Por Sebastián
Muape
Finalmente y como
cierre de sus interminables escarceos con los candidatos a dirigir a la
Selección Nacional, Armando Pérez, titular de la Comisión Normalizadora que hoy
rige AFA, se decidió por Edgardo Bauza para ocupar el cargo. Tras las repetidas
negativas de Simeone, Bielsa, Berizzo, Sampaoli y Pochettino, Miguel Russo y “El Patón” se perfilaban como posibles,
siendo el elegido el ahora ex Técnico de San Pablo (Brasil). Asumió el jueves
pasado y ya está pensando en convencer a Messi, para que juegue las
Eliminatorias en septiembre.
Tras la intempestiva salida de Gerardo Martino en julio
pasado, después de perder su segunda final de Copa América en menos de un año,
la AFA se esmeró una vez más en hacer papelones y si de papelones se trata,
nadie como la AFA. En primer lugar recordemos que peligró la participación del
equipo de Fútbol en los Juegos Olímpicos (ya en marcha) debido a que, no sólo
no había DT, tampoco jugadores. En ese contexto desolador, Julio Olarticoechea
asumió interinamente la responsabilidad y a los tumbos logró armar un plantel.
A partir del alejamiento de Martino, Armando Pérez
comenzó a deambular en la búsqueda de un sucesor, para tal fin y a modo de
“casting”, mantuvo conversaciones con los Técnicos mencionados anteriormente y
hasta con Ramón Díaz, que ante tal desorden se relamía con la posibilidad de
comandar los destinos del equipo nacional.
Algo quedó claro una vez consumada la contratación del
nuevo entrenador, no hay plan, no hay proyecto, no hay ideas, no hay mediano ni
largo plazo. No porque Bauza carezca de capacidad, simplemente queda
evidenciado que se tiraron manotazos en todas las direcciones, sin lógica
alguna. Lo que se buscó es alguien que venga a poner la cara, que emparche el
destino del equipo argentino como pueda y que logre clasificar para el próximo
Mundial en principio, sin Messi. Pensar que hasta se les ocurrió un conductor a
medio tiempo, entre Ezeiza y Europa, tal la condición en la que creían poder
contratar a Jorge Sampaoli; afortunadamente esta idea murió antes de nacer.
Ahora bien, Edgardo Bauza acredita sobradamente capacidad
para el cargo, claro que sí. Es un hombre con un perfil bajo y prolijo, es
serio y trabajador y además tiene la personalidad suficiente como para llevar a
cabo el trabajo, que todos los argentinos ponemos en tela de juicio desde la
mesa de cualquier café.
Lo avalan dos títulos de Copa Libertadores, uno con la
Liga Deportiva Universitaria de Quito en 2008, otro con San Lorenzo en 2014,
más dos semifinales: en 2001 con Rosario Central y este año al frente de San
Pablo, son éstas sus principales cartas de presentación, las llaves que le abren
el portón de Ezeiza y está muy bien que así sea. Además de estos logros, Bauza
fue campeón en 2004 en Perú con Sporting Cristal, dos veces ganador del torneo
nacional ecuatoriano con Liga de Quito (2007 y 2010) y con ese mismo equipo
ganó la Recopa Sudamericana, también en 2010. Antes de desembarcar en Ecuador,
tuvo un fallido paso de unos meses por el Al Nassr de Arabia Saudita.
Sumados a los ya mencionados Central (fue DT del
“Canalla” de 1998 a 2001) y San Lorenzo, en Argentina también dirigió a Vélez
Sarsfield (2001/2002) y a Colón en dos etapas (2002/2003 y 2005/2006).
De antemano, Bauza carga con el estigma de ser un Técnico
demasiado defensivo, posiblemente porque el último recuerdo que tenemos los
argentinos, es la triste final del Mundial de Clubes que San Lorenzo perdió con
Real Madrid en 2014, donde prácticamente no le opuso resistencia. Como
contrapartida de esto, habrá que recordar también que tanto Liga de Quito, como
“El Ciclón” ganaron la Libertadores con buen juego, con protagonismo y un
estilo clásico con marcadores laterales muy ofensivos, con un efectivo “doble
5”, enganche y un “9 de área”. Que sus equipos se hacen fuertes en defensa, es
tan cierto como que no se puede pensar en ganar algo sin defender bien, y
teniendo en cuenta que la Selección parece haber encontrado una línea de fondo sólida
y confiable, será cuestión de mantener una postura coherente con sus ideas y
ver de qué manera se las ingenia para hacer daño en el arco rival. No perdamos
de vista nunca, que los entrenadores llegan a los clubes y mayormente se las
arreglan con lo que tienen, mientras que en una selección de clase mundial como
la argentina, las posibilidades de elegir futbolistas son casi infinitas, contando
con intérpretes para todos los esquemas y
planteos, el secreto está justamente en seleccionar de acuerdo a
convicciones y no según el apellido.
Una vez que asumió, el “Patón” manifestó que no tiene
tiempo para hacer grandes cambios, habida cuenta de la proximidad para su debut
ante Uruguay, el 1 de septiembre en Mendoza. Esto implica que nuevamente veremos
a Higuaín, Agüero, Di María y Lavezzi con la camiseta nacional. Nada grave,
siempre y cuando en el futuro inmediato, Bauza use el bisturí para una cirugía
mayor; muy mayor y muy necesaria, si realmente pensamos en llegar a Rusia con
aspiraciones importantes. Pero antes, hay que pensar en clasificar y para ello,
el flamante entrenador tendrá como primer objetivo, la misión de convencer a
Messi para que forme parte del plantel que este año tiene que enfrentar, además
del equipo Charrúa, visitas a Venezuela, Perú y Brasil y compromisos de local
frente a Paraguay y Colombia, en el último partido de 2016.
Bauza cuenta, en su cuerpo de colaboradores, con José Di
Leo, antiguo ayudante de campo y compañero desde sus épocas de jugadores de
Central. La parte física está a cargo de Bruno Militano, responsable en las
Libertadores ganadas y finalmente el hijo del “Patón”, Maximiliano, cuya labor
tiene que ver con la edición de videos de los rivales y seguimiento de
jugadores en general. A raíz de una excelente relación cultivada desde el
Mundial del ‘90 con Jorge Burruchaga, hoy Bauza ve con buenos ojos la
posibilidad de sumarlo a su Cuerpo Técnico, poniéndolo al frente de los
juveniles y es una gran idea, “Burru” tiene un perfil similar al suyo y es un
referente ineludible si de la camiseta nacional se trata.
Nacido hace 58 años en Granadero Baigorria, provincia de
Santa Fe, Bauza es, detrás del gran Mario Alberto Kempes, el segundo goleador
histórico de Central, club del que naturalmente es hincha. Según sus propias
palabras, la posibilidad de dirigir al seleccionado argentino le llega en el
mejor momento de su carrera. Se lo ve aplomado al santafesino, firme. Tiene por
delante un desafío inmenso, tan grande como la necesidad de volver a festejar
un título, necesita primordialmente que Lionel Messi se amigue con la camiseta
y a partir de ahí, planificar la renovación del plantel. Está a tiempo, es hora
de que soplen fuertes vientos.
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