skip to main |
skip to sidebar
Antro Musical / La década oscura
LOS
‘80
Por
Nico Raterbach
El
mundo cambiaba rápidamente. Parecía entrar en un letargo, a fines de los ‘70. El punk moría retorciéndose en Europa,
soporizado por el Valium y destruido por la heroína y refugiándose en sótanos
de EEUU. La música disco invadía y saturaba radios, tal vez como antídoto para
apagar cualquier resabio de rebelión. Y
allí asomándose, los ‘80, la década oscura, el medioevo musical de la
modernidad. Tal vez, la mas infravalorada desde el punto de vista musical. Es
sencillo hoy ridiculizar estéticas, estilos, que predominaron durante ese
periodo, sobre todo leyendo el diario de la próxima década. Pero varios hitos
musicales ocurrieron y sus consecuencias, afortunadas, han sacudido la música
hasta nuestros días. Lo barroco del rock de los ‘70 había aburrido, dando
paso a su alter ego, el rock sinfónico. Yes, con un joven Phil Collins; y Queen emergiendo, ya consagrado con su
disco “The Game” (1981), fueron exponentes de este estilo y grandes bestsellers.
Casi nadie discute hoy los talentos de estas geniales bandas. Buceemos en lo
mas turbio, tal vez, porque allí esta lo más nutritivo. De los ‘70 y su
virulencia, emergen más o menos indemnes, The
Clash, influenciados por el reggae y absolutamente politizados. Sin ser
nuevos ni frescos, en Europa, el impacto demoraría muchísimos años, pero
emergería con fuerza su legado en forma de múltiples bandas, algunas que se han
perdido, otras aun en los playlists clásicos como Mano Negra. Pero justamente allí, en la oscuridad, en lo profundo
de la década más existencialista, están los tesoros, sobre todo para aquellos
paladares musicales que disfruten exóticos manjares. Vertiginosa es la primera
mitad de la década. Desde la tumba de Ian Curtiss y su banda, la excelsa Joy Division, surge New Order. Manchester ya había sacado chapa de cantera del rock
para los años que vendrían. Los alemanes Kraftwerk,
los abuelos de la música electrónica, se consolidan; la lamentablemente poco conocida agrupación Einstürzende Neubauten, destilaba sintetizadores y talento. A-ha hace historia con un video épico
(“Take on me”) que revoluciona lo audiovisual y lo enlaza carnalmente a la
música para siempre. La experimentación, las bellísimas líricas que deprimen
usando solo poesía y los argumentos post psicodelia, pincelan los discos.
Despertar de la noche tumultuosa de los ‘70 fue complejo y retorcido. La
segunda generación de desocupados de Europa, sabía hacer música y expresar lo
que sentía, con rock... Por América, del norte claro, Talking Heads y David Bowie
eran la originalidad encarnada y talentosísima, y profundizaban la evolución de
la música. En ambas costas el punk se endurecía; y el hardcore, su hijo
enérgico, era la respuesta positiva que rechazaba las drogas y el autoflagelamiento de su género
paterno. Black Flag, Cro-Mags, entre decenas, le cantaban a
los jóvenes cómo alejarse de las trampas del sistema, las drogas y el fascismo. Se me ocurre pensar que con medios de
comunicación menos ágiles e inmediatos, los estancos culturales daban lugar a
propuestas geniales, que cuando colisionaban, se mixturaban dando origen a un
producto mejorado si es ello posible, lejos de la endogamia musical de hoy. Los
‘80 de Reagan y los Sandinistas, de la democracia frágil de Latinoamérica,
lejos de guerras estelares sino mas bien de reparto en todo el mundo, tienen
una banda sonora influenciada por esos sucesos y tan extensa, original y rica, que
merece una nueva oportunidad. Que demuela el aura de infamia que la rodea. Las
influencias alcanzan claramente nuestros días. Basta pegar un vistazo a Fire Tiger o Arctic Monkeys, Daft Punko, Modest
House. Los nietos, los que nos traen los resabios de esa época magistral. Un poco por estilo,
un poco en sus estéticas retro, y tal vez un poco por las mismas miradas
perdidas y desesperanzadas de aquellos rockeros ochentosos sobre los que no me
cansaré de escribir halagos. Es fácil, muy fácil, hacerlo escuchando “Love tear
us apart”. Inténtenlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario