Por Juan Carlos Ferro
En
un intento por aumentar mis nulos conocimientos de mecánica, me dirijo a la
librería para adquirir un manual de auto-ayuda. No sé bien qué me entendió la
vendedora, pero en lugar de un curso de motores me vendió un libro de un tipo
que se llama Osho.
Cuando
leí el nombre del autor pensé que se trataba de un texto sobre poses sexuales
alternativas, con esta moda de Las Sombras de Grey todos quieren probar caminos
nuevos.
Pero
no, otra vez me equivoqué, me habían vendido un compendio de frases, tales
como: "Si sufres es por
ti, si te sientes feliz es por ti, si te sientes dichoso es por ti. Nadie
más es responsable de cómo te sientes, sólo Tú y nadie más que Tú. Tú
eres el infierno y el cielo también". En pocas palabras lo
que nos dice el gurú es: cagate en el prójimo, no importa si pisás a quien se
cruce en tu camino. Lo único importante es tu bienestar.
Otro ejemplo del exacerbado individualismo que
pregona, es: “Nadie está aquí para cumplir tu sueño. Todo el mundo está aquí para
cumplir su propio destino, su propia realidad”. Perdón señor, pero yo estoy aquí para ser
feliz junto a mi familia, a mi amigos, y si hace falta también puedo darle una
mano a quien lo necesite. Ya sé que usted murió hace unos veinticinco
años, pero le hablo de frente porque tal vez haya reencarnado en un árbol, al
que luego cortaron y transformaron en celulosa para hacer este pañuelo con el
que voy a eliminar mis secreciones nasales.
Cuando me cansé del líder espiritual oriental
y de su colección de Rolls-Royce, decidí
buscar algo más nuestro. Porque así como tenemos a Messi, al Papa y a Lizy
Tagliani, también lo criamos a Claudio María Domínguez y a Jorge Bucay. La
autoayuda argentina se resume en: “querete
a vos mismo, hacé afirmaciones positivas y pedile al universo”. Ahí me doy
cuenta que las gansadas son iguales para todo el mundo. Repiten las prioridades
individuales por sobre las colectivas, le piden favores a las estrellas y creen
que las dificultades se solucionan mágicamente con sólo desear que la cosa
mejore.
Una reconocida frase de la movida new age es: “si sucede, conviene”. ¿A
quién le convienen las cosas que vienen sucediendo en el mundo? Yo creo que a
los mismos poderosos que bancan con su dinero organizaciones como “El arte de
vivir”. Porque si no hay cuestionamiento o crítica de la realidad, todo sigue
igual y los mismos de siempre se llevan las ganancias.
¿Usted se imagina una conferencia del Ravi Shankar
en una villa? El tipo enseñando a respirar y la gente gritándole que no tiene
para comer. O diciéndoles “si sucede conviene”, a pibes que fueron abusados. No
creo que sea buena idea… En ese momento toda la sabiduría oriental la cambiaría
por los sí sabios consejos de Irma Jusid: “Cuidate,
querete. Ojito, ojete”.
Quiero hacer un pequeño apartado para una
psicóloga chilena, miembro de toda esta movida individualista y conservadora.
La señora Pilar Sordo. Me están jodiendo. Una persona cuya profesión es
escuchar al otro, es de apellido “Sordo”. Es como un arquero de apellido Manco,
un peluquero que se apellide Calvo o una vedette que se llame Lisa.
Es verdad que “el mundo fue y será una
porquería”. Pero no por eso va a tener que entregar sus esperanzas, a personas
que le dan recetas para enfrentar una realidad, que ellos desde sus palacios no
conocen. Me parece más edificante escuchar las vivencias de un sordo, que a
Pilar. Creo que es mejor ocupar el tiempo colaborando con un hospital de niños,
que aprendiendo a respirar, eso se aprende en Ciencias Naturales de tercer
grado.
O mejor aún, todavía estamos a tiempo de hacer
una marcha multitudinaria y pedir que vuelvan los MIDACHI al teatro. Y de pura
casualidad, zafamos de Dady conduciendo y de Miguel gobernando.
Para cerrar y si tiene ganas de autoayudar, no
sea egoísta, no piense sólo en usted. También estoy yo y mi familia que recibiremos su colaboración
con ondas de amor y paz.
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