Por Ana Guerberof
ana.guerberof@gmail.com
Existen tres eminencias en el estudio
de los primates: Jane Goodall, especialista en chimpancés, Biruté Galdikas, en
orangutanes, y la ya fallecida Dian Fossey, en los gorilas de las montañas.
Dian adquirió fama mundial gracias a su libro “Gorilas en la niebla”, más tarde
llevado al cine con Sigourney Weaver en el papel protagónico. Aprovechando que
visitaba a los gorilas en Biwindi (la parte del parque natural que pertenece a
Uganda), decidí subirme a mi máquina del tiempo y entrevistarla.
Dian, es un honor conocerla. Sus estudios en este campo han hecho posible
que no se extinguieran los gorilas a finales del SXX como se vaticinaba y que
la población crezca. ¿Cómo nace esta pasión por los gorilas?
Me alegra saberlo teniendo en cuenta que la población disminuía de forma
dramática cuando me trasladé a Ruanda. Mi pasión comenzó cuando leí los libros
del zoólogo George Schaller sobre los gorilas. En 1963, decidí pedir un
préstamo y recorrer varios países de África para ver la fauna salvaje. Regresé
a Estados Unidos, pero supe que tenía que volver.
Usted era terapeuta ocupacional, trabajaba con niños autistas, pero el
conocido antropólogo Louis Leakey le consigue una ayuda de la fundación Wilkie
para estudiar a los gorilas en Congo. ¿Cómo lo consigue sin tener experiencia?
Se dieron varios factores: no había muchas personas dispuestas a dejarlo
todo, adentrarse en la selva en condiciones realmente difíciles y pasarse
varios años observando gorilas; además, el doctor Leakey pensaba que una mujer
tenía una serie de características que facilitaba esta labor (así había
ocurrido con Jane en Tanzania), y, finalmente, mi entusiasmo y perseverancia no
le dejaron alternativa.
¿Es cierto que se quitó el apéndice para poder ir?
Sí. Leakey me lo pidió para ponerme a prueba, pero yo le creí… ahí se dio
cuenta de que yo iba en serio.
Una vez en Kabara, sola y sin experiencia, ¿cómo comienza el estudio?
Con la ayuda inicial de Alan y Joan Roots, una pareja de fotógrafos que
había conocido en mi primera visita a los gorilas, y de Sanwekwe, un rastreador
experto, gracias a quien conocí los primeros tres grupos de gorilas; más
adelante yo misma formaba al personal.
Se produce una crisis interna en Congo y la detienen dos semanas. En su
libro explica que huyó gracias a su Land Rover y al huevo de una de sus
gallinas…
Mentí diciendo que tenía dinero en Uganda para registrar mi Land Rover en
Congo y cuando hice tantos aspavientos con el primer huevo de una de mis
gallinas pensaron que estaba loca y me dejaron pasar la frontera; huí al hotel
de Walter Baumgärtel quien me protegió.
La han tratado de loca, de bruja, de racista, de persona difícil…
He luchado con las armas a mi alcance para poner en práctica una
conservación activa (en contraposición a una teórica), es decir, educar a la
población local y facilitar que tengan una vida digna, organizar un turismo muy
controlado y patrullar de forma constante el parque para detener a los
cazadores furtivos.
Tras su detención se trasladó a Ruanda donde crea el centro de
investigación de gorilas de montaña Karisoke.
Lo que hice fue cruzar la frontera y establecerme en Virunga donde estudié
a cinco grupos de gorilas, sus relaciones familiares, comportamiento,
vocalizaciones, etc. También descubrí los principales problemas para su
supervivencia: los cazadores furtivos, la invasión de sus tierras, una
administración sin formación…
En su libro explica la estrecha relación que estableció con muchos de los
gorilas. Algunos estudiantes y visitantes de Karisoke la acusan de preferir a
los animales antes que a las personas.
No todos los que quieren estudiar la vida animal están preparados para
pasar las incomodidades, aislamiento y dedicación necesarios. Yo siempre me
sentí como en casa, pero he visto a muchas estudiantes y asistentes que no se
adaptaron a este tipo de vida…
De su relación con tantos gorilas: Digit, Coco, Pucker, Uncle Bert, Simba… ¿qué
es lo que más le ha impactado de este animal?
Cada hora con los gorilas me producía una inmensa satisfacción. Pero
todavía recuerdo la primera mirada de aceptación de Peanuts -2 años más tarde
me dio la mano-, ver crecer a Digit hasta convertirse en un imponente espalda
plateada, ayudar a que Coco y Pucker sobrevivieran. Me fascinaba los intensos
lazos familiares en los grupos, la protección de sus crías hasta incluso morir
para salvarlas.
Dian, si le dijera que su vida corre peligro en estas montañas, ¿se iría?
Sé que soy una persona incómoda, pero no me iría nunca…
Dian Fossey pasó sus últimos 18 años
en Karisoke estudiando a los gorilas y luchando para su conservación. El 26 de
diciembre de 1985 alguien entró en su cabaña y la asesinó con un machete. Las
exactas circunstancias de su asesinato no se han esclarecido aún. Está
enterrada junto a aquellos gorilas que perdieron la vida a manos de cazadores
furtivos.
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