Editorial



Como los viejos trenes que lentamente van tomando su ritmo debido, no sin resistencias ni bufidos que parecieran cargados de pesar, así vamos los humanos de este rincón del planeta adentrándonos en febrero al nuevo año.
Es que tenemos muy claro que ya en marzo, no hay posibilidad de eludir la aceleración que el mismo contexto impone, con los niños uniformados rumbo a las escuelas, los estudiantes superiores copando las garitas que los llevarán a otras urbes, los clubes ofreciendo opciones deportivas para la nueva temporada, y todos aquellos que hayan podido descansar, aunque sea en casita unos días, rememorarán ese pasado tan próximo, con nostalgia y sempiterna alegría.
Pero estamos en febrero, señores, y el panorama de lo que se avecina  era sólo un ejercicio mental para que disfrutemos de este mes que funciona como puentecito entre enero -sinónimo de calor agobiante pero también descanso-, y el otoño que llegará en marzo–injustamente ligado a la tristeza pero ciertamente ya inmerso en actividades que no podremos soslayar-.
Este año es además, definitivamente electoral. Se renueva el Ejecutivo Nacional, Provincial, y en Chabás también la Comisión Comunal; amén de los cambios legislativos que prevé la Carta Magna. Todo ello es maravilloso si uno piensa en la historia que debió suceder, para que en el día indicado -sea usted hombre o mujer, con hectáreas hasta en la Quiaca o viviendo literalmente en la calle-, tenga no sólo la obligación sino y sobre todo, el derecho de opinar con su voto. Así como le propusimos imaginar, cómo se agitará el año a partir de marzo, para poder disfrutar mejor el febrero actual; les proponemos recordar todo lo que ocurrió en esta querida patria, para poder valorar en su justa talla, el presente que hoy nos toca vivir.
Imaginar y recordar, dos verbos infinitivos, e infinitos en intensidad.   

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