¿QUÉ TIENEN EN LA CABEZA?
Por Verónica Ojeda
veronicaojeda48@hotmail.com
A menudo me sucede que necesito salir un poco de adentro de ese cubículo que es mi casa, decirle chau a la compu y a los quehaceres domésticos, les propongo a los chicos ir al parque. Casi siempre viene acompañando algún primito, amigo, algún abuelo o abuela, las mascotas y amigas de la mamá, así que en otras palabras, solemos ser una pandilla. Eso sí, como les debe ocurrir a muchos de ustedes, hay que ir provistos de algún comestible para ellos, dulce o salado; algo para beber, porque no sé cómo funciona pero es llegar a destino y que se les despierte un apetito voraz y una sed que en su vida han experimentado. Ahí es cuando sacamos de la canasta la infaltable mantita, y el arsenal de manjares seguramente no tan nutritivos que a ellos les encanta. Atrás viene la botella de la bebida burbujeante y espumosa que hasta parece que es la primera que van a degustar. En fin, todo esto acompañado del infaltable, el que nos acompaña a todos lados, en todo momento y a toda hora: el mate; sí, al fin algo para nosotros.
Un plan montado sólo por verlos disfrutar, correr, gritar, hamacarse, jugar, jugar… eso que a todos nos gustaba hacer de chicos, y de grandes generalmente dejamos a un lado. Para nosotros era la plaza, la escondida, ladrón y policía; los chicos, a la pelota. Trepar a los árboles y hamacarnos hasta que el sol se ponía o en el peor de los casos, hasta que brotaba de no se sabe dónde alguna madre surtida de una ramita, cansada de llamar desde la puerta a alguno del grupo. En ese tiempo era algo de todos los días, ellas no necesitaban especialistas que prodigaran los beneficios de la vida al aire libre. Eran otras épocas.
El juego integra, socializa y posibilita la relación con los demás, aporta muchos beneficios -según los especialistas de nuestros tiempos-, y es necesario que los padres sigamos posibilitando el marco para que ello suceda.
El juego les abre la cabecita y es a través de él que aprenden. Ah… qué delicia escuchar sus teorías acerca de alguna observación que hicieron, con toda la ingenuidad y lo espontáneo de ese momento de esparcimiento. Las reglas, los enojos, las diferencias y los acuerdos a los que son capaces de llegar en menos de cinco minutos con tal de seguir jugando un rato más. Verlos sonreír y divertirse, no tiene precio. Corretear y rodar por el pasto. Vencer el miedo, poder presenciar el momento en que se animó a… aunque por dentro estemos temerosos de que se caiga y golpee, como muchas veces le sucederá en la vida y a nosotros nos siga persiguiendo esa sensación de alarma constante, porque los queremos más que a nuestras vidas.
Pero el cuento venía por otro lado. Apartando la melancolía y siguiendo con el disfrute, me permití entrometerme e interrumpir un poco ese momento sacro para hacerles algunas preguntas, porque me gusta mucho escuchar sus maravillosas ocurrencias. En realidad debo admitir que me he convertido en corresponsal de este medio y mi misión de ahora en más, será con los pequeños. Así que si me ven en algún parque con lápiz y papel, señores padres, no se asusten, es que ando buscando alguna respuesta para bucear en esas locas cabecitas, abastecidas de tanta imaginación…
¿POR
QUÉ EL AGUA NO SE CAE?
En esta ocasión
recopilé una serie de respuestas, que los niños me dieron acerca de mi pregunta
luego de observar fotografías del planeta Tierra.
Si el planeta es
redondo y flota en el espacio, ¿por qué el agua no se cae?
Elaboraron teorías,
salieron para allí o para allá, pero todos, algo aportaron. Veamos:
Marcos Bonino - 4 años
Porque gira y gira, y si gira despacito no se
cae. Si tuviera pegamento saldríamos todos mojados de pegamento y tardaríamos
mucho en secarnos. Las hormigas tampoco se caen, porque tienen el pasto abajo y
el pasto sí está pegado a la tierra.
Pedro Bonino - 7 años
Porque la tierra… tiene algo que hace que el
agua se quede pegada.
Luisina Razzini - 7 años
Para mí está pegada con plasticola o con unos
clavitos. También puede ser
que un astronauta vino y pegó el agua en la tierra con un moco muy grande…
Agostina Castro - 9 años
Supongo que no se cae porque el planeta no
está de cabeza, o porque está dentro del planeta… ¡Me mataste!
Francisco Samuel - 5 años
Yo creo que no cae porque para mí, ¡está
pegada con Poxipol! ¡¡¡Mucho mucho Poxipol!!!
Sol Santarelli - 9 años
Porque la Tierra tiene un eje que hace que el
agua no se caiga, porque también tiene una atmósfera, por eso el universo flota
y el agua también flota.
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