Mercado Inmobiliario Rural




El acceso a bienes inmobiliarios rurales, la evolución de la productividad, la parcelación de la tierra, la baja o suba del valor de los precios de los campos y lo que sucede en otros países, son algunos de los temas a los que refiere en el presente informe Gerardo Raimunda, Asesor Inmobiliario con 29 años de experiencia en la materia.

Referencia empresarial
“Servicios Inmobiliarios Rurales”, cuyos propietarios son Gerardo y Néstor Raimunda, asesora desde 1981 a una amplia cartera de clientes de todo el país, sobre la mejor manera de transformar en rentable las operaciones de compra y venta de campos. Actualmente esta empresa se encuentra fusionada con “Dunod Propiedades” (de la localidad de Rosario), en la prestación de asesoramiento profesional sobre la compraventa de inmuebles rurales con aptitudes agrícolas, ganaderas y agrícolas-ganaderas en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco,  Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán y otras.

Análisis de un enigma

Por Gerardo Raimunda

Dentro de la permanente obstinación de profesionalizarme, he tomado cursos, charlas con economistas y excelentes colegas; de cada buen profesional he extraído conceptos que me fueron haciendo entender cosas que parecían inentendibles. Uno de los enigmas más grande en el sector era: ¿Por qué cada vez son más pero menos rentables las pequeñas unidades de campos? Siempre traté de inculcarles a mis hijos la toma de conciencia sobre el concepto de  propiedad, que no es otra cosa que valorar lo que uno hereda o compra. Cuando en las generaciones que nos antecedieron existía algún “líder” o “iluminado” que ayudado por una Ley Agraria, podía comprar o heredar una unidad, no sólo la mantenía por iluminado sino porque la familia era una empresa que trabajaba de “sol a sol”, o sea, lograban la rentabilidad de su campo con el trabajo. Hoy debido a la implementación de nuevas técnicas, genéticas, costos, etc., se depende de la actualización de información, planificación, concientización y de la profesionalización. Si uno quiere obtener buenos resultados en un buen jugador de fútbol, tenis, polo o en un buen domador de caballos, una buena y recomendada estrategia sería entrenar a estos desde chicos. Eso trasladado al  campo significa que si de un día para otro nos dijeran: “acá tenés este campo, cuidalo, administralo y hacelo rentable”, es como si a una persona a los 30 años, sepa o no andar a caballo, lo sentamos en el mismo y le damos un rebencazo en el anca. Todos sabemos qué resultado obtendríamos. Debemos formar desde muy corta edad a colaboradores, empresarios y gente que tenga en claro los conceptos de propiedad y de herencia. Tomemos de nuestras familias, amigos, conocidos, ejemplos de quienes en los últimos 80 años hayan sido propietarios de fracciones de campos, y veremos cuántos por distintas razones, hoy no  sólo no tienen esa fracción de campo sino que no mantuvieron ni por cerca lo que hoy valdría dicha fracción. Tal vez antiguamente una de las premisas era la preservación del patrimonio y el poder mantener a la familia: alimentación, salud, educación en algunos casos, y pocos, muy pocos lujos. El progreso trajo algunas dificultades en ese objetivo. La falta de un buen asesoramiento a nivel profesional o gubernamental, dejó sin brújula a los herederos, y atrapados por los brillos -a veces lógicos de una sociedad de consumo-, dejaron su chacra y se vinieron al pueblo. Recuerdo que cuando era chico, hace 50 años, acompañaba a mi papá Felipe Raimunda a los campos a poner inyecciones o a nebulizar a algún enfermo; me encantaba, porque siempre mientras él hacia su trabajo, alguien me llevaba a ver los animales, gallinas, pollos, patos, pavos, toros, vacas, ovejas, caballos, chanchos, chivos, quintas, plantas de frutas, nueces, etc. Todavía guardo en mis recuerdos la cantidad de cosas que le regalaban a mi viejo, por su forma de ser y por la molestia de haber ido hasta el campo a atender a quien lo necesitaba. Esto incidió directamente en los precios inaccesibles de todos estos productos que hoy se compran: verduras, frutas, huevos, carne, nueces, etc. Obviamente que no sólo esto afectó a no poder mantener las fracciones originales, sino que al no estar más ese “patriarca” o “iluminado”, sus generaciones posteriores no valoraron sus sacrificios y dividieron esas fracciones tentados por los dulces de la inconducta del no trabajo o de los trabajos menos pesados, además de la tentación de altas tasas de intereses en entidades bancarias. Las mismas entidades que de un día para el otro, por leyes dictadas por políticos habilitados -por no decir corruptos-, se quedaron con el  producto de la venta de esas fracciones (Ley 18.188, Desagios, Corralitos, etc.) o por inflaciones encubiertas: 1 gramo de oro en la década del 30 era 1 U$S, hoy un gramo de oro es más de 40 U$S. O sea que el U$S se desinfló 40 veces.
Evolución productiva de los últimos años
Uno de los factores fundamentales que benefició fuertemente la producción, fue la aparición de la siembra directa, que  permitió recuperar y conservar los suelos y retener mucho más la  humedad de  los mismos. También debemos reconocer que los propietarios y los ingenieros agrónomos se profesionalizaron y supieron aprovechar la información científica y la tecnología. Sin duda estos avances beneficiaron mucho más a la agricultura que a la ganadería. Es muy poco lo que evolucionó la producción ganadera respecto a la agricultura y en nuestra actividad decimos que vemos muchos ingenieros ricos y  veterinarios pobres. Esto también tiene aplicación con los valores de los campos. Quien invierte hoy en un campo agrícola lo hace con  la convicción de que obtendrá rentabilidad positiva; y quien invierte en un campo de cría, en su generalidad lo hace para no perder su capital ganadero, o porque no le alcanza su disponibilidad para inversión en un campo agrícola o para refugiarse en tierra y no quedar devaluado.    
Escenario actual del mercado inmobiliario rural

