Septiembre amor...far



Por Carlos Bonino
carlosgbonino@gmail.com

Septiembre ha llegado otra vez, dice el cuarteto y nosotros bailamos celebrando la primavera. Lo raro es que esta vez, la estación del amor llegará después del verano. ¿O qué otra cosa son estos últimos días de agosto en mangas cortas y ojotas? El clima parece estar de cabeza, ¿se habrá cumplido la profecía que rezaba que si todos los chinos saltaban al mismo tiempo, la Tierra iba a modificar su eje? O simplemente la cabeza de la Xipolitakis empezó a recalentar cuando trató de entender qué significaban min. y máx. en la perilla de la cocina.
El 4 de septiembre, se celebra el Día del Inmigrante. Allí seguramente la griega, se juntará con los chinos que viven acá, y seguro no saltaron porque si no el efecto “eje corrido” no se hubiera podido hacer. Al baile se sumarán, a puro grito, los abuelos gringos; también llegarán, con sus valijas, los tíos gallegos. La música estará a cargo de algún acordeón polaco y así junto a croatas, turcos, judíos y todos los que hayan querido pisar este suelo,  festejaremos esta hermosa mezcla  de culturas que llamamos Argentina.
Como país, seríamos como la cena del domingo: donde arrancamos con la empanada que sobró el sábado al mediodía, seguimos con un poco de asado frío, le metemos algún tallarín que quedó en un tupper y cerramos con la porción de budín de pan, que no se comió alguna dama a dieta.
Mientras, los estudiantes comienzan a planear su fiesta. Unos días antes, los maestros festejan el suyo. Diez jornadas previas, aprovechando las aulas cerradas, las peluquerías se llenarán de maestras en busca de ese rubio tan característico de la educación argentina. Lo que no sabemos, es qué relación tiene un reflejo claro con Domingo Sarmiento.
Porque, el 11 de septiembre recordamos a unos de los próceres más controvertidos de nuestra historia. Una  persona que dijo: “Todos los problemas son problemas de educación”. Pero también se expresó diciendo: “La invasión de las Malvinas por parte de los ingleses es útil para la civilización y el progreso". En fin, eso también es parte de lo que somos, como Maradona, que era amigo de Menem y de Fidel.
Amigos, novios, compañeros de colegio, vagos, todos dirán presente en el picnic más famoso del año. El 21 de septiembre los sandwichitos y las gaseosas competirán con los choris y la cerveza por llevarse las preferencias de los adoradores de los días templados.  Los que ya no podemos asistir a ese evento, hablaremos de lo zarpados que están los pibes, del libertinaje reinante entre los jóvenes, pero callaremos nuestra envidia. No diremos nada de nuestras ganas de faltar al trabajo y nuestros deseos de cazar mariposas con una red. Porque dígame la verdad, ¿no siente como dicen los The Sacados que “la primavera la sangre altera”?
Con esto de los picnics, queda mucho resto de fiambres en la heladera dando vueltas. Usted ya no es un pibe, el estudiante es su hijo. Pero esa mortadela, está más tentadora que la Coca Sarli en Carne. Sabe que si hay un pan cerca rompe la dieta, el colesterol se va a las nubes y le explotan un par de arterias. Ojo, alguna vez, también supo que el champán con pizza era cosa de menemistas y sin embargo se hizo un festín como Cavallo con el sueldo de los jubilados y el laburo de mis viejos. Por eso, agarre el fiambre, haga un rollito, cierre los ojos y pise a fondo el acelerador, que vida hay una sola y cardiólogos muchos.
Una sola cosa antes de irme a preparar la sangría para el 21. A fines de septiembre el Grupo Actoral Chabás estrena una obra. Por favor vaya, porque la va a pasar bárbaro y nosotros no vamos a tener que sacar plata de nuestros bolsillos para pagar la cena.



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