Paisajismo Diciembre 2011


EL PAISAJE NAVIDEÑO

Por Verónica Ojeda

¡Qué rápido pasa todo! Cada año al llegar estas fechas, es lo que solemos decir…
Otro año que termina. Hemos transitado todas las instancias, pisamos las hojas secas del otoño vislumbrando el color del invierno, tratamos de descubrir qué secreto guardan las rosas, recibimos la primavera ansiosos de plantar como objetivo el renovar la esperanza, jugando a salpicar los rostros con el chorro intempestuoso de alguna fuente, soñamos en nuestros jardines nocturnos, planificamos la decoración navideña.
La creatividad por estos días se nos hace cómplice.
Aprovechamos estas fechas para ensamblar las ideas con los sentimientos.
Tanto los arreglos como el árbol (símbolo de encuentro con nuestra familia), serán pura inspiración. Incorporemos texturas o colores con los que nos sintamos identificados o generen en nosotros una linda sensación, busquemos la autenticidad, proyectemos un deseo en ese árbol.
En nuestro hemisferio tenemos la suerte de recibir la Navidad en un contexto poblado de flores y frutos variados, entonces, por qué no utilizar ese recurso para realizar centros de mesa o coronas para la puertas, podremos utilizar como base follajes de temporada.
Los árboles podrán ser esquemáticos, realizados con hierros o con ramas, podemos utilizar las más pequeñas y finas para diseñar estrellas, ángeles y lo que se les ocurra.
Podemos realizar una ambientación basada en colores vivaces e iluminar con fanales. También podemos apostar por lo nativo, que es lo que nos identifica, la esponja vegetal nos hará de base para insertar en ella especies como equisetum, hiedra, ceibo, jazmín del país y lo que se imaginen.
Lo hermoso de estas fechas es armar el árbol junto a los más chicos y sacarles fotos para ver cómo crecen año a año, ver las casas iluminadas y ese espíritu de fiesta como de que algo se espera… ¿Pero qué? Cada uno sabrá…
Que vengan las musas. Todos somos creativos, solamente tenemos que buscar dentro nuestro y seguro saldrá una obra única.
Se acerca el momento de descanso y disfrute, ¡a cargar las pilas! Hagamos algo que nos gratifique y no pensemos en los fracasos. Todo sirve señores.
Todos cometemos errores, la vida es aprendizaje, y si bien la Navidad no nos hace más buenos, podríamos hacer valer su espíritu para intentar cambiar algo.
Ya despidiéndome, aprovecho para dar gracias por haber conocido a muchas personas que hoy puedo llamar amigos, y que son los impulsores de mi optimismo, por llamarlo de alguna manera; gente con la que he pasado momentos maravillosos y que, aunque ya no estén, forman parte de lo que soy. Espero haber logrado devolverles un poco de todo lo que me brindaron.
Y como último, voy a pedir un deseo. Uno solo. Si lo cuento no se cumple…
Feliz Navidad y muy buen comienzo de año para todos.
Ojalá que cada uno de ustedes, tenga la vida que ha soñado.

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