En el contexto de la crisis mundial, muchos colegas sostenían que se venía una gran baja en los valores de los campos, pero yo me alineaba entre los que opinábamos que los campos no iban a bajar o si lo hacían sería en un mínimo porcentaje.
Mi análisis se fundamentaba de alguna manera o partía del siguiente razonamiento: Argentina no exporta elementos suntuarios o de lujo, sino que produce y exporta alimentos, y eso en mayor o menor medida iba seguir siendo demandado, primero porque aún existen muchos países pobres que necesitan imperiosamente alimentos; y por otro lado porque tenemos un cliente muy importante como China, cuya población no está dispuesta a perder la calidad alimentaria lograda en estos últimos años.
1°) Argentina exporta fundamentalmente productos agrícolas y comodities que son los que un mundo superpoblado, aun en crisis, no puede dejar de consumir.
2°) China tiene 1.300 millones de habitantes y sigue creciendo a una tasa promedio del 10% anual en los últimos 10 años.
Hoy el mercado me está dando la razón, los campos no bajan de valor. Reconozco que se concretan muy pocas operaciones, pero los vendedores, a pesar de casos fortuitos como la sequía, la baja rentabilidad, la lucha en que los metió el gobierno, defienden a brazo torcido pero con éxito los valores de sus propiedades.
En la vereda de enfrente están los inversores, quienes quieren hacer valer su dinero pero no es fácil encontrar lo que buscan, porque en este momento no existen en venta campos agrícolas importantes y al precio del oferente.
En resumen puedo decir que, el contexto en lo inmediato sería el siguiente: poca rentabilidad, debido a la  alta carga impositiva y altos costos de insumos y laboreos; poca oferta de campos importantes a precios razonables; retracción de compradores locales para campos chicos y/o medianos y aparición de grandes inversores extranjeros para campos importantes.
En vísperas de un próximo año eleccionario, sería interesante que el gobierno empiece a trazar pautas mas lógicas y claras para el sector, y entonces recién ahí podremos saber cómo sigue la película. Pero una vez más reitero, los campos de Argentina seguirán conservando su valor.
La tendencia alcista que se viene registrando todos estos últimos años, va a seguir, muy a pesar de algunos factores fortuitos (fenómenos climáticos) o de la falta de proyectos y apoyo a nivel político gubernamental. 
Son muy pocos los países que actualmente ofrecen campos en venta, y entre esos pocos la Argentina es uno de los mejores por razones de calidad de tierras y climas.
En EE.UU. los campesinos están cómodos con subsidios estatales, ayudas crediticias, etc., sus números son altamente positivos. En Europa casi no existen fracciones productivas en venta. Incluso en países que tienen condiciones similares a las nuestras, en cuanto a calidad de tierras, como es el  caso de Nueva Zelanda y Australia, hace  años que casi no hay  campos en venta, sus productores están sustentados por gobiernos con políticas programadas, rentables y previsibles, con excelentes índices de exportaciones, etc. y la gran mayoría de lo que había en venta en esos mercados fueron comprados por inversores externos con capitales originarios de Europa y Asia, inversores japoneses, chinos y coreanos que compran campos para producción y como método para combatir el stress. 
