Por Verónica Ojeda /
veronicaojeda48@hotmail.com
Cuando
comenzamos a pensar en esta columna hace casi un año atrás, la localidad pasaba
por horas difíciles. Estaba afectada por
la última inundación, aquella en la que el setenta por ciento de la población de Chabás
tenía agua adentro, frente a sus casas o en los alrededores de ellas.
En
esos momentos de tanta desesperación, confusión, temor e indignación, y sobre
todo por ver cuánta ignorancia teníamos sobre algunos temas –yo incluida-, tal
vez por eso que llaman resiliencia o impulsadas
por una necesidad de ayudar de algún modo, pensamos en cómo podríamos desde el periódico
aportar nuestro granito de arena, investigando, explorando a cerca de algunos
temas a los que quizás no se les da la importancia que verdaderamente tienen.
Es decir que la mejor manera que encontramos para hacer algo, es informar. Y
fue así que nos metimos en lugares nuevos. Me puse a pensar cuántas veces había escuchado la palabra “ecología” y cuán
poco sabía de ella.
Así
comenzó este viaje, que dimos en llamar ConCiencia Ecológica, valiéndonos de los
aportes y recursos científicos, organismos como el INTA, la Organización
Mundial de la Salud, Ministerios de Producción y otros pertenecientes al estado,
la palabra y la experiencia de productores que apostaron por un modo de vida
diferente, primando la salud y la calidad de vida. De allí nos nutrimos, de
manera responsable, con información, proyectos, experiencias. Y apuntamos luego
a trasladar todo ese bagaje al lector, brindándoles herramientas para que
conforme su propia conciencia. Sabido es que la información, tanto la que baja
de los organismos oficiales como la que surge directamente de los actores, es
la fuente donde todos deberíamos abastecer nuestras dudas, para no ser
manipulados mediante el miedo y la ignorancia (enemigos acérrimos de la
educación), por quienes tienen intereses en dirigirnos hacia esta o aquella
toma de posición.
Recorrimos
diferentes puntos del país, a donde la novedad ecológica nos llevaba, para descubrir
que hay otro modo de vivir de manera sustentable, cuidando el medio ambiente,
protegiendo la naturaleza, produciendo de una forma saludable para todos.
Seguimos
los proyectos agroecológicos de la región y de la localidad, buscando la
palabra de quienes hoy apuestan por un modelo agrícola libre de tóxicos,
mostrando sus experiencias y comprobando sobre todo, que se puede y es viable.
De
nuestra parte, creemos que es un pequeño aporte realizado, un granito de arena
apenas, pero que si logramos despertar en uno o dos lectores esta conciencia de
vivir en un mundo más sano para todos, el objetivo está logrado, lo demás
sucede por contagio.
Plantamos,
sembramos, cosechamos…
Les
deseamos una buena vida. A cerrar los ojos y pensar en un mundo mejor, se
puede…
Gracias.
Y hasta siempre.
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