El Olimpo e internet

Por Ana Guerberof
ana.guerberof@gmail.com

Desde España
En la mitología griega Eros es el dios del amor y del deseo y, a menudo, se representa con un arco y flechas para indicar que la atracción no obedece a ninguna lógica ya que quien es alcanzado por la flecha está sujeto a los designios del dios sin más. En algunas ocasiones, Eros se representa incluso con los ojos vendados para ilustrar que el enamorado no sabe quién es realmente el objeto de su deseo. En otras, Eros es un endiablado demonio que se dedica a hacer travesuras: lanza sus flechas creando relaciones, en su mayoría ilícitas, entre dioses y humanos, y se burla con descaro de sus debilidades.
En la era de la tecnología parece que el Olimpo se ha sustituido por las redes sociales que emparejan o desparejan de formas, en ocasiones, tan extravagantes como la que les traigo hoy.
El diario británico Daily Mail publicaba una noticia ocurrida en Irlanda en septiembre. Denise O’Reilly descubrió un billete de 20 euros en su cartera con una nota escrita (en el mismo billete) que decía: «Christy: Siempre fuiste vos. Vení a buscarme. Besos, Megan». Denise, con un lado romántico muy desarrollado –nadie es perfecto– o quizás sea el mismísimo Eros disfrazado, ni corta ni perezosa publicó en Facebook una foto del billete con la nota a la que añadió el siguiente mensaje: «Me encontré este billete en la cartera esta mañana. Christy, no ves que te quiere. Andá a buscar a tu amor». Increíble la influencia que las películas románticas de Hollywood ejercen en el imaginario colectivo. Si yo me hubiera encontrado este mensaje en un billete, hubiera cuestionado que alguien en el SXXI no recurriera a métodos más prácticos, por ejemplo, buscar a Christy personalmente y explicar lo que sentía. ¿Demasiado pragmático? Ahora entienden por qué nunca escribo sobre el amor… Denise remataba su llamamiento con un: «Vamos, amigos, compartan este mensaje».
Y eso hicieron exactamente 16.000 usuarios de la conocida red social. Parece que no sólo Denise es una ferviente defensora del amor romántico sino que su petición cuajó en un amplio círculo de amigos y de amigos de sus amigos. Eventualmente, el mensaje llegó a un tal Christy Leech, irlandés también como cabía esperar, quien respondió en la red social que ya estaba en contacto con Megan –esperemos que Christy sí utilizara un método más moderno y no enviara una paloma mensajera– y que todo iba bien.
¿Bien?
Esto no sonaba al tipo de desenlace que esperaba Denise ni los 16.000 seguidores de este cuento de hadas. ¿Bien?
Christy, que es músico, explicó en una emisora de radio irlandesa que Megan y él habían salido juntos durante un año y medio, que en realidad no se llamaba Megan sino que él la llamaba así por una confusión inicial (juegos de enamorados) y que le había compuesto una canción titulada: It’s always been you (el «Siempre fuiste vos» del mensaje). Después, habían roto. Cuando Christy vio el mensaje en la red, supo que era él y llamó a Megan por teléfono (¡Aleluya!). Ella le explicó, a su vez, que hacía seis meses había ido a uno de sus conciertos y que había utilizado el ya conocido billete para pagar y que allí –no explicaba si influenciada por el alcohol– escribió la notita pensando que le llegaría. Lo que –ahora lo sabemos todos– no ocurrió. Como Megan no recibió respuesta a su laberíntica llamada pensó que él ya no estaba interesado. Lamentablemente, la situación había cambiado y Megan salía ahora con otra persona. Ya decía yo que Megan… 

Denise debe estar muy desilusionada. Más de uno en las redes sugería a Megan romper con su novio actual para así poder tener el final de película que se esperaba de ellos. Las malas lenguas comentaban que todo era una estrategia de marketing para promocionar la banda de Christy. Quizás. También podría ser que los dioses del Olimpo estén jugando con nosotros y urdieron esta complicada historia para demostrarnos una vez más que, en las cosas del amor, estamos todos completamente ciegos y que Eros sigue siendo tan arbitrario en la era digital como lo era en la analógica.

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