“AQUEL” GUSANO ASMÁTICO
DI FILIPPO Y EL BANDONEÓN
Por Lic. Ma. Florencia Larrambebere*
El
día 11 de julio es por Ley, “Día Nacional del Bandoneón” en Argentina,
coincidiendo con el nacimiento del ilustre maestro del bandoneón, Aníbal Troilo,
“Pichuco”.
Eduardo Arolas, Emilio
Balcarce, Carlos Marcucci, José Dames, Domingo
Federico, Raúl Garello, Pedro
Laurenz, Leopoldo Federico, José Libertella, Pedro Maffia, Rodolfo
Mederos, Cholo Montironi, Astor
Piazzolla, Dino Saluzzi, Payo Solá, Antonio
Miguel Ríos, Aníbal Troilo, Roberto Di Filippo.
Con sus nombres y apellidos estos son y fueron los más
reconocidos portadores de aquella vocación por el fuelle, por aquel “gusano asmático”
como metafóricamente lo llamó en varias ocasiones el periodista porteño Jorge
Göttling.
Hoy detenemos la mirada y la memoria en uno de esos
genios de la música que se llamó Roberto Di Filippo, un hombre que el pasado 12
de junio hubiera cumplido 88 años.
Santafesino, más precisamente de la localidad de
Peyrano. Su historia musical dice que con sus hermanos Dominga (piano y violín)
y Lucio, Vicente y Juan (todos bandoneonistas), formó una orquesta que era el
orgullo en cuanto baile y reunión había. De los nueve hijos que tuvo el matrimonio
de Antonio Di Filippo y Ángela Colonna, cinco estudiaron música.
Cuando integraba esa orquesta infantil, Roberto
tenía 6 años y ya había decidido ser profesional.
Aunque aquí tocó con las agrupaciones de
prestigiosos como Orlando Goñi, Julio De Caro, Joaquín Do Reyes y Horacio
Salgán, su esplendor llegó con Piazzolla. El marplatense fue clave en su vida
porque no sólo compartieron escenarios y grabaciones, también fue quien le sugirió
dedicarse a estudiar y tocar el oboe, un instrumento tan difícil como el
bandoneón. Era el tiempo en que Di Filippo quería vincularse a la música
clásica como un reaseguro profesional. Así pasó nueve años tocando en la
Orquesta de Radio Splendid.
Su talento hizo que en 1961, y por concurso,
ingresara a la Orquesta del Teatro Colón, donde tocó el oboe hasta 1980.
Con la jubilación, volverían las ganas de ponerse
otra vez el bandoneón sobre las rodillas. Y fue en ese tiempo cuando, en
grabaciones caseras, registró unos solos memorables, entre los que se destacan
versiones de joyas tangueras como “Flores negras”, “Recuerdos de bohemia” o
“Divina”.
Cuentan que uno de esos cassettes le llegó a
Piazzolla en París. Cuando Astor escuchó aquello, le envió otro casete
diciéndole: “Gordo Di Filippo, me asombró cómo tocás; algún día volveremos a
tocar juntos y yo seré tu segundo bandoneón”. Y remató: “Después de escucharte,
me dieron ganas de cortarme los dedos y tirarlos al Sena”.
Di Filippo, murió en febrero de 1991. Muchas veces
se lo escuchó a Astor repetir: “Nunca escuché a nadie tocar el bandoneón como él...
cada vez que lo veo le beso las manos”. Y dicen que era tanta su admiración que
el día que Di Filippo decidió dejar la agrupación de Astor, él le dijo: “Te voy
a extrañar, pero ¿con quién voy a reemplazarte?; necesito a alguien con mucho
talento”. Parece que Di Filippo ya había pensado la respuesta: “Quedate
tranquilo, te recomiendo a un fenómeno llamado Leopoldo Federico”.
El próximo 11 de julio a las 18 hs, su pueblo natal
Peyrano, junto a la “Agrupación La Ríos” de la ciudad de Rosario -agrupación
tanguera dedicada al estudio, la
difusión, el estímulo, el apoyo a las nuevas generaciones de artistas; así como
a la publicación de material analítico, crítico e historiográfico- conformada
entre otros por Gerardo Quilici, Raúl Gallardo, Lautaro Kaller y Juan M.
Ferrero, celebrarán a este hijo del pueblo, con poesía, música, documentales y
el mismísimo bandoneón que le perteneciera cuando entre sus dedos caía rendido,
e inmortal.
* Asistente de prensa y producción - Secretaría
de Cultura y Educación - Municipalidad de Rosario - flarram0@rosario.gov.ar
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