PUERTAS QUE NO CONVIENE
ABRIR
“RECUERDOS
SECRETOS”
Por Lorena Bellesi / bellesi_lorena@hotmail.com
El
ritmo narrativo de la película Recuerdos
secretos (“Remember”) es análogo al compás cansino de su protagonista, un
octogenario de andar inseguro, lento. El director Atom Egoyan administra la
dosis de información a cuenta gotas, los datos se suministran sin excesos, paulatinamente
como el ir de Zev, quien escapa del
geriátrico donde vive en pos de llevar a cabo una enigmática, en principio, misión.
El experimentado y talentoso actor Christopher Plummer interpreta con maestría
a este singular personaje, quizás atípico para el género: Zev Guttman, un hombre quebrantado, de aspecto frágil, mirada
perdida. Sin embargo, sus parsimoniosos pasos no son su achaque mayor, una
demencia aguda lo afecta sin piedad, lo aleja de la realidad, lo confunde
implacablemente, hace tambalear sus certezas a un nivel inimaginable. Cada
despertar implica acomodarse a un mundo que tiene la forma de incógnita; siempre
es lo mismo, abre los ojos, llama a Ruth,
su esposa, la cual ha muerto hace solo una semana, y al “enterarse” no puede
disimular la angustia.
La
divina providencia fue la encargada de concretar un reencuentro inesperado. En
el asilo está Max (labor impresionante
de Martin Landau), un ex compañero, un sobreviviente como él de Auschwitz.
Ambos son judíos, llevan en el brazo la
marca del horror, ese número funesto, inocultable e imborrable. Han perdido a
sus respectivas familias en el campo de concentración, pero el paso del tiempo
no abraza ni el olvido ni la injusticia. Max
ha dedicado gran parte de su vida a capturar nazis no debidamente juzgados, su
actual estado de salud -en silla de ruedas, con dificultades respiratorias- impide
que siga con su cometido, es momento de pasar la posta. Zev, entonces, se embarca en un viaje de venganza que resulta ser
también introspectivo. Los monstruos que emergen en su deambular son tan
amenazantes como los propios, lo oculto resurge de manera inesperada, sin
querer, con consecuencias irreversibles. En Recuerdos
secretos la memoria es un sitio de recovecos tumultuosos, acá la vejez no
jubila las determinaciones o el empuje capaz de ejecutar tareas vindicativas.
La música canaliza la intensidad de un suspenso creciente, bajo la etiqueta de
inusitado thriller.
ESTRENOS DESTACADOS DE ABRIL
1. La bruja, de Robert Eggers; EEUU,
Reino Unido, Canadá y Brasil; terror.
2. Una chica regresa a casa
sola de noche,
de Ana Lily Amirpour; EEUU; romance fantástico.
3. Lejos de ella, de Jia Zhang-ke;
Francia, Japón y China; drama.
4. El libro de la selva, de Jon Favreau; EEUU; aventura.
5. Salve César, de Ethan y Joel Coen; EEUU
y Reino Unido; comedia satírica.
6. Mandarinas, de Zaza Urushadze;
Francia; drama.
7. Avenida Cloverfield 10, de Dan Trachtenberg; EEUU;
ciencia ficción.
8. Al final del túnel, de Rodrigo Grande;
Argentina y España; suspenso.
9. Goodnight mommy, de Severin Fiala y
Veronika Franz; Austria; suspenso.
10. Danzar con María, de Iván Gergolet;
Argentina, Italia y Eslovenia; documental.
NARCOS
SERIE YANQUI, NEFTLIX
Durante
los ‘80, Colombia es testigo del surgir de una figura predominante e imponente,
Pablo Emilio Escobar Gaviria se convierte en el hombre más influyente del país
gracias al próspero negocio del tráfico de drogas a Estados Unidos. La serie Narcos novela la vida fabulosa de este
enrevesado personaje, santificado por los habitantes de los barrios más
humildes de Medellín, perseguido por un sector político y militar del país.
Digo “sector” porque el poder de Escobar se sostiene en las enormes sumas de
dólares que gana fácilmente –ilegalmente- y con las que compra las voluntades
de muchos.
Una
voz en off, la del agente Murphy (Boyd
Holbrook) de la DEA, cuenta con asombro e ironía las circunstancias acaecidas
bajo las inclementes órdenes del Patrón Escobar. Recién llegado con su esposa desde
Miami, no puede presagiar los efectos de su residencia en la hermosa Colombia, indudablemente
no saldrá indemne del entorno de violencia desmedida (“narcoterrorismo”,
término acuñado en esta época) corrupción generalizada e impunidad que atestan
al país.
El
programa no pretende ser una rigurosa biografía, pero lo cierto es que los
hechos más increíbles resultan ser verídicos. Como advierten al comienzo, no es
mera casualidad que el “realismo mágico” sea exquisitamente cultivado en
Colombia. La serie muestra una proliferación de múltiples excesos: el dinero
desborda estrepitosamente cualquier medio físico que intente contenerlo, zoológicos
en fincas que valen millones, recompensas por matar policías, etc. Se aguarda
el estreno de la segunda temporada luego de los primeros impactantes 10
capítulos del 2015. Por suerte, cada vez falta menos.
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