MERCURIO
Por Sergio Galarza
sergiogalarza62@gmail.com
Mercurio es el planeta más cercano al
sol y el penúltimo de los visibles a simple vista en nuestra serie para El Observador. Nos quedan en el tintero la
casa que habitamos –la Tierra-
y los gigantes gaseosos Urano y Neptuno, visibles con telescopios de aficionado.
Hablaremos de ellos en próximas notas.
Mercurio -el mensajero, el
escanciador, el que da de beber ambrosía a los Dioses- gira en torno al sol en
la menor órbita del sistema (Ambrosía es un elixir que da inmortalidad y
alimenta a los Dioses en la pintoresca mitología europea).
La fuerza de gravedad entre dos
cuerpos es tanto mayor cuanto menor distancia los separe. Esta relación es la
que imprime las velocidades con que corremos por las órbitas espaciales. La Tierra, a 150 millones de
kilómetros del sol, viaja por el vacío a 30 kilómetros por
segundo; Venus, sito más cerca, a 35 km/s; Mercurio, el más próximo, vuela a
casi 48 km/s. Así, este planeta poco más grande que la Luna tiene el menor año del
sistema, la mayor velocidad orbital, y la órbita más elíptica (con mayor
excentricidad). Recordemos que las órbitas de los astros no son circulares sino
círculos achatados llamados elipses y
que la excentricidad define qué tan achatada
está una elipse.
Este planeta tiene un núcleo metálico
fundido -como el nuestro- que genera un importante campo magnético. Mercurio es
el planeta más denso del sistema después de la Tierra. Denso
quiere decir que su relación peso/volumen es alta. Este es un concepto curioso,
muchas veces incomprendido durante el colegio. El peso de un cuerpo NO depende
de él mismo –a tranquilizarse, la balanza no nos acusa, no habla de nosotros-
sino de la relación entre nuestra masa y la masa del planeta que pisamos. En
cambio, la densidad sí es algo nuestro, nos pertenece. Un hombre musculoso
puede ser mucho más denso que un hombre obeso, aunque el obeso pese más que el
musculoso. Lo mismo sucede al comparar una esfera de telgopor con una pequeña
bala esférica. Pueden o no tener las mismas dimensiones o pesos, se intuye que
el acero es muy nutrido, es muchísimo más denso que el telgopor.
Mercurio es muy denso. Esto indica que
posee un alto grado de metales y silicatos. Como siempre, la explicación yace
en las colisiones planetarias. Sin duda, este planeta ha sufrido tremendos
choques, los cuales han despojado al viajero de sus capas externas, menos
densas. Así, el núcleo (metálico) predomina con respecto a la corteza y manto
(silicatos).
Mercurio es visible sólo cuando su
órbita lo sitúa en una posición apartada del sol -desde nuestra perspectiva-
llamada elongación; por las mañanas brilla antes del Sol y por la tarde apenas
después del ocaso. Esto hace que, al igual que Venus, Mercurio fuera llamado
estrella de la mañana y estrella de la tarde por los pueblos menos cautos en
cuestiones astrales. En los atardeceres de fines de mayo habrá sido visible en
el oeste de Chabás, muy bajo sobre el horizonte y apenas después de que el sol
se hubiese puesto; luego, será visible en especial durante los amaneceres a
mediados de Julio, si echas ojos sobre el horizonte opuesto, hacia el este,
hacia donde yo escribo estas notas, sorbiendo mínimas gotas de mi ambrosía, la
alegría de vivir rodeado de los que quiero.
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