El editorial es siempre el último texto que se inserta en
este periódico, previo repaso completo del contenido del mes. No son pocas las
veces en que, uno palpa, huele, oye la injusticia del murmullo que emite ese
contenido. Muchas pueden ser las razones: el trabajo no profundizado sobre un
tema, la brevedad a la que se lo somete, el no aparecer en tapa, la
imposibilidad de mostrar todas sus caras, el sesgo que implica una opinión
emitida, también la falta de testimonios por temor o pudor o rechazo al ruido
que puedan generar. Nada es intencional de nuestra parte; al contrario, le
damos pelea a nuestra subjetividad e incluso a nuestra incapacidad, para ser un
vidrio lo más transparente posible, que le permita a usted ver de un solo
pantallazo, mucho de lo que ocurre acá y más allá.
Pero esta vez en particular, es necesario decir que el
hecho estridente, doloroso y urgente, cargado de complejidad, que contiene El Observador Nº 78, apenas aparece en la
sección Policiales, redactado dentro
del listado mensual de actuaciones de dicha institución. Un hombre agredió a su
mujer con un hacha. Fue en Chabás. En plena calle. Él está detenido. Ella
internada, muy grave. Poco que agregar, desde lo informativo. Mucho para
pensar, desde lo existencial.
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