego de una noche de mescal. Otro éxito del sello Frost Bite records, la aventura discográfica de un joven melómano. De la mano de Frost Bite, también No Demuestra Interés nos trajo inicialmente una propuesta de hardcore clásico, tal vez lo más noble de lo autóctono, con su disco “Extremo Sur”. Pero la escena local que siempre miró más a Nueva York que a Lanús, le bajó el pulgar a un discazo que quedará en los paladares exigentes para siempre. “Mensaje no preciso de Imagen” fue abucheado en los sótanos de los que preferían las modas duras. En líneas similares, Cucsifae y Restos Fósiles tampoco escaparon de la sombra de otras bandas más tribuneras, pero por Krishna, que derrochaban música. De este hato de músicos incomprendidos por su tiempo o eclipsados por otros, vale la pena destacar una banda: Pequeña orquesta reincidentes, la gema extraviada, tal vez la más bonita de las ovejas negras del inframundo del rock nativo. Sofisticados sin llegar a presuntuosos, envolvieron de misterio y poesía al rock.
Cortas imágenes de cada una de ellas, que no lograron escaparse de la gravitación del underground, para que seamos arqueólogos de lo que fue mucho y no lo fue tanto.
“Brillante” (Los 7 Delfines / Desierto / 1995)
“Straitjacket” (Los Ultrasonoros / Los Ultrasonoros / 1998)

“Miguita de pan” (Pequeña Orquesta Reincidentes / Miguita de pan / 2003)

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