DÍA DE TODOS LOS SANTOS
¿A qué se debe esta celebración del catolicismo? ¿A quiénes se considera santos, beatos, venerables o siervos? ¿Hay santos argentinos? El gauchito Gil, la difunta Correa y otras devociones populares, ¿son reconocidos por la Iglesia? Refiere a todo ello, el sacerdote Hugo Minielo.
Por Hugo Minielo / Sacerdote
Sentido y objetivo de la celebración
Cada santo tiene su día (por ejemplo: santa Lucía es el 13 de diciembre; san Cayetano es el 7 de agosto); incluso algunos santos más importantes tienen más de una celebración, como es el caso de san José (el 19 de marzo es la fiesta de san José, esposo de la Virgen María, y el 1º de mayo es la de san José, obrero). La Virgen María, por su parte, tiene muchísimas advocaciones y días (el 8 de mayo es la Virgen de Luján; el 8 de diciembre es su Inmaculada Concepción, etc. etc. etc.). También sucede que, como los santos son muchísimos más que los días del año, cada día tiene varios santos, algunos de ellos son muy conocidos, y la mayoría son casi por completo desconocidos (¿quién conoce, por ejemplo, a san Cromacio o a santa Teodequilda?). Y no conforme con darle a cada santo su día, la Iglesia quiso reunirlos a todos ellos en una misma fiesta el 1º de noviembre con el nombre de Solemnidad de Todos los Santos, de todos los santos canonizados y no canonizados, de todos aquellos que ya están gozando de la presencia de Dios en el cielo. Y esta solemnidad se complementa el día siguiente, el 2 de noviembre, con la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos. El 1º les pedimos a los santos que están en el cielo y el 2 pedimos por los que están en el purgatorio. De esta manera, la Iglesia peregrina, que somos nosotros, nos unimos a la Iglesia que se purifica en el purgatorio y a la que goza ya de la visión eterna de Dios en el cielo. Es lo que llamamos la comunión de los santos.
Para comprender mejor el sentido de esta Solemnidad de Todos los Santos voy a citarles algo que dijo el papa Benedicto XVI en la misa del 1º de noviembre de 2006:
“Los santos no son una exigua casta de elegidos, sino UNA MUCHEDUMBRE INNUMERABLE, hacia la cual la liturgia nos exhorta hoy a elevar nuestra mirada. En esa muchedumbre no sólo están los santos reconocidos de forma oficial, sino también los bautizados de todas las épocas y naciones, que se han esforzado por cumplir con amor y fidelidad la voluntad divina. De gran parte de ellos no conocemos ni el rostro ni el nombre, pero con los ojos de la fe los vemos resplandecer, como astros llenos de gloria, en el firmamento de Dios... Ciertamente, a la Iglesia no le faltan hijos díscolos e incluso rebeldes, pero es en los santos donde reconoce sus rasgos característicos, y precisamente en ellos encuentra su alegría más profunda. El significado de la solemnidad de hoy es este: Contemplando el luminoso ejemplo de los santos, se suscite en nosotros el gran deseo de ser como ellos, felices por vivir cerca de Dios, en su luz, en la gran familia de los amigos de Dios.”
Origen
El origen de la Solemnidad de Todos los Santos se remonta al siglo IV, pero fue recién en el año 835 cuando el papa Gregorio IV la ubicó el día 1º de noviembre.
Desde hace unos años en nuestro país cada 1º de noviembre se celebra la Jornada Nacional de oración por la santificación del pueblo argentino y la glorificación de sus siervos de Dios. El objetivo de esta celebración es dar a conocer el santoral argentino y promover entre los argentinos el llamado a la santidad.
Santos, beatos, venerables y siervos argentinos
El calendario litúrgico de la Argentina incluye por ahora sólo un santo: san Héctor Valdivielso Sáez (Buenos Aires 1910 - España 1934), mártir, cuya celebración litúrgica es el 9 de octubre. Pero hay también 6 beatos, 8 venerables y 30 siervos de Dios.
Los beatos son Nazaria Ignacia March Mesa (España 1889 - Buenos Aires 1943), religiosa fundadora de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia; María Tránsito de Jesús Sacramentado Cabanillas (Córdoba 1821 - 1885), religiosa fundadora de la Congregación de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas de la Argentina; María Ludovica De Angelis (Italia 1880 - La Plata 1962), religiosa de las Hijas de la Misericordia, directora del hospital de niños de La Plata; Artémides Zatti (Italia 1880 - Viedma 1951), coadjutor salesiano, enfermero, administrador y director del hospital de Viedma; Laura Vicuña (Chile 1891 - Junín de los Andes 1904), laica, alumna del Colegio de las Hijas de María Auxiliadora en Junín de los Andes; Ceferino Namuncurá (Chimpay, Río Negro 1886 - Italia 1905), laico, hijo del cacique mapuche Manuel Namuncurá, alumno salesiano.
Los venerables son María Antonia de San José, religiosa; Madre Catalina María, religiosa; José Gabriel del Rosario Brochero, presbítero; José León Torres, religioso mercedario; Fray Mamerto Esquiú, franciscano, Obispo; Camila Rolón, religiosa; Eleonora López de Maturana, religiosa; María Crescencia Pérez, religiosa.
Entre los siervos de Dios podemos destacar a Luis María Etcheverry Boneo, presbítero; Antonio Solari, laico; Alfonso Lambe, laico; Enrique Shaw, laico; María Lourdes del Santísimo Sacramento, religiosa; Eduardo Francisco Pironio, cardenal; Jorge Gottau, obispo de Añatuya.
Algunos de ustedes se estarán preguntando: ¿qué diferencia hay entre santo, beato, venerable y siervo de Dios? Bueno, esos son sólo nombres para indicar los pasos que se siguen en el camino hacia la canonización. Y son los siguientes: Cuando un católico muere en fama de santidad y se inician oficialmente los estudios para comprobar su santidad, en ese momento recibe el nombre de siervo de Dios. Cuando, después de largos estudios y testimonios recogidos, se demuestra que llevó una vida cristiana ejemplar y heroica, recibe el nombre de venerable. Cuando, después de esto, se certifica científicamente un milagro obrado por Dios mediante su intercesión, recibe el nombre de beato. Y, cuando por su intercesión se realiza un segundo milagro, recibe el nombre definitivo de santo. Esto no significa que empezó a ser santo en ese momento; sino que desde ese momento ya está certificado y se le da oficialmente dicho título.
La difunta Correa, el Gauchito Gil y otras devociones populares
Estas personas, de cuyas vidas incluso suele saberse muy poco, no aparecen en el calendario oficial de la Iglesia. Hay otras también muy populares que sí están, como ser san Cayetano, san Expedito y el beato Ceferino Mamuncurá. Y ni qué hablar de las tantas devociones a la Virgen María que hay en nuestro país, como ser Luján o san Nicolás, por ejemplo, con sus respectivos santuarios y sus miles y miles de devotos que peregrinan cada año.
Al hablar de los santos, debemos recordar siempre que el único Salvador y Mediador entre Dios y los hombres es Jesucristo. Los santos nos dan ejemplo de vida y una manito, rezando en el cielo por nosotros. Y, entre todos ellos, tiene un lugar destacado y singular quien es la madre del Salvador y la servidora de Dios, María santísima.
Les dejo aquí las imágenes del cura Brochero y de Ceferino Namuncurá, los dos bien argentinos y bien santos. Que ellos nos sirvan de ejemplo e intercedan por nosotros.
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