La información es poder


Por Antonio Cedró

Amanecemos y la red ya esta ahí. Nuestra casilla de correos rebosa de mails reenviados, los muros de Facebook escritos y comentados, aprobados por desconocidos y amigos de amigos (virtuales). Cada mañana entramos en la web, casi inocentemente. Y parece que Internet hubiera estado ahí desde siempre. Bien, brevemente: empezó en los ‘60, el primer correo electrónico se envió en la década del 70 y la red casi como la conocemos hoy, es de los ‘90. Esto implica que llegamos tarde. O dicho de otro modo, otros llegaron primero.  Recuerden esto. ¿Ya les dije que no creo en la globalización? Bueno, no creo, por lo del eufemismo y eso. Pero digamos que para la zona donde vivimos, el acceso a la red es bastante amplio. Argentina es un país con un número enorme de internautas. Hoy las computadoras hogareñas son un electrodoméstico cada vez más común en el inventario de electrodomésticos de la clase media argentina. Todos los días miles de internautas argentinos como de todo el mundo, entran en la matrix inocentemente. Millones de personas, día tras día, son los chicos nuevos en el barrio virtual. Cargados de ingenuidad e inocencia.
Yo soy de la generación Nintendo. Tengo unos años más que el Pac-man, no muchos más. Pero crecí casi con las computadoras y su ámbito natural que es la red.  Mi mamá es de la generación Beatle. Ella aprendió hace poco. Hoy adjunta archivos a sus mail, usa emoticones en el chat con sus amigas, busca recetas en google y demás.
Muchísima gente usa la red con fines recreativos más allá de lo específicamente laboral. El acceso a la red se ha ampliado enormemente, se ha "democratizado". El uso recreativo de la red no requiere conocimientos específicos. Pero como dije más arriba, muchos estaban allí antes que nosotros, otros orientaron su conocimiento y como en cualquier ámbito, se han adaptado primero y han aprendido a sacar provecho de los recién llegados. Encontraron la forma de hacer de Internet un territorio de caza. Y la presa es nuestro dinero. El nivel de conocimiento es muy desparejo. Tenemos hackers, piratas, y gente que hace de la red su negocio por un lado; y nosotros, usuarios comunes por el otro. ¿Cómo es posible que alguien nos perjudique desde atrás de un teclado? De mil maneras. La amenaza más común son los virus, todas nuestras pc tienen antivirus de rigor. ¿Qué es un virus? No voy a ponerme técnico pero un virus de hoy es muy distinto de un virus de hace 10 años, salvo excepciones. Los primeros virus eran una forma de  marcar territorio de programadores muy capaces y egocéntricos. Perdíamos información, dañaban archivos y otros males. Hoy, los virus en general hacen otro tipo de daños. Recolectan información, espían nuestros hábitos de navegación, detectan qué tipeamos en nuestros teclados (incluyendo contraseñas, números de cuentas bancarias, de tarjetas de crédito, etc.). Cada subespecie de estas tienen nombres muy bonitos en inglés, como Keyloggers, Spyware, Malware y  otros más clásicos, como Troyanos, gusanos, etc. La información es poder, y eso lo sabían los que estaban antes que nosotros en la telaraña informática. Cada vez que dejamos nuestros datos en algún registro, estamos exponiéndonos a que esos datos sean vendidos. ¿Quién los compraría? Para que se den una idea, empresas deportivas gigantes compran datos a Facebook para saber qué vendernos y cómo. También hay formas más ingenuas como el “phishing” (no se asusten, está bien escrito así), que es una forma de hacer el cuento del tío pero a través de Internet. ¿Nunca recibieron un correo del gerente del Banco Central de Nigeria proponiendo que nos hagamos cómplices de una mega estafa, pidiéndonos el número de nuestra cuenta bancaria? Es eso. Entonces, ¿cómo manejarnos en esta jungla? Perdiendo el miedo a la tecnología, como mi mamá. Teniendo cuidado. No descargando de sitios de dudosa reputación. No reenviando correos que además de no tener elaboración propia, exponen nuestras direcciones de correo a muchísima gente. Pero por sobre todas las cosas, manteniendo nuestra vida privada, lo más lejos de la red. 

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