Nuevas sensaciones - Diciembre 2º



“UN CAMINO HACIA MÍ”

Por Lorena Bellesi
bellesi_lorena@hotmail.com

Playa, sol, arena, sombrillas, mar, reposeras, bronceado, verano… vacaciones, paisaje idílico, símbolo de despreocupación, de angustias lejanas que quedaron atrapadas en el despertador que ya no suena, metáfora de una felicidad eterna.  Esta Arcadia moderna  funciona como lugar de fuga para autómatas rutinarios, que viven dependiendo del “marcar tarjeta”. La película Un camino hacia mí  (“The Way Way Back), transcurre durante los cálidos días estivales de un verano crucial para el protagonista, Duncan (Liam James), un introvertido adolescente de catorce años, a punto de abandonar su taciturno cascarón.
Salir de vacaciones en familia muchas veces resulta ser una simpática peripecia, adolescentes que retornan cuando los adultos desayunan, hijos pequeños que aparecen en la playa en andas, rodeados de muchas personas que aplauden, son parte de postales representativas de esas épocas de descanso y ocio. Duncan habla muy poco, su figura encorvada refleja el fastidio frente a su realidad, recibe con resignación el maltrato, a veces humillante, de un padrastro insufrible, Trent (Steve Carell), con quien pasa su tiempo de veraneo. Aunque su madre, Pam (Toni Colette) intenta cariñosamente interceder para conseguir una amena relación entre ambos, es evidente que Duncan y Trent no pueden congeniar. Montado en una bicicleta de niña, feliz de alejarse de su casa, huyendo, el joven aterriza en el parque acuático “Water Fizz” en las afueras de la ciudad. Quizá por camaradería, por compasión o sólo por empatía, un inmaduro cuarentón encargado del lugar, llamado Owen (Sam Rockwell) lo contrata para trabajar allí. Y entonces deja de sentirse solo, distinto, prácticamente un estorbo entre los suyos. Afuera del parque, los adultos que rodean a Duncan son los que se van de parranda, pernoctan, engañan a sus parejas o consumen drogas, todo está al revés. Pero una vez adentro, únicamente halla la distensión de bromas inocentes, compañerismo, solidaridad y contención, es decir, una familia, personas que lo tratan bien, lo ayudan en su descubrimiento personal. El parque, los empleados del lugar, todos muy macanudos, parecen salidos de una época pasada, específicamente de los ’80. Por ejemplo, cuando suena a todo volumen “New sensation” de INXS, tema de 1987, impone en la película tanto un espíritu estilístico  reminiscente que valora las hazañas simples, como también remarca la impronta de un desafío superado. Nuevas sensaciones que Duncan comienza a disfrutar con alegría, durante “la edad más incómoda de la vida”, según el decir de su vecina Betty (Alison Janney). Mujer divorciada, entrometida, suelta mordaces comentarios respecto a la mirada estrábica de su hijo menor, con mucha gracia, y una pizca de humor negro hilarante.
Un camino hacia mí es un conmovedor film de aprendizaje, de victorias y maduración, que concierne a jóvenes y adultos por igual. Tomar decisiones que dan miedo para cerrar un ciclo gastado o estéril, es enfrentarse con la intriga de un futuro todavía no escrito, incierto. Pero hay cuestiones que no deben seguir ignorándose, el descontento, la insatisfacción, el conformismo pueden remediarse si se los encara con coraje, determinación y entusiasmo. Cortar y dar de nuevo, como Owen le dice al afligido Duncan:Ahí afuera hay todo un mundo para vos, no te resignes”.

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