Foto: Leo Malizia
Por Alejandra Tenaglia
La yerba cruje
recibiendo el primer chorro de agua caliente, se hincha y eleva espumosa;
Clarita sonríe complacida acomodándose ya frente a su máquina. Planea trabajar hasta
las 11.30, detenerse para echar a la olla lo necesario para un buen guiso, y
tener hasta la mesa lista cuando Carlos llegue. Suena en la radio un hit de su
época. Su pie en el pedal no se detiene. Canta casi a los gritos el estribillo.
Sin escuchar la puerta que se abre, detrás de ella…
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