Máquina del tiempo / Mujeres intérpretes

Por Ana Guerberof
ana.guerberof@gmail.com 


Intérprete es la persona que explica a otras, en lengua que entienden, lo dicho en una lengua que les es desconocida. Es decir, por medio oral y no escrito (que es el traductor). Estamos a principios del SXVI, son tiempos de la conquista y Hernán Cortés ha llegado a lo que conocemos hoy como México. ¡Dios nos pille confesados! (literalmente). Pero, ¿cómo se comunica Cortés con los habitantes de América? En esta máquina se los contamos.

¿Malinche, Malintzin, Malinalli o Doña Marina? Una mujer intérprete y en esas fechas. ¿Cómo aprende el español o castellano?
Malintzin, es mi nombre. ¡Qué difícil de resumir! Yo era esclava del cacique maya Tabscoob, pero mi lengua materna era el náhuatl. Cuando Hernán Cortés triunfa en la Batalla de Centla, los caciques nos dan a otras diecinueve mujeres y a mí como regalo a los españoles. Cortés me entrega a Alonso Hernández Portacarrero que era pariente suyo. Entonces, me bautizan como Marina.
¿Y cómo se convierte en la intérprete oficial del ejército español?
De allí nos trasladamos hacia el interior y cuando llegaron los embajadores de Moctezuma, Jerónimo Aguilar que había sido el intérprete hasta entonces, no entendía la lengua de los aztecas: el náhuatl. La única que la hablaba allí era yo. En un principio, Hernán hablaba con Jerónimo en español; Jerónimo, conmigo en maya, y yo, en náhuatl con los embajadores.
Y la relación con el conquistador se estrecha…
Como aprendo rápidamente el español, Cortés se da cuenta de que yo le serviría no sólo como intérprete del náhuatl sino de nuestra cultura. Le ayudé a comprender nuestra forma de relacionarnos y de negociar; a cambio, me prometió favores y la libertad. Los españoles no traían a sus mujeres, así es que nosotras nos convertíamos en sus esclavas en todo, en la cama también. Era así, ni lo cuestionábamos.
Pero usted tenía un talento natural para las lenguas porque no existían las clases…
¿Clases? No, no. Me di cuenta con la práctica que yo comprendía en unas semanas lo que otros tardaban meses. Mi familia era una familia noble, así es que yo tenía una formación más completa que mis compañeros. Además, tenía buen oído y, sobre todo, necesitaba o anhelaba mejorar mi situación.
¿Cuándo acaba su labor de intérprete y su relación con Cortés?
Cortés conquista Tenochitlán y controla el territorio dominado por los aztecas. Tuvimos un hijo, Martín, pero no me lo dejaron. Lo enviaron a España. Cuando Hernán enviudó de su mujer, Catalina, no se casó conmigo sino que me organizó un casamiento con Juan Jaramillo y, tal como me había prometido, me dio la libertad.
¿Sabe que en la actualidad la palabra «malinche» se asocia con alguien que traiciona a su pueblo?
¡Qué curioso! Cortés recibió el apoyo de muchos otros, como los totonacas, tlaxcaltecas y otomíes que querían sublevarse contra Moctezuma porque ignoraban que los españoles se convertirán en sus dominadores y los apoyaron. Yo sólo era la intérprete. Nosotros creímos, al principio, que Cortés era  el dios Quetzalcoátl, pero, luego, nos dimos cuenta de que no…
¿Qué le sorprendía de esta cultura que conoció tan de cerca?
Me llamaba la atención que hablaban mucho, mucho más que nosotros. En las charlas de Hernán Cortés con Monctezuma sobre su religión yo tenía que resumir para no causar una mala impresión. Además, nos explicaban cómo era el camino correcto que les había marcado su dios, nos bautizaban, pero, en realidad, ellos mismos no seguían estas leyes, que eran muy estrictas. Pienso que tenían muchas contradicciones y máscaras. ¿Esto sigue así?
Sí, creo que, en el fondo, sigue así. Cuando hay guerras e invasiones, tampoco se trata mucho mejor a las mujeres que en su tiempo, Malintzin. Y, a veces, cuando existe una crisis política también culpan al intérprete o al traductor. Pero la esclavitud… mejor me callo.



Se cree que la Malinche murió con 27 años a causa de la viruela, uno de los virus que importaron los conquistadores y que se convirtió en una de las claves para la conquista del continente.

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