En el mercado mundial de campos sólo hay ofrecimientos de ventas en América del Sur: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, en ese orden de importancia. Y por supuesto nuestro país cautiva a los inversores por varias razones, como la diversidad de sus climas, alta tecnología  disponible y aplicada, la calidad de profesionales, la variedad de producciones alternativas, etc. Pero  Argentina  se conoce como un país incierto y de posturas extremas, con gobiernos que no logran plasmar una política de estado coherente y continua. De una política privatizadora con estrecha relación con los EE.UU. y otros países del primer mundo, pasamos entre gallos y medianoche a políticas de estatización de servicios y empresas, en alineamiento con países como Venezuela y Bolivia, nos exponemos al aislamiento y a renegar de la globalización con cierres intempestivos  de exportaciones agropecuarias, retenciones que oscilan del 15% hasta el 44% y  móviles, según la demagogia, estrategia de campaña o la necesidad de cada gobernante.
A pesar de todo esto me animo a decir que, la demanda es buena y puede mejorar, porque los productores locales de cereales (principalmente soja), quienes hoy están con bolsones de cereal y silos llenos en sus campos, cuando los vendan van a invertir diversificadamente. Los exitosos deportistas (tenis, fútbol, básquet, polo, etc.) están trayendo algo de su dinero al país y los inversores extranjeros siguen viniendo. Opino que más haya de toda esta coyuntura financiera internacional, los campos mantendrán su valor.
Finalmente lo que quiero dejar sentado, es que los campos de Argentina van a seguir demandados a través del tiempo, porque nosotros podemos producir los alimentos que el mundo demanda y lo sabemos hacer, por nuestra capacidad técnica y humana. Sería importante que no seamos los últimos en enterarnos de que podemos ser los primeros.                      


Agradecimiento
Esta satisfactoria actividad lleva como sustento fundacional y fundamental a las relaciones que ya tenemos y que quedaron luego de operaciones realizadas, consultas, asesoramientos, estimaciones, etc., Nuestra experiencia nos indica que un alto porcentaje de operaciones realizadas tuvieron la efectiva participación de las mencionadas relaciones; unas recomendándonos a algún amigo, familiar, conocido, compañero de trabajo; otras haciéndonos llegar noticias y datos para poder seguir ayudando con esta atrapante actividad como es la venta de inmuebles urbanos y rurales. Es por eso que aprovecho la ocasión para dar un eterno reconocimiento y agradecimiento a todos mis amigos y clientes; y muy en especial a dos de las personas que más me ayudaron y me ayudarán a incrementar día a día mis conocimientos: mi hermano, Néstor Hugo Raimunda; y mi amigo y colega Andrés Gariboldi, propietario de Dunod Propiedades, a quienes tendré considerados por siempre como grandes referentes. Aprovecho también para homenajear a mi papá, que me sirvió de ejemplo y me enseñó ante todo a ser una buena persona. ¡Gracias Felipito!


RAIMUNDA Gerardo Alberto
areacampos@dunod.com.ar
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3 er. Piso  0341 4204500


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