Cuando te mueras del todo


Por Alejandra Tenaglia

A lo largo de todo el mes de junio el Grupo Actoral Chabás estuvo presentando en la Sala de la Cultura la obra “Cuando te mueras del todo”, de Daniel Dalmaroni. La gráfica estuvo a cargo de Guillermo Verdolini y el elenco conformado por: María Paula Olmedo, Ezequiel Vilche, Nora Arana, Silvina Ávalos, Adrián Castagna, Cecilia Ciciliani, Leila Forconi, Noela Carnino y Facundo Escalada. La Dirección General y Puesta en escena en manos de Ana Tallei.
Después de los comentarios iniciales, entre sorprendidos e intrigados, que despertaron en el pueblo los pasacalles en los que un desconocido Mario pedía perdón a Susana, diciéndole además: Te amo; la idea de que se trataba de algo enlazado con una obra de teatro comenzó a perfilarse. ¿Será que desnudar frente a la mirada ajena un pedido de perdón y una afirmación de amor es casi impensable en los días que corren salvo en la ficción? La obra refiere justamente a los sentimientos en los días que corren, al modo en que los decidimos vivir, a la manera en que intentamos resolverlos, a las miserias de que somos capaces los humanos en esa búsqueda imperecedera y hasta a veces, como en este caso, brutal, de un bienestar que se parezca a la felicidad. En tiempos en los que la inmediatez nos permite cada vez reflexionar menos; en que las soluciones deben suceder ya, bajo amenaza de que mañana sea tarde; en que la lucha por el bienestar de la familia ha sido desplazada por la búsqueda del bienestar personal a cualquier precio; en que la cosificación del hombre altera la escala de prioridades llevándonos a, frente a la menor molestia, eliminarlo como si fuera un simple paquete vacío del cual en otro momento disfrutamos el contenido; las relaciones humanas han sido alcanzadas por esa cultura del facilismo y lo descartable. Todo esto muestra la obra representada por Grupo Actoral Chabás. Y también más, permite a través de un humor oscuro deglutir con menos dificultad el drama que la obra encarna, los secretos dolorosos y presentes en toda familia, el peso y la rúbrica que esos vínculos generan, el pensamiento ahogando cada vez más el espacio que corresponde a los sentimientos y también, en Susana (Paula Olmedo) se expone la maravillosa ingenuidad del que ama, con los consecuentes reveses que va sufriendo su alma al enterarse del plan urdido para asesinarla. Destacada ha sido la actuación de Nora Arana, exponiendo sin remilgos otra de las caras que suele tomar el amor. Imponentes los silencios y las miradas de Ezequiel Vilche. Repulsivo el personaje correctísimamente interpretado por Silvina Ávalos. Asombrosa la versatilidad de Adrián Castagna, que en los últimos tiempos ha demostrado que puede interpretar tanto a una mujer en el cuerpo de un hombre como a un “viejo verde”. El grupo en su conjunto ha crecido, no sólo por la incorporación de nuevos actores que han sabido aprovechar la oportunidad de actuar, sino por la madurez adquirida, esa que nosotros, los espectadores, disfrutamos en un tiempo mágico en el que nos atraparon en su mundo devolviéndonos diferentes. He ahí el acierto de un buen libreto, una buena actuación, y una dirección que sabe cómo conjugarlos.

 

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